LA PROHIBICIÓN DE AMAR
o
LA NOVICIA DE PALERMO
Gran Ópera cómica en 2 actos
(1834)
RICHARD WAGNER

Personajes
FRIEDRICH: un alemán, gobernador de Sicilia durante la ausencia del Rey
LUZIO Y CLAUDIO: dos jóvenes de la nobleza
ANTONIO Y ANGELO: sus amigos
ISABELLA: Hermana de Claudio. Novicia en el convento de Sta. Isabel
MARIANA: Novicia en el convento de Sta. Isabel
BRIGHELLA: Jefe de policía
DANIELI: Dueño de una taberna
DORELLA: Ex doncella de Isabella. Empleada de Danieli.
PONTIO PILATO: Empleado de Danieli
Jueces, Guardias, Habitantes de Palermo, Pueblo.
Una banda de música

La acción en Palermo en el siglo XVI.
Primer Acto
Escena 1ª
(Un suburbio de Palermo con lugares de diversión de todo tipo. En primer término la taberna de Danieli. Gran Tumulto. Un grupo de guardias está atacando los puestos de diversión, arrancando los estandartes, rompiendo muebles y utensilios, etc. El coro (el pueblo) se echa sobre los guardias intentando impedir su acción. Se inicia una lucha).
CORO:  ¡Vosotros, rufianes, deteneos!
  ¡Canallas, dejad a la gente en paz!
  ¡Dadles fuerte con el puño!
  ¡Arrancadles la ropa y el cabello!
(Luzio, Antonio y Angelo consiguen abrirse paso y salen de la tarberna riendo).
LUZIO, ANTONIO , ANGELO  (riendo).
¡ja, ja, ja!  ¡Esto si que es divertido!
LUZIO:  Me han roto el vaso que llevaba en la mano.
ANTONIO:Yo repartí buenos porrazos.
ANGELO: ¡Al diablo esta maldita casa!
LUZIO:  ¿Quién mandó aquí estos bribones?
  ¡Han dejado el barrio destrozado!
(Briguella junto, con más guardias, sale de la taberna llevándose detenidos a Danieli, Pontio y Dorella).
CORO: ¡Mirad! ¡Allí se los llevan presos!
PONTIO: ¡Adelante, muchacho!
DANIELI: ¡Vamos!
DORELLA: ¡Vaya unos modales!
LUZIO: ¡Ayudadme, me muero de risa!
DANIELI: ¡Os voy a quebrar los brazos y las piernas!
BRIGHELLA:¡Andando, atajo de golfos!
  con vosotros todo son problemas.
DORELLA: Dejadme. Marchad solos.
  ¡Oh Virgen Santa!, ¡qué vergüenza!
BRIGHELLA: Tráeme aquí esta santa Virgen.
 CORO: Déjalos ¿qué es lo que han hecho?
DORELLA:  Ay Luzio, ayudadme, quedaos conmigo.
 Me jurasteis fidelidad eterna
 y yo os preferí a vos entre todos.
 Os devuelvo ahora la promesa de matrimonio
 Libradme de estos sinvergüenzas
 y alejadlos de aquí.
LUZIO: Oh! ¡qué suerte tengo! me deja libre de mi promesa de matrimonio
(a Brighella): Ahora, amigo, déjala libre.
BRIGHELLA: ¡Nada de esto! ¡Andando!. Sin demorarnos.
LUZIO: Dejadla. Sed razonable.
BRIGHELLA:  ¡Que se pongan en marcha todos!
LUZIO: Atrás brutos. Poneos en guardia.
LUZIO: (al pueblo)  Vosotros, amigos. Uníos a nosotros.
 Atacadlos y cazadlos.
CORO: Estamos cansados de tanta arrogancia.
ANGELO: ¿Cuál fue la orden que os mandó aquí?
LUZIO: ¿Cuál fue la orden? ¡Contestadme!
DORELLA, PONTIO, DANIELI: ¿Por qué nos llevais detenidos?
CORO: ¿Qué asunto os ha llevado a este lugar?
LUZIO: ¿Cúal fue la orden? ¡Contestadme!
TODOS: Contestad pronto. ¿Cúal fue la orden?
BRIGHELLA: (mientras despliega un gran pergamino)
 ¡Alto! Aquí está la orden.
(Hablando)  Os pido mil veces que me disculpeis señor, os lo pido mil veces, pues no me había dado cuenta hasta ahora. Os agradezco la atención de recordármelo.
(Cantando)  ¡Tambor! Haz que callen todos,
 y vosotros escuchadme atentos.
(El tambor comienza a redoblar fuerte)
TODOS:  Callaos! ¿qué nos va a decir ahora?
  Nos trae noticas de Friedrich.
BRIGHELLA: (lee el texto de la ley) :
"Nos, profundamente afectados por el excesivo aumento del número de desórdenes e inmoralidades terribles que se producen en nuestra ciudad impía y depravada, y con objeto de restablecer unas costumbres más castas y decentes, así como para impedir mayores excesos, nos vemos obligados a extirpar con severidad ejemplar las causas y las raices del mal. Para ello, y en virtud del poder que se nos ha conferido, ordenamos: El Carnaval, esa fiesta licenciosa e impúdica, queda suprimido, y cualquier intento de celebrarlo será castigado con pena de muerte, todas las tabernas y lugares de diversión serán evacuados y clausurados y, a partir de ahora, toda persona que quebrante la prohibición de beber o de hacer el amor será castigada con la pena de muerte. En nombre del rey, su Gobernador Friedrich"
TODOS: (riendo): ¡Ja, ja, ja! ¡qué divertido!
LUZIO: Bien, ya sabemos donde estamos
  ¡Viva su majestad Friedrich!
TODOS: ¡que viva muchos años, por Dios!
BRIGHELLA: ¡Dios mio! ¡qué descarados son!
DORELLA: Ahora será todo aún más divertido
LUZIO: ¡Va! Nada de amor, nada de vino,
  y ahora incluso no hay Carnaval
TODOS: (menos Brighella)
  Los pobles alemanes. Reiros de ellos.
  Su única solución es quedarse en casa
  donde podrán ser castos y sensatos
  ¡Ja, ja, ja! ¡Reiros de ellos!
BRIGHELLA: Esto ya es demasiado. ¡No puedo más!
  Es demasiada frescura y desvergüenza
  He conseguido salir del apuro
  y no quiero volver a tener líos.
(Claudio aparece conducido como prisionero por varios guardias).
 ANGELO: ¿A quién llevan allí? ¡Mirad!
LUZIO: ¿Qué? Es Claudio. ¡Detenido!
CLAUDIO: ¡Detenido! Y esto no es lo peor
  Preguntadme y sabreis lo que realmente temo.
LUZIO: Habla pues ¿De qué delito te acusan?
CLAUDIO: De un delito suficientemente grande como para condenarme a muerte.
LUZIO: ¿A muerte?
TODOS: ¡A muerte! Ah ¿a quién ha matado?
LUZIO: ¿Cometiste alta traición?
TODOS: ¿Alta traición?
CLAUDIO: ¡Nada de eso! Sólo he amado.
LUZIO: ¿Sólo has amado? ¿Y entonces?
CLAUDIO: ¿No conoces la nueva ley del loco de Friedrich?
LUZIO: Me rio de ella. Hazlo tú también.
CLAUDIO:
¡Mañana se cumple la sentencia! Ríete entonces si puedes.
TODOS: ¡Mañana! ¡Dios mio! Y sólo porque ha amado.
  Es demasiado. Es absurdo.
CLAUDIO: ¿Dorella? ¿Cómo? ¿Así te encuentro aquí?
  ¿Cómo llegaste a esto? ¡Habla!
DORELLA:
Oh, Claudio, ciertamente estais en un apuro;
pero yo también tengo problemas.
Cuando Isabella, vuestra hermana,
entró en el convento como novicia,
me despidió de su servicio.
Después he estado sirviendo en esta taberna,
y hoy me llevan detenida junto con todos los demás.
CLAUDIO: Siempre te tuve aprecioy siento lo que te pasa, quisiera ayudarte si alguien me ayudara a mí.
LUZIO: ¿Qué podemos hacer? Yo apenas puedo creer
que el Gobernador haya dado esta orden en serio.
ANTONIO, ANGELO, CORO: Bien todos queremos liberarlo.
CLAUDIO: No conoceis la dureza de Friedrich.
LUZIO: ¡El loco! Yo lo conozco.
   Es un hombre frío sin sangre caliente en las venas.
  El Rey conoce bien su fidelidad
  su carácter fuerte e inflexible,
  y por eso lo ha nombrado Gobernador.
CLAUDIO: Pero es un hombre de honor
LUZIO: ¡Es un loco!
Un hombre que se consume de frío en nuestro clima cálido, mientras nosotros nos comportamos fogosamente.
¡Será mejor que tema nuestro ardor!
CLAUDIO:  El no teme a nada.
Sólo una cosa puede salvarme. Oyeme, Luzio.
Tú conoces aquel lugar tranquilo,
el convento de Sta. Isabel;
mi fiel hermana vive allí
entregada a una vida de oración.
Amigo, ve enseguida a visitarla
y pídele que me ayude.
Las súplicas de mi hermana
pueden ablandar la dureza de este hombre
Díle, que aunque he cometido falta,
estoy dispuesto a repararla.
Háblale con el corazón en la mano, de forma que comprenda que
Mi salvación depende de su valor.
TODOS: ¿Cómo va a acabar todo eso?
  Todos estamos enojados y furiosos
  y ardiendo de rabia y desesperación.
Este loco ha quitado toda nuestra alegría y libertad.
LUZIO: Voy corriendo a ver a tu hermana
  para conseguir tu salvación.
  Si sus súplicas no ablandan al Gobernador,
  te procuraré yo mismo ayuda.
  Yo te salvaré.
  Voy corriendo, amigo, hacia ella.
CLAUDIO: Sólo ella.
   Amigo, date prisa
  Sólo ella puede salvarme
  Conozco su buen sentido, y su fidelidad que
  me ayuda.
  Sólo ella puede salvarme.
  Amigo, ve hacia ella de prisa
  Sólo su fidelidad me ayuda.
BRIGHELLA: ¿Cómo voy a llevarlos a la ciudad?
  Tienen todos un aspecto muy sospechoso
  Sus amenazas me hacen perder la cabeza
  Oh! quisiera estar ya fuera de aquí.
(Todos desaparecen de escena en medio del tumulto. Briguella y los guardias se abren paso con grandes apuros entre la multitud llevándose a los detenidos) .

