CAPITULO TRES 

LUZ VERDE EN TEHERAN

  

"Llegó la hora de deshojar la margarita", dijo cuando terminó de leer la treintena de informes redactados por los supervisores, que incluían fotografías y planos de remotas regiones. Apiló en un extremo de su escritorio los materiales de acuerdo con el criterio intuitivo que había ido forjando a lo largo de diez años de experiencia. Después desplegó un planiferio en el que estaban prolijamente señalados treinta y dos blancos potenciales. Tenía que seleccionar uno donde vengar las muertes del jeque Abbas Mussawi, su esposa y su hijo. A esto Imad Mughniyeh, jefe de la rama de Hezbollah denominada Aparato Especial de Seguridad (SSA), llamaba deshojar la margarita. Con el índice recorrió en segundos la superficie del planeta y, en su periplo, hizo escalas técnicas en Tailandia, Suecia, Panamá, Argentina... La yema del dedo cobró el poder cortante del bisturí: su elección iba a determinar la vida o la muerte de decenas, tal vez hasta cientos de personas en algún lugar del mundo. "Quiero un golpe limpio, quirúrgico", dijo Mughniyeh, utilizando términos médicos, para tratar de convertir en repetable lo repudiable. Mughniyeh sabe que estas consideraciones morales importan poco a quienes van a llevar a cabo los atentados: son profesionales para los que la teología nada significa.

A diferencia de los profesionales que no piden ni dan explicaciones, los clérigos chiítas recurren a complicados malabarismos teológicos cada vez que se ven obligados a justificar los actos suicidas, expresamente prohibidos por el Corán. Aducen que no se trata de suicidas sino de fieles que se transforman en bombas vivientes, de la misma manera que otros luchan con las armas en la mano.

Son extraños los caminos que conducen a un hombre al terrorismo. Imad Fayez Mughniyeh, apodado "Carlos, el iraní", de 35 años, nacido en el sur del Líbano, fue guardaespaldas de Yasser Arafat, miembro de Al-Fatah y de la Fuerza Especial 17, y se unió a Hezbollah en 1982. Su nombre se convirtió en algo más que una preocupación el 23 de octubre de 1983, cuando los servicios de seguridad occidentales lo responsabilizaron por los atentados kamikazes contra los puestos de mando norteamericano y francés en Beirut. Luego, se esforzó en hacer fracasar el canje de armas por rehenes con que la administración Reagan y el coronel Oliver North intentaron -con la complicidad de Israel- comprar la voluntad iraní: pese a que Estados Unidos entregó los misiles que luego Irán habría de utilizar en la guerra contra Irak, Mughniyeh no liberó a William Buckley, jefe de la estación de la CIA en Beirut y amigo personal de Reagan, que su grupo mantenía secuestrado.

Según las investigaciones del periodista de la cadena Uno de la TV francesa Philippe Madelin, Mughniyeh desembarcó en Paris el 10 de noviembre de 1985 en un vuelo procedente de Beirut y a su llegada presentó un pasaporte con el número 623298. Los franceses, que habían recibido un pedido de búsqueda y captura emitido por la embajada estadounidense y que sabían que viajaba con documentación falsa, lo siguieron, lo fotografiaron, pero -acatando instrucciones de la Cancillería-, no lo detuvieron. La única explicación posible es que Mughniyeh había viajado a Paris para discutir la suerte de los rehenes franceses con interlocutores del gobierno . Algunos días después, el 18 de diciembre, los secuestradores hicieron saber que los cautivos gozaban de buena salud. Era una manera de confirmar que seguían en poder de Imad Mughniyeh.

Dice la leyenda que Mughniyeh se inició en la industria del secuestro de rehenes occidentales para lograr la liberación de su cuñado Mustafa Badreddin, detenido desde 1985 en Kuwait por secuestrar un avión de la TWA. Badreddin, un experto en explosivos entrenado en Siria fue liberado por los iraquíes cuando Saddam Hussein invadió Kuwait en agosto de 1990 .

"OPERACIONES ESPECIALES"

 

La División de Operaciones Especiales del Aparato Especial de Seguridad de Hezbollah está compuesta por un número no mayor de 25 "especialistas", todos chiitas que recibieron un prolongado entrenamieto en Irán. De acuerdo a los procedimientos de la organización, un ataque requiere la coordinación de distintos aspectos:

a) El agente "residente" o la célula local que, desde mucho tiempo antes, se ocupa de preparar los depósitos de armas y explosivos; consigue un taller mecánico o un galpón para armar el coche-bomba; realiza el reconocimiento preliminar del blanco; y provee la información de inteligencia que permita planificar la operación.

