LEY DE OHM


1.0. INTRODUCCIÓN

Una vez acotado el campo de actuación de la electrónica parece claro que ha llegado el momento de establecer dentro de dicho campo ciertas normas y definir ciertas medidas que todo componente deberá cumplir. Aunque esto pertenezca al campo más teórico de la electrónica podemos asegurar que no tiene por qué resultar aburrido.

Es hora de organizar a nuestros componentes y, nada mejor para ello, que recurrir al arbitrio de un ente imparcial y cuya solvencia no deje lugar a dudas. El conjunto de parámetros que podemos estipular dentro del reparto de componentes ya descrito responderá al claro nombre de magnitudes eléctricas. Y para auditar que cada componente guarde las magnitudes estipuladas recurriremos al elitista cuerpo de medidores y polímetros.

Siempre que nos topemos con circuitería electrónica deberemos hacer frente a palabras tales como: intensidad, ohmio, impedancia, capacidad, henrios, faradios y demás.

La forma en que la electricidad circula por los diversos componentes electrónicos de nuestros montajes motiva la aparición de diferentes efectos, tantos como componentes diferentes tengamos. Dichos efectos tienen nombres como: tensión, intensidad, resistencia, capacidad, inducción, conducción, etc.

 

La forma en que los eficientes medidores electrónicos conocidos como polímetros o multímetros tasan dichos efectos hace que por cada uno de ellos se cree una magnitud (medida) asociada. Dichas magnitudes reciben nombres tales como ohmio (abreviado como W, voltio, faradio, amperio, henrio, etc.

De lo explicado hasta ahora parece claro que la forma de poner orden entre los diferentes actores de nuestra obra es asignar a cada uno de ellos un efecto o papel diferenciador. El polímetro un poco en todos ellos será el juez o crítico de la representación y otorgará a cada uno de ellos su justo veredicto. Empecemos pues con los papeles o magnitudes existentes en este mundillo.


Hosted by www.Geocities.ws

1