ESCENA 2ª
(Claustro del convento de Sta. Isabel A un lado el jardín, al otro la iglesia. En la parte central la puerta)
CORO DE MONJAS (detrás del escenario).
  Salve Regina Coeli. Salve
(Isabella y Mariana, vienen por el jardín)
MARIANA, ISABELLA:
Paz divina, calma celestial.
llega a nosotros y nos sonríe.
Las penas del mundo, que tanto dolor causaron abandonan
los corazones, ya unidos en el amor.
ISABELLA:     Espero que esté cerrada la herida
que tú intentaste siempre esconder.
Si ahora necesitas consuelo,
puedes confiarme tus penas.
Nos quisimos desde nuestra infancia,
aunque luego estuvimos tres años separadas
y las dos hemos tenido poca suerte en la vida.
Yo , tras perder a mi padre y a mi madre,
busqué cobijo entre estos muros.
Aquí he vuelto a encontrarte amargada por la pena,
aunque no me dices nunca nada.
¿No soy digna de compartir tu dolor?
MARIANA: Calla. Tú eres la única de quien
  espero consuelo y amor.
  Del amor vienen todos los
  dolores de una mujer.
  La infidelidad del hombre al que amaba
  ha destrozado mi vida.
  Nos habíamos ya unido en matrimonio.
  Entonces él, pobre y desconocido,
  vino a Sicilia,
  consiguió el favor del Rey
  y obtuvo tan altos cargos que,
  cegado por la ambición,
  no quiso verse atado por el matrimonio
  y abandonó a su esposa. A mí.
ISABELLA: (llena de ira)
  ¡Oh, qué infamia! ¿quién era este hombre?
MARIANA: El que ahora gobierna aquí. Friedrich.
ISABELLA: Le conozco. Es un falso, un hipócrita
  Las mujeres lloramos por su culpa,
  ya que no podemos vengarnos.
MARIANA: Deja que me desahogue llorando.
  Me he resignado a mi nuevo estado
  El cielo me ha dado una hermana
  para sustituir a un hombre falso.
  No debes mostrarte afligida por mí.
  Paz divina, calma celestial,
  llega a nosotros y nos sonríe.
  Las penas del mundo, que tanto dolor causaron
  abandonan los corazones, ya unidos en el amor
ISABELLA: Quiero dejar este mundo falso,
  ya que no puedo destruirlo.
  Aquí nos persigue una maldición.
  Nadie se atreve con este malvado
  que, sin que nadie se lo impida,
  puede humillar a sus pobres súbditos.
  No le preocupan nada los sufrimientos que causa
  La gente consume su vida entre penas
 (Llaman a la puerta)
ISABELLA: Están llamando. ¿No hay nadie en la puerta?
  Vete. Yo misma abriré.
(Mariana se aleja. Isabella la sigue con la vista, corre una vez más hacia ella y la abraza).
  ¡Pobre Mariana!
(Mariana se va, Isabella abre. Entra Luzio.
Isabella cubre su rostro con el velo).
ISABELLA:  Es un hombre. Esperad.
  Voy a avisar a la portera.
LUZIO: No, por favor, hermana. Díme
¿Con quién estoy hablando?
¿Hablo con la hermana novicia, la joven Isabella?
ISABELLA: ¿Buscais a Isabella?
   Ya. Yo soy Isabella. ¿Y vos quién sois
   que venis a buscarme aquí?
LUZIO: Qué suerte he tenido. Soy Luzio
  El amigo de Claudio, tu hermano.
ISABELLA: ¿Luzio? He escuchado a menudo cosas de vos
  y de vuestra vida alegre y ligera.
LUZIO: A consecuencia de esta mala vida, estoy aquí
  ¡Isabella, salva a tu hermano!
ISABELLA: ¿Mi hermano? Habla, ¿qué pasa?
LUZIO:  Óyeme.
  Tu hermano amaba fervientemente a Julia
ISABELLA: ¡Qué vergüenza! Dime. ¿La ha deshonrado?
LUZIO:  Oh, no es el caso.
  El siente remordimiento y quiere reparar su falta
  con el matrimonio.
  Pero tú no conoces una nueva ley
  que ha decretado Friedrich en su locura,
  y según la cual el menor pecado de amor
  se castiga con la muerte.
ISABELLA: ¡Con la muerte!
 LUZIO:  Sí Isabella.
  Claudio morirá, a menos que tú
  vayas enseguida a ver a Friedrich
  y le ruegues y le llores desesperadamente
  hasta conseguir de él clemencia.
ISABELLA: Ah! El infame, el malvado
  que Dios me dé fuerzas para destruirlo
(En su excitación, descubre su rostro)
LUZIO: Cielos ¡Qué hermosa es!
ISABELLA: Voy a ir. Voy a volver al mundo por una sola vez
LUZIO: ¿Por qué una sola vez? Deja el convento.
Tú eres demasiado bella y tu interior demasiado ardiente.
ISABELLA: No. No dejaré el convento nunca.
LUZIO:
¿No quieres dejarlo? Pero sí debes marcharte ahora en que apremia la liberación de tu hermano.
ISABELLA: La salvación de mi hermano. Sí.
  La vida de mi querido hermano
  ha sido confiada a mí.
  Debo acudir a salvarle
  ya que él confía plenamente en mí
  Deseo ardientemente
  combatir al tirano
  ¡que Dios me dé fuerzas
  para poder derrotarlo!
LUZIO: ¡Qué sentimientos me desvela
  la novia celestial!
  Quien quiera que la mire a los ojos
  queda rendido a sus encantos
  ¿Cómo puedo dominar,
  la fuerte pasión?
  Sucumbiré ante ella,
  me faltan fuerza y coraje
LUZIO: Isabella, date prisa
  Y no vuelvas nunca más.
ISABELLA:¿Qué es lo que dices?
 LUZIO: Óyeme
Dios no te hizo para esta vida
La pasión que llevas dentro se ríe de la vida que escogiste.
Y hasta tu misma mirada lo da a entender
ISABELLA: ¡Qué atrevido!
LUZIO: Ven conmigo. Me ofrezco a tí
  Sé mi esposa.
(cae sobre sus rodillas)
ISABELLA: Levántate, tonto. Habla ¿estás loco?
   Te has atrevido a hablarme aquí de esta forma
  Levántate. Si tengo que ir contigo
  no debes volver a hablarme de esta forma.
  Nunca más. Ni una vez
  ¡Ni una palabra!
LUZIO: Isabella.
  Bien. Tú ganas esta vez.
  No temas nada. Pero date prisa.
  Tu hermano está detenido. ¡Por Dios!
ISABELLA: Sí, salvar a mi hermano.
  Dame la mano.
LUZIO: Aquí la tienes
ISABELLA: La vida de mi querido hermano
  ha sido confiada a mí.
  Debo acudir a salvarle
  ya que él confía plenamente en mí
  Deseo ardientemente
  combatir al tirano
  ¡que Dios me dé fuerzas
  para poder derrotarlo!
LUZIO: ¡Qué sentimientos me desvela
  la novia celestial!
  Quien quiera que la mire a los ojos
  queda rendido a sus encantos
  ¿Cómo puedo dominar
  la fuerte pasión?
  Sucumbiré ante ella,
  me faltan fuerza y coraje.
(Salen rápidamente)
 ESCENA 3ª
(Interior del Tribunal de Justicia con tribunas y galerías. Aparece Brighella con un destacameto de guardias que  se sitúan en sus puesto cerca de la entrada).
BRIGHELLA: ¡Cuánto tarda!
   El que hace las leyes,
  tiene derecho a hacerse esperar.
  Hoy será sin duda un día con mucho trabajo
  ¿y qué recompensa voy a obtener? ¡Ninguna!
Ah! Si yo pudiera juzgar, aunque sólo fuera un poco,
  y pudiera intervenir en un interrogatorio!
  ¡qué a gusto cumpliría con mis obligaciones
  sin exigir nunca ningún sueldo!
  Es cierto que soy bueno,
  pero por una sola vez
  me gustaría ser brutal,
  bien brutal.
  Aún no ha venido ¿que estará haciendo?
  quiero ejercer como Gobernador en su ausencia
  ¿o es que sólo él puede ser gobernador?
(A los guardias)
  Eh! ¡Muchachos, traedlos aquí!
  Pero uno detrás de otro
(Se sienta en actitud pomposa)
  Estoy en mi mejor momento
(Traen a Pontio)
  ¡Acércate aquí, colega!
PONTIO:  Ya estoy aquí. Ah. Si pudiera estar lejos
BRIGHELLA: Tu nombre, muchacho. Dímelo pronto.
PONTIO: Con mucho gusto.
  Me llama Pontio Pilato
BRIGHELLA: ¿Pontio Pilato? ¡Horrible!
  ¡Que encuentres la muerte en la cruz!
PONTIO:  Señor, vos podéis cambiar mi nombre
  si mis padres me llamaron de esta forma,
  ello no debe ser molestia para vos.
  Y si este nombre es tan odiado,
  yo tengo la obligación de limpiarlo.
BRIGHELLA: ¿Así es como lo limpias?
¿Con un sucio comercio de alcohol y una casa de citas?
Tenemos sobre tí la grave sospecha
de que das cobijo a las parejas para toda una noche.
PONTIO: Oh. No lo creas. Es sólo por una hora
  y aún no muy larga.
BRIGHELLA: ¡Sólo una hora!
  Pontio. Te estás jugando el cuello;
  estás perdido de todas formas.
  Te despojo de tus derechos,
  y te condeno al destierro.
PONTIO: ¡Destierro! ¡Sin derechos!
  Permíteme que me defienda.
  Señor ¿qué soy yo sin mis derechos?
  No. No puede ser.
BRIGHELLA: Te destierro. Te destierro
PONTIO: ¿Desterrado?
  No lo comprendo.
BRIGHELLA: (A los guardias)
  Para que lo entienda, ¡echadlo de aquí!
PONTIO: Señor ¡escuchad!
BRIGHELLA: ¡Silencio! Ni una palabra
  ¡Adelante, fuera!
PONTIO: Desterrado y deshonrado,
  no puedo soportarlo
(Pontio es expulsado)
BRIGHELLA: Debo reconocer que es un trabajo duro.
  Pero quiero que Friedrich esté contento
(Traen a Dorella)
BRIGHELLA: ¡Ah! Eres tú. Acércate más.
  Más cerca, ven más cerca.
DORELLA: Bien señor. Aquí estoy
BRIGHELLA: Puesto que el amor, el carnaval y el vino
   han quedado prohibidos para siempre...
DORELLA: (riendo)
   Ja, ja, ja
BRIGHELLA: ¿Cómo se te ha ocurrido
   desobedecer la prohibición?
DORELLA: (riendo)
   Ja, ja, ja
BRIGHELLA:
¿No andas tú seduciendo a los hombres por todas partes?
DORELLA: (riendo)
   Ja, ja, ja ...
BRIGHELLA: (abalanzándose sobre ella)
   ¡Demonio! ¿Por qué te ries de mi?
DORELLA: Señor
BRIGHELLA: (echándose atrás con asombro)
  ¡Maldición! ¿Cómo es esto?
DORELLA: (con coquetería)
  Tened paciencia, y ya vereis.
BRIGHELLA: Esta pícara muchacha
  me está poniendo en un aprieto
  y ahora que necesito serenidad,
  no se lo que voy a hacer.
DORELLA: Sólo con una mirada
  se vuelve loco este tonto.
  Con un poco tiene bastante,
  esto se ve bien claro
BRIGHELLA: Oh, Me estoy olvidando de la prohibición.
  Cuidado. Brighella, o es la muerte
DORELLA: Señor Brighella, proseguid.
  Estoy ansiosa por escucharos
BRIGHELLA: Confiesa, muchacha descastada
  ¿Cúantos delitos has cometido?
DORELLA: Estas son palabras ofensivas.
BRIGHELLA: Antes que nada dime.
  ¿Respetas tú las buenas costumbres y el decoro?
DORELLA: Vas a tener encima el atrevimiento
  de tratarme en forma ofensiva?
  Tú! hipócrita, loco, grosero!
  Para de hablar en este tono
 BRIGHELLA:
¿Es esta forma de comportarse ante un tribunal?
DORELLA: ¿Qué quereis decir?
BRIGHELLA: Ni yo mismo lo sé.
  carita precisosa!
DORELLA: Ahora está perdido del todo,
  no sabe cómo empezar su trabajo.
  No sé qué va a pasarle ahora,
  pero ya no piensa en el juicio.
BRIGHELLA: Ahora estoy totalmente perdido
  no se cómo empezar a juzgar.
  El que ha visto a esta picarona,
  ya no piensa en el juicio.
(Brighella se acerca a ella cariñosamente)
BRIGHELLA: Me has vencido
  dejo mi trabajo de juez
DORELLA: ¿Todavía no os habéis dado cuenta
  de que soy inocente?
BRIGHELLA: Lo único que se es que eres la más hermosa.
  ¡Lo juro por Cristo!
DORELLA: Me alegro mucho.
BRIGHELLA: oh! qué bien!
DORELLA: ¿Y ahora?
BRIGHELLA: Me falta valor
DORELLA: ¿Cómo?
BRIGHELLA: Me estoy volviendo loco
DORELLA: ¿Por qué?
BRIGHELLA: oh, oh, ¡qué esbelta! ¡qué bella!
DORELLA: Y bien
BRIGHELLA: No puedo contenerme
DORELLA: ¡Atrás, indecente, malhechor!
BRIGHELLA: Dorella!
DORELLA: Adelante. ¡Al juicio!
BRIGHELLA: Pero, escucha.
DORELLA: Ni una palabra más.

