PEDRO CAMPBELL
Comandante General de la Armada Artiguista en el Litoral Argentino.

 

Las cenizas del escocés Lord Thomas Cochrane, Décimo Conde de Dundonald,
Almirante de la Escuadra Británica, y héroe de la independencia de Chile,
Perú y Brasil, descansan bajo los arcos ojivales de la abadía de Westminster.
Guillermo Brown, marinero irlandés, Capitán de barco mercante, héroe máximo
de la Marina Argentina, a la que ingresó llegando a obtener el grado de
Almirante, dejo escritas, en inglés, sus memorias, escritas en sus últimos
años a pedido de Bartolomé Mitre, memorias que han sido traducidas al castellano.
Sus restos descansan en Buenos Aires, en su patria de adopción.
Hace pocas semanas llegaron a nuestra ciudad para recibir el homenaje del
pueblo uruguayo y darle honrosa sepultura las cenizas del marino irlandés
Pedro Campbell, brazo derecho de Artigas en las provincias de Corrientes
y Entre Ríos, y Comandante General de la Marina Artiguista. Mas modesto
en su carrera; pero no por ello menos grande por sus condiciones de pericia,
heroismo y su generoso desprendimiento para servir con sacrificio la noble
causa de la libertad.
Qué fuego ardía en el corazón de este héroe, que anhelo tan intenso y sincero
de libertad, que no titubeo en abandonar su trabajo en abril de 1814, para
incorporarse a las fuerzas de Artigas. En el idealismo de estos heroes,
había mucho del romanticismo de la época, pues ellos sirvieron aquí en America,
con la misma generosidad con que Lord Byron ofreció su vida por la independencia
de Grecia.
Pedro Campbell, marinero irlandés, llego al Río de la Plata en el año 1806
con las primeras invasiones inglesas bajo el mando del Almirante Pophan
y del General Beresford. Varios autores consideran que Campbell se quedó
en la Argentina, como desertor, ya que era católico, y posiblemente se encontró
mejor en tierras donde se practicaba su religión. Hay que tener en cuenta
que en esa epoca en las Islas Británicas, los católicos estaban privados
de ciertas libertades, que recién se obtuvieron bajo el gobierno presidido
por el Duque de Wellington en 1828.
Pero esta versión que era generalmente aceptada, tiene otra explicación,
gracias a la referencia que me ha hecho el señor Leandro Ruiz Moreno, Director
del Museo Histórico de Entre Ríos "Martiniano Leguizamón", de la ciudad
de Paraná, provincia de Entre Ríos, a quien estoy sumamente reconocido por
su amabilidad.
Dice así: "Benigno Teijeiro Martinez, en su historia de la provincia de
Entre Ríos, tomo 1o, página 388, llamada 19, hace la siguiente referencia:
"Era inglés o irlandés, segun otros; había venido al Río de la Plata, como
soldado, en el ejército de Beresford y como se hallase enfermo en un hospital,
al tiempo que Liniers reconquistó Buenos Aires, se quedó en el país".
Esta importante referencia destruye la versión conocida de que había quedado
como desertor. Ahora en cuanto a su nacionalidad, no hay la menor duda de
que era irlandés, aunque posiblemente de remota ascendencia escocesa, como
se verá mas adelante.
En el libro "Cartas de Sud América" de J.P. y G. P. Robertson, traducción
de José Luis Busaniche (páginas 77 y 78) dice:
"que era hijo de la isla Hermana (Irlanda)", y mas adelante se refiere "al
inglés mal hablado por un irlandés". Lo cual prueba que a Robertson, que
era escocés, le chocaba de sobremanera el mal inglés irlandesado de Campbell,
quién por su apellido no cabe duda era de ascendencia próxima o remota escocesa.
Algunos genealogistas atribuyen el apellido Campbell, como de origen anglo-normando,
y lo derivan del apellido latino de Campo Bello; pero otros sostienen que
es un apellido celta de origen escocés, con ramificaciones en Irlanda. Ya
en el siglo XII, en Escocia en la Baronia de Lochow, Condado de Argyll,
figuraban los Campbell, y desde esa época el jefe del clan lleva el nombre
gaelico de Mac Calein Mor. A fines del citado siglo XII, los Campbell sirvieron
al Rey Roberto Bruce, de Escocia. Otros Campbell, descendientes de estos
primeros, tenían tierras en Glenorchy, adquiriendo mas tarde tierras en
Lawers, Condado de Perth. También en el siglo XV, viven en el Condado de
Pembroke, Campbells descendientes de los Glenorchy, y así por otra parte
de los Highlands. Se sabe asimismo que algunos fueron a Irlanda, de donde
debe provenir nuestro héroe. En Escocia hay un tartan cuyo dibujo y colores
pertenece a los del Clan Campbell.
