Escudo de armas de Lima

 

EL MIRADOR DE INGUNZA

 

Mirador de Ingunza
Foto que muestra el patio de entrada a los tendidos de sombra de la Plaza Taurina de Acho y, a la derecha, el Mirador, de estilo morisco, del palacete borbónico de Yngunza y que se complementa arquitectónicamente con la Plaza firme de toros de Acho de estilo mudéjar

 

Un poco de historia

Cuadro del Mirador de Ingunza pintado por Jhonattan R. Collantes Mendieta 15 años. Concurso de Pintura Museo de Arte de Lima 2004
Mirador de Ingunza

Desde la calle, el modestísimo hotel signado con el número 511 del Jirón Marañón, en el distrito del Rímac, Lima, pasa inadvertido fácilmente, sin embargo, no se trata de cualquier hotelucho, porque este posee un valor agregado y es que desde lo alto, y sobre los cimientos añosos de esta casona, se levanta el imponente Mirador de Yngunza, uno de los tres monumentos de este tipo que sobreviven aún en Lima desde la época colonial y los comienzos de la Republica y sobre cuya cúpula octogonal destaca la figura de un indígena, con taparrabos y penacho, que hasta ahora se divisa desde las estrechas calles rimenses. En la cúpula, rodeada de unos antiquísimos vitrales, se logra una vista incomparable del Rímac -y de Lima-: el río seco y sediento, el puente Viterbo, el cerro San Cristóbal, la fábrica de cerveza "Cristal" y, claro, la tradicional plaza firme de toros de Acho. Una escalera de caracol de madera conduce a la torre, de estilo morisco, mandada a construir en 1858, por el ilustre magistrado y viajero, el doctor, don Francisco Esteban de Yngunza y Basualdo, quien nació en la ciudad de León de Huánuco el 24 de Diciembre de 1808 y falleció en la ciudad de Lima el 19 de marzo de 1886.

Sin embargo sobre su construcción la febril imaginación de la chismografía limeña ha tejido muchas pseudohistorias, asi tenemos, por ejemplo, en el Diario Oficial "El Peruano" del Sábado 27 de Octubre del 2001, una de estas pseudohistorias que dice ".....la torre, mandada a construir, según la tradición, por don Francisco Esteban de Ingunza, notable y encopetado vecino de la Lima del siglo XVIII, muy aficionado a los toros. La chismografía limeña relata que el virrey Manuel Amat le prohibió el ingreso en la plaza de Acho, debido a un pleito que tuvo con el constructor del coso, un tal Hipólito de Landaburú. Sin embargo, Ingunza no se quedó de brazos cruzados. Adquirió un solar contiguo y construyó el mirador.....".

Otra pseudohistoria es la encontrada en la Revista Caretas Nº 1594 del 18 de Noviembre de 1999, en su artículo intitulado ¡Va Por Acho! y que a la letra dice ".....Y, en cuanto al misterioso Mirador de Ingunza, una torrecilla vecina a la plaza que todavía se aprecia en estos días, no era como refiere la leyenda un escondite para que la amante del virrey, la Perricholi, pudiera ver discretamente la corrida. En realidad fue levantada por el señor de Ingunza, socio de Landáburu (¿?) que, habiendo tenido diferencias con el empresario, mandó construir el Mirador para no privarse del espectáculo".

Finalmente en el Diario La República del 4 de marzo de 2005, Sección Sociedad, aparece, sobre el mirador, una historia con ciertas inexactitudes y que dice "Circulan varias historias sobre su construcción. La más difundida es que el virrey Manuel de Amat y Juniet mandó levantar el mirador para disfrutar de las corridas de toros junto a su amante, Micaela Villegas, “La Perricholi”. Pero descendientes del español (sic) que financió su construcción cuentan que don Francisco de Ingunza y Basualdo realizó la obra en 1858.

Aseguran que concedió parte de su finca a las autoridades de Acho para la entrada a la sección sombra. A cambio tendría un palco perpetuo. Y como la administración posterior desconoció el convenio, don Francisco levantó la torre, para poder gozar a sus anchas de las corridas de toros".

