1987 El Tonel
Corella y la princesa de los Ursinos
Por Agustín Femández Virto
¡Silencio! ¡Cámara .! ¡Acción !
CIODEMPRU
Las Mulillas
Anónimo
Versos para «EL TONEL»
VILLAR ARELLANO SEGURA

Corella y la princesa de los Ursinos

Por Agustín Femández Virto

En la publicación que la Peña «El Tonel» hace anualmente por estas fechas y que, en este caso, era CORELLA 85, publiqué un artículo cuyo título era «Corella y la Dama de las Camelias», en el cual hablaba de la familia de los Aguado, desde la iniciación de este apellido en el siglo XIII con Fernando III el Santo.

Siguiendo con las damas, me ha parecido interesante traer a colación la que fue gran dama doña María Ana de la Tremoille, princesa de los Ursinos y del Sacro Imperio, duquesa de Santo Gémini, marquesa de Noirmontier, de Torre, de Roca Antigua, Cantalupo, etc., Camarera Mayor de la Reina que recibió en Corella el título o tratamiento de Alteza Serenísima.

Si la princesa de los Ursinos hubiera escrito su biografía, las que ahora vemos en las revistas del corazón como escritas por las mujeres más extraordinarias de la actualidad, pasarían a ser simples relatos carentes del menor interés.

Su perseverancia y su confianza en sí misma, hicieron que, tomando como mediador, primero, al cardenal Portocarrero, y, valiéndose después, de la duquesa de Noailles para que interviniera cerca de Mme. de Maintenon como persona más influyente para el rey de Francia Luis XIV, viniese acompañando a María Luisa Gabriela de Saboya hasta la frontera de España, consiguiendo con ello un éxito inicial, y a ser nombrada, seguidamente, Camarera Mayor de la Reina, culminando de este modo su máxima aspiración.

Cuando, después de las victorias de Brihuega y Villaviciosa en la guerra de Sucesión, Felipe V consigue entrar en Zaragoza el 4 de enero de 1711, los médicos de esta ciudad prometen la mejoría de la reina en contra de la opinión de sus dos médicos franceses que la habían desahuciado con el diagnóstico de «fiebres éticas» o tuberculosis como se diría ahora. Esos médicos zaragozanos le mandan tomar leche de burra y quinina, recurriendo a la emética en casos extremos, ya que esa leche le produce una gran repugnancia.

Pasados unos días, la princesa de los Ursinos, como Camarera Mayor de la Reina que era, penetró en el dormitorio de ésta, encontrándola paseando por la habitación lejos de estar postrada en su lecho como de costumbre.

Entonces es cuando se decide la venida a Corella, ciudad recomendada por aquellos doctores, por su buen clima, apropiado para la enfermedad que aqueja a María Luisa o, quizás, también, por la fama de sus ajos, como apunta Arrese, casi único remedio conocido o aplicado entonces contra la tuberculosis.

La princesa de los Ursinos, en carta escrita a Orry (Juan Orry, enviado por Luis XIV a su nieto para sanear la Hacienda en España) desde Corella el 16 de junio de 1711, le dice: «Tiene bellos paseos (Corella)»... Pero en la que escribe a Torcy (Juan Bautista Colbert, marqués de Torcy, sobrino del gran Colbert), también desde Corella, el 17 de junio del mismo año, se expresa así: « ... lo que tiene de fastidioso es que es preciso salir en carroza para ir allí y que no hay un miserable jardín en todo Corella. Los españoles no tienen el gusto de hacerlos, y yo añoro mucho los que tenéis en Francia; aparte de lo agradables que son, es muy conveniente para la salud hacer ejercicio».

No obstante, parece ser que el Ayuntamiento la complació con el paseo que había preparado en el Murillo, a las orillas del Alhama, circundando el soto de la finca de don Miguel de Luna, pues en otra carta al propio Torcy, desde Corella, a 23 de junio, le decía: «Su Magestad fue ayer a pasear a pie a un lugar que, aunque rústico, no deja de tener sus encantos. Se encontraba muy bien y continuará cuantas veces el tiempo lo permita, haciendo ejercicio, sabiendo que nada es más sano. El príncipe de Asturias estará en sus juegos, mientras que el rey, su padre, optará por el entretenimiento de la caza, que es una de sus pasiones dominantes, lo mismo que lo es de toda la casa real».

También desde Corella, el embajador de Francia Bonnac, escribe el día 5 de septiembre del mismo año a Luis XIV relatándole una de sus conversaciones con la princesa de los Ursinos: «Yo le he dicho que estoy convencido de que ella une a los sentimientos de una persona fiel y agradecida, una adhesión sincera al rey y a la reina de España, de cuya suerte dependen su gloria y su felicidad, y que éstas serán dudosas mientras la guerra dure. La señora de los Ursinos me respondió que V.M. no se equivocará al pensar en la adhesión a su persona a sus intereses; que no perjudicaría lo más mínimo al rey y a la reina de España y que empleará con gusto la confianza que ha adquirido cerca de Sus Magestades Católicas para llevarles a todo lo que V.M. pueda desear del rey, su nieto, en el convencimiento de que no consentirá jamás, que se sacrifiquen por completo sus intereses en cosas tan patentes que la nación española pueda sospechar que el rey de España haya querido resolver los asuntos de Francia a sus expensas".

