Sofistas y Socrates

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LOS SOFISTAS Y SÓCRATES

 1.      CONTEXTO HISTÓRICO- POLÍTICO DE LOS SOFISTAS

 Los sofistas constituyen un movimiento filosófico que se desarrolla en Atenas en la segunda mitad del siglo V a.C.

 En esta época se llamaba “sofista” a aquellos “maestros del saber” que se dedicaban a enseñar a otros, cobrando como quien ejerce otro oficio cualquiera. La labor intelectual de ellos está dirigida a satisfacer la demanda de los ciudadanos atenienses muy interesados en participar de la vida política de la ciudad- estado (Polis).

 La aparición de este oficio obedece en gran medida a determinadas circunstancias históricas y políticas del momento:

 1.1             Esplendor de Atenas:

 Atenas consigue su máximo esplendor en la segunda mitad del siglo V a.C., el llamado “Siglo de Pericles”, genial estratega y gran mecenas de la cultura de Atenas. En este periodo se dieron cita: historiadores (Herodoto, Jenofonte), escultores (Fidias), literatos (Sofocles, Esquilo, Euripides), filósofos (Anaxágoras, Protagoras, Gorgias. Sócrates).

 Atenas había concluido las Guerras Médicas contra los persas y la victoria sobre esto había desarrollado en los atenienses un fuerte sentido nacionalista, y un alto sentido de la participación ciudadana. Todos, no solo los aristócratas, habían luchado por la victoria.

 1.2             Cambios sociales

 La participación de todos, que tan buenos resultados dio en la guerra, va a ser un factor de cambio importante en la paz; si a la hora de la guerra, aristocracia y pueblo se confundieron en la defensa de la polis común (Atenas), el pueblo reclama ahora un puesto de pleno derecho en el gobierno de la sociedad ateniense.

 Se trata de una irrupción de las capas populares en la vida publica; y Pericles va a ser el gran reformador de la democracia ateniense. Pero el ciudadano que de hecho quiera tener una presencia relevante en el gobierno, necesita “prepararse”; se hace necesario sustituir las artes de la guerra por la oratoria y el conocimiento de las leyes.

 La batalla se libra ahora en el “ágora” de la ciudad. La vida del hombre se ventila en las asambleas, en la plaza publica, en los tribunales; ahí es donde es necesario hacerse presente, discutir las leyes que convienen a la mayoría, desenmascarar los intereses privados o de grupo que pueden esconderse tras los discursos y las leyes establecidas. Todo esto requiere el saber práctico del discurso y de la elocuencia: “El que sabe y no explica claramente es como si no pensara”, dice Pericles. Se hace por tanto, necesario la formación para esta nueva tarea.

 1.3             Los nuevos filósofos: los sofistas

 El nuevo filósofo hace entrada en la vida social como hombre capaz de prevalecer sobre el contrario gracias a su ciencia, a su arte de la oratoria y del discurso. De este modo el saber se convierte en fuerza social, “es importante saber para convencer de las propias opiniones”.

 Estas circunstancias explican la demanda y la buena acogida del saber práctico que ofrecen los sofistas, aunque afrontan el escándalo de aceptar remuneración por sus enseñanzas. Y es fácil entender que esta preocupación por el saber como fuerza práctica, derivará hacia un abuso de la retórica como arte de convencer al contrario. En su retórica usaron “sofismas”, es decir, argumentos que revisten apariencias lógicas de verdad, a pesar de que encierran una falsedad, expresamente buscada por quien los formula, para confundir al contrario; por esta razón fueron duramente criticados por Sócrates y Platón que los tacharon de corruptores de la juventud.

 1.4             Crisis de ideas y valores

 La democracia ateniense, además, trajo como consecuencia una mayor confianza en el papel que la inteligencia juega en la historia, propiciando un tipo de organización social que se justifica mas por principios racionales que por la religión o leyes ancestrales. Esta favoreció la critica a los valores tradicionales de la sociedad ateniense, que aparecen ahora como insuficientes e incapaces de dar respuesta a la nueva situación que vive la “polis”.

 La consecuencia inmediata de estos factores va a ser puesta en entredicho, una relativización de lo que en la cultura y en la sociedad griega se tenía como inamovible y segura. A ello se prestan los sofistas.

