Zendos, Dojos y Centros
Argentina.- Toshiro Yamauchi
 
Semillas de Bambú

Sangha Kosen

La práctica de Zazen: la meditación de los Budas

Sangha del Maestro Kosen

Es inútil esperar encontrar el más mínimo rastro de conformismo, actitudes convenientes o comportamiento estereotípico con el monje Kosen: no hay. El monje Kosen es de la línea de los grandes maestros iconoclastas, libres de toda coacción, libres de toda forma de dogma y siempre divergente. Stéphane Thibaut, así es su nombre de nacimiento, empezó su animada vida en 1950 en París.

Después de muchas experiencias en la agitación del mundo, se encuentra con la práctica del Zen transmitido, con el hombre que lo trajo al Occidente, el “Boddhidharma de los tiempos modernos”: el Maestro Taisen Deshimaru. Stéphane tiene entonces 19 años. Se vuelve su discípulo, se afeita su melena de hippie y recibe la ordenación del monje Zen. Desde entonces dedicará su vida a la práctica y seguirá a su maestro por todas partes, hasta la muerte de éste 15 años más tarde. En 1984 el Maestro Niwa Zenji, la autoridad más alta del Zen Soto en Japón, le da la transmisión (el shiho), haciéndolo así el 83er sucesor del Buda Shakyamuni en la tradición Soto.

Desde entonces, una Sangha internacional se forma alrededor suyo. El monje Kosen promueve dojos cada vez más numerosos, da conferencias, desarrolla un sitio revolucionario en Internet y continúa de múltiples maneras la misión de su maestro: dar a la humanidad el tesoro del verdadero Zen. En 1997 publicó su primer libro: “La Revolución Interior”. En 1999 fundó en Argentina con la ayuda de toda su Sangha el primer templo Zen de América Latina, el templo Shobogenji, situado en Capilla del Monte, Córdoba. En Europa igual que en América Latina. En Cuba igual que en Canadá, numerosos discípulos siguen su enseñanza de Sesshin a Sesshin, de continente a continente.

I.- ZAZEN: Postura del Despertar

La práctica de Zazen es el secreto del Zen. Zazen es difícil, lo sé. Pero practicando cotidianamente es muy eficaz para la expansión de la conciencia y el desarrollo de la intuición. Zazen no libera solamente una gran energía, es una postura de despertar. Durante su práctica no hay que querer alcanzar nada, sea lo que sea. Es solamente concentración sobre la postura, la respiración y la actitud del espíritu, sin objeto.

La Postura. Sentado en el centro del zafu (almohadón redondo), se cruzan las piernas en loto o en medio loto. Si, debido a una imposibilidad, se cruzan simplemente las piernas sin poner el pie sobre el muslo, conviene apoyar fuertemente las rodillas en el suelo. En la posición de loto, los pies presionan sobre cada muslo, zonas que comprenden importantes puntos de acupuntura, correspondientes a los meridianos del hígado, de la vesícula y de los riñones. Antiguamente, los samuráis estimulaban automáticamente estos centros de energía por la presión de sus muslos contra el caballo.

La pelvis debe estar basculada hacia adelante, al nivel de la quinta vértebra lumbar. La columna vertebral marca una curva en ese punto a partir de él la espalda está bien derecha. Se empuja la tierra con las rodillas y el cielo con la cabeza. El mentón está recogido y la nuca estirada, el vientre relajado, la nariz en la vertical del ombligo. Se está como un arco tenso cuya flecha sería el espíritu.

Una vez en esta posición, se ponen los puños cerrados (envolviendo el dedo pulgar) sobre las rodillas y el tronco, con la espalda bien derecha, se balancea hacia la izquierda y hacia la derecha, siete y ocho veces, reduciendo poco a poco el movimiento hasta encontrar la vertical bien equilibrada. En este momento se saluda (gassho), es decir, se unen las palmas de las manos delante de sí, a la altura de los hombros, con los brazos bien horizontales. Se pone la mano izquierda en la mano derecha, palmas hacia el cielo, contra el abdomen. Los dedos pulgares están en contacto y mantenidos horizontales gracias a una ligera tensión, ni montaña ni valle. Los hombros caen naturalmente, como echados hacia atrás. La punta de la lengua toca el paladar. La mirada se posa naturalmente a un metro delante de sí, aproximadamente. De hecho, está dirigida hacia el interior. Los ojos permanecen semi-cerrados, sin mirar nada -¡aunque intuitivamente se vea todo!

