Adoracion Eucar�stica para Jueves Santo

Juan Carlos Rodriguez cmf - Mi�rcoles 04 de Abril del 2007 En la piedad popular del Jueves Santo suele incluirse una hora santa ante el monumento. Aqu� ofrecemos un material, que tiene presentes las dimensiones fundamentales de la eucarist�a. La celebraci�n se desarrolla desde siete verbos de acci�n. Unos pa�ales y un pesebre, pan-vino y una toalla, una corona de espinas y una cruz, un sudario y un sepulcro va c�o... Se�ales de la vida del Maestro de Nazaret. S�mbolos de un estilo de dar y entregar la vida. Verbos de la existencia del Mes�as Jes�s. Hacer memoria de esos signos es querer conjugar la vida en cristiano. La �hora santa� en el Triduo Pascual es una expresi�n del coraz�n creyente de nuestro pueblo. Tiempo de adoraci�n, in vitaci�n a seguir a Jes�s en su entrega, meditaci�n de las grandes manifestaciones de su amor: la Eucarist�a, como memorial de su Pascua; el mandato del amor fraterno, como respuesta a su don; el sacerdocio, como presencia ministerial suya enel mundo. Presentamos algunas sugerencias y materiales para este momento de la �Semana Santa�. Su fuente de inspiraci�n ha sido la reflexi�n ��No se abrasaba nuestro coraz�n...? Caminos de acceso a la Eucarist�a� (Dolores Aleixandre, Bautizados con fuego, ST 1997, 63-81). SUGERENCIAS PARA SU REALIZACI�N Celebraci�n en torno al �Monumento�; que se ha reali zado con moderaci�n y sobriedad ornamental. Se coloca una jarra de vino, una hogaza de pan y una toalla, como expre si�n simb�lica de los contenidos de la oraci�n que se va a desarrollar. Se proponen siete momentos (tomando los siete ver bos que la autora de la reflexi�n desarrolla en su libro) en los que conviene combinar breves orientaciones habladas que motiven y centren la reflexi�n y meditaci�n orante con la participaci�n a trav�s del canto, de las plegarias y del com partir.

Atendiendo a la realidad de los participantes, al f/�em- I po de que se dispone y a los contenidos que interesa trans mitir y profundizar el animador o equipo selecciona aquellos momentos que van a constituir el cuerpo de la celebraci�n.

Se ofrece tambi�n alg�n texto (testimonio, reflexi�n, plegaria). Al preparar la celebraci�n se toman los m�s ade cuados o se preparan otros; entregarlos fotocopiados puede I facilitar la participaci�n. El tono de la celebraci�n ha de ser meditativo, orante. Se puede acompa�ar con m�sica ambiental suave, con ant� fonas, c�nones o plegarias breves.

CONTENIDO DE LA CELEBRACI�N MOMENTO UNO: TENER HAMBRE

Para motivar:

Ponemos nuestros ojos en Jes�s. El tuvo una preocupa ci�n fundamental: el querer del Padre. De tal manera polariz� esto su existencia que pudo llegar a afirmar: "Mi alimento es hacer la voluntad de mi Padre". El se nos ha entregado como comida de salvaci�n. Agradecidos, nos planteamos c�mo andar nuestros deseos, qu� supone acogerle como Pan de vida, qu� densidad tiene para nosotros vivir la Eucarist�a. Para meditar:

Nos preguntamos por nuestros deseos y hambres. D�n de los tenemos puestos, c�mo los alimentamos, cu�les son nuestros �deseos par�sitos�... Ponemos nombre a nuestras tentaciones de saciedad satisfecha para mantener despierto el deseo de otro Pan dife rente del que intentan vendernos desde tantos mercados...

Nos preguntamos con sinceridad si podr�amos vivir sin Eucarist�a, o s� es para nosotros una especie de �plus piadoso�, un complemento alimenticio que no nos dejar�a hambrientos si prescindi�ramos de �l... Para orar:

Proclamar alg�n salmo de b�squeda o de confianza (Sal.15, 41, 26), o bien el �Salmo de acci�n de gracias� de El. Mazariegos-A. Botana, que se encuentra en Orar a pie des calzo, pp. 56-57)

MOMENTO DOS: COMPARTIR MESA

Para motivar:

Dios acerca, re�ne, incluye, siempre. As� lo vemos en la vida de Jes�s. Se acerc� a los alejados, toc� a los enfermos y pecadores. En sus comidas incluy� a aquellos que en su tiem po eran rechazados y excluidos. Su entrega �reuni� a los hijos de Dios dispersos�. Compartir la mesa es compartir la vida. Compartir la mesa sin compartir la vida es negar la Eucarist�a.

