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Conflictos
¡A DELHI, A DELHI!
¡Soldados del Ejército de Liberación de la India!
Hoy es el día más magnífico de mi vida. Hoy la
Providencia ha querido darme el privilegio y honor sin par de anunciar a todo
el mundo que el Ejército de Liberación de la India ha comenzado a existir. Este
ejército ha estado en formación militar en el campo de batalla de Singapur, la
que antes fue baluarte del Imperio Británico.
Este es no sólo el Ejército que emancipará a la India del
yugo británico, también es el Ejército que de allí en más creará el futuro
ejército nacional de la India Libre. Cada indio debe sentirse orgulloso de que
este Ejército, su propio ejército, haya sigo organizado completamente bajo
conducción india y de que cuando llegue el momento histórico, bajo conducción
india irá a la batalla.
Hay gente que una vez pensó que el Imperio en el que nunca
se ponía el sol era un imperio eterno. Tal pensamiento nunca me preocupó. La
historia me ha enseñado que todo imperio tiene su declinación y colapso
inevitable. Además he visto con mis propios ojos ciudades y fortalezas que una
vez fueron bastiones pero que se convirtieron en los cementerios de imperios
pasados. Estando sobre el cementerio del Imperio Británico, incluso un niño se
convence de que el todopoderoso Imperio Británico es ahora una cosa del pasado.
Cuando Francia declaró la guerra a Alemania en 1939 y
comenzó la campaña, no hubo sino un sólo grito que se alzó de los labios de los
soldados alemanes: “¡A París, A París!” Cuando los valientes soldados de Japón
iniciaron su marcha en diciembre de 1941 no hubo sino un grito que se alzó de
sus labios: “¡A Singapur, A Singapur!” ¡Camaradas! ¡Soldados! Hagan que su
grito de combate sea: “¡A Delhi, A Delhi!” No sé cuántos de nosotros
sobrevivirá individualmente a esta guerra por la libertad. Pero sé que
finalmente ganaremos y que nuestra tarea no finalizará hasta que nuestros
héroes supervivientes tengan un desfile victorioso en otro cementerio del
Imperio Británico: el Lal Kila o Fortaleza Roja de la antigua Delhi.
A través de mi carrera pública, siempre he sentido que
aunque India está madura para la independencia en todos los aspectos, ha
carecido de una cosa: de un ejército de liberación. George Washington de
América pudo luchar y ganar la libertad, porque tenía su ejército. Garibaldi
pudo liberar Italia, porque tenía sus voluntarios armados tras él. Es vuestro
privilegio y honor ser los primeros en adelantarse y organizar el ejército
nacional de la India. Al hacerlo habéis removido el último obstáculo en nuestro
camino hacia la libertad. Estad felices y orgullosos de ser los pioneros, la
vanguardia, en tan noble causa.
Déjenme recordarles que tienen dos tareas a ejecutar. Con
la fuerza de los brazos y al costo de vuestra sangre ustedes habrán de ganar la
libertad. Entonces, cuando India sea libre, tendrán que organizar el ejército
permanente de la India Libre, cuya tarea será preservar nuestra libertad para
siempre. Debemos construir nuestra defensa nacional sobre una base tan firme
que nunca más en nuestra historia perdamos nuestra libertad.
Como soldados, ustedes siempre habrán de preservar y dar
vida a los tres ideales de fidelidad, deber y sacrificio. Los soldados que
siempre permanecen fieles a su nación, que siempre están preparados para
sacrificar sus vidas, son invencibles. Si ustedes, también, quieren ser
invencibles, sepulten estos tres ideales en la parte más profunda de sus
corazones.
Un verdadero soldado necesita tanto entrenamiento militar
como espiritual. Ustedes deben, todos ustedes, entrenarse y entrenar a sus
camaradas de manera que cada soldado tenga confianza ilimitada en sí mismo, sea
consciente de ser inmensamente superior al enemigo, no tenga miedo a la muerte,
y tenga la iniciativa suficiente como para actuar por sí mismo ante cualquier
situación crítica que surja. Durante el curso de la presente guerra, ustedes
han visto con sus propios ojos qué maravillas puede lograr el entrenamiento
científico, unido al coraje, la valentía y el dinamismo. Aprendan todo lo que
puedan de este ejemplo, y construyan para la Madre India un ejército moderno
absolutamente de primera clase.
A aquellos de ustedes que son oficiales, me gustaría
decirles que su responsabilidad es muy dura. Piensen que si la responsabilidad
de un oficial en todo ejército en este mundo es de por sí grande, es mucho más
grande en el caso de ustedes. Por nuestra esclavización política, no tenemos
una tradición como la de Mukden, Port Artur o Sedan que nos inspire. Tenemos
que desaprender algunas de las cosas que los británicos nos enseñaron y
aprender muchas que ellos no nos enseñaron. Sin embargo, tengo confianza en que
ustedes aprovecharán la ocasión y cumplirán la tarea que sus compatriotas han
hecho caer sobre sus valientes soldados. Recuerden siempre que los oficiales
pueden hacer o deshacer un ejército. Recuerden, también, que los británicos han
sufrido derrotas en tantos frentes principalmente a causa de oficiales
incompetentes. Y recuerden también que de vuestras filas nacerá el futuro
estado mayor del Ejército de la India Libre.
A todos ustedes diré que en el curso de esta guerra
tendrán que adquirir la experiencia y lograr el éxito que solamente pueden
construir una tradición nacional para nuestro ejército. Un ejército que no
tiene tradición de coraje, temeridad e invencibilidad no puede sostenerse en
una lucha contra un enemigo poderoso.
¡Camaradas! Ustedes han aceptado voluntariamente una
misión que es la más noble que la mente humana puede concebir. Para el
cumplimiento de tal misión ningún sacrificio es demasiado grande, ni aún el
sacrificio de la propia vida. Ustedes son hoy los custodios del honor nacional
de la India y la personificación de las esperanzas y ambiciones de la India.
Condúzcanse de manera que sus compatriotas los bendigan y la posteridad esté
orgullosa de ustedes.
He dicho que hoy es el día más magnífico de mi vida. Para
un pueblo esclavizado, no puede haber mayor orgullo, ni más alto honor, que ser
el primer soldado en el ejército de liberación. Pero este honor lleva con él la
responsabilidad correspondiente y estoy profundamente consciente de ello. Les
aseguro que estaré con ustedes en la oscuridad y a la luz del sol, en la pena y en la alegría, en el sufrimiento y
en la victoria. Por el momento, no puedo ofrecerles nada excepto hambre, sed,
privación, marchas forzadas y muerte. Pero si me siguen en la vida y en la
muerte, como tengo confianza que harán, los conduciré a la victoria y a la
libertad. No importa quién de nosotros viva para ver a la India libre. Es
suficiente que India sea libre y que demos todo para hacerla libre. ¡Quiera
Dios bendecir a nuestro Ejército y concedernos la victoria en la lucha que
vendrá!
Inquilab Zindabad ! Azad Hind Zindabad
Traducción: Luis César Bou