El paraíso no está perdido,
sino olvidado
Primera parte

¡¡¡GRACIAS A JAVIERITO POR TU SÚPER              ENVÍO, HE AQUÍ EL MODESTO                                        RESULTADO!!!


Vengo cuando hay que venir a decir lo que hay que decir, fundamentalmente que el Paraíso no está perdido sino olvidado y que en una eternidad siempre se puede empezar de nuevo.

El artista debe decir todo (la verdad es totalidad, y la totalidad incluye a la imaginación), por peligroso que sea, además, si no se dice la verdad, es inútil hablar (¿Usted siempre dice la verdad? le preguntaron a mi madre, que contestó: Sí, o ¿usted conoce otra manera de diálogo?) Si no decimos la verdad sufrimos una muerte lenta y misteriosa, todo se llena de un extraño silencio, un silencio diplomático, es decir enfermizo y suicida, un vacío discreto y continuado que nunca se sabe dónde terminará, ni siquiera dónde comenzó.

La tarea del artista es provocar el vuelo, alentar la humanidad, abrir todas las ventanas. Yo no estoy fuera de la vida juzgándola sino dentro viviéndola, no soy un crítico ni un espectador sino un protagonista que morirá por el fuego, no por el humo, es decir por la acción, no por la idea.

Han dicho que soy un Borges on the Rocks, la versión divertida de la Enciclopedia Británica, un Woody Allen cristiano, la voz de una revolución todavía posible, un ángel sin escrúpulos, el apóstol que le faltaba a Jesús, un médico del alma, el último anarquista. Para algunos soy un peligro social y para la Unesco un mensajero mundial de la Paz,  pero en realidad soy un vagabundo desaforado, alguien que buscó, y busca, en todos los rincones del mundo al espejo que lo ayude a reconocerse, la provocación que le despierte el punto central, el que armoniza con todo el Universo del que, lo sepamos o no, somos parte.

Nadie es lo que no fue y nadie será lo que no es, es decir que al futuro lo venimos planeando desde el pasado, entonces tenemos la edad de lo que recordamos y somos, ante todo, lo que amamos, entonces a mí, a través mío, también canta Hermes Trismegisto, Lao Tsé, Salomón, San Agustín, Erasmo de Rotterdam, San Francisco, Walt Whitman, Rimbaud, Julio Verne, Bahaullah, Krishnamurti, Blake, Gandhi, Almafuerte, Macedonio Fernández y tantos anónimos a los que debo un llamado de atención (derviches, beduinos del Negev, tarahumaras, lacandones, chamulas, shadus), un nuevo despertar en la eternidad de siempre.

No tengo compromiso con lo que no amo y menos con lo que no creo, tampoco con la mayoría, siempre dispuesta a ahogar al individuo, que es lo único verdadero, me siento tan libre, tan dueño de mí, tan confiado en la vida que no temo cometer errores, es más, me divierten y me crecen.

Tengo tanto que hacer conmigo mismo que no me preocupa lo que digan los demás, que son lo de menos, una abstracción con la que nunca viviré (mañana puedo decir lo contrario, y eso significará que estoy en movimiento, es decir vivo).

No me interesan las tradiciones y las costumbres, redes de las que hay que huir si uno quiere volar, que es el deber y el derecho cósmico del individuo, no es bueno lo estático en un mundo en constante movimiento, por eso no puede haber reglas fijas, como no hay un lugar mejor que buscar porque la Tierra es parte del Cielo, que es el símbolo de la vida eterna que está dentro de uno.

Soy feliz porque, casi en la tercera edad y con una salud endeble, sigo provocando el deseo de vivir en la gente. Soy un cantor popular pero pretencioso porque todavía creo en la revolución fundamental, que es revolucionarse.

En el camino siempre encuentro cosas que me enriquecerán, y andando al azar nunca hay rutina, todo es novedoso, entonces uno aprende a no dar nada por sentado, todo es una clave que nos lleva a otra cosa, así se desarrolla el olfato que siempre encuentra lo interesante.

Nada como vagar, y nada mejor que leer cuando no hay nada que hacer (ante todo soy un vagabundo literario, o vagabundeo por la literatura, quiero convertir al mundo en un libro, algo que le hubiera gustado mucho a Mallarmé).

Me produce mucho placer saber que me voy a acostar y a levantar cuando quiera, que no dependo de una casa discográfica,  ni de un canal de televisión, ni de una secretaria de cultura, que voy a cantar lo que quiero donde quiera y cuando se me da la gana, es más, ni yo mismo sé qué voy a cantar cuando salgo al escenario, pero seguro que será lo que Dios quiera, es como lanzarse al vacío, y eso me excita tanto a mí como a la gente que viene a escucharme, yo me estimulo con la sorpresa y el oyente con la esperanza de que venga algo de los dioses o del mismísimo demonio.

Te contaré el secreto: hay que tener menos para tenerse más. Como yo no tengo nada me salvo de la envidia, y como no tengo una mujer soy amigo de todas (mi madre decía: Soy tan pobre que ni siguiera tengo un patrón). Además, si no consumes eres más libre, tienes más tiempo para vivir, para andar por todas partes, tranquilo, liviano, porque no hay nada que cuidar, entonces puedes ser un hombre, no un policía que cuida lo que tarde o temprano será basura.

