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domingo, septiembre 11, 2005

Decohogar, my ass

Este fin de semana se frustraron completamente mis planes para redecorar mi departamento, todo por la mala pata y por la tontera-burocracia-ineficiencia de las multitiendas.

Parte 1: Al fin las paredes de mi dormitorio iban a dejar de estar tristemente desnudas porque iba a armar la gigantografìa que hice la semana pasada: una panorámica de Ciudad Gótica impresa en 72 hojas tamaño carta. Y cuando estaba uniendo los tres primeros cuadritos me di cuenta de que... bueno, es como largo y latero de explicar, pero el caso es que la diseñé mal y voy a tener que hacerlo todo de nuevo. A la basura se fueron las 72 páginas góticas. Una semana más mirando un muro árido y pelado como la montaña de Mussorgsky. Lo bueno es que tendré algo que me mantenga ocupado el fin de semana largo.

Parte 2: Redecoración del living. Hasta ayer tenía sólo dos sillones, préstamo-regalo de una tía que a su vez cambió su living. Son cómodos y todo, pero eran tan voluminosos que no dejaron espacio para un sofá ni para nada más y cada vez que había visitas, se tenían que sentar en los sillones separados, en las mesas del comedor o en el suelo. Y ni hablar de ver una película de a dos.
Justo este fin de semana mi hermano Rodolfo tomó su turno de dejar la casa paterna y se fue con dos amigos a un departamento bien piola en Bustamante. Y como no tienen muebles, me dije: "Mismo, pásale esos tremendos sillones que tienes y aprovecha de comprarte un futón, ahora que tienes plata". El plan era bien simple: mi hermano se lleva los sillones y en la semana compro los muebles por internec y me programo para que me los traigan el próximo fin de semana. Y listo. Sólo una semana con el living baldío.
Mi hermano se llevó los susodichos ayer y hoy fui a Ripley, Almacenes París y petercétera a ver sofás y futones en vivo, en directo y en 3D y probarlos con mis propios glúteos antes de tomar la decisión de qué comprar. En Ripley caí rendido ante una poltrona roja hipercómoda que tiene hasta el respaldo con la altura justa para apoyar la cabeza y dormir la siesta del verano viendo Tierra Adentro. Me fijé que no estaba en internec así que tenía que comprarla ahí ahora ya.
Y partieron los problemas. En bodega sólo quedaban en colores verde y beige, y yo quería rojo, porque así el futón también lo compraba rojo y así cuando alguien derramara vino tinto (porque por supuesto que alguien va a derramar vino tinto en él) no se iba a notar tanto. Pero no. Verde y beige. Si quería el rojo tenía que llevarme el que tenían ahí de muestra y musho que voy a andar cargando un sillón en micro. Así que tuve que mirar al suelo y decir: "Bueno ya... déme el beige". Por último van a combinar con las paredes color crema.
Luego fui a Almacenes París a comprar un futón grande, bonito y barato marca Molco (como Brian Molko, nunca me voy a olvidar) y ahí me dijeron que el despacho se demoraba 20 días hábiles. UN MES. Y si lo compraba por internec era lo mismo. UN MES VOY A TENER QUE ESPERAR PARA PODER SENTARME EN MI LIVING A VER TELE. ¿Qué les pasa? ¿Por qué tanto? ¿Tienen que trasquilar las ovejas en Magallanes para hacer el relleno? ¿Un viejito tiene que tallar la madera? ¿El árbol de futones todavía no da frutos y hay que esperar la estación? Fucking shit! ¡Rrrrrrrabia! Yo quiero mis muebles AHORA. Y para peor no puedo comprarlos en otra parte, porque los futones que hay en Ripley cuestan treinta lucas más y los que hay en Falabella son todos feos y caros.
Puta, ahora voy a tener que decir a todos los amigos que cuando nos vengan a ver traigan cojines. O sea, por favor. Qué triste. Media hilacha.

PD: Para pasar el enojo fui a ver La Tierra de los Muertos y salí todo espirituado del cine, mientras caminaba a la casa me asomaba en todas las esquinas por si había zombis.
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