¡Mira los barquitos!
Una de las cosas entretenidas de estar en Valparaíso en el verano es que, si tienes suerte, puedes ver los cruceros de lujo que llegan a la ciudad por un par de días mientras sus septuagenarios pasajeros salen a que sus pies vuelvan a saborear la tierra firme.
Así fue como la semana pasada pude ver al Crucero del Amor. O casi, porque el Crucero del Amor es el Pacific Princess y el que llegó fue uno de sus barcos hermanos, el Royal Princess. Así que no dediqué tiempo a buscar a los equivalentes del Capitán Stubbins, de Isaac su cantinero ni de Julie su anfitriona. El Casi-Crucero del Amor hizo una parada de un día y se fue, ojalá a Puerto Vallarta. ¿Por qué llegan a Valparaíso en vez de Puerto Vallarta, me pregunto? Patrimonio de la Humanidad y todo será, pero no comparemos.
Al día siguiente llegó otro cuyo nombre no recuerdo, pero que definitivamente no era el Crucero del Amor. A ése lo vi más tiempo, porque justo estaba en la casa de una compañera de trabajo que tiene un feroz balcón con vista al puerto, y con un amigo veíamos al No-Crucero del Amor zarpando para seguir su paseo. Y mientras se iba, gritábamos cosas como "¡Buena suerte!", "¡Manden fruta!", "¡Nunca te olvidaré!", "¡Siempre tendremos Valparaíso!" y aunque ni siquiera era el Casi-Crucero, sino el No-Crucero, igual le cantamos "The Love Boat, soon will be making another run...".
El martes fui a ver a otra de esas perlas: el Infinity, que se supone que es tanto o más groso que el Crucero del Amor y sus hermanitos, pero como ya había visto al Casi-Crucero y al No-Crucero en majestuosa navegación, al final me dio lo mismo. Además, después de ver a un Nimitz frente al puerto, ya pocas naves me impresionan.
Así fue como la semana pasada pude ver al Crucero del Amor. O casi, porque el Crucero del Amor es el Pacific Princess y el que llegó fue uno de sus barcos hermanos, el Royal Princess. Así que no dediqué tiempo a buscar a los equivalentes del Capitán Stubbins, de Isaac su cantinero ni de Julie su anfitriona. El Casi-Crucero del Amor hizo una parada de un día y se fue, ojalá a Puerto Vallarta. ¿Por qué llegan a Valparaíso en vez de Puerto Vallarta, me pregunto? Patrimonio de la Humanidad y todo será, pero no comparemos.
Al día siguiente llegó otro cuyo nombre no recuerdo, pero que definitivamente no era el Crucero del Amor. A ése lo vi más tiempo, porque justo estaba en la casa de una compañera de trabajo que tiene un feroz balcón con vista al puerto, y con un amigo veíamos al No-Crucero del Amor zarpando para seguir su paseo. Y mientras se iba, gritábamos cosas como "¡Buena suerte!", "¡Manden fruta!", "¡Nunca te olvidaré!", "¡Siempre tendremos Valparaíso!" y aunque ni siquiera era el Casi-Crucero, sino el No-Crucero, igual le cantamos "The Love Boat, soon will be making another run...".
El martes fui a ver a otra de esas perlas: el Infinity, que se supone que es tanto o más groso que el Crucero del Amor y sus hermanitos, pero como ya había visto al Casi-Crucero y al No-Crucero en majestuosa navegación, al final me dio lo mismo. Además, después de ver a un Nimitz frente al puerto, ya pocas naves me impresionan.
0 Comments:
Post a Comment
<< Home