Cuando estás en la búsqueda, ardiendo de amor por la luz, los errores se debilitan como el rencor, entonces se deja ver el conocimiento que, ante todo, te fortifica la bondad; que te acerca a la certeza porque la vida es amor, porque Dios es amor, entonces se refresca tu vida de tal manera que todo es nuevo para ti porque lo ves de una manera más amplia, más generosa (cuando Dios se manifiesta en ti ves hasta el corazón del átomo más pequeño. En todas las cosas se manifiesta el Padre, entonces tu vida es una luminosa fiesta, una fiesta que gozas serenamente porque sabes que es para siempre).

Cuando te liberas de todo apego te abrazan todas las cosas, como a mí este hotel magnífico, como sus grandes pasillos claros a la pequeña mulata que pasa sin saber que para mí es el arte, una obra tan bella como el profundo Cézanne, como el inteligente Giacometti, como el purísimo Matisse de los últimos momentos, como Juan Francisco durmiendo en los brazos de Sylvia, como el sol cayendo entre los cactus de Aruba y Alexandra en las sábanas negras.

Cuando te liberes de la mordaza podrás llamarlo, y Él acudirá a tu llamado como acudió al mío, y Su perfume te embriagará y te crecerá de tal manera que tu presencia en el mundo será otra manifestación del arte, tanto que tu sola palabra levantará ciudades nuevas, donde la armonía enriquecerá con la justicia a todos, donde nadie tendrá que cuidar nada porque todo será de todos.

Estoy bien porque estoy en lo que amo, y en esto tiene mucho que ver el yoga, que interrumpe la actividad mental para que vivenciemos la plenitud, para que sintamos lo universal, para que comprendamos que somos parte del todo, por eso cuando arrancamos una flor se mueve una estrella. Cuando la mente está inmóvil oímos completa la canción de la vida, sin las divisiones de la mente danzamos con los otros y con el viento, somos agua del mar, polvo de la tierra, vivenciamos que somos parte de Dios, que es todo lo que es.

(Cuidado con la bofetada que vas a dar porque dará la vuelta al mundo y volverá a tu mejilla).

En todas partes se me acercan los que no esperan órdenes de afuera, los que no son dirigidos desde un púlpito o desde la televisión, en cualquier lugar aparecen, siempre aparte de los centros convencionales que santifican los mercaderes que viven con exceso del rebaño eternamente carenciad... individuos que están fuera del control de los que vigilan todo porque saben que lo mediocre cambia de mano fácilmente, individuos que eligen su propio camino, que buscan por dónde nadie buscó, que se arriman a los rincones más oscuros, que no esquivan al peligro, que siguen a la intuición porque saben que en cada uno hay algo nuevo, potencialidades únicas (cuando encuentres un sendero aléjate porque es el camino de otro, y seguir el camino de otro, por luminoso que sea, es perderse), individuos que saben que el arte debe invertir los órdenes autorizados, los modos establecidos, que debe abrir y proponer maneras y caminos nuevos porque el arte, si no es revolucionario, si no agita, no es arte.

Acciona en lugar de reaccionar, crea en lugar de contestar, libérate de los agotadores vicios de querer convencer y gustar, hazlo por ti, haz lo que quieres y te sentirás muy bien contigo mismo, que es lo que importa (sólo alcanzan la plenitud los que se respetan a sí mismos), entonces le darás más a los demás, vuelve a nacer pero ahora dentro tuyo, supera los apegos que te sacan del camino, sigue a tu corazón, al que no dejan de llamar las bellezas del mundo, nada te impide la consumación espiritual, tú sabes que tu vida no está donde debería, que todavía te complicas en búsquedas ordenadas y competencias idiotas, tú sabes que ya es hora de ponerte en contacto con lo mejor tuyo, recuerda que en cada vida se realiza el todo y que hasta los actos más pequeños conforman la personalidad. La Humanidad se mueve, crece y vuela por los individuos (es inimaginable la Humanidad sin individuos), el sentido de la vida está en el individuo.

El mensajero que trae la buena nueva siempre comienza con una llamada, el mensajero viene a decirnos que prestemos atención, que no sigamos a nadie, que estemos alertas, que veamos y escuchemos, que despertemos de una buena vez porque ya es hora de darnos cuenta, de animarnos a esta gran aventura que es la vida, el mensajero nos invita a dejar la ilusión de la seguridad, la celda social que creemos la realidad, para entrar en nuestra propia y tan temida soledad donde nos espera el otro, el gigante que desconocemos y que también somos, la fortuna que Dios nos dio para siempre, la riqueza que pocos sabemos que todos tenemos, y que sólo podemos alcanzar cuando nos liberamos de los compromisos sociales. El mensajero nos recuerda que es hora de abandonar la sombría existencia a que nos condenamos, este es el momento, porque ya sospechamos que la vida debe ser algo más, ahora mismo debemos pasar del mundo externo al interno, ahora mismo debemos cambiar el caos social, por el silencio de adentro, donde vive para siempre lo esencial, el reino de los sueños que se anticipan a la vigilia.