Para meditar:

Nos preguntamos c�mo y con qui�nes compartimos el banquete de nuestra vida; a qui�nes sentamos a nuestra mesa (la de nuestro tiempo, nuestra amistad, nuestros bienes, nues tro inter�s...); a qui�nes excluimos de ella y por qu�...

Nos preguntamos c�mo podemos crecer en ese talante de incorporar, agregar, atraer, vincular, incluir; de qu� modos concretos... Para compartir:

Ante Jes�s-Eucarist�a, el texto "Mesa-camilla" nos sirve para compartir c�mo estamos viviendo las celebraciones eucar�sticas de nuestra comunidad parroquial. Y para agradecer al Se�or el servicio que nos presta quien preside; para agradercer el don del ministerio ordenado.(lntervenciones breves).

S� quien preside, es el sacerdote de la comunidad parro quial puede hacerse como intercambio fraterno, del que pue den sacarse orientaciones para el futuro.
MESA CAMILLA

Les tengo una especial �devoci�n�. Sobre todo cuando son acogedoramente redondas. No quiero exagerar, quiz� es to no tenga el rango de �sacramento�; puede que ni siquiera llegue al �sacramental�. Pero a mi se me conceden �gracias� peculiares en torno a ellas. �Se trata de las mesas-camilla!

Van trece a�os de dicha al celebrar la Cena del Se�or. Y, poco a poco, entiendo m�s eso del Concilio de que la Euca rist�a es �fuente� y �culmen� de la vida cristiana. Pero, claro, a mi tambi�n me ha pasado el descubrirme �fun cionario de servicios sacramentales�. A mi tambi�n se me ha colado �ir de cura�.

Y no s� por qu�, pero la mesa-camilla me impide adue �arme de la celebraci�n. Su �duende� me alerta a cerca de mi despreocupaci�n ante los rostros concretos de los hermanos y hermanas que se api�an en torno a ella. Mi rutina queda sacudida. Los servicios y ministerios de los hermanos y her manas toman cuerpo con naturalidad. Homil�as de �tono di vino�, planeando nubes arriba, adoctrinando, exhibiendo eru ditos vocablos (santo Pneuma, banquete escatol�gico...) que dan tan fuera de lugar...

No tengo nada contra la liturgia solemne en romana ba s�lica o en g�tica catedral. Pero, �benditas mesas-camilla en las que se me han regalado ojos m�s abiertos al partir el Pan! Son gracias -si quer�is- con sabor a cercan�a, a senci llez, a fraternidad lisa y llana, acomulgar vitalmente, a co nectar lo vivido y lo celebrado, a saborear la gracia compar tida...

Recientemente he tenido la osad�a de pedir explicaci�n. Me ha parecido escuchar que se me susurraba: "�no te das cuenta?. Siempre que est�s alrededor de la mesa-camilla ce den tus barreras, se desactivan tus defensas, y as� -vulnera ble como eres- est�s m�s verdadero en lo que celebras; te dejas �coger por dentro�; acoges el soplo del Esp�ritu en cada hermano y hermana de ese c�rculo de comuni�n..."

No s�. A lo mejor estoy hecho para ser �cura de mesa-camilla�. Qui�n sabe. A lo mejor estamos hechos para ser Eu carist�as de mesa-camilla. MOMENTO TRES: RECORDAR

Para motivar:

La �ltima Cena no es un momento aislado de la vida de Jes�s. Es, s�, un momento denso, que concentra todo lo ante rior. El que se entrega es el que se desvivi� d�a a d�a, hora a hora. La Eucarist�a no son meros ritos aislados, no pueden ser unos minutos a la semana sin conexi�n con la vida. Para meditar:

Recordamos qu� es lo que "presenciaron nuestros ojos", qu� significa para cada uno "hacer memoria de Jes�s" y con fesamos las razones secretas por las que preferimos vivir des�memoriados a volver, una y otra vez, al recuerdo perturbador de quien lleg� por nosotros "hasta la muerte y muerte de cruz"...

Tomamos conciencia de nuestras evasiones ritualistas, de nuestra despreocupaci�n y olvido de todos los que hoy, por su entrega, siguen en la cruz...

Para orar:

Una rato de oraci�n de s�plica por cuantos est�n su friendo la cruz (dificultad, menosprecio, rechazo, aislamiento, persecuci�n...) por desvivirse por los dem�s; partiendo de per sonas de la propia comunidad parroquial, de la Iglesia univer sal, del mundo... Se puede tambi�n hacer las letan�as que pod�is encon trar en el n�mero 95 de la revista Orar llamadas �Letan�as del amor fraterno�: MOMENTO CUATRO: ENTREGAR Para motivar.

