Tome su texto y guárdeselo

Estuve revisando mi entrada de ayer y oh, qué mala. Fome, latera, larga y lánguida. Cero chispa. No capturé nada de la atmósfera que hubo en el lanzamiento ése. He leído proyectos de ley más entretenidos. Podría echarle la culpa a la falta de sueño, al trabajo, a la prisa para que saliera ese día y no después, pero nada. Ese texto está aburrido por mi culpa, por mi culpa y por mi gran culpa. Prometo escribir mejor para la próxima.

(¿Ven? Por eso no escribo tan seguido. Busco el tema, me lo pienso, redacto, corrijo, vuelvo a redactar, le doy unas vueltas y reescribo.)

Pero como un escritor no se hace de un día para otro es que hay que tomar pequeños pasos e ir de a poco. Por eso ahora, ante ustedes hermanos, prometo que de ahora en adelante limitaré el poner el adjetivo antes del sustantivo ("ondero envoltorio", "selecto evento", "esforzado discurso", "breves paseos" y otros espantos) a un uso por párrafo. Al principio iba a eliminar del todo ese vicio, pero no creo que pueda aún. "Un hombre debe conocer sus limitaciones", dijo el célebre filósofo Harry Callahan.

¿Vieron? Llevo uno. Sólo uno. Vamos que se puede.