Dios no nos echó del Paraíso, estamos dentro de él (o ¿no es paradisíaco el mar y los delfines, la selva, las flores y las montañas, las frutas y las mujeres, la música y la primavera?), sólo tenemos que darnos cuenta, abrir los ojos y cambiar nuestra actitud frente a la vida, liberar a nuestra cabeza de la mala información, que es por la que tenemos una mala visión, divorciarnos del inútil suicidio que es la culpa, deshacernos de lo cultural, que son datos generales, no individuales, que es donde vivenciamos la vida (para cada hombre guarda un nuevo camino Dios).

Si no respondes al llamado, si te quedas en lo seguro, si tienes miedo de sumarte a la corriente de la vida, que nunca se detiene, tarde o temprano el hastío te adelantará la sombra de la muerte, el miedo traerá el aburrimiento y tu existencia será una maldición, a la que no podrás justificar con tus virtudes de ciudadano, de padre atento e hijo correcto. Si le das la espalda a la búsqueda, al viaje inevitable, aumentará tu esclavitud, todo te resultará pesado porque pesadas son las cadenas de la sociedad, cárcel a la que se condenan los que le temen a la libertad y sus cambios permanentes; porque son permanentes las propuestas de la vida, te sentirás empobrecido, y lo que es peor, traicionado por ti mismo, y no hay peor traición que darle la espalda a la vida, que a la larga te llevará a la fuerza, es decir mal, con dolor, por eso hasta lo más simple te costará mucho. Todo tu ser sabe que te estás negando las aventuras inevitables, la locura necesaria para lanzarte por la ventana al corazón de la fiesta, entonces la ansiedad te turbará la vista. Lo positivo de la vida que no vives se tornará negativo dentro tuyo, es decir te pudrirá por dentro, por eso estarás constantemente insatisfecho.  Pero si vives profundamente lo amado, Dios irá contigo para enriquecerte a cada paso, todo te guiará cuando el amor, que es valentía, te lleve de la mano por la vida, de lo contrario todo será duro, amargo, grosero, difícil, y lo que es peor, para nada (seguir a los demás en un suicidio, entrar en la vida es seguirse a uno mismo, es decir a tu voz interior, donde eres para siempre porque es una parte de lo eterno, y esa luz te iluminará todos los caminos, y esa fuerza derribará todos los muros, y ese amor abrirá todas las puertas, puertas que tú solo verás, posibilidades impensables para los esclavos del miedo). Acude inmediatamente al llamado de la aventura, no esquives al peligro, inevitable en la vida que, ante todo, es movimiento, un juego excitante porque nunca conoceremos sus reglas (lo único seguro es la inseguridad).

Abre la puerta a lo nuevo, entra con el corazón en la mano a la selva más oscura y más rica porque todo es novedad, no lo pienses, vale la pena cruzar el umbral, tirarse al mar al que sólo escuchaste de muy lejos, embarcarse en todas las direcciones, vale la pena arriesgarse a navegar entre las rocas, a pasar por los lugares más estrechos (peligro es salvación ), sólo yendo de extremo a extremo podrás saber que la verdad está en el promedio, que justicia es armonía de desiguales, y debes estar atento porque en cualquier momento se te revelará por dónde te dejará pasar el muro, entonces sabrás de qué se trata todo esto, dejarás a la Madre para ir hacia el Padre, sin perder de vista al mundo alcanzarás al Espíritu, tu consciente se abrazará con tu inconsciente, entonces meterás tus manos iluminadas en la tierra y calmarás el dolor de cualquiera con sólo una mirada, entonces crecerás constantemente sin darte cuenta, jugando con las flores de lo esencial, ayudado por todo aunque no pidas nada, casi San Agustín un minuto antes de la mudanza, tan bienaventurado que gozarás todo sin quedarte con nada, en nada ni en nadie porque tu amor serán todos, entonces la fiesta será en todo momento, el casamiento con el mundo sucederá a cada instante (esto lo pienso para ti en medio de la selva, tan peligrosa como prodigiosa).

Cantando voy sacando todo hasta que llego al fondo, donde está el tesoro con el que llegué al mundo, al que después fui tapando, y olvidando, con las tonterías que acumulé en la superficial vida social (cuando me abro para dejar pasar a la energía cósmica por mí, curo todos mis males y ayudo a curar a los demás). Cuando canto comparto la energía vital, la del Universo, plena e infinita, que nos mantiene vivos (Los chinos le llaman chí, Los cahunas maná y los hindúes prana).

El arte nos exige ser puntuales con la vida, es decir estar donde debemos estar, es decir en todas partes, a toda hora.

(Ahora o nunca, lo que no hagas ahora no lo harás nunca porque este momento no volverá).

La Naturaleza dice que cada uno debe ocuparse de sí mismo, hacerse cargo de sí mismo. Si cada uno se hiciera cargo de sí mismo todos estaríamos completos, la Humanidad sería un cuerpo sano.

Yo no tengo que dar pruebas a nadie porque ya me acepté, ya no tengo culpas, por eso soy descaradamente feliz, tan libre como las palomas que juegan en los jardines de la Quinta Real de Guadalajara, ya no tengo que hacer el bien porque me lo hago, entonces puede serle útil a cualquiera con mi sola presencia, ahora puedo decir que amo al prójimo porque me amo, ya no tengo que demostrar porqué soy, ya no me molesta que algunos me llamen mistificador y hechicero porque lo soy (soy esas cosas entre muchas cosas), me divierte ser un creador de graffitis sonoros, un ilusionista, un prestidigitador de palabras, tan desnudo como enmascarado, tan seguro como feliz de tener algo para cualquiera. Vivo la fiesta de la vida con los fieles compinches y los nuevos conquistados por los juegos de palabras que traen ideas jugosas, malabarismos que me llevaron de Prevert a Jesús (la canción consigue acomodos ligeros, a veces hábiles pero siempre amorosos). Porque me gustan los festejos soy fiel a los juegos de palabras que agiornaron a Cocteau y a los surrealistas (estos roces literarios siempre me beneficiaron).

