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Gaspar Garza Gándara*

Fecha de Nacimiento: 31/10/53
Lugar de Nacimiento: Monclova, Coahuila


Se inició en el Periódico El Tiempo de su ciudad natal en 1969. Ha colaborado como corresponsal de la revista Hit en 1982.

Corresponsal del periódico ESTO en 1980 y 81.

Reportero y columnista de los periódicos Tribuna de Monterrey El Porvenir, Regiodeporte, El Diario de Monterrey, Extra, El Sol y El Nacional.

Colaborador en las revistas regiomontanas Beisborama, Batazos Regios y Deporte Rey.

En 1981 obtuvo el cuarto lugar nacional en el certamen La Crónica del Año organizado por el Salón de la Fama del Beisbol Mexicano.

Actualmente es el director editorial de la revista Deporte Rey .

 

 

 

 

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 31 DE DICIEMBRE DE 1972…
¡ SE CAYO EL AVION DE ROBERTO CLEMENTE ¡

por: Gaspar Garza Gándara*

Noche del año nuevo de 1972 en Carolina, Puerto Rico. Los chiquillos corretean jugando al escondite, y estallan cohetones en los barrios de la ciudad. La gente mayor reunida en el diálogo franco, familiar, y bajo el calor de las copas, y vistiendo algunos las mejores ropas, brindan por algo que se avecina inminentemente: la llegada del año nuevo.
Las canciones de Daniel Santos se escuchan en la mayoría de los hogares, aunque algunos prefieren oír a Chucho Avellanet con su corte juvenil, o al mexicano (sonorense) Javier Solís y su inolvidable “Mi viejo San Juan”…
En la cocina, los condimentados manjares están a punto de ser culminados, para poner punto final al diálogo y con el sonido de los platillos, llamar a la cena.

Faltan escasos minutos para el momento cumbre, la sidra está al punto, el abuelo afina la garganta para el discurso obligado ante los invitados, y el tic-tac del reloj se hace lento….eterno….
De pronto….el riiiinngggg del teléfono saca del aburrimiento a alguien, que no era partícipe de la plática.
-“Qué dices?…..¿cómo?….¡No puede ser!”…son las únicas palabras que alcanza a pronunciar y cae como un pesado fardo sobre un sillón, colgando el aparato.

Al ser interrogado, sólo contesta mecánicamente, como un robot: -“ Se cayó el avión de Roberto….”
-“¿Quién es Roberto?”- pregunta el niño de apenas tres años de edad….silencio, gritos de histeria, llanto, suspiros, rezos fueron la respuesta.

UNA PATRIA ENTRISTECIDA

A las 11: 40 de la noche del 31 de diciembre de 1972 una gran tragedia le ocurrió a Puerto Rico. Era un día lluvioso, pésimo para la navegación aérea, además de ser un día especial para estar reunido con amigos y familia para despedir el año.
Pero Roberto Clemente tenía una cita con el destino. Varios aviones habían sido fletados con ayuda al pueblo nicaraguense en desgracia por un terremoto .
Cuando Clemente se enteró que no llegaba la mercancía a los damnificados directamente, éste tomó la decisión de ir personalmente para atestiguar que la ayuda se repartiese. Pero sus ojos jamás verían esto. La nave en que volaban se desplomó y cayó al mar, vistiendo de luto a Puerto Rico y al mundo.

Cuando todos se enteraron de su partida, enmudeció la garganta de su patria, se quedó sin voz el hombre, se quedó sin voz el corazón y la razón. Calló el bullicio y la canción, y el hombre de los barrios bajos se fundió en un abrazo con el encopetado millonario. Había muerto un héroe del diamante.

NACE UN SUPERESTRELLA

Roberto Clemente Walker nació un 16 de agosto de 1935 en el barrio de San Antón de Carolina, Puerto Rico. Fue el hijo menor del matrimonio de Luisa Walker y Melchor Clemente. De esta unión se procrearon Osvaldo, Justino, Andrés, Ana Iiris y Roberto, quienes junto a dos hijos de un matrimonio anterior de Luisa formaron un núcleo de siete hijos.

Roberto era el pequeño, el mimado, a quien llamaban “Mome” y al que había que comprarle ropa de tallas mas grandes debido a su físico bien desarrollado.
Su padre era comerciante y carnicero, y a pesar de no tratarse de una familia acomodada, nunca les faltó lo necesario para vivir.
Roberto y su espíritu despierto, inquieto y su inteligencia y arrojo hicieron que a los 14 años jugara softbol con adultos , además de ganar campeonatos de atletismo, y a los 17 años era codiciado por muchos equipos de beisbol locales y un año más tarde ya inquietaba a los buscadores de las Ligas Mayores.

