EL MATE


Una leyenda guaraní cuenta que "una tribu nómade, momentaneamente detenida en las sierras donde nace el río Tabay, decidió seguir viaje, quedando en el lugar un viejo indio, sin ánimo ya para continuar. Su hija Yarii se quedó a acompañarlo.
Una tarde el viejo recibió la visita de un desconocido, a quien el color de su piel y la ropa denunciaban como extranjero. En homenaje al huesped, el indio asó un acutí y un tambú de abundante carne y muy ponderada.


Ante tales muestras de hospitalidad y afecto, el visitante, que no era otro que Tupá (Dios del Bien), premió a sus anfitriones haciendo brotar una planta de la Tierra, para que pudieran agasajar a sus invitados cuando quisiesen y, al mismo tiempo, distraer las solitarias horas de su refugio.
Así mismo, Tupá nombró a Yarii diosa protectora de esa planta."

De esta manera refiere el mito al orígen de la "Caá-Mate", la yerba mate de nuestros días. "Caá", del guaraní, significa hierba, y "Mate", que proviene del quechua "Mati", significa calabaza pequeña para beber.

La tierra del mate se sitúa en el Cono Sur americano, fundamentalmente en Argentina, sur de Brasil, sur de Chile, Paraguay y Uruguay.

En Uruguay, símbolo de amistad, es una costumbre tan arraigada como la institución más sólida.

El mate, desde los inicios, fue adoptado por el gaucho (primer poblador no indígena de estas tierras), que, al mismo tiempo que su carácter libre e independiente, fue adquirido en su contacto y convivencia con los pobladores autoctónos.

En los campamentos artiguistas poblado de gauchos, negros e indios, y, por supuesto el propio Artigas, era común el agua calentándose en los fogones junto al asado de carne de vaca, y el mate circulando de mano en mano.

No faltó nunca el amargo o cimarrón, incorporado luego como definitiva herencia a las costumbres tradicionales del paisano y del ciudadano oriental (uruguayo). A esto se suma también, por imitación, el extranjero o gringo que pisa estas tierras, sin poder desprenderse de él.

Actualmente el termo, incorporado por los uruguayos hace más de 50 años, ha contribuido a su uso masivo. No hay lugar que no se vea un hombre o una mujer, paseando, trabajando o disfrutándo de un espectáculo, con el termo debajo del brazo (de una manera muy propia) tomando mate.
En las casas, en el campo, en las calles de los barrios, en plena Avenida "18 de Julio", principal avenida del centro montevideano, en el Estadio, en las plazas, en la playa, en el trabajo, en el estudio, en reuniones, en los velorios, en las manifestaciones, en el auto, (prohibido expresamente en el ómnibus a pasajeros y funcionarios por razones de seguridad) ... Se toma en los viajes, las discuciones políticas, los trabajos manuales, la producción intelectual, en la preparación de exámenes... Lo toman tanto ricos como pobres, siendo muchas veces, acompañado por un trozo de pan, el almuerzo de obreros en una fábrica.

El termo, inseparable ya del mate, ha llegado a "ser parte del esqueleto humano" y, situado entre el brazo y la caja del cuerpo, se ha desarrollado como un "órgano nuevo".

Rúben Sol Font (mi padre)

La yerba mate , aunque parecido en muchos aspectos, no es un té como cualquier otro. Su forma y "técnica" de preparación, su simbolismo y ritual, lo hace escencialmente distinto. Incluso se dice "cebar", en lugar de servir, dando la idea de mantenerlo, alimentarlo y sustentarlo.

No es la misma cosa invitar con un té o un café, que se sirven en tazas individuales. El mate es más intimo. Es un elemento de vinculación, de aproximación entre las personas, por el hecho de pasar de mano en mano y porque todos toman de la misma bombilla.

El mate, en general, se toma compartido. Este es su principal motivo, aunque tambien sirve para acompañar en un momento de soledad o de reflexión.

En reuniones o encuentro de amigos es infaltable la "rueda" simbolizando, cuando se está en la ciudad, el tradicional fogón.

La yerba mateesta incluida en Uruguay dentro de la "canasta básica familiar" como artículo de primera necesidad. Aunque no se produce en el país, y se importa preferentemente de Brasil, su consumo es porcentualmente el mayor de la región.

En mi casa, aunque mi esposa no toma, desde chicos mis hijos van probando el mate. Al terminar los gurises la escuela y pasar al liceo, le regalamos un termo, un mate y una bombilla.

*Recopilación muy resumida de textos de los libros El Mate, Fernándo Assuncao (uruguayo), Ed.Arca - 1967 y El Mate: su historia y cultura, Margarita Barreto (argentina), Ed.del Sol - 1989, recortes de prensa y comentariorios personales.

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