ALVAREZ ORTEGA traductor de RENE CHAR





CONSUELO

Por las calles de la ciudad va mi amor. Poco importa a donde vaya en este tiempo roto. Ya no es mi amor: el que quiera puede hablarle. Ya no se acuerda: ¿quién en verdad la amó? Mi amor busca su semejanza en la promesa de las miradas. El espacio que recorre es mi fidelidad. Dibuja la esperanza y en seguida la desprecia. Prevalece sin tomar parte en ello. Vivo en el fondo de él como un resto de felicidad. Sin saberlo él, mi soledad es su tesoro. En el gran meridiano donde se inscribe su vuelo, mi libertad lo vacía. Por las calles de la ciudad va mi amor. Poco importa a donde vaya en este tiempo roto. Ya no es mi amor: el que quiera puede hablarle. Ya no se acuerda: ¿quién en verdad le amó y le ilumina de lejos para que no se caiga?

LÍQUENES

Yo Iba entre los relieves de una tierra desnuda, entre los secretos alientos y las plantas sin memoria. La montaña se alzaba como un frasco lleno de sombra que por un instante abrazaba el gesto de la sed. Mi huella, mi existencia se perdían. Tu rostro resbalaba retrocediendo ante mí. No era más que una mancha que buscaba una abeja que en flor la transforma, creyéndola viva. Íbamos a separarnos. Tú querías en el arriate y yo penetraría en el jardín del vacío. Allí, bajo la protección de las rocas, en la plenitud del viento, pediría a la noche verdadera que dispusiera de mi sueño para acrecentar tu dicha. Y todos los frutos te pertenecerían.

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