La respiración desempeña un papel fundamental. El ser vivo respira. Al comienzo de la vida es la respiración. La respiración Zen no es comparable a otra. Se trata sobre todo de establecer un ritmo lento, poderoso y natural. Si se está concentrado sobre una espiración suave, larga y profunda, y la atención está centrada en la postura, la inspiración vendrá naturalmente. El aire s arrojado lentamente y en silencio, mientras que el empuje debido a la espiración desciende poderosamente sobre el vientre. “Se empuja sobre los intestinos”, provocando así un masaje muy saludable para los órganos internos, Los maestros comparan la espiración Zen con el mugido de una vaca o con la espiración del bebé que grita inmediatamente después de haber nacido.

La actitud del espíritu

La respiración justa sólo puede surgir de una postura correcta. De la misma manera la actitud del espíritu se desprende naturalmente de una profunda concentración sobre la postura física y sobre la respiración. Quién tiene aliento vive mucho tiempo, intensamente, apaciblemente. El ejercicio de la respiración justa permite neutralizar los choques nerviosos y dominar los instintos y las pasiones, así como controlar la actividad mental. La circulación cerebral mejora notablemente. La corteza cerebral se reposa, y el flujo consciente de pensamientos es detenido, mientras que la sangre afluye hacia las capas profundas. Mejor regadas estas capas se despiertan de un semi-sueño, y su actividad da una impresión de bienestar, de serenidad, de calma, cercana al sueño profundo, pero en pleno estado de vigilia. El sistema nervioso se relaja, el cerebro “primitivo” entra en plena actividad. Se es receptivo, se está atento al más alto grado, a través de cada una de las células de nuestro cuerpo. Se piensa con el cuerpo, inconscientemente, y toda dualidad, toda contradicción queda superada, sin usar energía. Los pueblos llamados primitivos han conservado un cerebro profundo muy activo. Al desarrollar nuestro tipo de civilización hemos educado, hemos afinado al intelecto, pero hemos perdido la fuerza, la intuición, la sabiduría ligada al núcleo interno del cerebro. Esta es la razón por la que el Zen es un tesoro inestimable para el hombre moderno, por lo menos para aquel que tiene ojos para ver y orejas para oír. Gracias a la práctica regular de Zazen tenemos la oportunidad de convertirnos en un hombre nuevo, volviendo al origen de la vida. Así se puede acceder a la condición normal del cuerpo y del espíritu (que son uno), comprendiendo la existencia desde su raíz.

Sentado en Zazen, se deja pasar las imágenes, los pensamientos, las formaciones mentales que surgen del inconsciente, pasan como nubes en el cielo y terminan por desaparecer si no les prestamos ninguna importancia. Como sombras delante de un espejo, las emanaciones del subconsciente pasan y se desvaneces. Así se llega al inconsciente profundo, sin pensamiento, más allá de todo pensamiento ( hishiryo), verdadera pureza. El Zen es muy simple, y al mismo tiempo muy difícil de comprender. Requiere esfuerzo y repetición –como la vida misma--. Sentado en Zazen, sin meta, sin buscar nada, si vuestra postura, vuestra respiración y la actitud de vuestro espíritu están en armonía, comprenderéis el verdadero Zen, la naturaleza de Buda.

La Forma y la fuerza: Shi-sei

La postura se dice en japonés: Shi-sei. DE hecho se trata más bien de una mezcla de chino y japonés que designa: shi: la forma y sei: la fuerza. La forma designa la postura que debe ser tan bella como sea posible. Pero la postura de Zazen no es solamente forma, sino que debe estar siempre unida al elemento sei, es decir, la fuerza, la actividad. La forma es importante, desde luego, debe ser justa, pero si no tiene fuerza, o energía, está incompleta. La unidad de los dos elementos constituye la postura. Otra manera de designarla es ikioi, de iki, respiración, y oí, vida, energía vital.