Pero como ya se ha demostrado el Mirador no data de la época del Virrey Amat, quién -al igual que Agustín Hipólito de Landaburu, supuesto socio de Yngunza- nunca conoció a quien financió su construcción: el peruano, y no español, don Francisco Esteban de Yngunza y Basualdo, ilustre magistrado y viajero que realizó la obra en en el año de 1858, inspirado en los minaretes árabes que observara en sus viajes, y no "para tener visión permanente al coso" ni "como un recurso para espectar las corridas y eventos sin estar en los tendidos" como creen algunos escritores de imaginación febril, dentro de su casa, la que se conociera como la casa - quinta de Ingunza, ubicada al lado de la Plaza de Toros de Acho en las esquinas de las calles Hualgayoc y Marañón en el Distrito del Rimac, Lima. Casona esta con caballerizas y hermosos jardines adornados con estatuas de mármol y piletas así como con una colección de cuadros del eximio pintor Juan de Dios del Carmen de Ingunza y Basualdo, hermano menor de don Francisco Esteban de Yngunza y Basualdo, del mismo que se exhiben varias obras en el museo de Arte de Lima.

Gran parte de la casa quinta Ingunza se cayó en el terremoto de 1940, quedando en pie sólo el mirador, una construcción octogonal de cuatro pisos interconectados por escaleras de caracol, permaneciendo este en pie hasta nuestros días. Siendo declarado Monumento Histórico - Artístico mediante R.S. N° 2900-72-ED del 28 de diciembre de 1972. Así mismo la UNESCO - organismo de las Naciones Unidas- lo declaró Patrimonio Cultural de la Humanidad en diciembre de 1991.

Por muchos años el Mirador se encontraba en estado ruinoso y estuvo olvidado, perdido en la memoria de tiempos mejores, aquellos en que la torre se llenaba de ávidos espectadores de las corridas de toros, ante la indiferencia total de sus actuales propietarios quienes nunca apreciaron su valor, habiendo la familia de Ingunza estado inmersa en lograr su recuperación/restauración.

 


Se accede al Mirador entrando al patio posterior de un modestísimo hospedaje en el 511 del Jirón Marañón en el Rimac, Lima.

 

La Remodelación del Mirador

Diferentes direcciones de la comuna limeña han trabajado en la conservación y mantenimiento del Mirador de Ingunza.

El Municipio de Lima fumigó y limpió los ambientes, reforzó las puertas y ventanas, completó los vidrios y madera faltantes, y pintó sus paredes, respetando los colores originales.

De vuelta a la luz

Al Mirador se le ha dotado de iluminación artística que permitirá apreciar su belleza también por las noches, formando parte del Circuito de la Luz. Los elementos arquitectónicos del mirador han sido jerarquizados y destacados con las nuevas tonalidades de luz, entre cálidas y blancas. Se han usado lámparas de halógeno metálico, reflectores, fluorescentes y elementos dicroicos.

Ahora el Mirador de Ingunza brilla de nuevo y ha sido integrado por la Municipalidad de Lima al gran Circuito Turístico de la Luz.

 

Visto desde cualquier ángulo, el Mirador, parece formar parte de la Plaza de Acho; sin embargo no es asi. Cuando fue construido, se hizo fuera de los límites del coso.

Fué mandado construir en 1858 por el señor Francisco Esteban de Yngunza y Basualdo, ilustre Magistrado y Viajero, quien se inspiró en los minaretes árabes que observara en sus viajes.

Es una interesante pieza arquitectónica, con base octogonal y de tres cuerpos, en la forma de un alminar, coronada por un giraldillo, que conjuga perfectamente con la construcción de Acho

Detalle del balcón circundante y ventanales

Vista de la imágen de un indígena con taparrabo hecha de madera que adorna la torre

RENOVADO: La tradicional torre ha sido incorporada por el municipio de Lima al circuito turístico nocturno. Foto: Diario "La República" del 04 de Marzo del 2005

 


Ir a la página anterior.

 

Principal