(Antonio, Pontio, Angelo, Danieli y el Coro hablan desde el exterior, frente a la puerta del centro; hay un tumulto que va aumentando)
ANTONIO, PONTIO, ANGELO, DANIELI Y EL CORO:
  Abrid! Abrid! ¿Cúanto va a durar?
  Cumplid vuestra obligación
  y no nos hagais esperar más tiempo,
  ¿es que va a durar una eternidad?
  Abrid, o reventamos la puerta
DORELLA: El juego es nuevo ¿qué viene ahora?
  Ahora él está en apuros.
  Ya no dispone de ayuda,
  y puede ser declarado culpable
  La pasión le atrae hacia mí.
BRIGHELLA: Ya ha pasado. ¿qué hago ahora?
  Puede haber una situación más embarazosa?
  ¿Cómo conseguiré ayuda?
  Aquí un fracaso amoroso, allí una denuncia.
  Y la chusma ante la puerta.

(Brighella hace durante toda la escena toda clase de gestos extraños para defenderse; levanta barricadas con mesas y sillas, se coloca en medio de los guardias para que lo defiendan, etc.)
(Desde fuera se oyen golpes violentos y fuertes contra la gran puerta central)
(Al final se hunde la puerta, y todos entran impetuosamente en la sala)
ANTONIO, PONTIO, ANGELO, DANIELI Y CORO:
  Vamos, ¿es ya la hora?
  Traed al que debe presidir el juicio.
DORELLA: ¡Qué horror! ¡qué loco está!
BRIGHELLA: ¡Qué alboroto! ¡qué locura!

(Aparece Friedrich acompañado de varios dirigentes de su gobierno)
FRIEDRICH: ¡Orden! ¿qué es lo que veo?
  Brighella, habla ¿qué ha pasado?
BRIGHELLA: Dispensad. Quise ahorraros molestias.
  Empecé el juicio. Pero me opusieron resistencia
FRIEDRICH: Cumple con tu deber,
  pero no vuelvas a tener esta osadía. ¡Silencio!
  Y vosotros, respetad las leyes.
TODOS: Callad todos y tened cuidado,
  que este hombre no bromea
FRIEDRICH: Que empiece el juicio. Que callen todos.
(Una delegación de jóvenes gentilhombres, con Antonio al frente, se acercan a Friedrich y le entrega un escrito de súplica)
ANTONIO: Vengo en representación del pueblo,
  para entregaros este escrito;
  pedimos que el Carnaval,
  que vos prohibisteis, sea autorizado.
  Palermo no puede vivir sin alegría.
CORO:  Apoyamos la petición,
  dadnos permiso para divertirnos.
  Pedimos que el Carnaval,
  que vos prohibísteis, sea autorizado.
  Palermo no puede vivir sin alegría.
FRIEDRICH: (rompiendo el escrito con violencia)
  ¡Esta es la respuesta a vuestra petición!
  ¡Pueblo degenerado!
  ¿Es que estáis totalmente hundidos
  en la ciénaga de las pasiones,
  en el barro de la concupiscencia?
  Sólo pensáis en diversiones y fiestas.
  Vuestra vida conoce sólo el vicio y la lujuria.
  Ya me daban asco vuestras costumbres,
Cuando el Rey, en su benevolencia, me llamó aquí.
  Se lo dije entonces al Rey,
  que expresó la misma repugnancia que yo.
  Y cuando luego tuvo que marchar a Nápoles,
  me dejó aquí como gobernador,
  y me dió la orden de intentar mejoraros.
  Conoceis la ley que he publicado,
  y vigilo con rigor que todos cumplan.
  Quiero ser un freno para vuestras pasiones,
  quiero que se enfríe el ardor criminal
  que os quema como un viento del desierto.
  Quiero devolveros puros al Rey.
TODOS: ¡Con cuánta unción habla este hombre!
  Seguro que le inspira el diablo.
FRIEDRICH: Que comience el juicio. Traed a los detenidos.
(Traen a Claudio. Friedrich lo observa con mirada dura)
FRIEDRICH: Ya. Sois vos, Claudio.
  os conozco por esta mirada
  que se burla desvergonzadamente
  de la virtud y la decencia.
CLAUDIO: Estáis juzgando con gran dureza
pequeñas faltas de las que los jóvenes apenas son conscientes.
FRIEDRICH: ¡Qué desvergüenza!
Lo que llamáis pequeñas faltas son para mí auténtico vicio.
No me desviaré ni un paso en el cumplimiento de la ley.
CLAUDIO: Pero pensad un poco
  ¿He faltado a la ley porque amé?
FRIEDRICH: ¡Calla! Tú y Julia seréis condenados a muerte
TODOS: A muerte. oh Dios. ¡Qué cruel destino!
BRIGHELLA: La muerte. En verdad es un final terrible.
(Entra Isabella, junto con Lucio, y se abre camino entre la gente)
ISABELLA: ¡Escuchadme a mi! Soy su hermana.
DORELLA, ANTONIO, PONTIO, ANGELO, DANIELI, BRIGHELLA Y CORO:
  Es su hermana. Escuchadla.
LUZIO: Aquí está su hermana. Escuchadla.
CLAUDIO: Sólo tú puedes salvarme.
LUZIO:  Ella es el Dios que viene a liberarte
ISABELLA: Como hermana fiel,
  mi empeño es conseguir tu salvación.
  Señor, quiero hablar a solas con vos,
  Haced salir a los demás.
FRIEDRICH: Aquí no sirven para nada las lágrimas de mujer.
  Bien. Quedaos aquí.
ISABELLA: Hacedlos marchar.
  No quiero hablar al juez, sino a vuestro corazón.
FRIEDRICH: ¡No puede ser!
ISABELLA: (En tono de burla)
  ¿Teneis miedo de una mujer?
FRIEDRICH (Con mucha irritacion)
  ¡Salid todos de aquí!
TODOS:  Vayámonos. Dejémosles solos!
  quiera Dios que ella lo consiga

