Juan Agustín Mancebo: Extracto del catálogo Comologías04. Museo de Albacete, Octubre 2004.

"Para los místicos y los artistas desnudos, todos los tiempos coexisten en este mismo momento". Maria Alonso Borso (Valencia, 1972) trabaja sobre arquetipos universales a través del estudio de las grandes religiones. Sus imágenes son síntesis iconográficas de diferentes culturas, especialmente la oriental y la afroamericana, que confronta con su sensibilidad occidental. Fruto de estas investigaciones es iyalo (2001- 2002), un proyecto multidisciplinar que entronca la creación artística con algunas de las teorías energéticas y religiosas no occidentales.

Los lenguajes simbólicos de las culturas ancestrales son emblemas universales que arrancan del pasado pero se desarrollan en el presente. Algunos de los iconos que interpreta son el mandala y el mudra, imágenes que llevan en sí todos los significados. Los primeros son representaciones geométricas del universo budista y brahamanista, que se encuentran en otras culturas primitivas, indios americanos o aborígenes australianos. Son soportes gráficos utilizados como instrumentos del pensamiento que permiten la integración del sujeto en el Universo. El mudra es una posición del cuerpo realizado para abrir o cerrar circuitos de energía en los que se puede ver mentalmente nuestro origen, simbolizando una fusión con lo divino.

El influjo de las imágenes. María cree en su capacidad para mejorar la vida, su poder sanador y en su facultad sobre la conciencia: "estoy convencida- mantiene- que algunos trabajos pueden nutrir lo mejor en los seres humanos". Utiliza la metáfora de la luz como abstracción de materias y energías, que en estado puro simbolizan el universo. Toda luz provoca sombra, sinónimo de los estados mentales transitorios, cambios que no podemos apreciar de modo sensible.

Iyalo deviene de una expresión yoruba que se utiliza en Cuba "iyalocha", "Madre del Santo". La madre es el origen de la creación en muchas creencias primitivas. Su trabajo habla de los orígenes, de la creación y de los misterios de la vida, conceptos intrínsecamente ligados al ser humano. Así en Arquetipo 0 una figura sostiene una flor sobre un espacio irreal, creado digitalmente recibe la influencia de El Príncipe de los Lirios, relieve del Palacio de Cnósos, pintado hace tres mil quinientos años. Su trabajo es una delicada reflexión sobre la historia de las imágenes y pretende ser resumen del pasado y el futuro.

La materialización de las piezas está ligada a procesos cálidos de producción, pese a la utilización de la fotografía con el carácter impersonal y analítico de la misma. María invierte el proceso. La fotografía no refleja esa visión fantasmal y científica que construye la realidad, sino que desea evocar otros mundos sensibles.

La versatilidad es una de las constantes en su trabajo. Utiliza al mismo tiempo medios tradicionales: dibujo y pintura y estrategias contemporáneas como la fotografía (digitalizada), el postcinema o la videoinstalación: "la fotografía -escribe- nos da una estética más cercana al cine y la televisión, medios cotidianos en nuestra vidas. No creo que los lenguajes artísticos sean mejores o más capaces que los de antaño. Simplemente, son lo que tenemos (…) y no lo veo en un plano diferente a las fotos". También hay una atención tanto al proceso como al fin del mismo: "me gusta la gestación de los proyectos. En esta etapa, todas las posibilidades están abiertas (…) con todo el poder y sin limitaciones de tipo práctico o material"

Iyalo es el final de una investigación ligada formalmente a las nuevas tecnologías. Tras ocho años de piezas producidas con estos medios, María ha recuperado el espíritu de la pintura. En su producción más reciente, se acerca a los modelos miguelangelescos. Su estancia en Italia le ha servido para profundizar en el trabajo del pintor toscano, concretamente el de la Capilla Síxtina de Roma. Hay una vuelta a la tradición, en la que se acerca a los conceptos ontológicos a través de su trabajo: Infierno, Juicio, Muerte, Reencarnación, ciclos que vuelve a interpretar desde la perspectiva clásica -El Infierno de Dante-de la cultura occidental. Para ella no hay una diferenciación entre lo clásico y lo contemporáneo. Simplemente se trata de una línea argumental que no se rompe, que es solamente Arte, sin divisiones ni accidentes.

Maria Alonso Borso (extracto) Diez propuestas cosmológicas y un envase.

Museo de Albacete 2004

 
 
 
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