b) El "supervisor", quien viaja al lugar en el momento apropiado, examina el blanco en detalle, efectúa un estudio de factibilidad y luego retorna a la base de operaciones para consultar con la comandancia.

c) En esta fase se activa el tercer componente de la operación: el "comando operativo" cuyos miembros han estado ocultos durante largo tiempo en casas de seguridad en países vecinos. Este grupo esta integrado generalmente por tres miembros -un especialista en demolición, un mecánico que arma el coche, y un experto en electrónica y comunicación- y un jefe, cuya misión es resolver todos los detalles prácticos de la operación: cuándo será ejecutada y qué función cumplirá cada uno. Cada integrante del comando conoce solamente los nombres en clave de los otros miembros y no sabe bajo que identidad viajan. Llegan separadamente al país y establecen contacto con el supervisor, quien les asigna el lugar de residencia. Ninguno de ellos conoce al agente residente ni tampoco el escondite de las armas y la infraestructura local. El "supervisor" tampoco conoce al residente; su único contacto se realiza a través de un "intermediario".

d) El "intermediario", generalmente es un cuadro con cierto rango, cuya sola tarea puede ser la compra del vehículo o el traslado de los explosivos desde los escondites -controlados por el agente residente- hasta las manos del supervisor. En algunos casos, el intermediario tampoco conoce al residente; simplemente, recoge las armas en un lugar de entrega predeterminado. Su función termina en el instante en que se concreta el traspaso, y debe abandonar el país inmediatamente para proteger el arsenal, el vehículo y sus custodios.

e) El "piloto", suicida o no. En algunos casos no se trata de genuinos voluntarios para la autoinmolación sino de mártires a control remoto enviados a cumplir sus misiones bajo el engaño de que serían sólo intermediarios o que sobrevirían a la operación. Por lo general son ciudadanos nativos, preferidos porque permiten evitar posibles rastros en caso de que sean atrapados. Si la operación falla y el equipo es detenido, la policía no podría llegar al residente, ni al arsenal y menos aún a los autores intelectuales. Si la operación se desarrolla sin tropiezos y el equipo se retira de acuerdo con planes preestablecidos, el supervisor debe depositar el arsenal sobrante en otro escondite, de donde será recuperado por el residente y escondido para su uso futuro.

 

LAS TRES FRONTERAS

 

Mughniyeh repasó todos los datos del informe y constató que su gente había hecho un buen trabajo organizando los círculos libaneses y palestinos en la triple frontera entre Argentina, Brasil y Paraguay. En escasos seis meses, contando a partir del inicio de la Conferencia de Paz sobre el Medio Oriente que se había inaugurado en Madrid en octubre de 1991, Mughniyeh había cumplido la órden de la inteligencia iraní de suministrar "la mejor localización geográfica posible para tres comandos con infraestructura local suficiente como para perpetrar un atentado en algún lugar del mundo". Tenía un segundo comando en Canadá, cerca de la forntera con EEUU y el tercero en Europa, pero "el triángulo del menisco" -así llamaba a Ciudad del Este, en la triple frontera- estaba demostrando que verdaderamente podía ser el punto de articulación del chiismo en el continente americano.

"Los bélgas" una pareja de "supervisores" de Hezbollah que realizaron algunas de las numerosas misiones de reconocimiento en Buenos Aires describían a la Argentina como un país donde los funcionarios y efectivos de seguridad "despejan el camino a cualquiera a cambio de una buena tajada" y señalaban que las vastas fronteras, la profusión de vuelos y vías de comunicación internacionales y la absoluta falta de control aduanero y de pasaportes."En la zona de frontera, un pasaporte de cualquiera de las tres nacionalidades se compra por 1.500 dólares. Los explosivos son relativamente fáciles de conseguir porque existe un mercado negro que depende de las fábricas militares", señalaban sus informes.

Para Hezbollah, la expansión a nivel mundial constituía el mejor -sino el único- reaseguro de que la organización sobreviviría aunque su milicia en el Líbano fuese desmantelada en el caso de que Israel y Siria llegasen a un acuerdo de paz. Irán, por su parte, nunca ocultó su ambición de propagar la revolución islámica a todos los rincones de la tierra, incluyendo la Argentina: un informe confidencial redactado por un

influyente parlamentario iraní, indicaba que la Argentina "presentaba un campo tan propicio como Argelia para propagar el fundamentalismo". Esa conclusión -que no resistía el menor análisis- se basaba en algunas observaciones correctas, aunque muy parciales: se registraba un profundo desencanto con el menemismo por parte de un sector del peronismo ultraortodoxo que tradicionalmente había tenido fuertes lazos con los países árabes.