(Salen todos menos Friedrich e Isabella)
FRIEDRICH: Bien. Habla. ¿Qué tienes que decirme?
ISABELLA: Quiero que sepas el dolor de una huérfana
  que suplica por la vida de su hermano.
  No puedes nunca rechazar
a la que se encuentra abandonada y desconsolada.
  Abre tu corazón al amor de la hermana,
  sé clemente con mi dolor.
FRIEDRICH: Respeto el amor fraterno.
  Pero no puedo tener clemencia para tí.
ISABELLA: Tu desprecias las demás clases de amor
  que Dios creó en el mundo;
  la vida no tendría estímulo
  si no existieran el amor y la pasión.
  La naturaleza dió belleza a la mujer
  y al hombre fuerza para disfrutar de ella.
  Sólo un loco, un hipócrita,
  se cierra al encanto del amor.
  Abre tu corazón al amor del mundo,
  sé clemente con mi dolor.
FRIEDRICH:
Habláis con mucho ardor, y en un tono convincente.
¿Soy un hombre? Ay de mí. Estoy empezando a titubear
ISABELLA: ¿Es que tu corazón ha estado siempre cerrado?
  ¿No entró nunca el amor en tu pecho?
  ¿Nunca te ha envuelto su encanto,
  con sus alegrías y sus tristezas?
  Si alguna vez una mujer ha conseguido
  conmover tus fríos sentimientos.
  Si has tenido alguna en tus brazos
  y te entegaste a su amor.
  Entonces abre tu corazón a mi súplica,
  sé clemente con mi dolor
FRIEDRICH: Oir esto en vuestra boca, es demasiado.
  Me hierve la sangre.
  No soy consciente de lo que hago.
ISABELLA: Oh, Clemencia, clemencia para mi hermano.
FRIEDRICH: Mi corazón ya ha roto el hielo.
  Mi orgullo cede ante tus ruegos.
  Levántate, y déjame postrarte a tu pies.
ISABELLA: No antes de que concedas clemencia.
FRIEDRICH: Tu hermano ya es libre
  Pero tu has encendio un fuego en mí
  ¿Cómo vas a apagarlo?
ISABELLA: ¿Qué decís?
FRIEDRICH: Tu has desvelado en mí
  una pasión que nunca experimenté.
  Este amor de que tu hablas,
  lo siento con todo el ardor por tí.
  Tu hermano será liberado,
si tu me enseñas los placeres que él conoció en su delito.
ISABELLA: Dios mío. ¿qué escucho?
  ¡Hasta donde llega tu hipocresía!
  ¿Qué quieres? Dímelo claramente.
FRIEDRICH: Conseguir consumar mi amor contigo.
  Y entonces será libre tu hermano Claudio.
ISABELLA: ¡Desvergonzado! te detesto!
  ¡Venid aquí!
  (Grita en dirección a las puertas y ventanas)
  ¡Aquí! Pueblo engañado ¡Venid aquí!
  Romped las puertas, escuchadme
  ¡Aquí! ¡Aquí!
  Quiero desenmascarar ante vosotros
  al mayor de los hipócritas
FRIEDRICH: Mujer, ¿estás loca?
ISABELLA: No impedirás que me oigan
FRIEDRICH: ¿Qué pretendes?
ISABELLA: ¡Venid aquí, pueblo de Palermo!
  ¡Deprisa, aquí!
(Todos entran precipitadamente y en desorden en la sala colocándose en las galerías)
TODOS: ¿Qué ha pasado? ¿qué son esos gritos?
ISABELLA: Quiero que conozcais a un hipócrita
FRIEDRICH: ¡Piensa lo que haces!
ISABELLA: Quiero desenmascarar a este sinvergüenza.
FRIEDRICH: ¡Escúchame!
TODOS : ¿Qué es lo que pasa? ¿Qué es?
ISABELLA: Vais a conocer al mayor de los malvados
  ¡Venid aquí!
FRIEDRICH: Piensa lo que haces
  ¡Óyeme! !Para!. Hablas en vano
(La empuja violentamente por el costado)
  Ten en cuenta quien soy yo,
  y cómo has llegado tú hasta aquí
ISABELLA: ¡Déjame, miserable!
FRIEDRICH: ¡Escúchame!
  Díme, loca ¿quien va a creerte?
  Ahora mismo voy a decir
  que todo ha sido una artimaña
  para probar tu virtud.
ISABELLA: ¡Oh, infame! Probaré tus calumnias
FRIEDRICH: Si hablases de mi dureza, de rigor,
  o incluso de crueldad,
  la gente te creería.
  Pero si les cuentas una historia de amor,
  se van a reir de tí.
ISABELLA: ¡Dios mio! Estoy hundida.
FRIEDRICH: Ten calma. Sé prudente y calla.
  Hablar sólo te traerá problemas
(Isabella se queda en silencio. El coro y demás personas se acercan a ella con gestos de simpatía).
TODOS: ¡Habla, Isabella! ¿Qué te pasa?
  Nos has llamado, y aquí estamos
(Isabella hace ademán de despedirse de ellos).
TODOS: ¡Callas! ¿Qué debemos pensar?
  Calla en medio de su dolor,
  ¿Qué es lo que él le habrá dicho?
  Tenemos el presentimiento
  de que le ha hecho algo terrible.
FRIEDRICH: Con el dolor,
  parece aún más hermosa.
  Contemplándola ahora,
  se enciende aún más mi lujuria.
BRIGHELLA: Bien seguro no es cosa de risa
  lo que le debe haber hecho.
ISABELLA: Estoy ardiendo de rabia y vergüenza,
  me siento tan miserable y tan débil
  oh, si pudiera destruirlo,
  descubrir su hipocresía.
  Si pudiera llevarlo a juicio
  y castigarlo con la misma ley
  que él ahora está despreciando.
  o ¿tengo que ser yo la víctima?
  Oh, Mariana, fuiste engañada.
  ¡Mariana! ¡Mariana!
(Se levanta de pronto como movida por una idea repentina)
  Mariana, oh, luz divina!
  ¡Qué magnífico plan se me ocurre!
  Le enviaré a su propia esposa en mi lugar,
  le sorprenderé durante el acto
  y conseguiré que lo detengan.
  ¡Victoria! ¡Victoria! Estás perdido.
  Una mujer te ha atrapado en tu propia red.
FRIEDRICH: Bien Isabella, habla.
  ¿Qué has decidido? No estés indecisa.
ISABELLA:  Me has hundido del todo,
  ¿Qué pudo yo hacer? Sólo soy una pobre mujer.
FRIEDRICH: Entonces, ¿Cedes? ¿Tengo esperanzas?
ISABELLA: ¿Es que hay alguna otra posibilidad?
FRIEDRICH: Entonces, ¿me lo prometes?
ISABELLA:  Lo prometo.
FRIEDRICH: Eres encantadora. Díme cómo y dónde
ISABELLA: Os lo daré por escrito.
FRIEDRICH: Estoy ya impaciente.
ISABELLA: ¿Y qué pasa con mi hermano?
FRIEDRICH:  La misma nota que tu me mandes será
   el salvaconducto para su libertad.
ISABELLA: Entonces, seré tuya.
FRIEDRICH: Tengo que contenerme
ISABELLA: ¡Cómo está! Está atrapado.
  Mi artimaña funcionará
  Tu debes enfriar tu ardor,
  porque de mí no vas a conseguir amor.
  Vas a caer en la trampa
  por tu locura, tu hipocresía.
  Voy a vengarme, y liberaré
  a todos de sus cadenas.
FRIEDRICH: Al fín voy a conseguirla,
  lo que tanto he deseado.
  Podré satisfacer mi pasión,
  y disfrutar de un placer de dioses.
  Y si cayera en lo más bajo,
  y allí llegara a encontrar el fin,
  el placer que encuentro en tí
  me compensará de todas mis faltas.
DORELLA, LUZIO, CLAUDIO, ANTONIO, PONTIO, ANGELO DANIELI, CORO:
  Estamos todos confundidos.
  ¿Es esto serio? ¿o es locura?
  Tenemos la impresión,
  de que aquí se está ocultando algo
  Sed, por favor, más tolerante.
  Comenzad la vista de la causa.
  Indultadnos y dejadnos en libertad.
BRIGHELLA: ¡Qué griterío!
  Vos queréis...
FRIEDRICH: Tal como dije
BRIGHELLA: Bien
FRIEDRICH: Que se cumpla la sentencia.
  No quiero desviarme de la ley.
 TODOS: Es inflexible y cruel
BRIGHELLA: Ya véis bien claro dónde estáis.
CLAUDIO:  ¡Oh, hermana. ¡Qué desgracia!
LUZIO: Habla Isabella, ¿Qué ha pasado?
CLAUDIO: Díme. ¿no ha cedido ante tus súplicas?
LUZIO:  ¿No ha cambiado nada su locura?
ISABELLA: Estad tranquilos y alegres.
  Lo que estais viendo es todo broma.
  Este hombre es un buen amigo,
  y un hombre alegre, aunque no lo reconoce.
LUZIO:  Debe haberse vuelto completamente loca.
CLAUIDO: ¡Hasta qué extremo te ha llevado el dolor!
ISABELLA: Reid y alegraros todos conmigo.
  ¡Soy siciliana!
  Pronto va a desaparecer esta locura.
  Os voy a liberar gracias a un juego.
TODOS: ¿Qué es esto? Se ha vuelto loca.
FRIEDRICH: Isabella, díme ¿qué vas a hacer?
  ¿Qué debo pensar? ¿Estás loca?
ISABELLA: No lo sabéis. Soy una mujer,
  y me alegro al pensar en mañana por la noche.
FRIEDRICH: ¡Oh, felicidad! ¡Mañana por la noche!
ISABELLA: Así será. Os enviaré la nota
  que os dirá seguro cómo y dónde.
  Sólo tenéis que acudir.
FRIEDRICH: Tengo que contenerme.
ISABELLA: ¡Cómo está! Está atrapado.
  Mi artimaña funcionará.
  Tú debes enfriar tu ardor.
  porque de mí no vas a conseguir amor.
  Vas a caer en la trampa,
  por tu locura, tu hipocresía.
  Voy a vengarme, y liberaré
  a todos de sus cadenas.
FRIEDRICH: Al fin voy a conseguirla,
  lo que tanto he deseado.
  Podré satisfacer mi pasión,
  y  disfrutar de un placer de dioses.
  y si cayera en lo más bajo,
  y allí llegara a encontrar el fín,
  el placer que encuentro en tí
  me compensará de todas mi faltas
TODOS: ¿Qué es esto? Se ha vuelto loca.
  Nos lleva a todos contra nuestra voluntad
  a un torbellino de locura.
  Pero pase lo que pase,
  va a conseguir librarnos de esta locura
FIN DEL ACTO PRIMERO