2.      CARACTERÍSTICAS DE LOS SOFISTAS

 Hemos visto que las circunstancias histórico- políticas que vive Atenas favorecen la presencia en la vida publica de estos filósofos “sofistas”, que no hacen otra cosa que fijar la atención en las cuestiones que preocupan al ciudadano ateniense. Ellas son: 

2.1             Exponentes de la nueva situación ateniense

 Podemos afirmar que los sofistas traducen a nivel de pensamiento el proceso de cambio al que se encuentra sometido toda la sociedad ateniense. No fueron ellos quienes corrompieron la ciudad o desataron la crisis de valores, como aparece achacarles Platón, sino que se limitaron a proporcionar a sus conciudadanos los medios y las artes para lograr sus aspiraciones.    

 

 Si ya no es la herencia, la que da derecho a la participación, ni las leyes tienen el origen divino que se pretendía; es preciso formar individuos capaces de gobernar la ciudad, por sus dotes de persuasión y por leyes que se justifiquen por ser convenientes para la ciudad.

 2.2             Convencionalismo frente a la naturaleza 

La existencia de la naturaleza como generadora de un saber, de unos valores y de unas leyes universalmente validas venía siendo aceptada por la sociedad griega como algo inamovible y fuente de seguridad. También los sofistas estaban dispuestos a aceptar que las leyes naturales eran intocables, fijas y necesarias. 

Pero su originalidad radica en poner en duda muchas leyes, valores e instituciones que habían venido siendo aceptadas como originadas por una llamada “ley natural”, no siendo más que realidades puramente convencionales. Habían viajado mucho y conocido muchas constituciones en distintas ciudades como para aceptar sin más la idea de la naturaleza como generadora de un saber, de unos valores y de unas leyes universales, cuando se hace evidente que muchas de estas, presuntamente naturales, no son otra cosa que construcciones humanas.

 La misma Constitución ateniense, que era considerada de índole casi sagrada, aparece ahora, al menos en gran medida, como resultado de factores históricos y de intereses de grupo, al igual que las demás leyes de la ciudad. 

Ante esto, los sofistas reflexionaron y discutieron sobre lo que es realmente naturaleza o ley natural, que de existir sería inmodificable, y lo que es convencional o provocado por el hombre, y como tal: mudable, acomodaticio o relativo.

 Esta discusión ilustra perfectamente la desconfianza en la validez del saber tradicional, en la existencia de un conocimiento seguro de la naturaleza y por supuesto, de la existencia de leyes con valor fijo y universal que aseguraban lo bueno y lo justo para el hombre. Por estas razones, removido el fundamento, lo natural cuasi religioso, dejo paso ahora a la justificación en función de la convivencia y el acomodo; si no existe una ley universal mente válida, cualquier conducta puede ser justificable.

 2.3             Relativismo y escepticismo

 Las circunstancias que hemos descrito favorecieron el interés por un saber pragmático, útil al hombre en su vida ordinaria. Más que por el “ser” de las cosas, la preocupación fue por “las cosas como se manifiestan” en su realidad, y problematicidad concreta. Ante la desconfianza en la posibilidad de conocer “que es la naturaleza”, los sofistas cambian hacia la conformidad con un conocimiento valido de la naturaleza. Les preocupa un conocimiento que “valga”, que le sirva al hombre y le restituya por la vía de la práctica, la confianza que la especulación le ha negado.

 El concepto de verdad es sustituido por el concepto de “validez”; del mismo modo que el concepto de ley universal, se sustituyó por el de convención. De este modo los sofistas desembocan en lo que se llama un “relativismo marcadamente escéptico”, que se define como una posición intelectual según la cual es imposible obtener verdades universales. Las cosas se perciben desde las diversas situaciones de cada uno, y a su vez, la universalidad de las cosas, hacen cambiar también la visión que de ellas tiene el individuo.

 3.PRINCIPALES FILÓSOFOS SOFISTAS

 En la filosofía griega suelen distinguirse dos etapas: la primera, positiva y creadora; la segunda, negativa y decadente.