Ninguna inversi�n de amor se pierde. Toda semilla que se siembra es promesa de frutos. Esta es la din�mica del actuar de Jes�s. Esta es la din�mica de toda vida creyente. No se tra ta de dar algo para quedar tranquilos, se trata de entregarnos a nosotros mismos. Se trata de ir entrando, como Jes�s, en la locura de amor de darse, de entregarse, de partirse y de re�partirse; con la certeza de que as� se hace uno bienaventura do, feliz, dichoso. Para meditar:

Nos imaginamos a c�mara lenta el gesto del ofertorio: con todo lo que significa de desapropiaci�n, desprendimiento, alegr�a de poder regalar, disponibilidad, esfuerzo por liberar la posesividad de nuestras manos... Ponemos nombre a las resistencias que sentimos cuan- do lo que ofrecemos es el tiempo, las fuerzas, la atenci�n desplazada de nosotros mismos hacia los dem�s, la tarjeta de cr�dito, las llaves de nuestra casa, esos d�as de �puente� largo que reserv�bamos para nosotros... Recordamos y nos alegramos de tantas actitudes y ges tos de entrega gratuita que existen a nuestra alrededor; les ponemos rostro y nombres... Para orar: Un rato de oraci�n de acci�n de gracias por todos los signos, gestos, actuaciones de entrega gratuita, de servicio desinteresado, de amor generoso que conocemos, que est�n presentes a nuestro alrededor, desde los m�s cercanos (fami lia, parroquia, pueblo, ciudad...) hasta los que nos interpelan desde otros lugares, de otras concepciones de la vida y de la religi�n. Se puede tambi�n hacer en com�n la oraci�n �Canto al amor� de E.L Mazariegos y A. Botana, que tambi�n encontra r�is en Orar a pie descalzo, pp. 198-199 MOMENTO CINCO: ANTICIPAR Para motivar: Siempre que amamos adelantamos la vida del Reino, lo hacemos crecer. Siempre que amamos est� m�s cerca la pla-nitud que Dios nos promete. El final puede ser anticipado y pregustado cuando en la vida vamos generando signos con sabor a Eucarist�a. Para meditar: Evoc�rnosos momentos y situaciones en las que vivir - eucar�sticamente� nos han hecho gustar de antemano lo que es nuestro destino final: cuando hemos sido capaces de per donar y ser perdonados, cuando hemos sido pan partido y presencia real del amor de Dios por los �ltimos, cuando... Para compartir: Ante Jes�s-Eucarist�a el texto "Completar a Cristo" nos interpela para expresar en este momento un gesto de acogida entre todos los participantes en la celebraci�n. Puede ser un beso, un apret�n de manos, un abrazo... Se trata de expresar la acogida y veneraci�n por cada hermanos/a, que prolonga la adoraci�n de Jes�s-Eucarist�a. Podemos aprovechar en este momento el bello texto que Lou�s Evely titula �Completar a Cristo� que encontramos en Nuevos s�mbolos para orar, pp. 79-80. MOMENTO SEIS: �TRAGARSE� A JES�S Para motivar: Comulgar es llegar a ser lo que comemos. Es desear viva mente "tener los mismos sentimientos" del Mes�as Cristo-Je s�s. Es in-corporar, hacer propia su misma vida. No otra cosa es ser cristiano que vivir con Jes�s, vivir como Jes�s, vivir para Jes�s, vivir en Jes�s. Como crecemos en edad, en conocimien tos, en experiencia, tambi�n hemos de crecer en identifica ci�n con El. Puestos, de nuevo, los ojos en Jes�s-Eucarist�a pensamos en qu� y c�mo nos vamos pareciendo a El, y en las dificultades que tenemos para asimilar vitalmente su vida de; modo que se transparante a los dem�s. Para meditar: Recordamos frases del mensaje del Evangelio de Jes�s ("No atesor�is tesoros en la tierra", "Prestad sin esperar nada a cambio", "Tuve hambre y me disteis de comer"...), hacemos el gesto interior de �tragarnos� eso, de comulgar con ello, de desear al menos ir poni�ndonos de acuerdo con Jes�s, cre ciendo en afinidad con �l... Caemos un poco m�s en la cuenta de lo que significar�a �tragarnos� su mentalidad, sus preferencias, sus opciones, su estilo de vida, su extra�a manera de vivir, de pensar y de ac�tuar... Para orar: Un rato de oraci�n de petici�n, haciendo expl�citos aque llos contenidos de las preferencias, estilo, forma de vivir de Jes�s con los que deseamos identificarnos de modo m�s au t�ntico, m�s verdadero, m�s radical, m�s consecuente. (Puede hacerse tambi�n desde la oraci�n del "Padrenuestro" -s�ntesis de la vida cristiana- desgranando su contenido). MOMENTO SIETE: BENDECIR Para motivar: Cuando se tiene una mirada creyente, toda la vida es un don, un regalo. Un regalo es el nacer, un regalo el existir. Un don la luz, el sol, la belleza. Un don especial los dem�s (fami lia, amigos, hermanos...). Un don la fe: haber conocido a Je s�s, sentirse amados por Dios, saberse acompa�ados y guiados por su presencia, por su Esp�ritu. En la Eucarist�a los labios y el coraz�n se nos educan para alabar, para bendecir. Toda la Eucarist�a es una bendici�n al Dios que nos am� hasta el ex tremo de entregarnos lo que m�s quer�a: su Hijo, el Amado, el Predilecto. Para meditar: Hacemos memoria de las situaciones en que hemos vi vido "en clave de murmuraci�n" (quejas, resentimiento y de sencanto, como Israel en el desierto)... Nos imaginamos momentos y ocasiones en que vamos a vivir "en clave de bendici�n": descubriendo en la vida, m�s all� de su opacidad, la presencia del Reino (del bien, del amor, de la entrega, del ser vicio, de la justicia...) que hac�a estreme cerse de alegr�a a Jes�s... Para orar: Juntos vamos construyendo un salmo de bendici�n, proponiendo los motivos que, desde nuestra experiencia creyente, nos impulsan a alabar las grandezas del Se�or. Puede realizarse siguiendo esta pauta: Solista: "Bendito seas, Se�or, por...." Todos: "Bendito y alabado seas". Y se puede recitar la siguiente plegaria (Tomada de Jes�s Garc�a Herrero, Sacra mentos, celebraci�n de la presencia de Dios en la vida, p. 184): ORACI�N DE ALABANZA Bendecid al Se�or, hermanos m�os, que levanta a sus hijos en los brazos: sus brazos son murallas protectoras, sus brazos ser�n alas maternales, sus brazos, el mejor hogar paterno. Bendecid al Se�or, hermanos m�os, que reparte su carne en alimento: esa carne es el signo de su entrega, esa carne aglutina a los amigos, esa carne alimenta a los m�s d�biles. Bendecid al Se�or, hermanos m�os, que se queda para siempre con nosotros: su presencia es oasis y es hoguera, su presencia es im�n y es libertad, su presencia es el centro de la vida. Bendecid al Se�or, hermanos m�os