Segundo Acto
Escena 1ª
Jardín de la cárcel. Claudio está sólo
CLAUDIO:¿Dónde estará Isabella?; ella me
anunciará el destino que me espera. ¿La muerte?
¡Oh Julia!, voy a abandonarte
y te quedarás sola con tu dolor.
Desesperada, la pena te partirá el corazón
(Entra Isabella)
CLAUDIO: Isabella, querida
 Habla pronto ¿Qué noticias me traes?
ISABELLA:Te traigo un buen regalo.
 Tu serás el caballero de ,mi honorr
CLAUDIO: ¿Qué es lo que oigo?
ISABELLA:Juzga tu mismo lo que te voy a decir.
El que dictó la ley que a tí te ha condenado
es un monstruo, un tirano;
no hay mayor hipócrita que Friedrich;
oye lo que pasó.
Al verme postrada a sus pies
se le despertó una pasión loca por mí.
Entonces prometió perdonarte la vida
si antes conseguía deshonrarme
CLAUDIO: ¡Qué infamia! ¡Vaya un canalla!
ISABELLA: (aparte)
Así es. Mi plan está ya en marcha
para probar su fuerza
y si aún merece vivir.
Pero no diré nada de lo que intento
CLAUDIO: Oh, Isabella, ¡qué vergüenza!
ISABELLA: Claudio, ¿soportarías la deshonra?
CLAUDIO:
Tendría entonces que vivir sólo gracias a tu enorme sacrificio.
ISABELLA:Entonces muere por mi honor como un héroe
CLAUDIO: Si. Me siento valeroso ante la muerte.
ISABELLA:Te espera la mejor recompensa.
CLAUDIO: Si, voy a morir por amor y por honor.
En la muerte sacrificaré toda la fuerza de mi juventud,
con el impulso más encendido
lucharé como un héroe.
Tú hubieras dado tu vida por mi,
yo voy ahora a morir por honor.
De esta forma pongo fin a mis problemas
y consigo una gran hazaña
ISABELLA:Va a morir por amor y por honor
 En la muerte sacrificará toda la fuerza de su juventud
 Con el impulso más encendido.
 luchará como un héroe.
 Pero yo salvaré su vida,
 y me sacrificaré por su libertad;
 y a tí por esta noble gesta
 te espera mucha suerte y felicidad.
CLAUDIO:Si, voy a morir por amor y por honor.
 En la muerte sacrificaré toda la fuerza de mi juventud.
 Con el impulso más encendido
 lucharé como un héroe.
 Tú hubieras dado tu vida por mí,
 yo voy ahora a morir por honor
 De esta forma pongo fín a mis problemas
 y consigo una gran hazaña.
ISABELLA:Hermano, ¡Ahora, escúchame!
CLAUIDO:Isabella, dame un abrazo
Adiós, recibe este beso de despedida.
Así voy a expiar las culpas de mi vida
de la que ahora me separará la muerte.
ISABELLA: ¡Pórtate como un hombre!
CLAUDIO: Si pudiera verla a ella,
 antes de que me llegue la muerte.
 Esta muerte escalofriante
 que rompe todas las bellezas y alegrías
 que acompañan nuestra vida.
ISABELLA:¿Qué es lo que dices?
CLAUDIO: Solamente porque he amado.
 ¿no es demasiado dura, Isabella?
ISABELLA:Por Dios, ¿qué quieres decir?
CLAUDIO:Tú vives en el convento
 y no conoces las bellezas del mundo.
ISABELLA:¡Claudio!
CLAUDIO: Hermana, consigue mi libertad
ISABELLA:Pero ¿qué oigo? ¿Cómo? ¿Deshonrándome?
CLAUDIO: Entonces, ¿me condenas porque he pecado?
 ¡Qué poco significa para ti la vida de un hermano!
ISABELLA: ¿Tu vida? ¿Y el honor de tu hermana?
 ¡Cobarde, desvergonzado!
 ¡Miserable! ¡Tú no eres mi hermano!
CLAUDIO: ¡Hermana!
ISABELLA: No mereces compasión,
 ya que muestras tan poco coraje y valor
CLAUDIO: Escúchame. Fue sólo un momento de debilidad
ISABELLA: ¡Cobarde! Apártate de mí.
CLAUDIO: Estoy arrrepentido
ISABELLA: No te creo
 ¡Eh carcelero. Dáte prisa.
 Vuelve a encerrar al prisionero.
(Pontio entra con algunos guardianes)
CLAUDIO: ¿Qué haces?
PONTIO:  Vamos, señor
CLAUDIO: ¡Déjame!
ISABELLA: ¡Lleváoslo!
PONTIO:  ¡Eh, vosotros! ¡Eh, vosotros!
CLAUDIO: Hermana. Estoy arrepentido
ISABELLA: Yo no creo en tu arrepentimiento
CLAUDIO: Vuelvo a tener valor otra vez
ISABELLA: Por tu cobardía no te comportas como un hombre
CLAUDIO: Pero ahora ya no temo a la muerte
ISABELLA: Ya no te tengo afecto de hermana
CLAUDIO: Mira la pasión que me quema
ISABELLA: Nunca te he conocido
CLAUDIO:¡Hermana! ¡Isabella!
(Se llevan a Claudio a la prisión)
ISABELLA: (sola, se mueve inquieta de un lado a otro)
 ¡Así sea! Su cobardía e indecisión
 será castigada de forma que,
 mientras yo lo pongo a salvo,
 no sabrá él cuál será su destino.
 En cuanto a tí, dulce destructor de mi amor,
 te preparo una trampa en la que vas a caer,
 y que te castigará por tu maldad y tu locura.
 El plan es bueno; llamaré a Mariana, y le explicaré
 cómo puede atrapar el pájaro que voló.
 Ella es su esposa y no tendrá ninguna duda;
 voy a prepararles una cita para esta noche.
 Hoy empieza el Carnaval que él prohibió;
 él tiene que aparecer disfrazado,
 y quebrantar por segunda vez su ley.
 El vendrá de esta forma y se encontrará con Mariana
 que será quien le llevará a un lugar apartado
 para una vez allí darse a conocer,
 y obligarle a casarse otra vez
 entregándolo a mi merced.
 Pero el salvaconducto para mi hermano
 que conseguiré esta tarde,
 voy a retenerlo. Así Claudio
 purgará su falta con el miedo a la muerte.
 ¡Victoria! ¡Victoria! El Plan está completo.
 Juego con la muerte como si fuera una broma,
 y espero con esta astucia conseguir vengarme
DORELLA (Entra)
ISABELLA: Dorella. Ahora tú eres libre
 ¿Estás dispuesta a entrar a mi servicio?
DORELLA: Cierto. Una palabra vuestra ha obrado maravillas.
 Estoy agradecida y dispuesta a serviros
ISABELLA: Entonces, toma. Entrega esta carta a Mariana,
 y aquella se la llevas al gobernador.
 Debes conseguir entrar en el Palacio.
DORELLA: Muy fácil. El loco de Brighella está perdidamente
 enamorado de mí.
ISABELLA: ¿Brighella? ¿Señor y criado? Pues ¡ qué bien!
 ¿No viste a Luzio?
DORELLA: No lo ví; Dios sabe por donde andará
ISABELLA: Díme. ¿Es Luzio tan voluble como dicen?
DORELLA: Sí, y aún más. No hay una sola mujer
 aquí en Palermo, a quien él no hay tenido
 el atrevimiento de acercarse
 También me quiere a mí
ISABELLA: ¿Qué dices?
DORELLA:
Es totalmente impetuoso. Sus juramentos, promesas, solicitudes, caricias, son falsas;
 es infiel como ninguno.
ISABELLA: Ya. Bonito cuadro. Debo reconocerlo.
 ¿Quién llama a la puerta?
DORELLA: Si hablas del demonio,
 seguro que aparece..
Es Luzio.
(Luzio entra y se acerca galantemente a Isabella
sin advertir a Dorella)
LUZIO:  ¡Qué suerte tengo, Isabella,
 de volveros a ver otra vez aquí!
ISABELLA: Muchas gracias
DORELLA: Aquí está también Dorella.
LUZIO:  (aparte) Tú por ahora puedes marcharte
 Quiero preguntar por vuestro hermano
 ¿cómo ha ido todo?
ISABELLA: Tengo las mejores noticias.
 Hoy mismo será puesto en libertad.
LUZIO: Habéis hecho maravillas.
 Siento veneración por lo que habéis hecho.
DORELLA:
Esto ya es demasiado. El que siempre
se portó como un incrédulo pretende presentarse como devoto
LUZIO: (cada vez más confuso)
 No sé de dónde viene eso.
DORELLA: Espera y te lo diré
 ¿Es que ya no te acuerdas de tus promesas,
 los besos, las caricias, los juramentos?
LUZIO: ¿Cómo puedo acordarme de esto?
DORELLA:¿Quieres romper tu promesa de matrimonio?
LUZIO:  Por Dios ¿quién se atrevería a hacer una cosa así?
ISABELLA: Ya veo que sois infiel a vuestras promesas
LUZIO:  No, no lo soy. Lo juro.
DORELLA: Con este ya son mil tus juramentos
LUZIO: (en forma evasiva)
 No mezclemos las cosas.
 Claudio, ¿será hoy puesto en libertad?
DORELLA: No amigo, no cambies de tema
 Como prueba de tus promesas,
 ¿reconoces la carta? ¿reconoces el anillo?
ISABELLA: Oh ¡qué hermosa prueba de amor!
LUZIO:  No. Esto es pura desfachatez
DORELLA: Entonces, ¿lo niegas?
LUZIO:  No te conozco.
DORELLA: Ay de mi
ISABELLA: Escuchad entonces como habla el amor
 Ha estado muy mal, señor,
 que hayáis abandonado a esta pobre;
 se ve claro por su dolor
 que os lleva dentro de su corazón
DORELLA: En verdad es una mal acción, señor,
 que hayais terminado abandonándome;
 pero por vuestras promesas
 yo creía que estábais enamorado de mí
LUZIO:  Ya empiezo a estar mareado,
 no estaba preparado para esto.
 De todo esto veo claro
 que esas dos quieren arreglar mi vida.
ISABELLA: Sois desde luego un sinvergüenza.
 Habéis tenido el valor de ofrecerme
 vuestro corazón y vuestra mano,
 estando ya comprometido con otra
DORELLA: ¿Qué es lo que oigo?
LUZIO:  Oh, ¡qué escarnio!
ISABELLA: ¿No me dijistéis acaso,
 que dejara el convento por vuestro amor ?
DORELLA: ¡Malvado!
LUZIO:  Pero vos no queréis volver nunca más a entrar en él.
ISABELLA:Tengo que volver allí
 y hacer mucha penitencia
 puesto que antes me habré visto
 obligada a cometer un enorme delito
LUZIO: ¿Otro delito? Hablad, ¿cúal?
ISABELLA: Sabedlo pues
 Para liberar a mi hermano
 Friedrich me ha exigido que cometa con él
 el mismo delito que hizo mi hermano y por el que
 fue castigado.
LUZIO: ¡Demonio! No es posible.
 Vaya un hipócrita. ¿Y vos?
ISABELLA: Debo acceder a sus exigencias esta misma noche.
 No hay otra solución.
LUZIO:  Horrible. No puede ser.
 quiero morir por vuestro honor.
ISABELLA: Bien. Su amor es verdadero
LUZIO:  Y si sobrevivo a la lucha
iré por todas las calles,
y gritaré de casa en casa
que Friedrich no es más que un hipócrita desvergonzado
y un horrible tirano.
ISABELLA: Yo ya pensé en hacer eso;
 Pero se hubieran reido de mí.
 ¿quién hubiera creído que Friedrich me amaba?
 Tranquilizaos. La rabia no sirve de nada.
LUZIO:  Estoy furioso ¿Es esto lo que queréis decir Isabella
DORELLA: Quedaros en paz ¿qué os importa a vos?
LUZIO:  ¡Por Dios! ¿qué tengo que creer de vos?
DORELLA: Quedaros en paz ¿qué os importa a vos?
 Un hombre inteligente actua como si no supiera nada.
LUZIO:  Voy a volverme loco. Oh, qué vergüenza.
ISABELLA: Dentro de su gran excitación
 se encuentra el más bello amor.
 Ahora está torturado y desesperado,
 pero yo me voy a reir de él
DORELLA Lo que ahora os tiene tan excitado
 no es en realidad más que un juego.
 Vos estais ahora muy preocupado por ella,
 pero ella está burlándose de vos
LUZIO:  Siento mi corazón excitado por la ira,
 y lleno de horror y miedo.
 Estoy que echo veneno y lamas
 y encima ella se está burlando de mí
(Dorella sale rápidamente. Luzio se sienta en un banco, lleno de furia).
(Entra Pontio)
ISABELLA: Eschucha, amigo, lo que voy a pedirte:
 Antes de esta noche, Friedrich te entregará
 un documento que concierne a mi hermano Claudio
 Pero no se lo des a mi hermano.
 Búscame después en el corso y dámelo a mí
PONTIO:  Esto no puedo hacerlo.
ISABELLA (echándole una bolsa)
 ¿Por qué no, tonto?
PONTIO: (recogiendo la bolsa)
 Bien. Sí puede hacerse.
ISABELLA: Entonces, tened cuidado.
 Adiós, señor! Hasta esta noche
(se va)
  DIÁLOGO DE LUZIO Y PONTIO
LUZIO: (salta como un poseso)
 ¡Esta noche! Sí , esta noche. Será divertido
 Me lo puedo imaginar ¡Oh mujeres!
 Estuve jugando con vosotras,
 y ahora vosotras jugáis conmigo. Malditas seáis.
(corre hacia Pontio, que lo ha estado observando con extrañeza)
 ¿Quién es este?
PONTIO: (levántandose)
 ¿Estáis loco? ¿Qué comportamiento es éste?
LUZIO  ¡Maldición!¡Pontio! ¿Cómo has llegado aquí?
 ¿estás detenido?
PONTIO:  No estoy detenido. Soy carcelero
LUZIO:  O sea que han nombrado carcelero al mayor bribón
 de toda Sicilia.
PONTIO: ¡Cuidad vuestra lengua!
 Decidme ¿qué podía yo hacer?
 Todas las tabernas están cerradas,
 todo el mundo se comporta correctamente,
 mi negocio está arruinado.
 ¿Cómo iba a empezar de nuevo?
 Se necesitan guardias,
 se me ofrece un puesto en vuestra alta sociedad,
 y así he llegado a ser carcelero
(Luzio ríe amargamente)
 ¿Qué hay aqui divertido?
 Me he hecho virtuoso, protejo la virtud
 y vigilo a todos los que llevan vida licenciosa
LUZIO:  Está bien. Se tiene que recurrir a la chusma,
 cuando se intenta hacer canalladas.
 Llévame a donde está Claudio
PONTIO:  No puede ser, señor.
LUZIO:  Te lo pido otra vez. Tengo que hablarle y
 pedirle que sacrifique su vida antes que el honor
 de su hermana.
PONTIO:  Dejad en paz la vida del uno y el honor de la otra.
 Nadie puede visitarlo
LUZIO:  Este Canalla me vuelve loco.
(agarrándolo)
 Cede de una vez, granuja,
 o si no te estrangulo
PONTIO: (gritando)
 ¡Auxilio!¡Auxilio!¡Aquí!¡Aquí!.
(llegan varios guardias)
 ¡Arrestad a este criminal! Cogedlo y llevadlo a la cárcel.
LUZIO:  La desvergüenza de este hombre me pone furioso
(Le pega. Los guardias se echan sobre Luzio.
Resiste durante un tiempo, consigue derribar a Pontio
y sale saltando por el muro)
PONTIO: (mientras los guardias lo levantan y le ayudan)
Cada oficio tiene sus desventajas,  me doy cuenta ahora.
Yo creía que sólo tenía que repartir mamporros,
yen vez de esto, el que recibo porrazos soy yo. ¡igual
que antes! ¡qué asco de oficio!
(Salen todos)