 3.1 Primera sofistica (460-440 a.C.)

 Pertenecen a ella los sofistas de la época de Pericles. Intentan establecer una base más racional de la sociedad y de los nuevos valores que parecen abrirse paso. La crítica que hacen los sofistas de esta etapa no es destructiva sino depuradora de conceptos y realidades. Tiene el gran mérito de haber hecho girar las preocupaciones filosóficas hacia los problemas humanos; también hicieron aportes en el campo de la lingüística, del derecho y de la ética.

 -          Protágoras  de Abdera (485-410 a.C.)

 Vive en Atenas y permanece allí con Pericles; se le acusa de impío y parece que muere ahogado cuando iba a refugiarse en Sicilia. Admitió como principio de verdad, “el hombre es la medida de todas las cosas”. Cada cosa es como me parece a mi que es, o como te parece a ti que es. 

No existe la verdad absoluta, sino que existen verdades relativas; cualquier opinión es verdad. No exoste una norma fija de conducta; el verdadero sabio es el que adecua su comportamiento a las circunstancias presentes, a la ocasión, al momento.

 -          Gorgias (483-375 a.C.)

 Aunque no es ateniense se establece en Atenas. Fue sobre todo un gran orador y maestro de la retórica (Platón hace una dura crítica de él, lo considera un personaje peligroso por su habilidad en enseñar a sus discípulos las técnicas de persuasión con las cuales hacia prevalecer su opinión, sin preocuparle descubrir la verdad).

 Se le conoce como un escéptico radical; y su pensamiento responde a los siguientes enunciados:

 -          No existe realidad alguna.

-          Si algo existiera, no lo conocemos.

-          Aun en el caso de que pudiéramos conocerlo, no lo podemos comunicar a los demás.

-          Luego es imposible conocer la realidad. (Escepticismo).

 3.2 Segunda sofistica

 A medida que avanza y finaliza el siglo V, otros sofistas se ven mas ganados por la demanda del arte de convencer. Se les conoce por la degeneración, por el empleo constante del sofisma (convencer con razones falsas con aparente rigor lógico).

 -          Trasímaco: ardiente y distinguido orador, presentado por Platón, como violento defensor de sus opiniones frente a Sócrates.

 Según él, la justicia no es otra cosa que lo que le conviene al mas fuerte; no es mas que la utilidad del que tiene la autoridad en sus manos y, por consiguiente, del mas fuerte. 

-          Calicles: encarna la posición mas radical en la concepción de la ley. En la Teoría de la Fuerza alcanza su formulación mas descarada, convertida en la ley del individuo mas fuerte, que usa su fuerza en beneficio propio. La ley, según él, es la máxima injusticia contra la naturaleza, que no tiene otras leyes que la del mas fuerte. La ley, máximo derecho de la ciudad, lo único que pretende es el  sometimiento de los débiles. La naturaleza hace a los hombres desiguales, mientras que las leyes tienden a igualarlos. No ha de ser así. Deben prevalecer en la vida de la ciudad los mas fuertes, habiles y astutos, tal como ocurre en la naturaleza; es bueno, sacudirse el yugo de los débiles.

 4.      SÓCRATES (470-399 a.C.). SUPERACIÓN DE LA SOFISTICA

 4.1             Contexto histórico

 El contexto histórico que le toca vivir a Sócrates esta enmarcado en el periodo de las Guerras del Peloponeso, es decir, las guerras  entre las ciudades – estados: Atenas y Esparta por el liderazgo de la Magna Grecia. Cada una tiene visiones de la política diferentes: Atenas representa a la democracia, mientras que Esparta representa a la aristocracia. Estas Guerras del Peloponeso duran mas de 30 años, Esparta sale victoriosa y los atenienses vivirán el sabor amargo de la derrota.

 Se pensaba que las causas que habían llevado a la ciudad al desastre eran la degradación de las costumbres y la pérdida de los ideales tradicionales. La última sofistica de finales del siglo V con su retórica y demagógica había sido la causa de esta crisis; igualmente el relativismo y revisionismo de la ley, la moral, los dioses, la familia y aun la misma polis que defendían los sofistas, chocaban con el conservadurismo de la aristocracia, simpatizante de Esparta. La aristocracia vio tambalearse el fundamento de su status de casta privilegiada, con la critica y discusión teórica entre lo que es natural y lo que es por convención; por otra parte, la circunstancia de la guerra los empobreció  y relego, favoreciendo los nuevos ideales democráticos a otra clase social , como los artesanos y comerciantes.

