1979
Carta, desde la Nostalgia, a Corella en Fiestas
Jesús Javier García Dominguez
Corella y el Barroco
Mª' del Carmen IZAL
Cosas y Cosillas de Corella.
Angel Simón

Carta, desde la Nostalgia, a Corella en Fiestas

-! Pero un navarrico llorando..! - oí que una voz amiga exclamaba a mis espaldas, mientras yo procuraba secar mis lágrimas disimulada y atropelladamente. «Un soldado no debe llorar» -me dije yo mismo para mis adentros-. Pero reaccioné al punto: «¿Y por qué no?. Si estas lágrimas mías, hechas de nostalgia y de lejanía, son una ofrenda a mi pueblo, a mi Corella».

Sin apenas darme cuenta me deslicé en un hermoso sueño, en un sueño que yo tenía guardado, en algún rincón del corazón, precisamente para este día, para esta fecha entre todas las fechas del año. Y apenas sin darme cuenta también, como un enamorado, comencé a redactar esta carta intima a mi pueblo.

Melilla, 23 de Septiembre de 1979

Mi querida y recordada Corella: En este día tan especial, cuya importancia sólo tú y yo conocemos aquí tan lejos, quiero estar contigo, muy cerca de ti, aunque solo sea a través de la ilusión o de la fantasía.

Quiero rememorar tus viejas y umbrosas calles, repletas de casonas con escudos señoriales en las fachadas. Quiero acurrucarme y adormecerme a la sombra de tus altas torres; quiero pasear, al atardecer, por tus Casas Nuevas, ajardinadas, blancas, que te prestan ese aire residencial y tan elegante. Quiero perderme entre la gente del Crucero, en esa cháchara alegre y despreocupada de los cafés y las terrazas...

Quiero también degustar tus espárragos, tus sabrosas cerezas, toda la fruta sazonada de tus vegas; quiero detenerme a ver tejer, con ese garbo tan peculiar, las rastras de ajos a tus abuelas; quiero probar ese vino tuyo único en el mundo, y ponerme alegre, Corella, ¡muy alegre!

Y vestirme raudamente mi pantalón y camisa blanca, mi pañuelo y mi faja «colorada», mi boina ladeada a la cabeza, mi bota terciada al hombro, y correr a la plaza Mayor, porque muy pronto, de un momento a otro va a estallar el cohete de la Fiesta.

Son las siete de la tarde. La gente comienza a impacientarse. ¡Ya sale el Alcalde al balcón! -gritan varias voces aquí y allá-. La emoción sube de punto. ¡Y también el cohete sube hacia tus altos cielos corellanos, estallando en un "Viva San Miguel" inmenso, que todo lo llena y que pone en marcha todos los resortes de la gran Fiesta Sanmiguelera!

A partir de ahora, mi vieja y añorada Corella, todo será bullicío, locura, alegría trepidante por las calles, peñas, charangas, gigantes y cabezudos, marionetas, ferial, música, algarabía, baile, júbilo, una semana entera de echar la casa por el balcón, como allí se dice...

Después de comer al concierto, puro en ristre y dispuestos a calentar los ánimos y templar la garganta por si luego, en el ruedo, hay que gritar o jalear al maestro de turno.

La corrida ha sido un éxito, si señores; ¡tres orejas y rabo, ahí es ná! Y la verdad es que lo hemos gozado de lo lindo, pues la Fiesta, además de brillar en el redondel, estalló también, y de qué manera, en los tendidos y andanadas.

A la salida de los toros, pasacalles con las "peñas" hasta el Crucero, manos en alto y a ritmo de brinco, que hay que sudar el excesillo de vino ingerido durante la lidia.

Y al atardecer, tras una vuelta por el ferial y las tómbolas, meriendacena con los amigos en el «cuarto».

Hoy tenemos... ¡ calderillo corellano, con pajarillos y todo ! Unas buenas lechugas, rabanillos picantes, unas sardinas de cubo y un buen trago de tinto de la tierra para que todo caiga en salud.

Para cerrar la jornada, nueva danza callejera con las «peñas», al son de bombos y platillos y finalmente, ya caída la noche y hasta que el cuerpo aguante, todos a una pista de baile, allí donde nos dicen que actúa la mejor orquestina o el cantante más de moda.

Hoy es 29. Punto y aparte en la Fiesta. Hoy es San Miguel. Mi madre me ha preparado mí ropa mejor, y con ella me voy a la cita con mi Santo Patrón. A la Función primero y luego a la solemne Procesión a la que no puede faltar ningún corellano que se precie.

Luego vendrá el día 30, y con él el final de los "Sanmigueles" ...

Antes de cerrar mi carta, mi querida Corella, escrita al filo de la nostalgia y casi de las lágrimas, quiero volverte a decir sin rebozos que te llevo muy adentro, y que ojalá San Miguel convierta pronto mi sueño en realidad. Porque te prometo mi ---Corella la bella---, que mientras que una obligación mayor no me lo impida, viviré tus Fiestas de San Miguel una por una, hasta que se apague el eco del último cohete de mis días.

Hasta siempre, Corella.