Escena 2ª
Una habitación en el palacio de Friedrich.
En escena está Friedrich sólo.

FRIEDRICH:
Es ya tarde, y aún no he recibido ningún escrito de Isabella
Necesito esta carta, como la salvación de mi alma.
¡Hasta qué extremo me ha llevado esta mujer!
¡Infeliz! ¡A dónde ha ido a parar
el sistema que tú mismo habías montado?
Su cálido aliento
ha bastado para
que todo se funda como el hielo al llegar la primavera.
oh, este amor me esclaviza;
su fuerza me obliga a olvidar
mi deber y hasta mi honor.
Yo nunca amé.
Y quien lo sabe bien es Mariana
a la que fui infiel y abandoné
Pero cuando Isabella me descubrió la pasión,
mi frialdad se fundió en miles de lágrimas
Si, caliente como el viento del sur
arde en mi pecho la llama.
Y aunque esta pasión me destroce
quiero distrutar de este cálido placer
(Entra Brighella junto con Dorella, la cual entrega
una nota a Friedrich. Ambos se quedan de pie en la puerta)
FRIEDRICH: Isabella, esta noche.
A la salida del Corso. ¿Cómo? ¿Disfrazado?
¡me contesta que sí!
¡Oh, felicidad, encanto celestial,
hoy será mía la más bella!
¡Dará satisfacción a mi pasión,
me dará todo su amor!
¿Disfrazarme? ¿Voy a hacer lo que yo mismo he prohibido?
¿quebrantaré mi ley otra vez?
Pero ¿no es esto lo más seguro?
¿o es que acaso no me espera la felicidad?
¿no va a ser hoy mía la más bella?
No voy a retroceder ante otro delito.
Pero ¿voy realmente a dejar libre a Claudio?
¿Puede la ley estar sometida
a la pasión que me arrebata?
Antes sería yo mismo víctima de la ley,
antes quiero morir.
(Firma una sentencia y la entrega a Brighella)
Claudio, vas a morir. Y yo te seguiré
oh, qué turbadores son los pensamientos
que me atacan como demonios
La sangre me hierve en las venas,
no soy consciente de mi mismo.
Me esperan tormentos y alegrías,
tras la pasión viene la muerte.
Quiero hacerla mía y abrazarla,
y olvidarme de Dios y del infierno.
(sale)
(Brighella y Dorella permanecen en escena)
DORELLA:  Adiós señor Brighella, que los santos os protejan
BRIGHELLA (reteniéndola)
 quédate un momento
DORELLA:  Déjame
BRIGHELLA: No, no puede contenerme más.
 El gobernador puede mandarme ahorcar mañana...
 ¡Al diablo su prohibición de amar!
 Estoy totalmente enamorado de tí,
 y ello me ha hecho perder el conocimiento
DORELLA: ¡Oh, qué lástima! ¿Tu me quieres?
BRIGHELLA:
Hasta la locura ¿No podemos encontrarnos en algún sitio?
DORELLA: ¿Qué? ¿Una cita?
 Bien. Ven esta noche a la salida del Corso
BRIGHELLA: ¡Maldición! Allí hay siempre mucha gente.
DORELLA:  No importa. Debes ir enmascarado. Yo iré también así.
BRIGHELLA: Esto me va a costar el cuello.
 El Carnaval está estrictamente prohibido.
 No me atrevo.
DORELLA:
No seas tonto. No seremos los únicos.
Otras personas - como nosotros - van a presentarse disfrazados
BRIGHELLA: No quiero hacerlo
DORELLA:  Entonces, vete a donde tú quieras. Adiós.
BRIGHELLA:
Sí, si, voy a disfrazarme, enmascararme de arriba abajo.
¡Por todos los Santos! Esta picarona lo consigue todo de mi
DORELLA
Yo voy a ir desfrazada de Colombina, y tú te disfrazas
de Pierrot para que pueda reconocerte
BRIGHELLA: Ay de mi, Yo de Pierrot.
DORELLA: Basta por ahora. Adiós. Hasta la noche
 Adiós gentil Pierrot
(Le da un beso apresuradamente y sale)
BRIEGHELLA: (La mira maravillado)
 ¡Y no ha sido más que un beso!
 Un beso. ¿Y el gobernador quiere impedírmelo?
 ¡que se vaya al diablo su prohibición de amar!
 Si él puede reprimirse es porque es alemán.
 Pero yo soy siciliano y de muy buena familia.
 Pero ¿por qué tengo que disfrazarme?
 ¿Es que así aumentará mi atractivo?
 ¡Santos del Cielo!
 Si me cogen, ya habré tenido bastante amor.
(Sale)

Escena 3ª (Finale)

Salida del Corso. En primer término, casas de diversión rodeadas de setos; una tienda de refrescos ofrecidos por Danieli. Al fondo se ve toda la avenida del Corso.
Angel, Antonio, Danieli en su tienda,
Gente, muchachos y muchachas enmascarados, máscaras italianas características, etc.
Reina gran animación
Es de noche.

