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EL LATÍN EN LA SANTA MISA
Frecuentemente se nos pregunta ¿por qué nuestra insistencia en el uso del Latín en la liturgia? Pues teóricamente hablando existe muy poca diferencia sobre cual idioma se utilice en la Misa por ejemplo, ya que Dios entiende todas las lenguas y conoce los pensamientos mas íntimos de todos los corazones; pero en la práctica existe un verdadero abismo entre el significado cambiante que se le da a las palabras de la lengua vernácula y el significado de las palabras de la así llamada "lengua muerta", es decir el idioma Latín. Con mucha insistencia, la gente, dice que ahora que la Misa es en lengua vernácula, (el idioma propio de cada nación) ahora sí entienden que es lo que se lleva acaba durante la celebración de la Misa. Los Misales para uso de los fieles, antes de la Reforma Litúrgica de 1970, contienen la traducción del latín acompañada con su similar en el idioma correspondiente, y así ha sido utilizado por muchos años. Con estos Misales, los fieles pueden acompañar y leer exactamente lo que el sacerdote dice en sus oraciones frente el altar. Y aunque el Sacerdote utilice el latín en las ceremonias de la Iglesia, los fieles pueden seguir paso a paso lo que se realiza gracias a las traducciones del latín al español, inglés, Francés, o idioma propio de cada país. Por lo tanto no es un argumento valido decir que ahora sí entienden la Misa, los promotores de la Misa en lengua vernácula. Cuando preguntamos, a los promotores de las "novedades litúrgicas", que nos definan lo que entienden precisamente por lo que es la Misa, frecuentemente recibimos respuestas como estas: La Misa es "Una cena", "Una conmemoración", "una fiesta de alegría y amor", es la fiesta de la "Resurreción" etc. Estas respuestas a simple vista suenan muy bien, sin embargo les falta algo muy importante. Ya que han perdido completamente el verdadero sentido y significado de lo que la Iglesia Católica enseña acerca de lo que verdaderamente es la Misa, la cual claramente la ha definido como un sacrificio. Es decir el sacrificio incruento del calvario. No es una cena, ni una conmemoración, sino un sacrificio, como bien ha sido definido el Santo Sacrificio de la Misa en el Concilio de Trento. La Misa tampoco es la última cena, puesto que Jesucristo instituyo la Misa después de que hubieron cenado. Es decir cuando tomo pan y vino y lo bendijo (es decir lo consagro). El claramente manifiesta que este es su cuerpo y su sangre, y que si queremos tener vida en nosotros debemos alimentarnos de El. En cada Misa, Jesucristo se ofrece a si mismo a su padre celestial en sacrificio. El se hace verdaderamente presente en nuestros altares. El pan y el vino verdaderamente se convierten en el cuerpo, sangre, alma y divinidad de nuestro señor Jesucristo. Este es el misterio del cual no podemos explicar. Más debemos creerlo porque es Dios quien así nos lo ha revelado a través de la Iglesia Católica. Este conflicto, sobre lo que significa la Misa, es una de las razones por las cuales la Iglesia insiste en el uso del idioma Latín. Puesto que aun si la Misa fuera traducida en lengua vernácula sin ninguna modificación, lo cual no se puede decir de la traducción realizada por los instigadores del Concilio Vaticano II, existiría aun así una gran confusión. Ya que la gente al escuchar la Misa sin ninguna explicación, en su idioma natal, tomaría el papel de intérpretes ellos mismos, dando su propio significado, acarreando con esto a la protestantización de la Misa, eventualmente reducida como un común denominador. Esta libertad de interpretación se asegura de no ofender a nadie, es decir que puedes creer lo que quieras, y tu vecino puede creer lo que el quiera. De esta manera católicos y protestantes, podrán estar contentos, al tener una "celebración muy parecida". Esto es el resultado de nuevas orientaciones en la Jerarquia. En la actualidad los protestantes pertenecientes a iglesias reformadas historicas pueden asistir sin ningún temor a las misas "católicas", en razón de que el Nuevo Misal fue adaptado a los ritos de la misa luterana, anglicana, y de donde se ha borrado la palabra "herejes, infieles, y cismaticos". Por otra parte, cuando el latín es utilizado en la liturgia de la Iglesia, los fieles interesados en conocer mas acerca de esta, deben dirigirse a las autoridades eclesiales para encontrar el verdadero significado llámese de la Misa, Sacramentos, lecturas etc. ya que no pueden depender de su propia interpretación. Pues recordemos que Jesucristo prometió estar con su Iglesia hasta la consumación de los siglos, y no con cada individuo y sus propias interpretaciones en particular, eso crearía una anarquía total, y caeríamos en el principio de Lutero de la "libre interpretación", y por tanto fungiríamos como nuestros propios superiores en la Tierra. Por lo tanto es claro que, solo la Iglesia Católica es capas de conocer la interpretación correcta de los misterios de Dios. Puesto que el latín es un idioma "muerto", no tendremos la desconfianza de que pierda su significado lo que leemos en la Santa Misa. Las palabras tendrán el mismo significado en todas partes del mundo donde las escuchemos. La Misa será la misma en todo el mundo, por lo tanto las enseñanzas de la Iglesia serán también las mismas, asegurando con esto que tendremos siempre y en todo lugar la misma fe, el mismo sacrificio del altar, y la misma doctrina, puesto que si la Misa se dice en todos y cada uno de los idiomas existentes, no habría la universalidad de la Iglesia. Existirán tantas doctrinas diferentes como el diferente numero de enseñanzas. Cada uno tendrá la libertad de interpretar y traducir los misterios de la Misa de acuerdo a sus propias ideas personales. ¿No es esto lo que experimentamos en la Nueva Misa? En