No te preocupes por la crisis, no es tan grave, sólo perdiste dinero, que no es tan importante, cualquiera puede tenerlo, sin embargo el más grande nació en un pesebre. La crisis te liberará de las cosas que te encadenaron, que te rebajaron de creador a consumidor, que te transformaron en un policía que cuida lo que, tarde o temprano, será basura. La crisis te salvará del exceso que pudre (mira los países del primer mundo) y de lo artificial que idiotiza (mira la televisión), gracias a la crisis estarás más acompañado porque el capitalismo consiguió lo que no consiguió el comunismo, la igualdad, porque ahora somos todos pobres, y al tener menos que cuidar serás más libre, tendrás más tiempo para vivir, para buscar la fortuna que Dios puso dentro tuyo. La crisis te está liberando de lo artificial, que te distraía de lo esencial (mi experiencia es que cuanto más he perdido más he ganado), la vida no nos quita cosas, nos libera de las cosas, no perdemos nada porque todo lo que tenemos es prestado, ni un pelo de nuestra cabeza es obra nuestra, además nacemos desnudos, es decir que la ropa que tenemos puesta ya es ganancia.
Esta crisis es una renuncia obligatoria, no te alivianaste como San Francisco, entonces Dios te aliviana a la fuerza (Jesús aconsejó: Deja todo y sígueme, y este es el momento). Crisis significa cambio, y todo cambio es bueno, aunque sea doloroso pasar de la niñez a la pubertad, no sabes qué te pasa o no sabes qué hacer con lo que te pasa, andas como un idiota dando lástima por el pueblo, tienes frío y calor a la vez, todo lo que se mueve te excita, comienzas a ver a tu prima de una manera diferente, es una crisis traumatizante pero te hace crecer (hay quien llega a ser un hombre). Todo cambio es bueno aunque sea doloroso, es doloroso el parto pero trae a la nueva vida, entonces bienaventurada sea la crisis, que es cambio, y los cambios son permanentes porque la vida es movimiento (cada vez que Diógenes pasaba por el mercado se reía porque le causaba mucha gracia y le hacia muy feliz ver cuántas cosas había en el mercado que él no necesitaba, es decir rico no es el que más tiene sino el que menos necesita, es decir mano ocupada mano perdida, es decir el conquistador, por cuidar su conquista, se transforma en esclavo de lo que conquistó). San Francisco tenía una de las fórmulas de la felicidad: Deseo poco, y lo poco que deseo lo deseo poco.

Al dinero tienes que buscarlo o cuidarlo toda la vida pero al amor puedes tenerlo aquí y ahora mismo, el dinero te trae complicaciones y enemigos (por lo menos competidores) y el amor, hermanos en todas partes. ¿Cómo estás más cómodo, con el traje y la corbata o desnudo? Entonces es mejor no tener que tener.

Los Sioux no reconocían la propiedad privada de la tierra ni de otros bienes que excedieran las necesidades reales, creían en un desarrollo del alma dirigido a lo esencial de la condición humana. Sufis, tibetanos y aborígenes de Australia fuerzan su cuerpo y su mente para llegar a situaciones extremas para acabar con el miedo, para ver más, para estallar, para renacer, es decir para nacer verdaderamente. El miedo es el que nos impide cambiar de pensamiento, ver desde otro lado, ver en todas las direcciones, ver más para vivir más.
Occidente no puede crecer esencialmente porque el miedo lo tiene encadenado a la ilusión de la seguridad, al vicio suicida de la propiedad (el miedo surge de la idea de la propiedad, el miedo aparece cuando hay algo que perder: un prestigio, una imagen, un trabajo, una mujer, una casa, el poder, el miedo está ligado a esa ilusión de posesión, de propiedad, por eso cuando no hay propiedad no hay miedo, entonces aparece la libertad, inevitable para vivir).

La mayoría busca afuera al paraíso perdido sin darse cuenta que lo que lleva dentro, que no está perdido sino olvidado, la mayoría muere en lo conocido por no animarse a vivir lo desconocido.

Los monjes tibetanos son sabios, por eso pueden hablar de cosas terribles con una sonrisa, comprenden de tal manera que pueden reírse de lo que la mayoría llora, y esto con la inocencia de un niño, es decir respetuosamente. Cuando se ríen confirman su sabiduría porque en esa alegría hay plenitud, salud imposible en las mentes fragmentadas, y sólo el sabio puede comprender, por eso el Dalai Lama dice: Los chinos invadieron al Tíbet, lo que quiere decir que los chinos son nuestros enemigos, y les estamos muy agradecidos porque sólo de nuestros enemigos podemos aprender la compasión.