ANTONIO: Bien, valientes jóvenes.
 Por unanimidad hemos decidido
 celebrar alegres el carnaval
 a pesar de la estúpida prohibición
CORO: Estamos ya preparados para la fiesta,
 que empiecen pronto los desfiles
ANGELO: Las mujeres de Palermo estás dispuestas a
 disfrutar con nosotros
DANIELI:  ¡Vosotros enmascarados! ¡Atención!
 Escuchad lo que os digo
(Todos se dirigen hacia su tienda)
 Ofrezco todo lo que tengo,
 toda mi bodega llena de vino.
 Vamos a ver quién es capaz de impedir
 que disfrutemos del carnaval
ANGELO: ¡Bien dicho!
ANTONIO:  Vamos,
 ¡que empiece ya la fiesta!
ANGELO:  ¡Después iremos todos al Corso!
DANIELI:  ¡Que venga todo Palermo a divertirse!
(Danieli sirve vino y refrescos. Todos beben y rien)
ANTONIO, ANGELO, DANIELI Y CORO:
 ¡Alegrémonos todos en la fiesta!
 ¡que el vino nos embriague de alegría!
 Mientras toda Italia se estremece de júbilo,
 nosotros damos nueva vida a Sicilia.
(Entra Luzio)
LUZIO:  ¡Vosotros, gente alegre! ¿quienes sois?
ANTONIO:  ¡Oh, Luzio
ANGELO:  Se te saluda
ANTONIO, ANGELO, DANIELI Y CORO: ¡Bienvenido!
LUZIO: ¿Así os encuentro?. Preparaos
 para el Carnaval más salvaje y frenético
 que jamás se haya visto.
 ¡Vosotras, bellas mujeres. Sed bienvenidas!
 Os cantaré una canción de Carnaval,
 la más loca de todas las canciones.
ANTONIO, ANGELO, DANIELI, CORO:
 No será tan loca como tú. Vamos, cántala
(Durante la primera y última parte de este fragmento se baila en escena una frenética danza típica siciliana)
LUZIO:  Vosotros jóvenes, ¡escuchad.
 ¡Tralalalalala!
 ¡quitaros los trajes de faena!
 ¡Tralalalalala!
 ¡Poneos las máscaras y las chaquetas!
 ¡La!
 ¡Llenadlo todo de confeti!
 ¡La!
 Hoy empieza el Carnaval,
 y cada uno sabe lo que hay que hacer.
 ¡Tralalala, venid aquí!
 ¡Eh, gente! ¡Tralalalal!
 Todo es diversión y alegría.
ANTONIO, ANGELO, DANIELI, CORO:
 ¡Tralalala ¡venid aquí!
 ¡Eh, gente! ¡Tralalala!
 Todo es diversión y alegría.
LUZIO:  Ya no hay esposas ni maridos,
 ¡Tralalalalala!
 Ya no hay padre ni tampoco hijo.
 ¡Tralalalalala!
 Y el que consigue la felicidad
 ¡La!
 Se la lleva consigo como trofeo
 ¡La!
 Esta es la ley en Carnaval
 y cada uno sabe lo que tiene que hacer
 ¡Tralalala, venid aquí!
 ¡Eh, gente! ¡Tralalala!
 Todo es diversión y alegría
ANTONIO, ANGELO, DANIELI, CORO:
 ¡Tralalalal! ¡Venid aquí!
 ¡Eh, gente! ¡Tralalala!
 Todo es diversión y alegría
LUZIO:  En diversión y placer
 ¡Tralalalalala!
 Ahogaremos nuestra alegría
 ¡Tralalalalala!
 Al diablo las preocupaciones
 ¡La!
 y al infierno con la tristeza
 ¡La!
 Quién no se divierte en Carnaval,
 que se calve un puñal en el pecho.
 ¡Tralalala!¡Venid aquí!
 ¡Eh, gente! ¡Tralalala!
 ¡Todo es diversión y alegría!
ANTONIO, ANGELO, DANIELI, CORO:
 ¡Tralalala, venid aquí
 ¡Eh gente,!¡Tralalala!
 ¡Todo es diversión y alegría!
(La danza se va haciendo más frenética y salvaje después de cada estrofa)
(Entra Brighella con un grupo de guardias)
BRIGHELLA:
 ¡Alto! ¡Separaos! ¡qué tumulto!
 ¡Vaya enjambre de impíos!
ANTONIO:  Llega justo a tiempo
ANGELO:  ¡Vamos!
BRIGHELLA: ¡Fuera las máscaras!
ANTONIO:  Pégale!
BRIGHELLA:
¿No sabeis que están prohibidos todos los festejos de Carnaval?
ANGELO:  ¡No le escuchéis!
ANTONIO:  Vamos ¡Detenlos!
ANGELO, DANIELI, CORO:
 Muy bien. Por aquí se empieza.
LUZIO:  ¡Escuchadme amigos! ¡Todavía no!
 De momento debéis ceder ante él
 quitaros las máscaras
 Evitad toda disputa con aquellos bribones.
 Preparaos para cosas peores.
 Hacedme caso. Dispersaos.
BRIGHELLA: Bien. Joven amable.
ANTONIO  ¿Qué es esto? Estábamos ya en plena marcha.
ANGELO  ¿Qué te propones?
ANTONIO, DANIELI, CORO:Dí ¿Qué ha pasado?
LUZIO: Andad por aquellas calles.
 quitaros las máscaras, amigos, y estad tranquilos,
 luego ya os explicaré
BRIGHELLA: Por este servicio, mereces una condecoración.
ANTONIO, ANGELO DANIELI, CORO:
 Seguro que tiene sus motivos.
 Marchaos, pero no muy lejos.

(Todos se dispersan en diversas direcciones. Los guardias les siguen en patrullas aisladas. Briguell se queda solo y mira a todos lados para ver si está solo del todo. Se quita su abrigo y su espada; lo esconde todo entre los setos, y aparece con su disfraz de Pierrot al que añade la máscara blanca sobre su rostro.  Busca con ansiedad a Dorella. Cree verla a lo lejos y corre hacia allí. Aparecen Isabella y Mariana, las dos luciendo un mismo y muy llamativo disfraz)

ISABELLA:  Espera. él vendrá aquí
MARIANA:  Estoy ardiendo de vergüenza
ISABELLA:  Sólo nuestra audacia nos ayudará
MARIANA:  No sé cómo he podido llegar a esto
ISABELLA:  ¡Vamos! Te saludo como novia
 que pronto marchará en luna de miel
MARIANA:  ¡qué miedo me da esta boda!
 quisiera que estuviera todo terminado
ISABELLA:  Oh, ten paciencia. Debes esperar.
 Yo he tenido que renunciar; sólo por tu bien.
 Mi dulce novia, adiós
MARIANA:  Hermana novicia. Adiós.
(Isabella se marcha)
MARIANA:  ¡Qué espera más angustiosa!
 ¡qué sensación de pasión y dolor!
 En nombre de otra mujer,
 voy a atraer a mi propio marido
 Después de mucho dolor,
 se acerca a mí la dicha.
 Oh, cielos devolvédmelo
 lleno de remordimiento
(Mariana se esconde entre los setos)
(Aparece Friedrich enmascarado, Luzio le sigue sin ser visto)
FRIEDRICH: Este es el sitio ¿dónde puede estar?
LUZIO:  ¡Es él!¡Lo he reconocido!
FRIEDRICH: ¿Quién me persigue?
(Luzio se acerca a Friedrich despreocupadamente)
LUZIO: Ah! Aquí tenemos otro disfrazado
 ¡Venga, amigo! ¡Vente con nosotros al desfile!
FRIEDRICH: ¿A un desfile de Carnaval?
LUZIO: ¿Por qué no? Creo que sois una persona inteligente,
 que sabrá apreciar nuestro Carnaval
FRIEDRICH: ¿Yo en vuestro Carnaval?
LUZIO:
¿Qué otra cosa podemos pensar? ¿Acaso no váis disfrazado?
FRIEDRICH: ¡Maldición! Bien voy con vosotros.
LUZIO:  Entonces, ríete de aquel loco..
 Tralalalalala!
FRIEDRICH: Me río de él.
LUZIO:  Que prohibió esta diversión,
 Tralalalalala!
FRIEDRICH: Ja, ja, ja,
LUZIO: Vos sois sensato,
 y tomáis parte en nuestras bromas
FRIEDRICH: Voy a hacerlo gustosamente
LUZIO:  Friedrich es un loco
 Creedme, piensa una cosa pero hace algo muy distinto
FRIEDRICH: Puede ser.
LUZIO:  No, quiero decir que no cumple sus propias leyes
FRIEDRICH: ¿Cómo? ¡Al diablo!
LUZIO:  Es un hipócrita y un sinvergüenza ¿no es verdad?
FRIEDRICH: Es cierto. Pero os ruego
 que me dejéis; ahora no estoy de humor.
 Más tarde ya iré al Corso..
LUZIO:  Bien. Os cojo la palabra
 Vos dirigiréis el desfile de Carnaval
(Luzio hace como si se retirara)
FRIEDRICH: Bien. Me voy. Hasta más tarde.
 Por fín me he librado de este charlatán
 ¿Dónde estás Isabella?
(Mariana aparece a lo lejos)
FRIEDRICH: ¿Quién viene alli? Es una mujer. ¿Es ella?
(Mariana le hace una señal)
FRIEDRICH: ¡Esta es la señal! ¡qué felicidad!
 Eres tú, criatura divina.
(Sale rápidamente con Mariana)
LUZIO: (bruscamente)
 ¡Demonios! Era ella ¡Deprisa!
 Voy a bendecir vuestra felicidad .
(sale corriendo detrás de Friedrich)
(Dorella, disfrazada de Colombina, sale al paso de Luzio . Le rodea el cuello con sus brazos y trata de retenerlo con caricias a pesar de su resistencia)
DORELLA:  ¿A dónde vas tan deprisa?
LUZIO:  ¡Quítate de mi camino!
DORELLA:  Esta vez no te vas a escapar;
 primero tienes que expiar tu culpa:
 haber despreciado mi amor
(Isabella entra por el otro lado y desde un lugar oculto observa a Luzio y Dorella)
LUZIO: Está loca, ¿qué voy a hacer?
 ¿quién te ha hecho daño?
ISABELLA:  Bien, ella debe retenerle consigo
 sino esto va a terminal mal
(Brighella, escondido entre los setos del otro lado, puede ver
a Luzio y Dorella)
BRIGHELLA ¡Demonio!¡Ya la tengo!
 Me tiemblan las rodillas de rabia.
DORELLA: ¿Es esto lo que merezco? ¿Es esto fidelidad?
LUZIO:  Ahora déjame. Sinó será peor
DORELLA:  ¿Es que no sientes ningún remordimiento?
LUZIO:  No puedo más de rabia e indignación
ISABELLA: Me parece que todo esto le disgusta
DORELLA:  ¿Es esto lo que merezco? ¿Es esto fidelidad?
BRIGHELLA: Tengo tanto miedo que se me ponen los pelos de punta
ISABELLA: Dorella actúa como una mujer libre
BRIGHELLA: Ah, ¡no lo soporto más!