BENEDICTO XVI

Absolutamente admirados por la enc�clica Caritas in veritate� que tiene mucho de moderno, de actual, de �sinceramente�empuje juvenil, intelectualmente hablando, nos llegaba la noticia de la ca�da de Benedicto XVI y su posterior operaci�n, con la rotura de su mu�eca.

Realmente, las ca�das son frecuentes en las personas de su edad �y en las otras--, pero tra�a la l�gica alarma y una cierta pena porque se frustraran sus vacaciones. Ya el portavoz vaticano, el jesuita Federico Lombardi se�al�, que acostumbrado a escribir a mano, y al tener la mu�eca derecha inmovilizada, no podr� seguir escribiendo. Pero es posible que dicte como suele hacer con la correspondencia. No se ha cambiado ning�n aspecto de su programa de actos en medio de las vacaciones y su estado de salud general es bueno.

Respecto a la enc�clica, cada vez se le est� dando m�s importancia en los circulos aniversarios y pol�ticos, de orientaci�n economica, pues dicen que, escrita en el lenguaje adecuado, es un planteamiento �tico, moral y hasta pr�ctico que tender� a ayudar bastante. Ciertamente, la crisis econ�mica actual, basada en el abuso de productos de inversi�n falseados y manipulados, tiene su origen en la avaricia.

Y es un pecado al que, desde luego, s�lo se puede responder con virtud. Nuestra idea es que la impregnaci�n del mundo econ�mico y financiero con las ideas �con la doctrina�de Benedicto XVI tendr� su ritmo, sin duda con una cierta lentitud, pero tambi�n inexorable.

Hay un antes y un despu�s, dentro de la realidad economica, con la aparici�n de Caritas in Veritate. Y esa influencia no s�lo se acreditar� entre cat�licos, sino con toda clase de creyentes.

Lo que nosotros sabemos es que la enc�clica se est� leyendo en todos los �mbitos

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