BLANCO
Y NEGRO
A Bratto
Me
lastima el gris de la tarde,
los ojos turbios de mirar
lo que por tener cerca percibo lejos.
Esto tan mío que siento extraño,
aquello extraño que quiero mío:
el campo, el río, la ceniza...
el mar, la calle, el oro.
Aquello
que aguardo es tan utópico
como esto -que me asfixia- real.
Por
qué todo igual: antes,
ahora...siempre?
Da lo mismo haber visto que mirar,
habrá que no-ver para querer?
Sin
embargo no puedo ignorarlo:
lo que anhelo me atrae, me seduce;
lo que odio me recluye, me esclaviza.
Conseguiré
abandonar todo?
Existirá mi nuevo día?
Tal vez sí... Es preciso esperarlo.
Tal vez no...
Necesito crearlo.
INTRÍNSECA
INCOMPATIBILIDAD
Si
yo fuese de mar
envolvería tu cuerpo
con la espuma de mis venas.
Tus caricias naufragarían en mis
labios.
Si tuviese el mar entre los huesos
construiría arrecifes para tus
voces;
con corrientes variables,
abatiría tu mundo de escombros,
llevándome en todo regreso
una partícula de tus ruinas.
Si mi cuerpo fuera
un suave vaivén de transparencias
bañaría tus anhelos
y en cada uno de sus muelles
haría desembarcar a la confianza
extraviada.
Pero
mis miembros están rígidos
por la constante contemplación de
las mareas.
Mi única fe se llama resignación.
Mi cuerpo ... duro estaño.
A
FEDERICO
El
día que tu tierra
recibió el bautizo
del agua oscura de tu duende,
los gitanos lloraron en el yunque.
El
toro de España bramó por las
plazas.
El universo derramó estrellas
al verte caído en la eternidad.