la actualidad la Iglesia padece de un completo desorden litúrgico, en ella se hacen "Misas conservadoras", "Misas espontáneas", "Misas carismáticas", "Misas para niños donde hay hasta payasos y obras de teatro", "Misas con bailarinas" etc. Cada una manifiesta ideas diferentes interpretaciones diferentes de lo que entienden por Misa. No existe ni la unidad en la liturgia ni la unidad en la doctrina en lo que se expresa en la Nueva Misa. A este respecto, el texto siguiente, tomado del Catecismo explicado (Spirago- Clarke 1899) nos dice: "El Latín es bien adaptado para la liturgia de la Iglesia, ya que es ambos venerable y misterioso. Es venerable en cuanto a su origen y antigüedad, es el idioma con el cual las alabanzas a Dios resonaron en voces de los primeros católicos del primer siglo. Es un pensamiento solemne y sublime el que la Misa sea ofrecida en el mismo idioma, las mismas palabras que resonaban en las catacumbas. También existe un elemento de misterio en el idioma latín, ya que es una lengua muerta. No comprensible por cualquier persona. El uso de un idioma desconocido, crea la impresión en quien la desconoce, de que algo se esta llevando acabo sobre el altar, mas allá de sus comprensiones, es decir que se esta realizando un misterio. En el primer siglo de la cristiandad, una cortina se utilizaba desde el momento del Sanctus hasta la hora de la comunión para separar el altar de la vista de los fieles. Aunque esto ya no se practica, el uso del idioma latín, da un cierto sentimiento de reverencia y solemnidad en las mentes de la gente. Es un hecho que los Israelitas, y aun los mismos paganos utilizasen en la ceremonia a la Deidad, un idioma no muy conocido por las demás personas. Los Israelitas, hicieron uso del hebreo antiguo, utilizado por los patriarcas. Y en ningún lugar encontramos que Jesucristo o alguno de los Apóstoles sancionaran tal práctica. La Iglesia Griega, tanto la ortodoxa como la cismática, emplean la forma antigua del idioma Griego, para sus servicios divinos, y no la utilizada en nuestros días. El uso del latín es una forma de mantener la unidad dentro de la Iglesia de Jesucristo. Así como uniformidad en su Liturgia, ya que el uso del mismo idioma en los templos católicos dispersos por todo el mundo, es una forma de conexión con Roma, uniendo a todas las naciones del mundo, bajo en solo idioma. El latín como idioma de la Iglesia, une a todas las naciones, haciéndolos a todos miembros de la familia de Dios, del mismo Reino de Jesucristo. El altar es una especie del Jerusalén Celestial en el cual la gran multitud de gentes y lenguas se reúnen alrededor de este trono Divino, para alabar a Dios. Si no fuera el idioma Latín, la lengua oficial de la Iglesia, las discusiones y disertaciones que se llevan a cabo en los Concilios no serían capaces de entenderse y los mutuos intercambios de ideas y opiniones entre los Teólogos seria imposible. Por otra parte el uso del latín, el idioma de la Roma antigua, nos recuerda nuestra dependencia a la Santa Iglesia, Romana. Involuntariamente trae a nuestras mentes el hecho de que los primeros misioneros fueron enviados por la Iglesia Católica, cuando llevaron la doctrina de Jesucristo por primera vez a nuestras naciones. El uso de una lengua muerta es una garantía segura en contra de muchos males; ya que no esta sujeta al cambio y permanece la misma en todo tiempo. Los idiomas con el uso diario con llevan diferentes cambios, se desechan palabras, o su significado cambia conforme pasa el tiempo. Si la lengua vernácula fuera utilizada en la liturgia de la Iglesia, los errores y herejías indudablemente la envolverían, y lo que una vez tuvo significado sagrado, será utilizado de una manera irreverente y utilizado por el incrédulo en una forma de burla. Esto se previene por el uso del latín, a cualquier grado, en lo que respecta a quien lo desconoce. Mas sin embargo, la Iglesia muy lejos de desear mantener a la gente en su ignorancia acerca de la liturgia católica, el Concilio de Trento, (22,8) estrictamente ordena a los sacerdotes, explicar frecuentemente los misterios y ceremonias de la Misa a los niños en las escuelas, y a los adultos desde el Pulpito. Sin embargo, es un hecho, que no es necesario que los fieles entiendan cada detalle que se lleva a cabo en el santo sacrificio de la Misa. "Si" dice san Agustín "se encuentra alguien presente y no entiende lo que se dice o se canta, saben por lo menos que lo que se dice y canta es por el honor y gloria de Dios y esto es suficiente para que ellos se unan en este ejercicio devotamente". Mas aun, la experiencia misma nos enseña que el uso del idioma latín en la ceremonia de la Iglesia no interfiere ni altera con la devoción de los fieles ni los distrae de la presencia de los servicios litúrgicos. Además, los sermones son siempre instrucciones en la lengua vernácula, el cual se utiliza en algunas ocasiones al principio de las ceremonias y algunos sacramentos. La razón por la cual toda la Misa es dicha en Latín, se debe a que es un sacrificio, y no una instrucción para la gente, además de que el santo sacrificio de la Misa consiste mucho mas en obras y acciones que en palabras. Las acciones del sacerdote, todo el ceremonial, habla el idioma entendible por todos. Y si, como algunos así lo desean, los servicios fueran en el idioma del país en el que se realicen, las personas de alguna otra nacionalidad, desconociendo el idioma del lugar, estarán orillados a cambiar de religión una vez que han dejado su país de origen. Una otra consecuencia de tales cambios sería la perdida de respeto por el santo sacrificio, como se pudo comprobar en tiempos de la reforma protestante, cuando la oraciones de la Misa fueron traducidas en gran parte al idioma Alemán e Inglés.
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