Mme. Maintenon, en carta del 20 de septiembre, desde Saint-Cyr a Corella, dice a la princesa: «Sí, Señora, estoy muy contenta con usted y os reconozco por francesa- no os criticaré más... Yo digo, y diré toda mi vida, mientras no vea otra cosa de nuevo, que yo no he visto en usted, Señora, más que justicia, probidad, elevadas miras, rectitud y bondad».

Al cardenal Gualterio le escribe el 13 de septiembre desde Corella: «La salud de la reina ha vuelto a ser perfecta como nunca la tuvo hasta venir a Corella, cuyo aire es excelente. El rey y el príncipe de Asturias la tienen de igual manera y la mía lo es mejor que lo era en Zaragoza». La mejoría de la reina fue tal, que cuando marchó de Corella el 20 de octubre, se encontraba embarazada.

Mucho se podría escribir de la estancia de la Corte en Corella; pero con lo dicho creo haber puesto de relieve el que durante más de cuatro meses Corella fue la Corte de España; que su nombre fue muy repetido dentro y fuera de nuestra patria, pues todo esto ocurría en plena guerra de Sucesión, y que Corella les fue muy familiar a los personajes más nombrados en la Historia durante ese período del síglo XVIII: Felipe V, María Luisa de Saboya, Luis I, Isabel Farnesio, Princesa de los Ursinos, José Grimaldi, duque de Medinasidonia, duque de Pópuli, conde de Santesteban, conde de Frigiliana, duque de Osuna, conde de Pinto (hermano del duque de Osuna), duque de Veragua, marqués de Balero, marqués de Castellrodrigo... Por otra parte, Corella era frecuentada por Bonnac, como embajador de Francia, y aqui vino primeramente el mes de julio el conde Bergeyck (el flamenco Brouchoven, que, aconsejado por la princesa de los Ursinos, tomó el rey para la organización de la Hacienda, implantando las intendencias en todo España, excepto en Navarra).

Asombraría a muchos el conocer la relación de parentesco y de amistad que unía a numerosos personajes de España con corellanos ilustres de los siglos XVII XVIII.

Por fortuna, en la Corella actual, nuestros numerosos visitantes nunca se van decepcionados, admirando su pasado y .. su presente.

¡Silencio! ¡Cámara .! ¡Acción !

Estaba cansado, mis ideas no eran controladas por las celdillas de mi inteligencia. Pensaba y quizá soñaba en un mundo desconocido, donde nadie se entendía. Todos esperaban un bien a la Humanidad entre este caos; pero éste no llegaba. Pasaron minutos, segundos tal vez y yo me encontraba extasiado presenciando algo que no reconocía y que, sin embargo, esperaba con avidez. Era un rayo de la luz entre las tinieblas. En aquel instante recordé aquellos versos de Alexander Pope: «La naturaleza y sus leyes yacían ocultas en la noche, dijo Dios: ¡Sea! y todo se hizo luz».

Ciento cincuenta y dos años más tarde un gran inventor: Thomas Alba Edison, nacido en Milán, después de largas experiencias dio al mundo otra luz que será junto con el fonógrafo las bases principales del movimiento. Bases de aquellos proyectores que en 1895 los hermanos Lumiere daban a conocer al mundo. Había nacido el cine, el séptimo arte.

Los primeros años del cine en nuestra ciudad se sitúan en dos salas, encontrándose una de ellas en la Merced y la otra al final de la calle del Carmen, el teatro Cervantes, por el cual han pasado grandes compañías poniéndose en escenas zarzuelas famosas.

Las mejores películas de la época se proyectaron en esa sala agotándose siempre las localidades (si querías una debías soltar una buena propina).

Sucedió una vez en el gallinero que, por ciertb, costaba diez céntimos una anécdota un tanto curiosa. Se proyectaba una película de «guerra» y el marido de una señora le dijo a ella: «Cómo se las arreglará la tía "Maleta" para dar de comer a tanta gente».

Tengo en mi poder un recibo de la recaudación de aquella época cuya cuantía ascendía a 245,30 ptas.

No quiero pasar por alto el recuerdo hacia los grandes protagonistas que manipulaban el tinglado de este local: Victoriano Cameo, Manuel Pardo, Garcés («El Diablo»), Rojas, etc., etc...

Durante las proyecciones el público se comportaba de la manera más variopinta: ventosidades, silbidos, palabrotas mal sonantes formaban un buen ramillete de flores.

Transcurridos unos años, entra en escena un sacerdote: D. Antonio Arellano que mandó construir el que sería el cine de la Acción Católica. Abrió sus puertas un 26 de Septiembre de 1943 proyectándose «María Estuardo» cuyo estado de conservación dejaba mucho que desear sufriendo varios cortes. Los operadores fueron Prudencio Sanz y Manuel Pardo.