Cuando observo vuestras posturas, me doy cuenta que algunas tienen una fuerte actividad y otras no. ¿Cómo se puede ver esto?

  • La barbilla está bien recogida. Si la actividad disminuye, la barbilla se desploma o sube. Si se piensa demasiado, la cabeza cae.
  • La espalda está bien derecha y la pelvis basculada hacia delante.
  • La nuca está tensa, formando una línea derecha, ni curvada ni rota.

Hay muchos hilos nerviosos que pasan por la nuca. El cerebro es regado mejor cuando la circulación es activada.

La forma y la fuerza son estrechamente interdependientes. No se trata de un formalismo anticuado, sino de la práctica de una postura perfecta que ha sido estudiada y profundizada por la línea de todos los maestros.

En China, en un templo Zen, el maestro dijo un día a sus discípulos durante la práctica de Zazen:

  • ¿Qué hacéis?
  • No hacemos nada.
  • No, hacéis sin hacer.

La esencia de la marcha: Kin-Hin

En el Dojo son enseñadas las cuatro actitudes fundamentales del cuerpo: como estar de pie, cómo caminar, cómo sentarse, cómo acostarse. Estas son las posturas originales. Las que tomamos habitualmente, las actitudes a las que nos dejamos ir, la mayoría de las veces son posturas imperfectas.

La postura de pie, y en marcha, es muy importante. Se la llama Kin-Hin. Maurice Bejart ha reconocido en ella el origen de los pasos y de las posturas de danza enseñadas en el ballet clásico europeo.

La postura es la siguiente:

Estamos de pie, con la columna vertebral derecha, el mentón recogido, la nuca tensa, la mirada puesta a unos tres metros delante de sí, es decir, poco más o menos a la altura de la cintura de la persona que nos precede cuando caminamos en fila india. El dedo pulgar de la mano izquierda está encerrado en el puño izquierdo, el cual es posado sobre el plexo solar. La mano derecha envuelve el puño izquierdo y las dos manos están firmemente apoyadas la una contra la otra y contra el esternón, durante la respiración. Se separa los codos y los ante-brazos son mantenidos horizontales. Los hombros están relajados y lanzados hacia detrás. Al comienzo de la espiración se avanza con la pierna derecha un medio pie, y se apoya enérgicamente contra el suelo la planta del pie, precisamente con la raíz del dedo gordo, como si se quisiera imprimir una huella en el suelo. Existe una profunda correspondencia entre esta extremidad del pie y el cerebro. Es bueno sentir el contacto con la tierra. La rodilla está bien tensa, la pierna entera está en tensión así como todo el lado derecha, desde la cima de la cabeza hasta la punta del pié. La otra pierna, el otro lado, permanecen flexibles, relajados. Al mismo tiempo, se espira profundamente por la nariz, lentamente, haciéndola lo más larga posible, pero sin forzar y sin ruido. Cuando llega a su término, se marca un tiempo de pausa, se relaja el cuerpo y la inspiración surge por ella misma, automáticamente, libremente. Al comienzo de la espiración siguiente, se cambia de pierna y todo el proceso vuelve a comenzar, apoyándose sobre el pie izquierdo y dejando relajada la pierna derecha.

Se trata de una marcha rítmica, como la de un pato. La tensión y la relajación, los tiempos fuertes y débiles se alternan. Los maestros Zen dicen que se trata de avanzar como un tigre en la selva o como un dragón en el océano. El pié se apoya sólidamente y en silencio, como los paso de un ladrón.

Durante esta marcha no se debe mirar la cara de las demás personas, la mirada está vuelta hacia el interior, como si se estuviera sólo consigo mismo. Se dejan pasar los pensamientos, como durante Zazen. La marcha en Kin-Hin se basa en la postura sedente de Zazen. A lo largo de una jornada de sesshin se alternan ambas prácticas. El cuerpo y el espíritu vuelven a encontrar su unidad, así como una resistencia y un dinamismo remarcables.

Kin-Hin es, como Zazen, un método de profunda concentración. La energía, empujada por la respiración, es reunida en el bajo vientre, lugar en el que es verdaderamente activa. Kin-Hin es un entrenamiento a la estabilidad. Las Artes marciales japonesas se han basado en esta postura de piernas y en la concentración de la energía en el hara (Centro de gravedad del cuerpo, situado a algunos centímetros por debajo del ombligo). Esta postura es enseñada en la práctica de Judo, del karate, del aikido, del tiro con arco.