ISABELLA:  Esta bribona no lo deja en paz,
 lo está liando hasta irritarlo
 Él ya está completamente furioso.
 y desde luego no está disimulando
DORELLA: No voy a soltarte, bribón
 no vas a librarte de mí tan pronto
 Ahora estás indefenso ante mi venganza,
 y de nada te va a servir tu furia
LUZIO:  ¿Cómo voy a librarme de esta loca?
 Me está poniendo furioso
 ¿Quién va a librar a este pecador
 de esta molesta carga?
BRIGHELLA:Esta desvergonzada no le deja en paz
 me está poniendo furioso.
 Estoy excitado y lleno de ira.
 oh, maldita hipocresía.

LUZIO:  Dorella, querida, escúchame:
 te fuí infiel sólo por guardar las formas,
 pero voy a serte fiel, te quiero,
 ¡te beso! (Le da un beso). Y ahora, déjame marchar.
(Se marcha rápidamente, pero en medio de su precipitación se va en dirección contraria a la que tomaron Friedrich e Isabella al salir) .
ISABELLA: (Sale de repente de su escondite)
 Ah, ¿qué es esto? ¿qué es lo que escucho?
BRIGHELLA: (Se lanza como un loco sobre Dorella)
 ¡Esto es demasiado! ¡Monstruo!
 Eres caprichosa y despreciable.
DORELLA: ¡Dios mio, qué horror!¡Un fantasma!
(Se marcha asustada)
PONTIO: (Entrando en escena)
 Señora Isabella, eh!
 Aquí está el salvoconducto. Ya está firmado.
 Lo he conseguido para vos.
ISABELLA: Gracias. Veo que no lo has abierto
 Claudio, tus penas van a terminar pronto
BRIGHELLA: No sé qué hacer. Quiero ir con ella,
 pero tengo que vigilar aquí.
 Eh, Pontio
PONTIO: (Asustado por el aspecto de Brighella)
 Señor, ¡qué aspecto tienes!
BRIGHELLA: Hazme este favor por lo que más quieras,
 debo marcharme ¡quédate aquí en mi lugar,
 y monta la guardia en el Pabellón
(Habla cada vez más atolondrado)
 No dejes entrar ni salir a nadie
 Aún no. Sí, sí. No, no. ¡Demonio!
 Detén enseguida a este sinvergüenza,
 y vigílalo. Lleva una máscara
PONTIO: Que me maten si entiendo lo que dices
BRIGHELLA: Quédate aquí. Te daré la mitad de mi paga.
 Me voy. En nombre del diablo. Ah,
(Corre como un poseso)
PONTIO: ¿Estará loco?. La mitad de la paga.
 Apenas sé lo que tengo que hacer,
 pero la paga me vendrá bien
 "La guardia aquí en el Pabellón.
 No dejes entrar ni salir a nadie.
 Aún no. Sí, sí. No, no. ¡Demonio!
 Detén enseguida a este sinvergüenza
 y vigílalo. Lleva una máscara". Bien
 Una cosa está clara,
 ya sé lo que voy a hacer
ISABELLA: (Abriendo el sobre que contiene el salvoconducto)
 Veamos
PONTIO:  "Un sinvergüenza"
ISABELLA:  ¿Qué escribe el distinguido señor?
PONTIO:  "Un enmascarado". "Un sinvergüenza"
(Pontio se sitúa al fondo cerca de un Pabellón para montar la guardia)
(Isabella ha ido a buscar una antorcha para poder leer el escrito)
ISABELLA: ¡Cielos! ¡qué infamia!
 No le concede la libertad,
 sino que ordena que la sentencia  se ejecute enseguida
 ¡De qué forma he podido salvarte Claudio!
 Ah, venganza. Venguémonos de este malvado.
 ¡Aquí! ¡Aquí! ¡Vosotros!
 ¡Humillado pueblo de Palermo!
 ¡Daos prisa! ¡Venganza! ¡Rebelión!
 ¡Escuchad mi llamada! ¡Venid!
(Todos se precipitan en escena con gran confusión)
TODOS:  ¿Quién grita? ¿Qué ha pasado?
ISABELLA:  ¡Horrible, espantoso! Escuchadme, amigos
TODOS:  ¿Qué es?¿Qué pasa?
 ¿Qué te ha ocurrido? Habla.
ISABELLA:  ¡Empuñad las armas! ¡Venguémonos!
 Abajo el infame tirano
(Entra Luzio)
 ¡Luzio! Ven y véngame
TODOS: ¿Qué le pasa?
LUZIO  (con un gesto de rechazo para Isabella)
 No hagáis caso a esta hipócrita. Dejadla rabiar
TODOS: ¿Qué dices?
LUZIO:  Lo que dice es falso
ISABELLA: Luzio, escúchame.
 Hemos sido engañados miserablemente
LUZIO:  ¡Mujer infame! ¿qué son esos gritos?
TODOS:  ¿Qué tenemos que creer? Hablad.

ISABELLA:  No le eschéis. Escuchadme sólo a mí
 ¿Es que no escucháis mis gritos de venganza?
LUZIO: No la escuchéis. Escuchadme sólo a mi
 Ella sólo dice falsedades
TODOS: ¿Acúal de los dos debemos creer?
 ¿Por qué está ella gritando de rabia?
(Pontio ha cogido por detrás a Friedrich y Mariana enmascarados; el coro se separa en dos grupos Pontio y Friedrich discuten en primer término)
PONTIO:  ¡Alto! ¡Alto! Lo he alcanzado. Está detenido.
 ¡Una mujerzuela! ¡Una máscara! ¡Alto! ¡Alto! ¡Alto!
TODOS: ¿Qué pasa? ¿Por qué esos gritos?
PONTIO:  ¡Alto! ¡Vamos, vamos!
TODOS:  Ah ¿qué es esto?
LUZIO:  ¡Quítale la máscara!
ANTONIO:  Veamos
(Le quitan la máscara a Friedrich)
TODOS:  ¡Oh, es Friedrich! ¿Por qué se presenta
 disfrazado, quebrantando su propia ley?
 ¿Quién es la mujer? Quitadle también la máscara
MARIANA:  (quitándose la máscara)
 Soy Mariana, su mujer
FRIEDRICH: ¡Mariana!
LUZIO ¡Cielos! ¡Mariana!
TODOS:  Esta es su prohibición de amar,
 por la cual condenó a Claudio
 ¡Vamos! Derribemos su casa.
 Reduzcamos su ley a cenizas.
 ¡Vamos! ¡Vamos! ¡Adelante!
ISABELLA:  ¡Escuchadme! Tenéis que saberlo todo.
 Me prometió indultar a mi hermano,
 sólo si yo le entregaba, a cambio, mi honra
TODOS:  ¿Cómo es posible?
ISABELLA:  Me he valido de una trampa.
 En mi lugar le envié hoy a Mariana,
 con la que él se había casado en secreto,
 y a la que después, sin escrúpulos, abandonó.
 Pero ahora ha demostrado ser aún peor,
 y en lugar del indulto
 ha mandado orden de ejecución inmediata.
TODOS:  ¡Oh, malvado!
FRIEDRICH: Juzgadme entonces conforme a mi propia ley.
TODOS:  No, la ley queda abolida
 queremos ser más clementes que tú
ANGELO:  Vamos a liberar a los prisioneros;
 traeremos a Claudio aquí en triunfo.
(Sale con una parte del coro)
(Aparecen varios guardias llevando a Brighella y Dorella ya
sin sus disfraces)
TODOS:  Aquí está el jefe de la guardia
DANIELI:  LLeva una máscara, y con él viene una mujer.
TODOS:  Señor Brighella, ja, ja, ja
 Vaya un Pierrot enamorado!
Angelo regresa junto con varios jóvenes,
que llevan a Claudio a hombros)
ANGELO  ¡Viva! ¡Está libre!
CLAUDIO: Gracias. oh, mi hermana
TODOS:  Todo está bien ahora,
 la locura ya ha terminado
LUZIO:  Oh, mujer excelsa. ¡Cómo me engañaste!
 ¡Cómo iba a reconocerte!
ISABELLA: Dejadme. Debo regresar al Convento.
LUZIO, CLAUDIO Y CORO:
 ¿Al Convento? ¿Tu al convento?
ISABELLA:  Sí. Tengo que hacer penitencia por un pecado:
 que siempre te he querido
DORELLA,  ¿me lo cedes?
DORELLA:  Debo hacerlo. Brighella así lo quiere
ISABELLA  (a Luzio)
 Entonces, tú, amante apasionado,
 llévame contigo
DORELLA, LUZIO, CLAUDIO Y TODOS:
 ¡Derribemos todas estas casas mortuorias
 Vivamos sólo para el placer y la alegría
ANGELO: Escuchadme. El Rey ha desembarcado,
 Y estará con nosotros esta noche.
TODOS:  ¡El Rey será bienvenido
 Recibámoslo con júbilo y alegría!
LUZIO: ¡Vamos a recibirle disfrazados!
 ¡El Señor Gobernador abriendo el desfile!
 Las bromas de Carnaval le gustan más
 Que vuestras desgraciadas leyes.
CORO: Venid, venid todos aquí.
 Alegraos con todas vuestras fuerzas
 Celebremos un triple Carnaval,
 Y la diversión no tendrá fin.

(Se organiza el desfile de Carnaval según la tradición  de las inaguraciones. Primero desfila la banda de música. Después marchan Friedrich y Mariana. Siguen enmascarados de todos los tipos. El cortejo pasa por delante de Corso en dirección a la parte posterior de la escena. Disparos de cañón y campanadas anuncian la llegada del Rey. El desfile regresa del Corso con el Rey y su cortejo en cabeza. Todo termina con una salva de fusiles).
FIN DE LA OBRA

 

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