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Dream Theater
Los gladiadores del metal
progresivo
Imaginando a la gente viviendo por hoy
Corr�an los a�os 90. La fiebre grunge se
expand�a como plaga de langostas por el mundo. La generaci�n X y su �cono, Kurt Cobain,
gritaban al mundo su mensaje de �No future! como los Sex Pistols d�cada y media antes.
Al igual que en aquellos, en medio de ese circo romano que es el rock en todos los
tiempos, hab�a quienes a�n manten�an encendida la llama con guantes de fino
terciopelo...
Estuvo Asia en los tempranos 80's, Marillion en fines de esa d�cada, m�s hac�an falta
nuevas postales de im�genes de otros tiempos, cuando la m�sica hablaba por s� sola....
Grandes de la talla de Robert Fripp (King Crimson) y Steve Harris (Iron Maiden), jam�s
pensaron que inspirar�an el nacimiento de un nuevo g�nero: el metal progresivo.
Si bien exist�an antecedentes paternales como Queensryche y su �pera rock
"Operation: Mindcrime" (1988) y Helloween con su "Keeper of the seven
keys" (1988). Esta incipiente tendencia tendr�a base en la armon�a y arreglos
sinf�nicos de los grandes de los 70's como Yes, Pink Floyd, Jethro Tull, Kansas y la
fuerza y arreglos de cronom�trica relojer�a como Rush, Iron Maiden, Judas Priest o
Metallica.
La Escuela Berklee, lugar sagrado que ha parido gigantes como Steve Vai, fue el punto de
encuentros de cuatro j�venes que so�aban con lograr fusionar la majestuosidad de
aquellos pioneros progresivos con el presente de la fuerza del heavy metal, �ltimo
basti�n del rock para muchos m�sicos.
El italo-americano John Petrucci, el norteamericano-japones John Myung, el canadiense
James La Brie, y los brillantes Mike Portnoy y Kevin Moore conformar�an Dream Theater. Un
nombre, un concepto: Teatro de sue�os, tal vez, para demostrar que la m�sica no tiene
fronteras ni naci�n.
"Images & Words" (1992) fue el gran disparo. El under norteamericano
llevar�a la delantera y pronto miles de bandas gritaban que el buen gusto no hab�a
muerto y que pod�a conjugarse con el g�nero (para muchos) m�s revolucionario del rock.
Una obra conceptual, basada en aportes de las distintas culturas que forman parte de la
identidad del grupo. Una tem�tica que va desde lo espiritual a lo terreno, mediante finas
armon�as que hacen que los Theater suenen como una orquesta filarm�nica, m�s con la
fuerza de una legi�n de tanques de guerra.
La semilla de aquellos pioneros como Ian Anderson y David Gilmour daba sus frutos. Ya nada
ser�a igual.
"Pull me under", un aut�ntico clamor de libertad del hombre que vive aferrado a
la tecnolog�a, con una precisi�n de relojer�a suiza en la base r�tmica de Portnoy en
los parches y Myung en el bajo de seis cuerdas. Del susurro al aullido en la voz de La
Brie en la fineza de "Surrounded" y todo su gusto al mejor Yes de "Going
for the one". La fineza instrumental de Petrucci en "Another Day",
aportando a lo espiritual en un canto de fina pluma po�tica acerca de la reencarnaci�n
del hombre desde el inicio de los tiempos. La espectacularidad de Moore en los teclados en
"Take the time" y "Learning to live", en donde no tiene nada que
envidiarle a monstruos de la talla de Rick Wakeman.
El rock volv�a a tener clase... y de la mejor de la mano de una banda que inici� un
nuevo g�nero y produjo un estallido en el mundo. Su trabajo sirvi� como plataforma de
lanzamiento de nuevos h�roes de otros lares como los italianos Time Machine, Stratovarius
en Finlandia, Conception en Noruega, los brasile�os Angra, y reaviv� el inter�s por la
obra de aquellos dinosaurios que hab�an gobernado la tierra.
T�cnica, buen gusto y brillantes compositores e instrumentistas. Lo mejor de Dream
Theater estaba por venirse: "Awake", "Live at the Marquee",
"Change of seasons" y "Falling into infinity", demuestran que aquella
bocanada de aire fresco de los a�os de las flores de Woodstock a�n huele a esp�ritu
juvenil.
La m�sica universal recobraba aquello por lo que tanto hab�a so�ado el viejo John
Lennon: imaginando a la gente viviendo por hoy.
Ernesto Esclavo
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