El amor acorta distancias

Vacaciones. Los problemas quedan en casa. Los pagos, si no fueron hechos, están por lo menos postergados. Alta o baja, la temperatura está siempre ideal para el descanso. Con la mente relajada, el corazón está más abierto a una pasión. Y da para encuentros a escondidas, noches románticas a la orilla del mar, promesas de amor. De repente, lo que era apenas un amor de vacaciones con alguien que vive "del otro lado del mundo", acaba volviéndose un noviazgo. Con un único obstáculo: la distancia.

Los meses siguientes son regados de cartas, e-mail, llamados telefónicos y visitas esporádicas. Si la relación va adelante, nadie sabe. Hay casos como el de la brasileña Sueli Ferreira Lima y el canadiense Ivan Fortin que se conocieron en Recife y se casaron tres años después. El teléfono fue el compañero de ellos durante éste período para sanar las crisis de celos y ansiedad. "Nosotros nos acostumbramos tanto que hasta hoy pasamos casi una hora en el teléfono por día", relata Sueli. Actualmente, el matrimonio vive en Canadá, pero ella sueña en volver a vivir a Brasil. "No me acostumbré como en el país", comenta. " Me mudé por amor y no por interés cultural."

Lara Bittencourt apunta las diferencias culturales como uno de los puntos más conflictivos de su relación con el holandés Dirk Van Knose. Los dos se hablaban en francés. El pensaba vivir en Brasil, pero no quería aprender portugués. Después de dos años de noviazgo, los objetivos comunes fueron escaseando y el amor fue quedando menor que las divergencias. "En verdad, nos conocíamos poco", lamenta Lara. "Cuando nos encontrábamos, de cierta forma estábamos de vacaciones y ahí todo es diferente".

El sicólogo Fernando da Mata, profesor de la Universidad São Marcos, reconoce que las reglas del amor a la distancia no cambian mucho, aumque tienen algunas cualidades propias. La idealización que cada uno hace del compañero puede crecer con la ausencia del otro. "En lo cotidiano, el modo de verlo cambia de figura", comenta. "Con el tiempo, vamos aprendiendo como nuestro compañero reacciona a situaciones que en la distancia no percibiríamos." El principal compromiso, como en cualquier relación, resalta Da Mata, es la voluntad de estar juntos

José Antônio Fábio comparte éste pensamiento. El ya se enamoro tres veces fuera de São Paulo. La nueva electa, Adriana Bernardini, vive en Santa Catarina. Cada dos meses, él viaja para allá. Las conversaciones por teléfono son diarias. "Siento mucho la falta de ella", revela. "Por eso, no me importa cruzar 700 kilómetros sólo para verla."

La cearense Luzia Rodrigues ni llegó a estar frente a frente con su pasión. Por medio de un chat, en Internet, ella comenzó a corresponderse con un chico de Brasilia, que llamaba cariñosamente de "Saturninho". Intercambiaban e-mail, fotos y cartas por cuatro meses. Antes de la fecha marcada para el encuentro, Luzia descubrió que él estaba de novio con la mejor amiga de ella. "El amor era virtual, pero el dolor de la traición fue real", afirma.