 

"MENEM TRAICIONO SUS ORIGENES"

 

Según los partes de la embajada iraní a su Cancillería, la Guerra del Golfo y la doctrina del alineamiento automático con EEUU e Israel, habían generado profundas divergencias en la Argentina. El todopoderoso mensaje del Islam había generado un promisorio despertar político-religioso entre destacados miembros de la añosa comunidad árabe. En agosto de 1990 el asesor presidencial y diputado provincial Alberto Samid que disponía de un despacho en la Casa Rosada desde el primer día de la gestión de Menem, anunció que donaría 140 toneladas de carne para Irak, violando el decreto 1560, por el cual Argentina se había sumado al bloqueo impuesto por la ONU. Samid que es dueño de varios frigoríficos, una curtiembre y fábricas de camperas y aspiraba a ser gobernador de la provincia, fue despedido del cargo de asesor y separado del bloque justicialista de la Cámara de Diputados por decisión unánime.

--"Soy árabe y pienso que si tuve que dejar un lugar que me daba lustre y brillo por una causa noble, está bien hecho", dijo Samid a la revista Somos. En la misma entrevista agregó:"Carlos Menem también es árabe. Traicionó sus orígenes. Es como un judío que de pronto se vuelve nazi. Pero no me sorprende. El suele hacerse amigo de sus peores enemigos ."

Aunque Carlos Menem sólo admite que le teme a Dios y a Zulema, un miembro del entorno reconoce que la rebeldía de este operador disciplinado que muchas veces había sido el encargado de gritar lo que él mismo no podía decir, inquietaba a Menem porque -según un miembro del entorno presidencial- "Alberto es capáz de pegar sin medida".

El 3 de octubre Samid abordó en Ezeiza un vuelo de Lufthansa que lo llevaría a Bagdad vía Frankfurt. Antes de desaparecer en la manga del avión que lo condujo a su asiento en primera clase, Samid declaró: "Los árabes tal vez no puedan ganar la guerra. Pero la guerra de guerrillas, del terrorismo, la van a seguir cien años. Sé cómo actúan: mandan un sólo tipo que en dos minutos pone cinco bombas en cualquier lado. Voy a tratar de evitar que eso ocurra en nuestro país". Además de "pegar sin medida", Samid demostró poseer una buena dósis de clarividencia.

 

FUNDAMENTALISMO EN EL ONCE

 

El Islam no es una religión monolítica y no hay que confundirla con el fundamentalismo islámico: hay 935 millones de creyentes musulmanes en el mundo y sólo una minoría suscribe las tésis de los fanáticos. Todos los fundamentalismos basan gran parte de su mística en el carisma de un líder. Si éste a veces no se presenta abiertamente, porque la clandestinidad lo obliga a permanecer oculto, la función aglutinadora de la masa puede también asumirla un símbolo, una bandera o una consigna. Un rostro enérgico, una manera de vestir que lo distinga de los demás, un estilo propio que comunique firmeza en las convicciones, son rasgos que, para dirigir un grupo de este tipo pueden ser decisivos. El líder tiene un contacto privilegiado con el fundamento. Es pontífice, profeta, oráculo, médium, el no duda ni puede dudar, sabe lo que hay que hacer y lo dice.

--"Israel debe desaparecer de la faz de la Tierra", dijo el clerigo iraní Moshen Rabbani durante un acto organizado por los Hermanos Musulmanes en el primer piso de la confitería El Molino el 11 de abril de 1991. Pese a que los Hermanos Musulmanes habían empapelado parte de la Capital Federal con afiches convocando al acto, en el salón no había más de 150 personas, entre ellas siete mujeres vestidas con chador y un nutrido grupo de comerciantes y fabricantes textiles que tienen sus negocios en Once. El periodista Jorge Hasper -uno de los asistentes al acto-, recuerda que el salón estaba adornado con inmensos retratos del ayatola Jomeini, una bandera de guerra argentina y una iraní . Rabbani

-que aún no poseía status diplomático-, no sólo habló de la desaparición de Israel, sino que además proclamó a Jaled el Istambulli, el soldado que en nombre de la organización fundamentalista egipcia de los Hermanos Musulmanes, asesinó a Anwar Saddat como la figura que debía inspirar el camino de la comunidad nucleada en torno a la mezquita al-Tahuid de Floresta que cuenta con unos 700 fieles. "Irán, a través de Hezbollah, está haciendo su aporte a la revolucíón islámica mundial y al pueblo palestino", dijo Rabbani conquistando los aplausos de la plana mayor del cuerpo diplomático iraní, del historiador peronista Fermín Chávez, de Hector Villalón, un extraño personaje del peronismo con estrechos vínculos en los círculos del poder en Teherán y de un grupo de ex-Montoneros que combatieron en el Líbano y desde entonces han mantenido sus vinculaciones con el chiismo.