ADIOS BORINQUEN QUERIDA

Clemente creció con la enseñanza religiosa de sus padres quienes le inculcaron a cada momento el respeto asus semejantes y el cumplimiento de la palabra, cuando esta se daba.
Sabía que el coraje y el rencor eran malos, pero en la ruda brega deportiva que es el juego de beisbol, con sus Obstáculos, el Corsario Negro de Carolina -como luego se le llamó- estallaba en cólera contra ampáyers, anotadores, Cascos y hasta el bebedero, pasando por los cronistas deportivos que tan duramente hablaban de él en sus inicios.

Sólo cuando pasaba el coraje, la criatura que traía adentro volvía a tener el control de sus emociones, y le venía el Arrepentimiento.
Estas escenas fueron más frecuentes cuando Roberto incursionó en 1953 en el beisbol estadounidense, firmado por Los Dodgers quienes lo asignaron a su sucursal de los Royals de Montreal de la Liga Internacional. Esta fue la primer salida de Clemente de su patria, de su Borinquen querida.

Conocida es la leyenda de que los Dodgers lo habían Enviado a una sucursal, para que los demás equipós no se interesaran mucho en él, pues sus facultades eran enormes.

Max Macon era su manager en Montreal, pero casi no le daba juego, según sesupo, por “instrucciones superiores”.
Si el muchacho entraba en racha bateadora, iba a la banca. Pero todos estos detalles no habían pasado desapercibidos a los ojos de los scouts de los Piratas de Pittsburgh.

Y fue nada menos que el propio Branch Rickey ,mandamás De los bucaneros, quien se trasladó para verlo jugar a Puerto Rico en el invierno.
Rickey era el locuaz anciano, Quien había abierto a los negros las puertas de las Ligas Mayores, y no se equivocaría al firmar al “Mome” Clemente.

En aquel tiempo Roberto jugaba para los Cangrejeros De Santurce, junto a estrellas de renombre como Willie Mays, George Crowe y Willie Kirkland.
El viejo Rickey se asombró de la velocidad, brazo y bateo Del joven pelotero y lo pensó más, lo convenció y los Piratas tenían ya un jardinero derecho para la temporada Venidera, un diamante negro con el número 21 que mas Tarde se haría inmortal.

Atrás quedaban las amargas noches de Montreal, viendo El juego desde la fría banca y recordando el barrio de San Antón.

EL AMOR DE SU VIDA

Un día Roberto visitó en su pueblo la farmacia de un amigo, como era su costumbre, y como el encargado tuvo que salir él atendió el negocio.
El destino tenía preparada ya la cita. Una bella lugareña, Vera Zavala llegó al negocio, Roberto la atendió y el amor nació a primera Vista.
Ese día él le confesó a su madre que acababa de conocer a la que sería su compañera inseparable y consejera, además de que le daría tres hijos: Roberto, Luis Roberto y Roberto Enrique, todos nacidos En Puerto Rico.

DE QUE COLOR ES LA PIEL DE DIOS

En su año de novato con Pittsburgh sufrió como nunca la discriminación por el color de su piel.Peleó por los derechos civiles de los negros y latinos. Martin Luther King fue su ídolo, y tuvo La oportunidad de conversar con él algunas veces.

Decía Roberto: Dios es color Dios y recordaba la canción del grupo “ Viva la gente “, la que dice “De qué color es la piel de Dios” que hace referencia a la igualdad de los seres humanos.
La última batalla que dio por sus hermanos de raza, fue al defender aAl entonces joven receptor panameño Manny Sanguillén. Les decía A los periodistas que escribieran cosas bonitas de Manny; que era el receptor del momento, y así Roberto se convirtió en su protector Y guía, tanto así que al fallecer Roberto, Sanguillén confesó que él también había quedado huérfano.

EN PELIGRO DE MUERTE

En dos ocasiones el ángel de la muerte visitó la cuna de Clemente En una ocasión sufrió un accidente de carretera en 1965, al chocar Contra un auto por querer llegar a ver a su hermano Luis Daniel, Quien estaba muy enfermo.

Roberto quedó lisiado, pero su fortaleza Y fe en Dios lograron su recuperación.
En otra ocacion cayó de un balcón y estuvo a punto de morir, pero Pudo esquivar un pesado barandal de acero.
De manera que Roberto siempre estuvo crucificado por el dolor Y salía a dar todo en el terreno de juego, además de que siempre estaba atento a ayudar a los demás, ya que era un consumado masajista, oficio que practicaba en su propio cuerpo.
La ocasión del accidente automovilistico, un amigo lo levantó con Fisioterapia de entre los lisiados, y lo puso a jugar, evadiendo el quirófano, por lo que Clemente no podía negarle ayuda a nadie, así fuera un rival que un día anterior les hubiese dado un jonrón.

PUERTO RICO Y PITTSBURGH SIEMPRE EN SU CORAZON

Siempre anheló haber lucido el nombre de su patria, Puerto Rico En su uniforme. Hasta que en una ocasión se le nombró timonel de la selección boricua en un mundial amateur en Nicaragua.

