Quienes somos
Somos misioneros. Nacimos hace 200 años, un 25 de enero de 1816, cuando el P. de Mazenod y 4 compañeros suyos se reunieron para predicar misiones en provenzal, por los campos del sur de Francia. Y actualmente, ¿cuántos somos? ¿Dónde estamos? ¿Qué hacemos? ¡Somos 3,800 oblatos entre jóvenes, ancianos, oblatos en formación, sacerdotes, hermanos! De éstos, 525 están en formación, ya con un primer compromiso. La palma en la formación se la lleva África con 222 jóvenes. Estamos en los cinco continentes. El arbolillo plantado en Aix de Provenza se hizo grande: más de 830 en África, 980 en Europa, 770 en Asia, 450 en América latina, 720 en Canadá- Estados Unidos.
¿Y qué hace toda esta gente? De todo. No estamos especializados, salvo en las urgencias o necesidades... Bastaba que algunos obispos vinieran a ver a nuestro Fundador y le dijeran, "No tengo a nadie...", para que se pusiera en movimiento, viera su personal, y, apretujando aquí y allá, se desprendiese de 2 ó 3 de sus hombres para las nuevas necesidades. Y lo mismo pasa hoy. ¿Entendido? Es cosa de pasión, de impaciencia misionera... ¿Las últimas fundaciones? La última es Guinea Bissau, cerca de una de nuestras misiones en Senegal. Pero están también los barrios populares de Marsella, de Estrasburgo o de Cádiz; está también Cuba, Turkmenistán, Bielorrusia y Ucrania... Además, las misiones de antes crecieron y misionan a su vez: Haití ha ido a Colombia, entre los afro-amerindios, Sri Lanka ha enjambrado hace años en India, en Bangladesh y en Paquistán...
Un sueño, una inspiración
"El que quiera ser de los nuestros, deberá arder en deseos de la propia perfección, estar inflamado en amor a nuestro Señor Jesucristo y a su Iglesia, y en celo ardiente por la salvación de las almas..." (Regla de 1853). "Escogidos para anunciar el Evangelio de Dios, los oblatos lo dejan todo para seguir a Jesucristo..." (Constitución 2). "La comunidad de los Apóstoles con Jesús es el modelo de su vida..." (Const. 3). "Predicar como el Apóstol 'a Jesucristo, y éste crucificado, no con el prestigio de la palabra...', es decir, mostrando que hemos meditado en nuestro corazón las palabras que anunciamos, y que hemos comenzado por practicar antes de ponernos a enseñar" (Regla de 1826). "Nuestra misión nos lleva en todas partes principalmente hacia aquellos cuya condición está pidiendo a gritos una esperanza y una salvación que sólo Cristo puede ofrecer con plenitud" (Const. 5). "La caridad fraterna debe sostener el celo de cada miembro, en conformidad con el testamento del Fundador: 'Practicad entre vosotros la caridad, la caridad, la caridad, y fuera, el celo por la salvación de las almas'"(Const. 37). Estas pocas citas muestran el realismo y el ideal de nuestra vida. Nos asusta a veces lo prometido... la mediocridad es siempre un peligro potencial. La fidelidad en lo cotidiano, fidelidad generosa, heroica muchas veces, es el camino que recorrieron hermanos nuestros cuya santidad ha reconocido la Iglesia: san Eugenio de Mazenod, los beatos José Gérard, apóstol de los basutos, y José Cebula muerto en Mauthausen en 1943, y tantos otros cuya santidad anónima se lee en el corazón de DiosEl tiempo de la audacia
La globalización de la pobreza y la concentración de la riqueza han hecho precaria la vida de muchos de nuestros contemporáneos principalmente en el sur, pero también en el norte. La miseria es una cuestión teológica. ¡Dios, en su imagen que es el hombre, está condenado a vivir en condiciones infrahumanas! ¿Cómo tolerarlo? ¿Cómo no ir en su auxilio? ¿Cómo no empeñarnos en cambiar las "estructuras de pecado" que son la causa? Otro gran campo es el diálogo interreligioso. El encuentro con el budismo, el hinduismo y el islamismo plantea problemas inéditos a Occidente. Si los políticos descubren ahora el problema, hace mucho tiempo que nuestros hermanos, sobre el terreno, trabajan en crear puentes para evitar en lo posible suspicacias y confrontaciones. A este respecto, ¿cómo no mencionar a nuestro Padre Marcello Zago, ya fallecido, antiguo superior general, y arzobispo y secretario de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, alma del encuentro histórico de Asís, en 1986, entre los jefes religiosos del mundo? Fue una inmensa apertura, pero lo que queda por hacer es enorme y estimula la labor nuestra.¡Ahí nos tienen, pues, ante situaciones inéditas e interrogantes nuevos, tanto internos como externos! ¡Es el tiempo de la audacia!