Cuenta Osho que un místico sufí, pobre y cansado del largo viaje, llegó a un pueblo por la noche y nadie lo aceptó porque era un pueblo de musulmanes ortodoxos, tan difíciles de persuadir que ni siquiera querían que se quedara en el pueblo. La noche era fría y estaba hambriento debajo de un árbol en las afueras del pueblo, rodeado por sus discípulos, semidesnudos y deprimidos, entonces comenzó a rezar: ¡Dios, eres maravilloso, siempre me das lo que necesito! Un discípulo, tan asombrado como enojado, le dijo: Estás yendo demasiado lejos, tus palabras son falsas, estamos hambrientos, cansados y sin abrigo, rodeados por animales salvajes y sin refugio, rechazados por la gente del pueblo, y tú le das las gracias a Dios, ¿cómo puedes decirle que siempre te da lo que necesitas? y el místico respondió: Esta noche necesito pobreza, esta noche necesito ser rechazado, esta noche necesito tener hambre y estar en peligro, sino ¿porqué me la daría?, tiene que ser necesaria, por eso tengo que estar agradecido, ¡Él es maravilloso porque se preocupa por mis necesidades!.

Festeja todo lo que suceda, celebra también tu tristeza y te sorprenderá el comprobar que tu actitud la transformará en alegría (la situación no es importante, lo importante es la actitud). Cuando descubras la vida, inevitablemente te enamorarás de ella, y el amor te hará tan poderoso que los milagros serán constantes. Vivir significa amar, amar es vivir, y el amor no espera nada a cambio, se alimenta de su propia plenitud, pero sólo llega el amor, es decir la vida, cuando se va el miedo (el miedo es la antítesis del amor, que es valentía). Amar es la oración que más le gusta a Dios, por eso tendrás su respuesta enseguida, que es la paz, el más alto don del Cielo que puedes gozar aquí, en la Tierra (si cada uno cuidara su árbol, el bosque sería maravilloso).

Yo no hago nada, le dijo un amigo mío a la Madre Teresa, que le contestó: Amas, ¿se puede hacer algo más importante?.

San Francisco le pedía a Dios: Haz de mi un instrumento de tu paz, que donde haya oscuridad yo lleve luz, que donde haya tristeza yo lleve alegría, que donde haya odio yo lleve amor.
No olvides que te conviertes en lo que odias, que terminas siendo socio de tu enemigo porque tienen el mal en común (la guerra no acaba con la guerra, la continúa), y tienes idea del mal porque tienes idea del bien, son inventos tuyos, de tus limitaciones, de tus prejuicios, de tu dualidad, que es fruto de tu hipocresía, de tus miedos, es decir de tu ignorancia porque el saber es valiente, nos hace valientes el salir a buscarlo.

Recuerda que tu mente es parte de la mente universal, por eso eres todo y, por lo tanto, puedes todo. Sentir esto libera a la espontaneidad donde vuelves a ser niño, es decir artista. La duda es falta de comprensión, por eso los aborígenes australianos, que comprenden, no tienen dudas, por eso en su lenguaje no existe la palabra <si> y, por lo tanto, tampoco la palabra <no>, ellos saben, y no lo olvidan, que en nosotros está el Dios que nos salvará, pero depende de nuestra decisión que lo haga.

Entrégate a la vida, no desoigas sus propuestas, ella te llevará al amor, es decir al centro tuyo, el que se contacta con el corazón del Universo (el amor es su razón), y por el amor conocerás a la alegría, que es luz que iluminará tu camino hacia la paz, el más alto don (escribo esto entre las cúpulas doradas de Praga, una ciudad encantadora, poética, toda arte, una ciudad mágica, una ciudad de leyenda que se construyó, por orden de una princesa, bella, por supuesto, alrededor de la casa de un labrador, que terminó siendo su amante, por supuesto).

Los hombres de Los Andes trabajan con paja encendida, a ella le cuentan sus problemas, que se irán cuando el viento se lleve a la paja hecha cenizas (no vienes a la vida a soportar pesos inútiles). Los hombres de Los Andes saben que para alcanzar la cima de la montaña hay que vivir plenamente, sin despreciar ninguna experiencia, y que cuando aumentas la visión ves las huellas por las que Dios quiere que avances hacia el cumplimiento de tu destino, y cuando encuentras la senda ya no hay peligros, nada puede afectar al que vive en su corazón, es decir en él mis-mo, porque todo el planeta está en él, y eso porque todo lo que hace está decidido por el amor, punto central del Universo, entonces hasta sus pensamientos son vehículos de luz, es decir mensajes de vida para todos, es más, su sola presencia es un mensaje, como el sol es la parte visible de Dios.
Para los hombres de Los Andes el que aprende del error no se equivocó, está más cerca de convertir lo profano en sagrado, ellos no se preocupan porque saben que no hay lluvia sin nubes, que no hay relámpagos sin tormenta, que el sol que se pone volverá, que las estrellas regresarán por la noche, es decir que todo está aunque no lo veas, que lo invisible es tanto como lo visible, por eso no debes limi-tarte a lo que crees. Los hombres de Los Andes saben que no hay mejor refugio que el corazón, donde nacen las canciones y se siente más a Dios, y van más allá de las palabras porque no las interpretan, saben que la vida es un viaje más allá de la razón, que todo es igual y distinto, y es lo mismo, que nuestros antepasados viven dentro de nosotros, es decir que nada comienza, todo se continúa, y que esto que vivimos no es toda la realidad. Los hombres de Los Andes saben que los caminos del intelecto no tienen salida, por eso le llaman loco al que sólo piensa con la cabeza, por eso Luciano, indio Yaqui del desierto de Sonora, tenía una escuela para desaprender.