Su segunda casa era Pittsburgh…él no concebía que pudiera jugar en otro equipo más que el de los Piratas.
Llegó como adolescente A esa ciudad, y por su gusto saldría de allí cuando ya no tuviera Nada que darle. Sus primera salegrías y recuerdoslos dejó allí.
Por eso, en la soledad del jardín derecho, pensaba en las cosas Que le gustaría lograr, en las metas alcanzadas……y en las que Le habían robado.
Sí, porque estaba en constante pelea con los anotadores oficiales Por quienes siempre se consideró “robado”. Como poseedor De las piernas mas veloces de su tiempo en el beisbol, le molestaba que no le dieran como infield hit un batazo que a juicio del anotador se marcaba como error del fildeador.

LA VOZ DE LOS NIÑOS

Era un puma enjaulado en el campo, quizás por su herencia en el genio portorriqueño, la indolencia del conquistador, la ferocidad del guerrero africano y la confusión del mulato antillano ante la Desigualdad de fuerzas ante el invasor español.
Pero después que la temporada terminaba, Roberto cambiaba y era tranquilo. Se dedicaba a enseñar beisbol a los niños y a realizar Obras de caridad, contestaba miles de cartas, cosas que también hacía en el verano,cuando se iba al estadio dos horas antes de cada partido cuando los Piratas jugaban en casa.
Clasificaba en cajas sus cartas, las que le pedían fotos, banderines, pelotas y en un lugar muy especial las de los niños enfermos.

Muchas veces escondía su rostro lleno de lágrimas para sus compañeros no lo vieran.
La voz del niño enfermo del corazón o de cáncer incurable le Partían el alma, y ahí estaba Clemente puntual a su cita en los hospitales.

EL RETIRO ESTABA CERCA

Conocía su cuerpo como un anatomista, y tenía la duda de si ya no estaba dando todo lo que podía dar en el terreno de juego.
Se tocaba sus músculos y se preguntaba si podía seguir jugando Después de 19 años en las Grandes Ligas.
Una de las anécdotas que se recuerdan de este enorme pelotero, fue la ocasión en que se rindió homenaje al cronista radial de los Piratas, Bob Prince, porque tenía algo común con Clemente: gustaba De ayudar a los necesitados.
En el homenaje en 1972, Roberto quiso estimular con un buen regalo al cronista y fue donde estaba su padre, don Melchor Clemente para pedirle el regalo mas preciado de su carrera, El bat de plata por su primer corona de bateo.
Prince no esperaba un regalo de tal valía, y lo aceptó con la Condición de que cuando él muriese, el bat volvería a su dueño Original, don Melchor. Pero el destino quiso que Roberto se fuera primero, y Prince quiso devolver el regalo.

LA TIERRA SE ENCELO DEL MAR

A Roberto le conmovía todo lo que fuera dolor o tragedia, por eso Cuando se enteró del terremoto de Managua, Nicaragua, se aprestó A recolectar víveres y medicamentos para ir en ayuda de sus Hermanos en desgracia.
Los rostros de los pequeños nicaragüenses cuando Clemente visitó esa tierra en un campeonato mundial amateur quedaron grabados en su mente.
Era un 31 de diciembre, a las 6 de la tarde, y el último Avión con ayuda no había salido aún por fallas en los motores.
Clemente había avisado a su madre y a su esposa que él personalmente iría en la expedición, a pesar de los ruegos De Vera su mujer, de que pasara con su familia el fin de año.
Llovizanaba y sería el último vuelo del día, mientras la isla Vivía los preparativos para despedir el año 72.

Cerca de la medianoche, cinco pasajeros emprendieron el vuelo Hacia su destino, que sería el fondo del mar, muy cerca de la costa de Carolina.
Y la tierra se enceló del mar, ya que éste sirvió de tumba al incansable promotor de la paz, Roberto Clemente y sus acompañantes.

UNA MUJER VIGILANTE

Manny Sanguillén se encontraba jugando en la pelota invernal De Puerto Rico, y al enterarse de la noticia,se trasladó a Carolina, Para buscar a quien siempre consideró su segundo padre.
Cinco días fueron los que Manny se sumergió en las aguas, permaneciendo más tiempo del que una persona normal aguanta bajo el agua, pero su esfuerzo no fructificó.
Sus lágrimas se confundieron con el agua que chorreaba en el visor De su traje acuático.
Era un huérfano más, como los tres varoncitos De Roberto .
Mientras tanto,una mujer permanecía de frente al mar, con el corazón estrujado por el dolor, y sus ojos encendidos de lágrimas Y la esperanza atardeciéndole en la razón.

La espera es inútil, el mar no devuelve a su esposo, y su llanto Se convierte en una plegaria. El imponente mar fue la tumba del astro, un sepulcro de inmensa magnitud para un hombre excepcional, un luchador del bien y la Justicia, el héroe deportivo portorriqueño más grande de la historia, el Corsario Negro, Roberto Clemente.

(DICIEMBRE DE 1986)

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