LA SOMBRA DE LUTERO SOBRE EL NUEVO MISAL ROMANO.
                                                                   (Courrier de Roma, nº 51)

   Entre los protestantes, el sacerdote no es un persona sagrada, porque la Misa no es, ni pretende ser, un verdadero sacrificio. El llamado sacerdote, entre ellos, es un simple "MINISTRO", porque la Misa no es otra cosa que un simple ministerio de la "palabra", UNA PREDICACIÓN: el anuncio de que Cristo ha muerto por nosotros y de que nosotros esperamos su regreso. Para este ministerio de la palabra es evidente que basta un laico. "La Misa, asamblea fraternal de recuerdo, de amistad, o de todo aquello que queráis, siempre que no habléis de SACRIFICIO PROPICIATORIO por los pecados".

   El sacerdote apóstata Lutero era un pobre teólogo... pero tenía el instinto animal de los revolucionarios. De hecho, había comprendido (él o el diablo que lo había inspirado, según su célebre relación, que yo prudentemente omito por las exigencias de este tiempo de ecumenismo), que hería el corazón de la Iglesia Católica al destruir la Misa: "Cuando la Misa sea destruida, creo que habremos destruido totalmente al Papado. Porque sobre la Misa, como sobre una roca inconmovible, se apoya el Papado todo entero con sus Monasterios, sus Obispos, sus Colegios, sus Altares, sus Ministros y Doctrinas, es decir, todo su vientre. Todo se derrumbará necesariamente cuando se derrumbe su sacrílega Misa".

   Sin embargo, para llegar, como él dijo repetidas veces, segura y felizmente a este fin, era necesario conservar ciertas ceremonias de la antigua Misa, "para los apocados y mediocres', que podrían ser escandalizados por el cambio muy brusco.

   A petición de sus primeros discípulos, Lutero terminó por redactar en 1523, su célebre Fórmula Missae que todos los católicos de 1969, lo mismo obispos, que sacerdotes o laicos harían bien en volver a leer. Esa Misa Luterana es ya, como diría Aníbal Bugnini, una 'Misa normativa'. "Nosotros declaramos, dice Lutero, en primer lugar que nuestra intención no ha sido jamás la de abolir absolutamente todo el Culto de Dios, sino solamente de purificar el culto, que está en uso, de todas las adiciones que se le han hecho. Hablo de ese abominable Canon que es un compendio de lagunas fangosas: se ha hecho de la Misa un Sacrificio; se le han - añadido los ofertorios. La Misa no es un Sacrificio o la acción de de un sacrificador. Hay que mirar la Misa como un Sacramento o como un Testamento. Hay que llamarla Bendición Eucarística o Cena del Señor, o Memorial del Señor. Dadle cualquier otro título que queráis, con tal de que no lo manchéis con el título de Sacrificio o de Acción... rechazando todo aquello que parezca oblación con el canon, nosotros conservaremos aquello que es puro y santo".

   Todos sabemos muy bien las infinitas variaciones de las Iglesias Protestantes sobre esta materia importantísima, como sobre otras tantas materias de la fe. Esas variaciones empezaron a nacer en tiempos mismos de Lutero. Pero la uniformidad en la exclusión frenética del carácter Sacrificial y Propiciatorio de los ritos Eucarísticos, fue desde entonces universal y constante.

   Pero entonces ¿qué es, pues, en su fondo, la Misa en el sistema protestante? -es Como se ha  dicho muy bien, la suma de lo que rebasa las almas individuales.- La Misa es una realidad de sentimiento y de palabra pero no es una acción. Los 'actos del culto' no tienen otro fin que el de ayudar a los individuos a experimentar su fe personal. Las palabras y los ritos no forman, pues, un elemento constitutivo de una realidad objetiva sobrenatural. Excitan solamente la fe del sujeto y esta fe es la que obra la presencia de Cristo. He aquí las consecuencias:
                  1-El sacerdote sólo es presidente de una asamblea.
                  2-No Puede haber Misa donde no hay asamblea. 
                  3-Predominio de la 'Palabra' sobre los 'actos' rituales: de aquí la necesidad de usar la lengua vulgar.
                  4-Exclusión de todo aquello que pueda significar oblación en el sentido propio de esta palabra.
                  5-Negación de la 'presencia real de Cristo' fuera de la Misa, -supresión del 'Culto Eucarístico'-. (tabernáculos; procesiones, etc.).
                  6-Todo sucede en el dominio de los símbolos y de los sentimientos.. ...No hay transubstanciación.
                  7-No hay misas en sufragio por los difuntos.
                  8-No hay un verdadero sacerdocio ni una acción sacrificial.

   "La reforma litúrgica ha dado un paso notable en el campo del ecumenismo, al asemejar las nuevas formas litúrgicas a las pretensiones heréticas, de la liturgia luterana. 

Todo esto ha sido impreso en el Osservatore Romano del día 13 de octubre de 1967. Jamás hemos visto una protesta de estas afirmaciones.

LA MISA DEL NUEVO ORDO ES LUTERANA

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