SUEÑOS

Introducción

Los descendientes de charrúas afirman hablar muy a menudo con sus muertos queridos. Éstos se aparecen en sueños o en vigilia y nadie se asombra por ello. Esta creencia es por cierto bastante frecuente en todas las culturas que conservan una raíz animista. En "Nuestra Raíz Charrúa" documentamos algunas entrevistas donde se advierte la naturalidad y la convicción con que se habla de estas apariciones una vez que entablamos una relación de confianza. He aquí otro testimonio escogido entre muchos otros. "Nunca lo había contado antes" aclaró aquella mujer, nieta gaucha de charrúas; "pero es algo tan fuerte... y como ustedes hablan con tanto respeto de estas cosas se los voy a contar".

El relato

"Vivíamos en un pueblito pequeño, mis padres y yo. Mis hermanos mayores ya no estaban allí. Yo... tendría por entonces dieciséis, diecisiete años... porque fue después de mis quince; eso lo recuerdo clarito. Fue cuando mi papá murió. "Aparte del dolor, nuestra vida no cambió mucho: para entonces él ya estaba muy enfermo y su pensión, pobre papá, se iba en los medicamentos y los cigarros... o quizás en algo más que yo no sabía. "Yo empecé a ayudar a mamá en la tienda. En esa época la gente nos acompañó mucho, nos ayudó. Todos se ayudaban. "Al mes de su muerte soñé con papá. El sueño se repitió después muchas veces, casi cada semana. Se acercaba muy triste y quería decirme algo; yo me alegraba mucho de verlo, le reprochaba que estuviera lejos, le preguntaba por qué todo no podía ser como antes, cuando estábamos juntos. Pero de pronto pensaba: esto no puede ser, si papá falleció... Entonces comprendía que era un sueño y me despertaba. "Una vez el sueño duró más. Papá habló. Me dijo que fuera al entronque con la ruta y me mostró la casa... la vi, la vi en el sueño... que en esa casa yo tenía un hermanito y me necesitaba. "Me levanté sudando frío. Cantaban los primeros gallos, la oscuridad era total. Con el alba me vestí, desayuné con mamá y le dije que esa mañana iba a salir. Ella, que Dios la tenga en Su gloria, me miró de una manera muy especial, una manera que jamás olvidaré, pero no dijo nada. "Caminé como avergonzada o confundida. Allá todos se conocen y si me preguntaban adónde iba yo no tenía una razón clara para justificar mi presencia tan temprano en esa parte del pueblo. "Llegué a la casa. Una mujer bajaba del único taxi del pueblo, con un niño de pocos años dormido en sus brazos. Sin preguntar nada me dio un beso y me dijo: recién lo traigo del policlínico, ahora le bajó la fiebre y duerme. Estuvo muy grave. Nunca tuve tanto miedo. "Yo no sabía si seguía soñando, pero no: era real, todo real. El gurí era muy parecido a mi hermano el del medio. "Aquella mujer me acarició la cabeza con una enorme ternura. Me dijo: Tu papá te lo contó, ¿verdad? Me alegro que vinieras. Él te quería mucho... "Papá me lo contó, le respondí mirándola fijamente. Pero me lo contó en sueños, después que falleció. "Claro, claro, me dijo entonces con suavidad; fui yo que se lo pedí. Pero por ahora no debés venir muy seguido. De a poco. Tu mamá es tan buena... "Todo fue lento, como debía ser. Hoy todos nos adoramos con ese hermano menor. Mamá murió poco después de la muerte de papá, rodeada hasta el final por el cariño de todos.... Años más tarde murió la madre de mi hermanito. Los tres están enterrados tan juntos que parece que alguien lo hubiera dispuesto, pero la verdad es que el cementerio de mi pueblo es chiquito. "Pero les hablaba de papá... Papá dejó de aparecer en mis sueños. Pero cuando pienso en él sonrío y me brotan lágrimas. Sí, todavía hoy, que pasaron tantos años de todo aquello... Disculpen. Qué boba que soy ¿no?"

Material extraído del libro" Leyendas, mitos y tradiciones de la Banda Oriental" del historiador Gonzalo Abella- Betum San Ediciones

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