 4.2             Un sofista muy particular

 Para quien no tenga mas información sobre Sócrates, que la que da Aristóteles, considerará a este como un sofista mas, rodeado de jóvenes electrizados por sus diálogos en la plaza publica.

 De hecho, Sócrates tiene puntos comunes con los filósofos de la primera sofistica, estos son: 

-          Su dedicación a la enseñanza.

-          Su preocupación por los problemas políticos.

-          Su acusación por impiedad y corrupción de la juventud.

-          Comparten la idea de bondad natural del hombre.

-          Comparten la confianza en la razón.

-          Buscan fundamentar la práctica política en bases racionales.

Sin embargo, sus diferencias de ellos, son profundas:

-          Por su forma de vida austera; no cobraba por sus enseñanzas.

-          Afirmaba su ignorancia: “Solo se que nada sé”, frente a la sabiduría de los sofistas.

-          Afirma la existencia de la verdad del valor universal frente al relativismo y escepticismo sofista.

-          Valora la palabra como expresión del pensamiento, frente a los sofismas de los sofistas.

-          Usa el dialogo reflexivo para llegar a la verdad, frente a las verdades particulares.

 4.3             Vida

 Sócrates nace muy cerca de Atenas, de padre escultor y madre partera pertenecientes a un grupo social poco distinguido, pero en auge frente a la decadencia de la aristocracia ateniense.

Fue soldado de infantería en la Guerra del Peloponeso. Sin datos de él hasta los 50 años, desconocemos su oficio, aunque sabemos de su interés por la lira y la danza. De gran fortaleza física, pero poco a poco agraciado, conversador empedernido e irónico con sus interlocutores sofistas. Diogenes Laercio, dice de él: “Jamas sabemos si habla en broma o en serio”.

 Controvertido y crítico, tiene problemas tanto en el gobierno de los demócratas, a los que considera ineptos y demagogos; como con los aristócratas, a los que acusa de defender intereses de clase hasta la corrupción.

 Con todo, respeta y acepta las leyes de su ciudad hasta el punto de aceptar la sentencia que lo condena a muerte. Acusado de negar a los dioses del Estado  y de corromper a la juventud es llevado ante el Tribunal de los Treinta Tiranos y le obligan a beber la cicuta, si no renuncia a sus doctrinas. Muere rodeado de sus amigos. 

4.4             El problema de las fuentes

 Ante la ausencia de escritos propios de Sócrates, y el poco conocimiento de escritos que se refieran a él antes de sus 50 años, se hace necesario recurrir a documentos posteriores de sus discípulos o de sus detractores para tener una visión del hombre histórico.

 La critica especializada admite tres fuentes principales de documentación:

 a.      Aristofanes, comediógrafo de la época, en su obra “Las Nubes”, caricaturiza a Sócrates  y lo hace blanco de burlas. Esta fuente lo considera como un sofista mas.

b.      Platón en sus “Diálogos”, muestra a Sócrates como personaje principal, atractivo, lucido, lleno de cualidades, dotado de fina ironia y de absoluto dominio intelectual y moral. Se observa que Platón quiere rehabilitar la memoria d su maestro, quizás sea la fuente mas confiable de información que tenemos de él.

c.      Jenofonte, en su obra, “Las Memorables”, presenta a Sócrates menos idealizado, mas cercano, aunque sigue siendo el sabio interesado en buscar la virtud como máximo saber. 

4.5             La ética, tarea fundamental

 Sócrates se caracteriza por su permanente reflexionar sobre la condición humana y afirma que la realidad del hombre no es de índole cosmológica sino que ante todo, es un ser moral.

 A Sócrates le interesa la discusión que tenga por objeto el conocimiento de lo bueno, lo justo, lo virtuoso. Pero la cuestión que más le interesa es saber que debe hacer para ser feliz. Ser feliz es la recompensa terrena que espera el hombre que es justo y bueno.  

4.6             Intelectualismo moral

 Probablemente lo mas llamativo de todas las teorías socraticas sea la teoría del intelectualismo moral que, según Aristóteles, se fundamenta en tres principios:

 1.      Identificación entre la virtud y conocimiento o sabiduría. “El que sabe es virtuoso”; solamente sabiendo qué es la justicia se puede obrar justamente.