La magia era la ciencia de los antiguos, cuando todavía la palabra no se había apoderado totalmente de la comunicación, cuando el tiempo era un camino más y se hacían maravillosos viajes sin el cuerpo, cuando la flora, la fauna y el hombre tenían un lenguaje común, por eso todos crecían a la par, en armonía, y lo invisible era tan respetado como lo visible. En esos días el hombre no se complicaba, por eso nada era complicado, sólo estaba atento al presente, sólo caminaba por el presente, por eso podía vivenciar la eternidad.

Para mí, el crecimiento interior es lo mejor de la fiesta. Mis hermanos indios siguen, en orden, la transmisión oral del conocimiento, que para ellos es sagrado (no se puede saltar un escalón, no se pueden tomar atajos porque todo está articulado de tal manera que ser adolescente en la madurez puede desbaratar a toda la galaxia, lo que provocaría desequilibrios en el Universo). Ellos dicen que, si se sigue el camino gradualmente, los pies se convierten en alas, entonces podemos volar al origen de todo.

No temas, no te compliques ni te confundas, todo es lo que debe ser, serénate y a todo gozarás profundamente si recuerdas que podría ser la última vez. El dolor es un maestro pero no hay que buscarlo ni llamarlo porque viene sólo cuando te hace falta, por eso al sabio nunca se le acerca. La muerte es el amanecer de otra vida, el nacer en otra vida, por eso los indios de Los Andes entierran a sus muertos en posición fetal y con traje de fiesta mirando hacia el oeste (la vida es circular, todo lo que fue volverá a ser, como la primavera y el sol). La vida siempre continúa de diferentes maneras, el sueño de cada noche es un ensayo de la muerte y el despertar un ensayo de la resurrección, por eso no debes acostarte sin haber per-donado, sin haberte purificado, porque debes estar preparado para morir, es decir para el viaje, para la mudanza fundamental. La muerte siempre está cerca para recordarte que debes vivir plena y amorosamente para poder morir en paz, que es la mejor manera de entrar en la otra vida. ¿Cuándo sabemos que estamos muertos? le pregunté de niño a mi madre, que me contestó: Cuando dejamos de aprender (no le temas a la muerte, que es salir del cuerpo como el pollo sale del huevo, del cascarón, para nacer).
Piensa que es un milagro que sobrevivas en un Universo lleno de estrellas muertas, de sistemas solares muertos, como es un milagro que existan los peces y los pájaros, los árboles y las flores, que sólo en nuestro pequeño planeta suceda la vida, deberías sentirte afortunado por estar en el único lugar donde corren las panteras y vuelan las águilas, donde todo crece alrededor de los hombres y las mujeres que cantan y bailan y se multiplican por milagro del amor, que confirma que algo maravilloso e increíble está sucediendo.

Tu historia está en blanco, escribe en ella lo que quieras, Dios es generoso, te permite planearla, aprovecha ese privilegio, no dejes que la escriban los demás, recuerda que es tu vida, que el hombre es el único animal que puede recrearse a cada instante porque está hecho a semejanza de Dios. Cambia tu pensamiento y tu vida será diferente, pregúntate a cada instante porqué haces lo que haces, piensa todo, medita todo, y comprobarás que casi todo lo haces sin convicción, mecánicamente, por costumbre, por eso cada día estás más aburrido. No escapes al peligro porque la vida es peligro, por lo tanto se te cruzará a cada rato, por eso sólo el intrépido, el audaz, vive plenamente (el que se anima a todo puede vivir totalmente, y sólo el que vive conoce a Dios porque Dios es la vida). No renuncies, como ordena el sacerdote que no conoce a la vida porque le tiene miedo, por eso lo poco que le sucede le parece una desgracia, pero tú debes disfrutar porque la alegría es el punto más alto que puede alcanzar el verdadero religioso (nada como la alegría del hijo para el padre).

No niegues a la vida, afírmala viviendo, no te opongas al río, deja que te lleve al mar, y no cometas el error de querer separar mente y espíritu, alma y materia, porque todo conforma lo que eres. Arriesga, sé un apasionado jugador en el juego que es la vida, y si estás tenso disfruta tu tensión, y si te sientes mal vívelo como una experiencia, no como una maldición, y algo aprenderás, por ejemplo que no hay nada como la alegría y la paz. Si te das cuenta que estás aburrido es un buen comienzo, significa que algo comenzó a cambiar en ti (la mayoría jamás se dará cuenta que está aburrida, porque se hace sombra a sí misma en un mundo de luz), si te das cuenta que estás aburrido ya sabes que estás viviendo en forma equivocada, lo que es un principio, ahora trabajarás para salir de tus esquemas muertos, heredados de tus mayores, de una sociedad tonta, de una cultura castradora, de una tradición pobre, ahora puedes comenzar a vivir por tí mismo, entonces serás auténtico, y los hombres auténticos no se aburren porque lo verdadero es apasionante, además de infinito y eterno.