Pocas veces se ve un caso de adaptación tan grande a las costumbres del
país como este Pedro Campbell que se convirtió en un gaucho irlandés, que
por su valor rayano en temeridad, fue pronto respetado por todos los gauchos
y los indios.
Nada mas gráfico que la descripción que hace el escocés John Parish Robertson
de su primer encuentro con Campbell ("Cartas de Sud America" página 76):
"Hallándome sentado una tarde bajo la galería de mi casa, llego muy cerca
de mi silla un hombre a caballo; era un tipo enjuto, huesudo, de torvo aspecto
y vestía como los gauchos llevando ademas dos pistolas de caballería y un
sable de herrumbrosa vaina, pendientes de un sucio cinturón de cuero crudo.
Tenía la patilla y el bigote colorados, el pelo enmarañado del mismo color
y formando greñas espesas debido al sudor y al polvo que lo cubría; el rostro
requemado por el sol parecía casi negro y estaba cubierto de ampollas hasta
los ojos". Mas adelante refiere que venía acompañado de otro irlandés a
quién Campbell llamaba su "paje".
Robertson al verlos llegar con ese aspecto dijo para si: "Ave María, ora
pro nobis" y un poco mas adelante dice lo siguiente: "Me dirigí al interior
de la casa para ordenar que trajeran cerveza o aguardiente y algunas monedas
de plata, pero cual no sería mi sorpresa (y también mi satisfacción) cuando
el que hacía de superior se sacó respetuosamente la gorra, hizo una cortesía
bastante desmañada y me dijo en mal españs bien aquí -. El acento con que
hablo en español, el rostro mismo, el pelo rojo y los ojos grises y brillantes,
me revelaron enseguida que se trataba de un hijo de la isla Hermana (Irlanda),
transformado en gaucho, y en un gaucho de aspecto mas imponente que todos
los nativos conocidos por mi". Recobrado mi sorpresa, pregunté al extraño
huesped "a quién tenía el honor de hablar?" ...
Por Dios! - exclamo -. No conoce a Pedro Campbell? ... Canbél - agregó acentuando
mucho la última sílaba -. Pedro Canbél como me dicen los gauchos. Así que
nunca me oyo nombrar por ahí? ... Entonces usted es el único caballero que
no me conoce en la provincia. Oh!, Mister Campbell! - le contesté - no solamente
lo conocía de nombre sino también de fama, aunque esta es la primera vez
que tengo el honor de saludarlo".
Grande fue el trato que los hermanos Robertson tuvieron desde ese momento
con Campbell, relaciones comerciales en las cuales pudieron aquilatar la
honradez de nuestro héroe, así como la ágil imaginación que le permitía
resolver rapidamente los problemas mas difíciles. El mayor elogio de estas
condiciones esta sintetizado en esta frase de John P. Robertson: "No pude
dejar de pensar en que jefe de administración hubiera sido un hombre como
Campbell y lamenté no haberle visto emplear sus condiciones en servicio
del Duque de Wellington".
Los primeros años que pasó en la Argentina estuvo en la provincia de Corrientes,
trabajando como curtidor en el establecimiento de Don Angel Fernandez Blanco.
Rotas las relaciones entre el Directorio de Buenos Aires y Artigas, Campbell
que por los años de residencia en campaña se había compenetrado de sus necesidades,
no titubeó en abrazar los ideales republicanos y federales, ofreciendo sus
servicios al General José Artigas, quien le encomendó el mando de una flotilla
en el Río Paraná. Así fue como el gaucho irlandés que había recorrido la
provincia de Corrientes, derrochando coraje y valentía, se vió convertido
en marino, para enfrentarse con marinos o militares celebres a los que logro
vencer o los obligo a retirarse, no sin sufrir, como es lógico, en algunas
ocasiones fuertes pérdidas entre sus tropas.