2.      La mala conducta moral es error de conocimiento, de ignorancia.

3.      Obrar mal es siempre involuntario; no es posible conocer el bien y obrar el mal.

 A pesar de lo paradójico de estos principios, sobre todo por lo que chocan con nuestra experiencia, conviene advertir lo siguiente:

 

a.      No parece lógico que Sócrates no observara conductas desechables; sin embargo, dice que hay un deseo tan arraigado en el hombre de bien y felicidad, que cuando obra mal se engaña; si obra así es por ignorancia.

b.      Sócrates sitúa el saber en una perspectiva practica; conociendo la virtud, la practicará. Para explicar este saber practico, lo hace con ejemplos: dice, un mal medico es tal, por falta de conocimientos; si no cura al enfermo es porque no sabe. El buen artesano es el que domina su oficio, y hace las cosas bien; lo mismo que decimos de un zapatero o de cualquier otro oficio. Pero si trasladamos esto al campo moral y cívico, debemos decir que solo será un buen ciudadano, buen gobernante, quien sepa bien lo que es la justicia, la virtud, lo bueno.

 4.7             Método socrático

 Es algo mas que un dato anecdotico que Sócrates gustara de afirmar que había heredado el oficio de su madre (partera). Ello encierra tanto una manera determinada de entender el saber como la función de la enseñanza y el camino para llegar a la verdad de las cosas. La verdad no es enseñable, pero cabe que alguien ayude a otros a descubrirla pues cada uno es portador de ella. Para esto, Sócrates emplea un método llamado “Método Mayeutico” con el que se propone ayudar a que cada uno “dé a luz” la verdad de que es portador.

 Este método tiene dos momentos o partes: 

-          El primero lo llama “Eristica”, que constituye la parte negativa y demoledora. En él trata de descubrir la falsedad de las opiniones sobre los diversos conocimientos de las cosas, en particular, sobre las que mas le interesan al ciudadano, como son: la justicia, la sensatez, la mesura, el saber, la virtud, etc. … o al menos la poca  seguridad que el interlocutor tiene de las mismas.

 Mediante habiles preguntas intenta convencerle de que tiene opiniones y acepta afirmaciones que, al  someterlas a un examen detenido, en realidad llevan a la contradicción. En esta parte, Sócrates hace gala de una fina ironia que, con frecuencia exaspera a su interlocutor y siempre lo confunde. 

-          El segundo momento lo llama “Mayéutica” y constituye la parte positiva y constructiva. Consiste en “alumbrar” (maieuo) mediante la aplicación constante del razonamiento expresado en el diálogo. El dialogo, intercambio de logos, bien llevado desemboca en el descubrimiento por parte de los interlocutores, de la verdad, de lo que se busca; esta verdad adquiere un valor universal frente a la opinión; “es verdadero lo que aparece a todos como verdadero”. El diálogo desde una perspectiva no es la defensa de la opinión, ni de mi punto de vista, sino el esfuerzo común de alumbrar la verdad. En consecuencia, así se llega a la posesión de la verdad, “aleceia”, y a formularla con palabras, haciendola conceptos, definiciones. Con este método, Sócrates quiere destruir la ignorancia y conquistar la verdad.

 4.8             Importancia de Sócrates

 Sócrates aparece en la Historia de la Filosofía como el nudo central del pensamiento antiguo; pues, en él convergen todos los hilos de la filosofía Presocrática y sofistica; y de él, arrancan todos los pensadores griegos posteriores.

 Exceptuando a Platón, los discípulos de Sócrates forman  una serie de escuelas que con sus características propias siguen las doctrinas de su maestro y toman los nombres de las ciudades donde florecieron. Entre las mas importantes, citamos:

 a)     Escuela Cirenaica o de Cirene: fundada por Aristipo que defiende:

 -          En ética, que el fin del hombre es el placer (Hedonismo).

-          El conocimiento verdadero y cierto proviene de los sentidos. 

b)     Escuela Cínica o de Cinos: fundada por Antistenes que sostiene: 

-          En ética, que el fin del hombre consiste en el desprecio del placer y en el ejercicio de la virtud.

-          El verdadero conocimiento es el conocimiento intelectual.

 

 

 

 

 

 

 

 

     

 

 
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