Néstor
Isaías Chávez nos dejó con las ganas de saber hasta
donde llegaría en el mundo del beisbol. Esa ilusión se
desvaneció el 16 de marzo de 1969, en el accidente aéreo
más grande de la historia venezolana, cuando un avión
de Viasa cayó sobre un caserío cercano al aeropuerto
de Maracaibo, y perecieron todos sus ocupantes y algunas
familias del lugar.
Sin embargo muy pocos han conquistado el corazón de los
aficionados con la rapidez que lo hizo Chávez, quien
era conocido desde sus días de pelotero infantil en la
organización de Los Celis, y bautizado desde entonces
como "El Látigo" por la fuerza de su brazo
Era
un espigado pitcher derecho, su nombre comenzó a
aparecer con relativa frecuencia en los periódicos
desde el Campeonato Nacional de Béisbol Juvenil
realizado en 1963 en la isla de Margarita, y en donde el
joven nacido el 6 de julio de 1947 defendió los colores
del Distrito Federal. Por ello, cuando terminó ese
campeonato fue firmado por Orientales aquí, y por los
Gigantes de San Francisco allá todos los titulares de
ese día fueron para él.
Sabían
uds. que el solo anuncio del El Látigo como abridor
aumentaba la afluencia de aficionados a los parques. En
su época, sólo Víctor Davalillo logró mover
multitudes como él.
Su
primera temporada como profesional la lanzó con el
Orientales en el campeonato 63-64, y cuando para la
64-65 la franquicia recuperó el nombre del Magallanes,
"El Látigo" se transformó en un símbolo de
la divisa, tal vez con la misma fascinación que
provocaba Luis "Camaleón" García, el ya
legendario antesalista y fuerte toletero de los
Navegantes.
Su
primera temporada como profesional la lanzó con el
Orientales en el campeonato 63-64, y cuando para la
64-65 la franquicia recuperó el nombre del Magallanes,
"El Látigo" se transformó en un símbolo de
la divisa, tal vez con la misma fascinación que
provocaba Luis "Camaleón" García, el ya
legendario antesalista y fuerte toletero de los
Navegantes.
En
esa primera campaña fue el líder con 14 apariciones
como relevista y obtuvo su primer triunfo mientras su récord
quedaba en 3 y 4. Luego en las tres siguientes campañas
ya en el permanente rol de abridor, sus registros
subieron a 5-3, 6-7 y 5-8, completando en las dos últimas
más de un centenar de entradas, algo nada común en
estos tiempos.
Paralelamente
se desarrollaba su carrera en Estados Unidos. Se estrenó
en 1964 con el Decatur en la Liga del Medio Oeste, y
repitió en el 65 completando su primer gran año al
culminar con marca de 12-9 y efectividad de 2.15. En el
66 lo inició en AA y lo concluyó en AAA con balance de
7 y 5, y en la siguiente temporada llegó a las grandes
ligas.
Los
Gigantes lo asignaron al Waterbury en la Liga del Este
doble A, y cuando era el líder del circuito con 12
triunfos, siete blanqueos, 15 juegos completos y una
efectividad de 1.79, fue promovido a AAA con el Phoenix.
Allí andaba en 6 y 3 cuando fue llamado a las mayores
en septiembre. El 9 se estrenó y el 30 se apuntó su
primera y única victoria en un partido en que San
Francisco le ganó 1x0 a los Filis de Filadelfia. Sus
dos únicas salidas fueron como relevistas.
Con
toda esa experiencia acumulada, la del 67-68 fue la
mejor de sus campañas en Venezuela. En su primera
salida blanqueó 2x0 a los Tiburones de La Guaira con
una alineación donde destacaban Luis Aparicio, Ángel
Bravo, José Herrera, Remigio Hermoso y Marv Rettenmund.
Sin
embargo, la culminación de su labor la alcanzó en la
semifinal como refuerzo de los Leones del Caracas. El 23
de enero de 1968 en el Universitario, llegó a retirar a
25 bateadores consecutivos en la alineación de los
Industriales del Valencia, encabezada por Teolindo
Acosta, Gustavo Gil, Jim Hicks y Ed Kirptarick. Al final
ganó 3 a 0 y sólo le pegaron un hit, Nadie más se le
embasó. Todavía ostenta el record de más jugadores
retirados en fila en un juego de playoff en la liga
Venezolana.
Sin
saberlo su última aparición se produjo en el mismo
escenario de la UCV el domingo 11 de febrero de ese
mismo año 68. Fue en medio de una serie entre Venezuela
y Puerto Rico. Esa mañana, "El Látigo" se
impuso 5 a 1 espaciando diez incogibles, pero ninguno
salido del bate de la superestrella Roberto Clemente.
Su
brazo se lastimó y debió ser intervenido quirúrgicamente.
No lanzó en los Estados Unidos durante todo el 68,
tampoco en Venezuela durante la 68-69. Si podía
continuar o no en acción no se pudo saber nunca por
culpa del fatal accidente aéreo. Sólo queda evocarlo a
través de un registro vitalicio de 19 y 23, de su fugaz
estadía en la gran carpa, o de recuerdos como el de su
hijo Néstor Isaías.
"El
otro día estaba registrando un baúl con sus cosas y
encontré una foto donde yo aparecía con un pelotero y
sus hijos pequeños", relata Néstor, que tenía 1
año de edad el día que murió El Látigo. "No sabía
quién era y mi mamá me comentó: ese es señor de
apellido Bonds que era room mate de tu papá. Bueno, el
señor era Bobby Bonds, quien después fue una estrella
con los Gigantes. Y el niñito era Barry Bonds, uno de
los mejores peloteros de la actualidad"
¿Hubiese
llegado Néstor Isaías "Látigo" Chávez tan
lejos como Bobby y Barry Bonds?. Nadie puede saberlo.
Pero vamos a pensar que sí.