En este cine no se pasaba película alguna sin el visto bueno de los censores. Recuerdo que una vez cambiaron las cajas que guardaban la película apareciendo primero el actor muerto y después vivo. El proyector era un «OSSA».

Por el mes de Marzo de 1955 se hizo cargo de la Acción Católica D. Juan Burgos mientras se estaba construyendo el ya conocido por todos Blas de Laserna y que se inauguró en Septiembre de 1956 pasándose la película «Duelo en el fondo del mar». En su tiempo fue el mejor cine de la Ribera de Navarra dotado con todos los adelantos de la época y con capacidad de 950 localidades siendo de destacar, asimismo, la amplitud de la cabina: 70 metros cuadrados. Contaba con dos proyectores Superson mejorándose en etapas sucesivas hasta llegar al TODDAO-70 mm. que constituía la última novedad en técnica, sonido y visión.

Una de las razones por las que se introdujo en las salas esta novedad fue para contrarrestar a la televisión que ya, por aquel entonces, restaba público a las salas. Anteriormente, el cine era un negocio redondo contándose por llenos cada proyección que se realizaba y, sobre todo, en sábado y domingo.

Apareció la televisión en color y, últimamente, los vídeos constituyendo la auténtica debacle del cine. Se hacen llamadas a la administración para que alivie la presión fiscal que soportaban las salas del cine sin conseguir nada. El Blas de Laserna como todas o la gran mayoría de salas de proyección se tambalea llegándose a un caos total: se comienza una reestructuración del cine dando lugar a la aparición (sobre todo en las grandes capitales) de los multicines para aliviar los costes. Mientras esto sucede, el gran cine, el que en sus tiempos fue el mejor de la Ribera, el Blas de Laserna cierra, tristemente sus puertas un mes de Mayo de 1987 con lo que, desde mi punto de vista personal, no estoy conforme.

En esta ocasión un famoso dijo: «el medio cinematográfico es un terreno pasional... un universo en el que cada día se os anuncia que va a desaparecer solo que, como el sol, vuelve siempre a salir al día siguente».

Con estas frases sí estoy en total acuerdo.

CIODEMPRU

Las Mulillas

Las mulillas corellanas constituyen una tradición cuya antigüedad data del mismo año en que se inauguró la actual plaza de toros de Corella (1848).

Ataviados de pamplonicas, con la faja roja en la cintura y el pañuelico en el cuello, los mulilleros hacen su aparición en el ruedo momentos después de que el diestro haya dado muerte al toro.

Una persona se encarga de dirigir, tres van delante sujetando a los caballos, dos más a ambos lados con sus respectivas fustas y agarrados a la bolea y uno atrás, para efectuar el enganche. Hecho esto, tres caballos fuertes y robustos, unidos por madrinas para impedir que se separen, dan la vuelta al ruedo arrastrando al animal.

Una vez desaparecido el toro del coso se procede a trasladarlo al matadero municipal; en un principio, debido a la falta de adelantos técnicos, se llevaba en un tablón, después se utilizó el carro y actualmente la furgoneta.

Los aparejos que llevan las mulillas son muy vistosos y coloristas: campanillas, collares adornados, lazos, que se colocan en las colas de los caballos, flecos y borlas, que decoran los bridones, y una mantilla, en el lomo, con los colores de la bandera nacional.

Nos comenta el tío Juanito «el moreno» que durante la República se vieron obligados a cambiar el rojo de una de las franjas por el morado.

Grandes toreros han pasado por Corella: Gonzalo Mora, Paco Camino, Paquirri, Pedro Moya.... y también grandes caballos se han encargado del arrastre de las reses muertas por ellos: Platero, Morico, Castaño, Capitán... 

Versos para «EL TONEL»

En el año 38
en fiestas de San Miguel
se preparó una cuadrilla
y una pancarta El Tonel.

Por eso el 88
con alegría y placer
harán las Bodas de Oro
la gran peña El Tonel.

Hay gran número de socios
en la peña del Tonel
y hay muchos que son abuelos
y gente joven también.

Todos van con blusas negras
y los cuellos colorados
la insignia con el Tonel
todos van encantados.

Tienen un cuarto muy grande
Todo lleno de pancartas
hay una por cada año
y todas muy adecuadas.

Fue la primera pancarta
salió en fiestas de Corella
y toda la juventud
iba bailando tras ella.

Llevaban una gran orquesta
los jóvenes van detrás
agarrados de las manos
y brincando sin parar.

También hay una rondalla
de niños que es infantil
El Tonel la patrocina
y nos hace divertir.

Mucha gente de Corella
hay dentro y fuera de España
en cuanto llegan las fiestas
vienen y nos acompañan.

Tiene llena una gran pipa
de vino tinto muy rico
para que beba el que quiera
un vaso, 3, 4 ó 5.

Va a cumplir 50 años
la cuadrilla del Tonel
y la seguirán sus hijos
así no podrá caer.

Os decimos hasta otro año
la gran peña del Tonel
venid a las Bodas de Oro
en fiestas de San Miguel.

VILLAR ARELLANO SEGURA

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