Tuvo durante años un verdadero dominio sobre el Río Paraná, impidiendo que
el dictador Francia pudiera enviar ayuda a los de Buenos Aires para destruir
el poder de Artigas en las provincias argentinas.
Teodoro Caillet Bois, marino e historiador argentino, en su obra "Historia
Naval Argentina", (pag. 200) dice: "Al mando de esta fuerza anfibia viene
el general Campbell, ex marinero irlandés desertor de la primera invasión
inglesa que se ha destacado por su hombría entre los capitanes artigueños".
Ya hemos visto antes que no era desertor, sino que se quedó en la Argentina
por estar hospitalizado cuando se retiraron las fuerzas inglesas, y por
otra parte vemos que este historiador argentino reconoce la hombría de Campbell.
Pero para medir las grandes dotes militares y navales de Campbell, debemos
recordar que con tropas irregulares formadas por gauchos e indios, se enfrentó
con fuerzas superiores al mando del General Juan José Viamonte, las del
General Juan Ramón Balcarce, la escuadrilla de Buenos Aires, al mando del
marino francés Angel Hubac, que había tenido destacada actuación en el combate
de Martín Chico y también había peleado en otras oportunidades bajo las
órdenes del Almirante Brown.
Las campañas de Santa Fé, el sitio a la Capilla del Rosario (hoy Rosario
de Santa Fé), Carcaraña, Barrancas, Cepeda y San Nicolás, fueron combates
donde Campbell con su nueva táctica de combate no cesó de perseguir y cargar
sobre los renovados ejércitos de Buenos Aires, con tanto éxito que Bartolomé
Mitre hace el siguiente juicio:
"Era este - dice Mitre - el inventor de una nueva táctica de combate que
consistía en que la infantería montada y armada de fusil con bayoneta, cargaba
a gran galope como caballería, se dispersaba en guerrillas del mismo modo,
echaba pie a tierra por parejas o grupos, cuidando uno de los caballos y
rompía el fuego dentro del tiro de fusil. En caso de avance, se reconcentraba
y cargaba a pie o a caballo, segun obrase como infantería o caballería,
y en caso de retirada, saltaba rapidamente sobre sus caballos y se ponía
fuera del alcance de su enemigo.
Esta operación era protegida por escuadrones de verdadera caballería que
servían de reserva". Táctica similar a esta que le había dado tan buenos
resultados para los combates en tierra, empleó en los combates navales,
abordando por sorpresa a las nave enemigas en medio de la gritería de los
indios y gauchos que tomaban por sorpresa a Hubac, quien no sabía como actuar
rapidamente para contrarrestar estos ataques.
Además del gran aprecio en que era tenido por Artigas, Campbell contó con
la amistad del Gobernador Mendez, de Corrientes, amistad que quedó probada
en muchas oprtunidades por el mutuo apoyo que se prestaron , y fue distinguido
en tal forma por Mendez, que le dió uno de sus hijos como ahijado. También
era muy apreciado por los caudillos del litoral argentino; Lopez, de la
provincia de Santa Fé y Ramirez de la provincia de Entre Ríos, con quien
peleó en la batalla de Cepeda. Grande tiene que haber sido la desilusión
de Campbell, cuando Ramirez, su compañero de armas, abandona la causa de
Artigas, seducido por los planes de Buenos Aires, y comete el incalificable
acto de mandarlo engrillado al Paraguay, para que el dictador Francia castigara
a Campbell por los perjuicios que había ocasionado al comercio paraguayo.
Sin embargo, y contra lo que esperaba Ramirez, su propio ayudante Villanueva
y otro oficial que llevaron a Campbell y a Bedoya engrillados al Paraguay,
fueron encadenados por órden de Rodriguez de Francia, en cambio Campbell
quedó simplemente detenido bajo vigilancia en la Villa del Pilar, donde
volvió a ejercer su antiguo oficio de curtidor hasta el año de su muerte
acaecida en 1832.
El valiente comandante de la Marina Artiguista, siguió en el mismo camino
de su jefe el General Artigas, quien pasó sus últimos treinta años en el
Paraguay, acompañado de su fiel servidor "Ansina" Manuel Antonio Ledesma.
Hoy después de muchas décadas vuelven a estar reunidos en nuestro suelo
patrio, las cenizas de quienes estuvieron tan ligados por sus ideales de
libertad y su inquebrantable heroismo.

De "Evocaciones Montevideanas" de Roberto Ellis.

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