Si le temes a la libertad, le temes a tu propio vacío, al que quieres llenar con cualquier cosa que decidan los demás para no tener responsabilidades. Anímate, aprovecha toda oportunidad de vivir porque la vida no se repite, por eso debes amar ahora lo de ahora, y no te quejes, ya deberías saber que en una sociedad competitiva no hay ni buenos ni malos, ni grandes ni pequeños, ni justos o injustos, ni pobres ni ricos, sólo ganadores y perdedores. Ama, ama siempre, llena todos los rincones de tu tiempo con amor, no importa si es difícil, ama sin dudas porque el amor te crecerá de todas maneras, toda clase de amor es vida, y no le busques propósitos porque el amor es su propia finalidad, como siempre es plenitud. Abandona los caprichos y los deseos del ego, sus prejuicios y sus miedos, para conocerte a tí mismo, al esencial, al que se siente parte del todo, para llegar al vacío inmortal, centro universal del amor.

Le escuché decir a un campesino chino: Si quieres ser feliz un día: emborráchate, si quieres ser feliz una semana: cásate, pero si quieres ser feliz toda la vida se jardinero, es decir goza al mundo de Dios y cuídalo para el que vendrá.

De la tristeza se sale rejuvenecido, como se sale de un buen descanso, por eso la tristeza no es mala (nada es malo, todo es por algo, y si es por algo, es bueno). Escapas de la tristeza, por eso la llevas contigo, es una invitada permanente, pero pareces ignorar que si no fuera por la tristeza no le darías valor a la alegría (la tristeza es una polaridad más de la vida), la tristeza es profundidad como la felicidad es luz, y ésta no existiría sin aquella, Jesús es tan dichoso como triste, por eso estar triste no es estar mal, es un puerto más, el tránsito entre la alegría y la paz, la vida, en su totalidad, siempre es buena, entonces lo saludable es vivir la totalidad, no es bueno congelar, empobrecer con la síntesis.

Desde lo más profundo sal afuera, enriquécete con los otros, que se enriquecerán contigo (Oriente se muere de hambre y Occidente se muere de cosas, es decir que a ninguno favoreció la se-paración, el extremo), acaba con las divisiones, las categorías y las barreras, valoriza todo y te divertirás más.  La biblioteca te queda de paso a la cancha de fútbol, que la vida y la palabra que la declare se deslicen alegre, libremente, ajenas a toda clasificación, ese es el primer paso para la verdadera revolución, que es revolucionarse, no puedes seguir aceptando la pobreza a la que te condenan las separaciones, las jerarquías que durante siglos mantuvieron los temerosos de la totalidad, que tanto daño le hicieron a la Humanidad, todo es parte del Universo, por lo tanto todo es parte de la Historia, desde Proust a las prostitutas del Barrio Chino de Bar-celona, desde Montalgne al Kybalión de Hermes Trismegisto, desde el Taj Mahal al Caesar Palace de las Vegas, con los elementos del pasado construimos al presente, lo nuestro es una variante de lo anterior (todo lo que no es tradición es plagio, enfatizaba Dali), en todo está todo, entre la ópera y el ballet está el mercado, entre Brahms y Sinatra está el Rock and Roll, siempre estamos pensando qué hacer con lo que heredamos, desde Caravaggio a Mallarmé, desde Bach al cubismo.

Los cobardes se juntan para cerrar el paso al diferente, que pasará igual porque tiene a la vida, que es movimiento, es decir cambio permanente, de su lado (es comprensible: los enfermos odian a los sanos, como los nacionalistas no me perdonan el mundo, mi riqueza los ofende).

Nadie toma las opciones, por eso todos se mueren de lo mismo, no todos vemos la verdad pero todos somos parte de ella, nada ni nadie puede excluirse porque el Universo es totalidad (es en vano que golpees la puerta, sentenciaba Borges, estamos adentro).

Tú decides el Infierno o el Paraíso, que también serán tu creación, el amor puede hacer de ti ahora y aquí un Paraíso, puedes amar hasta convertirte en lo que amas, es más, hasta convertirte en el amor, pero elijas lo que elijas, Infierno o Paraíso, debes ser responsable de tu elección, debes hacerte cargo de lo que has elegido vivir, pero sé que cuando seas responsable, es decir dueño de tu vida, no se te ocurrirá elegir lo peor, no decidirás lo sombrío.

Te aburres porque no eres sincero contigo, porque no eres honesto contigo, porque no te respetas. Trabaja en lo amado, vive lo amado, piensa en lo que haces y no en los resultados, y los resultados serán tan buenos como tu goce, escucha lo que te viene de adentro y lo de afuera si te moviliza lo de adentro, rechaza lo que te impusieron y lo que te quieren imponer, traes demasiadas luces contigo como para distraerte con las sombras que te rodean, y cuando te aceptes estallará la alegría dentro y fuera de ti (no hay nada más grato y fácil que ser uno mismo, la vida es un éxtasis cuando no hay que convencer ni gustar, cuando el único sentido de la vida es vivir).

