OTRA REUNIÓN
ECUMÉNICA EN ASÍS

   Ante la nueva reunión ecuménica convocada para el 24 de enero en Asís, conviene recordar lo publicado en  Courrier de Rome, nº 88 de enero de 1988 , con motivo de la reunión ecuménica llevada a cabo el 28 de octubre de 1987, justo un año después de la jornada de Asís.      

EL ESCÁNDALO DE ASÍS RENOVADO 

   Un año después, el escándalo de Asís se renueva. Pero más grave aún debido al lugar escogido: ROMA, el corazón del mundo católico, la sede del Vicario de Cristo, la ciudad consagrada por la sangre de los Apóstoles Pedro y Pablo y la de miles de mártires que, sacrificando su vida antes que sacrificar a los ídolos, han acelerado el triunfo de la única Religión divinamente revelada. Y hoy, a causa de los miembros indignos de esta gloriosa Iglesia romana, la idolatría y la infidelidad vuelven a la Ciudad Santa.

   Un año después se renueva en Roma la negación pública de Nuestro Señor Jesucristo; el desconocimiento oficial de la misión universal de salvación de la Iglesia, el escándalo infligido a los católicos, la traición a los infieles, el engaño a todos. 

  • La injuria hecha a Dios es pública porque, una vez más, ministros del verdadero Dios invitan a los infieles a practicar públicamente, y además en la ciudad santa de la catolicidad, ritos falsos, y hasta algunos idólatras, que son una abominación a los ojos de Dios.

  • La negación de Nuestro Señor Jesucristo es pública porque, una vez más, ministros de Cristo, contra la Divina Revelación, ponen públicamente en un pie de igualdad la oración de la Iglesia católica, que está dirigida a Dios a través del único mediador Jesucristo, y la oración de los infieles, que excluyen la indispensable mediación sin la cual ninguna oración humana es aceptada por Dios.  

  • El desconocimiento de la misión universal de salvación de la Iglesia es público porque, también una vez más, sucesores de los Apóstoles, contra la enseñanza y el mandamiento de Cristo, acreditan públicamente la idea desvastadora según la cual Dios puede ser honrado incluso en el error y la superstición, y que puede haber una salvación aun sin Cristo y fuera de Su Iglesia.  

  • El escándalo infligido a los católicos porque, una vez más, los Pastores, que tienen almas a su cargo, inducen a los fieles a actuar en contra de su propia Fe, manifestando “respeto” y simpatía por cualquier creencia religiosa, como si Dios fuese indiferente a la verdad y al error.  

  • La traición a los infieles porque, una vez más, ministros de la Redención, contra toda justicia y caridad, alientan públicamente las almas de los infieles a perseverar “en las tinieblas y en la sombra de la muerte” (Lc. 1, 79). 

  • El engaño a todos, católicos e infieles, porque, una vez más, ministros de la Palabra de Dios, contra el Nuevo y el Antiguo Testamento, presentan la paz entre las naciones como el “bien fundamental” y “supremo” del hombre, cuando no servirá de nada al hombre haber ganado el mundo entero si ha perdido su alma: la “paz” de la cual Cristo es el Príncipe no es una paz política, sino la Paz del hombre con Dios. Y además, ministros de la Palabra, contra las Sagradas Escrituras, dan la ilusión a las almas de poder obtener de Dios la paz temporal mediante una iniciativa que Lo ofende.  

   Con motivo del encuentro de Asís habíamos recordado los principios teológicos que condenan este “encuentro de oración” con los infieles. 

   El encuentro de oración de Roma es, nuevamente, la negación práctica de estos principios. De ahí que es un deber que incumbe a quien quiera permanecer católico el decir “no” a esta iniciativa, a sus promotores y a los que la sostienen, sin importar su dignidad jerárquica. “Ministros” de Cristo y miembros de la Jerarquía están al servicio de la Iglesia, y no a la inversa; por lo que ningún fiel podrá ser justificado de haberse alejado de la enseñanza de Cristo por obediencia a uno de sus “ministros”. 

El Exultet masónico  

   “La sabiduría masónica ha establecido que nadie puede ser iniciado si no cree en el G.A.D.U. (Gran Arquitecto del universo), pero que nadie puede ser excluido de nuestra Familia a causa del Dios en el que cree ni a causa de la manera en que Lo honra

   Nuestro interconfesionalismo nos valió la excomunión recibida en 1738 por parte de Clemente XI. Pero la Iglesia estaba seguramente en el error si es cierto que el 27 de octubre de 1986 el actual Pontífice ha reunido en Asís a hombres de todas las confesiones religiosas para rezar juntos por la paz ¿Y qué buscaban nuestros Hermanos cuando se reunían en los templos sino el amor entre los hombres, la tolerancia, la solidaridad, la defensa de la dignidad de la persona humana, considerándose iguales por encima de los credos políticos, los credos religiosos y los colores de la piel?”. 

   He aquí el Exultet masónico por Asís que nos es dado leer en el “Discurso final pronunciado por el Gran Maestre Armando Corona en la Gran Logia del Equinoccio de Primavera”, publicado por el Hiram, órgano del Gran Oriente de Italia, en abril de 1987.

   La Masonería señala tres cosas:

  • 1-La negación por parte de la actual jerarquía católica de la doctrina y de la práctica constante de la Iglesia.

  • 2-El indiferentismo religioso implícito en las iniciativas interconfesionales. 

  • 3- El rebajamiento de la Iglesia a nivel de las asociaciones naturalistas y humanitarias.  

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