Jesús Javier García Dominguez

Corella y el Barroco

Mª' del Carmen IZAL

Las torres de Corella, desde lejos
entrelazando el pueblo, nos recuerdan
las cadenas que Sancho consiguiera
con su valor, y quedará su gesto
plasmado en nuestro escudo, definiendo
el carácter de lo navarro auténtico
orgulloso, leal, generoso, sincero


Eslabones ganados en la Historia
con santos y guerreros, cuya gloria
comparten comerciantes y labriegos.


Corella, entre sus torres se encadena
con el Cielo, son murallas abiertas
que del paso del tiempo las distancias
venciendo y sublimando lo finito de la tierra
se eleva a Dios en delicada ofrenda .


Barroco silencioso en nuestros templos
retorcidos adornos, jeroglíficos densos
que hablan de la piedad de nuestro pueblo
del amor, del trabajo, del esmero
que el hombre corellano puso en ellos.


Nuestros templos barrocos han hablado
al hombre de anticipos de esplendor
de lujos y de inciensos

En testimonio doble, de amor a Dios
del pueblo y de Dios hacia el pueblo
devolviendo en bendición a este
tributo nuestro, en manantial perpetuo

Las torres son cadenas....
algunos eslabones van cayendo

Corellanos, suplámosles con fe
que las que quedan, vencedoras del tiempo
nos recuerden la historia
de los que ya se fueron

Que no caigan más torres
que preludien nuestra ruina moral

Cuidemos los cimientos.

 

Cosas y Cosillas de Corella.

Mi querido amigo Javier Guinea, actual alcalde, me pide escriba alguna «cosilla» de Corella, para el programa de fiestas. Lo hago muy gustoso, ya que el anterior entrenador (del Ayuntamiento) me tuvo sentado en el banquillo; procuraré ganarme el puesto.

Me referiré en primer lugar, a los antiguos oficios desaparecidos en nuestra Ciudad. Son estos; aunque quizás olvide alguno.

Los terriceros, colanderos, alpargateros, esporticeros, carreteros o carreros; pellejeros, garapiteros, hiladores, cañamiceros, guardicioneros, heceros y taberneros.

Con relación a estos últimos, no he podido averiguar el significado del ramo de hildoces que colgaba del cabezal de la puerta, anunciando la taberna. Posiblemente quisiera decir que allí estaban les regaliceros, pastandose en morapio, el dinero que ganaban sacando la regaliz.

HILDOZ.- Tallo del regaliz; palabra que no encuentro en el diccionario, con hache ni sin ella y "MARIGÜELA", que luego se citará, y que tampoco encuentro en el diccionario. Las dos se las brindo a mi buen amigo Ramón García Domínguez.

Un oficio que no ha desaparecido del todo, es el de cura. ¡Pero madre... como ha "mermau"!

Recuerdo de mi infancia, que cuando venían de vacaciones los estudíantes de Tarazona, había por lo menos, uno en cada familia corellana. Ignoro los motivos de esta merma, pero los presiento.

Un oficio que está en todo su apogeo y que tiene para rato, es el de recaudador de impuestos. Este es el que más les gusta a las mujeres.

Aparte de los oficios, hay unos dichos netamente corellanos, que quiero citar y que no deben olvidarse. Son entre otros muchos los siguientes:

Hojala llueva más que cuando enterraron a Zafra, que iba la caja por los "tejaus".

Chico ando "aperriau", estoy con la soga al cuello.

Ese va a llevar más golpes que la esquina del alpargatero. (Estos pegaban fuertemente con las suelas, en una gran piedra de una esquina, para que se reblandecieran, cuando estaban a medio coser).

Y sobre todos este, que cuando una madre se enfadaba con su hijo, le decía: Te voy a dar una bofetada, que te voy a poner la cara como a San Pascual. Este Santo, está en un retablo lateral de la Parroquia del Rosario, mirando hacia su derecha y, naturalmente, tiene la cara torcida.

Para terminar, os contaré dos "cosillas".

Un día de San Juan, estaba una mujer de Igea, viendo la procesión de "Sanjuanillo". Al ver al Santo tan chíquitín, ataviado con sombrero de rejoneador portugués, dijo: El de mi pueblo, es mucho más grande que este, pero como está colgado muy alto en la Iglesia y pesa mucho, no lo pueden sacar en procesión, y sacan a San Sebastián, que dicen que era primo suyo.

Muchos conocisteis a aquel gran jugador de Osasuna, que fue José Gurucharri. Tan grande futbolísticamente, como pequeño cazadorísticamente. Gurucharri tenía una escopeta de un cañón, llamada "retaco", de las que se cargaban por la boca con baqueta.

Solo iba a cazar "marigüelas".- "Curruca mosquitera".- "Sylvia borin"-

Un día de tantos, fue a la higuera y se puso a esperar. En esto llegaron dos chiquillos, que con mucho sigilo se pusieron a su lado, sin articular palabra. Entraron las marigüelas y comenzó el tiroteo. «Miala» en aquella ramílla seca; ¡Pumm....! mira otra en la pilotilla; ¡Pumm.... !, no caían más que hojas y algún higo botero. Entonces le dijo un chaval al otro: Vámonos Pedrito «ques» el de todos los años.-

Angel Simón

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