Anímate, no hay nada que perder, sólo tus cadenas, anímate, la vida siempre tiene más, por eso puedes arriesgar constantemente, no hay compromisos, sólo eres responsable ante tí mismo, salta y después piensa lo que quieras (los viejos indios del norte aconsejan a los jóvenes: Cuando avances en la vida llegarás a un abismo, entonces salta, no es tan ancho como crees). No te separes de la Naturaleza, no olvides que eres parte de ella. Los apaches creen que las plantas, las rocas, el fuego y el agua están vivos, por eso ven nuestras necesidades, entonces se revelan y nos hablan para marcarnos el camino.
Decía Santo Tomás: Corta una madera, allí estoy yo, levanta una piedra, ahí me encontrarás.
Decía Walt Whitman: Hay árboles bajo los cuales grandes pensamientos melodiosos descienden sobre mi, creo que cuelgan Invierno y Verano de esos árboles, que sólo sueltan su fruto cuando paso yo.
Decía Joseph Campbell en una tarde de California: Hay carpinteros escoceses que creen que la conciencia de los árboles va más allá de ellos, que los árboles son conscientes de las casas que se hacen con ellos y de la gente que abrigan, de esta silla, de ésta página.

No aceptes religiones que te carguen con culpas, que te digan que Dios, tu padre, es tu juez, y hasta tu verdugo. De ficción en ficción, es decir de invención en invención, llegamos a estas religiones que siguen atemorizando, adormeciendo a tanta gente (estás presente y todo sucede, ¿qué más explicaciones buscarle a la vida?).

Hombre es el que le dice sí a todas las cosas de la vida, el que participa con alegría aún en lo más doloroso, el que cuando no puede curar alegra, el que sabe que el mundo es y que nuestra tarea es aprender a vivir en él, el que está dispuesto a cambiar de planes en cualquier momento, el que está abierto a las propuestas de la vida, el que se libra de la piel vieja para que pueda salir la nueva, el que sabe que el Infierno es no vivir lo que podemos vivir, el que no permite que lo encadene la costumbre o la ilusión de la seguridad, el que no se aferra a nada para no perderse nada, el que está dispuesto a destruir si es necesario, para construir (la semilla muere para que haya planta, el trigo muere para que haya pan, la Vida se alimenta de vidas).

Proyectas, y después pagas las consecuencias, pones tu vida, es decir tu responsabilidad, en otro, por eso siempre te va mal, pero no tienes derecho a quejarte de lo que te hiciste cargo, te quedaste en una cosa del Universo (seguramente una persona) y no quisiste imaginar algo más en la vida, no pensaste que algo más te fuera necesario, eso era todo lo que fantaseabas necesitar para ser feliz, y después le echaste la culpa de tu dolor a la que se fue, no a tu error, a tu pobre capricho.
Proyectas, pones todo en el otro, y pagas caro tu engaño, tu fuga (nadie puede hacerlo por uno), después te costará mucho calmarte y volver a empezar, seguramente cometiendo el mismo error con otra persona, como si no pudieras hacerte cargo de tí mismo (la cura suele doler más que la herida). Así vas agotando al amor, a la pobre idea que tienes del amor, hasta que no te queda más que encontrarte contigo mismo o estar muerto en vida.

Nietzsche hablaba del amor a nuestro destino, y ese es el amor fundamental porque en nuestro destino está todo, incluso el encuentro con las personas con las que caminaremos un trecho pequeño o grande de nuestra vida. El destino está lleno de posibilidades (una continúa a la otra, sin fin), de aventuras, de encuentros, de desafíos, y todos son importantes porque conforman la única vida que vivimos, por eso hay que afrontarlos con amor, con ganas, no con desaliento o con miedo (lo que no te mata te crece), todo fortifica a nuestro carácter, nada viene en vano, todo lo que sucede es lo que debía suceder, y en cada circunstancia se alivianará tu espontaneidad, se animará a jugar (con el tiempo verás que aquellos dolores y fracasos no eran tan graves, es más, trabajaron en tí para crecerte, entonces nada de lo que suceda es negativo, la noche es más oscura antes del amanecer, es grande el dolor antes de la revelación, lo que necesitas aparece cuando te sientes perdido).

Perdonar es liberarse, entonces recuperas toda la energía, la que impide que te enfermes, la que cura, la que te hace crecer, la que ilumina cada paso que das. Te enfermas de adentro, te enferma la memoria mal usada porque sólo te recuerda lo peor, lo que no te sirve para vivir, te enferma el odio, el rencor, las ilusiones que creas y que terminan siendo tus cadenas, tus dictadores, los muros que no te dejan ver la realidad.
Los pensamientos no te dejan abrir la puerta hacia el interior de tí mismo, donde está la plenitud, los pensamientos son los carceleros que no te dejan entrar al palacio de la eternidad, donde vivirás en paz, los pensamientos te llevan a lo exterior, a lo artificial, en busca de ideales que te alejan de lo real.

La vida es alegría, por eso el serio, el mal llamado responsable, es un muerto; la vida es energía rebosante con el único propósito de ser ella misma; la vida es un juego, no un trabajo, y menos una condena.
Entrégate al presente, que es tan potente que pulveriza al pasado, deja que la energía de la vida trabaje en tí, déjate trascender por lo trascendental y serás trascendente (nunca es tarde porque siempre es ahora).
Cambia la moral para cambiar la conducta, para actuar con más amplitud, para comprender y aceptar todo lo que sucede, para animarte al mar de las sorpresas, a las excitantes aventuras que propone la vida.



                      
CONTINÚA EN LA SEGUNDA PARTE...
No soy de aquí,
no soy de allá...
MÁS SOBRE FACUNDO AQUÍ Y ALLÁ
Hosted by www.Geocities.ws

1