En nuestros días, se tiende a olvidar esta influencia de la actitud espiritual en la práctica de las artes marciales. Se busca la fuerza solo a través de la técnica. Do, de judo o aikido, significa Vía. Las artes marciales no son ni una técnica de competición, ni un deporte, sino un método para alcanzar el dominio de sí, el control de la energía, a través del abandono del ego (El yo personal y posesivo, productor de ilusiones) y de la comunión con el orden del universo. Es un entrenamiento de la conciencia: no se lanza la flecha, la flecha parte en el instante preciso en el que, inconscientemente, se está preparado, despojado de sí mismo.

Sentarse en silencio

El verdadero Zen se práctica sin motivaciones, sin meta, sin ni siquiera buscar el satori (despertar), Pongo el acento sobre la esencia del Zen: Zazen. El canto de los Sutras, las ceremonias en los templos son acciones hermosas, pero no esenciales. No hay ninguna necesidad de ir al Japón para la auténtica enseñanza del Zen. El verdadero Zen existe aquí y ahora, en nuestro cuero y en nuestro espíritu. Si la postura y la respiración, el espíritu vuelve a encontrar su condición normal, natural. La voz, cuando se recitan los Sutras, proviene del bajo vientre, y no de la garganta como en el canto occidental. Todo se vuelve justo cuando encontramos la armonía de la respiración con el instante presente. “El tiempo de una respiración no vuelve. No se puede repetir cuando ya se ha acabado. Esta es la razón por la que debemos tener cuidado en hacerla bien”, decía el Maestro Dogen. No hay nada que obtener. NO hay que llegar a nada. No buscar la verdad, no huir de las ilusiones. Simplemente, estar presente, aquí y ahora, en nuestro espíritu y en nuestro cuerpo. Entonces aparece la conciencia profunda y pura, universal e ilimitada.

El espíritu del gesto: Zanshin

Este es un término que se encuentra muy a menudo en la práctica de la esgrima japonesa (kendo. Zanshin es el espíritu que permanece sin apegarse, el espíritu que permanece vigilante. Hay que tener cuidado con la acción y permanecer atento a lo que pueda ocurrir después. Hay, por ejemplo, una manera Zanshin de cerrar la puerta, de posar un objeto, de tomar una comida o de conducir un coche e incluso de permanecer inmóvil. Se posan los objetos con precaución, se suspende el movimiento durante una fracción de segundo antes de cerrar una puerta con el fin de que no de un portazo. Yo insisto siempre sobre el saludo de las dos manos en gassho: antes y después de la meditación de Zazen, o bien cuando uno quiera moverse, o cambiar de piernas durante Zazen: hay que saludar así. En este saludo mantiene la concentración de la energía, y es una señal de respeto a los demás. Esta educación también se encuentra en el arte floral (Ikebana), en la ceremonia del té, en la caligrafía. Es difícil estar en lo que se ha hecho, pero es más difícil aún permanecer atengo para lo que pueda suceder a continuación. Originalmente, la palabra Zanshin proviene del arte del sable y significa: “Prestar atención al adversario”.

Zanshin se aplica a todos los actos de la vida. La belleza natural del cuerpo es el reflejo del entrenamiento del espíritu a la concentración en los gestos. El trabajo manual (samú), se trate de las faenas caseras o de la agricultura, del arte o de la artesanía no condiciona solamente la salud del cuerpo y la habilidad de los dedos, sino también la agilidad del cerebro. Los gestos se vuelven fáciles y controlados a través de la práctica, y el cuerpo encuentra su belleza. La acción natural es inconsciente y perfectamente bella.

Hay una profunda relación entre los dedos y el cerebro, Los Antiguos conocían esta relación y le prestaban una gran atención. Anaxágoras, el maestro de Platón, escribió: “El hombre piensa porque tiene una mano.” ¡Debemos saber pensar con nuestros dedos!

INICIACION A LA PRÁCTICA: SABADOS 10.00 HS

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