 

EL ENGAÑO Y LA GUERRA

 

Tanto en Teherán como en Beirut la Argentina era considerada un país extraño, lleno de judíos y con un presidente que a la vez es un descendiente y un traidor de la causa árabe. Pero lo más llamativo era la denominación que figuraba en los correos reservados de la Cancillería y la inteligencia iraní donde se calificaba a la Argentina como "la segunda Israel" porque "es un territorio de sionistas". Coincidiendo con la Conferencia de Paz sobre Medio Oriente que sesionó en Madrid, Irán fue anfitrión de la "Conferencia Internacional de Apoyo a la Revolución Islámica del Pueblo Palestino" que se reunió en Teherán para unificar a los diversos grupos opuestos a toda forma de negociación con Israel . Durante ese cónclave de rechazo participaron representantes de Hezbollah, Hamas, la Jihad Islámica Palestina, el Frente para la Liberación de Palestina-Comando General (PFLP-GC) de Ahmed Jibril, Abu Nidal y Abu Mussa junto a invitados de "Argelia, EEUU, Gran Bretaña, Indonesia, Filipinas, Etiopía y Suiza ".

Un año despúes, en octubre de 1992, como una muestra de la creciente colaboración entre el Hezbollah libanés y el grupo palestino Hamas, el gobierno iraní decidió la apertura de una "embajada" de Hamas en Teherán para cordinar sus actividades con la Jihad Islamica, el aparato militar de Hezbollah . Musa Abu Marzuk, el jefe de la rama política de Hamas que residía en los EEUU, condujo las negociaciones con los iraníes. Lo acompañaba Ibrahim Ghasha, el vocero de Hamas en Jordania. Dos meses más tarde, en diciembre de 1992 una segunda delegación "político y militar" de Hamas visitó Teherán y "estableció una serie de acuerdos de cooperación política y militar con Irán y con el jeque Hassan Nasrallah, secretario general de Hezbollah .

"Por medio del engaño harás la guerra", reza el lema del Mossad. Mugnhniyeh había preparado una maniobra de diversión para engañar al reputado servicio de inteligencia israelí: El 1 de marzo tres ciudadanos turcos, miembros de Hezbollah fueron detenidos en Estambul tras arrojar dos granadas de mano contra la sinagoga Neve Shalom de Estambul que hirió a un transeunte . El 7 de marzo la Jihad Islámica asesinó a un agente de seguridad de la embajada israelí en Ankara . Bastaron 40 segundos para fijar con cinta adhesiva una bomba del tamaño de una taza común en el tanque de nafta del autómóvil del desdichado. Fue un truco excelente. Con estos dos atentados el Mossad creyó que la muerte de Mussawi había sido vengada y bajó la guardia. Además, el 7 de marzo comenzaba el mes del Ramadán, un período de 30 días de abstinencia, plegarias y ayuno diurno en el que se conmemora la revelación del Corán a Mahoma. El Mossad se confió en que los fundamentalistas no atacarían en Ramadán, pero para Hezbollah la venganza estaba por encima de la abstinencia.

Los servicios secretos israelíes cometieron un gravísimo error al no prever la posibilidad de un ataque en ese remoto lugar del planeta llamado Buenos Aires. Pese a que Jerusalén y Washington habían emitido alertas generales sobre posibles represalias chiitas por la muerte de Mussawi, la seguridad de la embajada -relajada por una refacción que se llevaba a cabo en el edificio-, no fue reforzada. Sin embargo, el principal equívoco israelí no fue en materia de seguridad local, sino de inteligencia internacional.

Los comandos chiitas realizaron parte de las tareas de reconocimiento desde un departamento ubicado en diagonal a la sede diplomática. Cuatro supuestos paquistaníes estudiaron desde allí, durante meses, todos los movimientos de la embajada y de toda la zona. Las cámaras de vigilancia, la entrada y salida del personal administrativo y diplomático, los horarios de los cambios de guardia, el tráfico. La experiencia les había enseñado que cada detalle -por insignificante que pareciera- contribuía para encontrar los puntos vulnerables en la seguridad. Así se determinó que una camioneta despertaba menos sospechas en la guardia que un automóvil.

Con pulcra caligrafía Imad Mughniyeh fue añadiendo anotación tras anotación al cada vez más extenso dossier de Argentina. Levantó la mirada del informe que tenía entre sus manos y clavó la vista en una de las paredes de la oficina. Un almanaque de Hezbollah marcaba desde allí el año 1371 del calendario iraní que exhaltaba el sacrificio y la entrega de los mártires del mes. Vio le inconfundible emblema de Hezbollah, un globo terraqueo en azul y rojo con un puño en alto que sostiene un fusil Kalashnikov. Sobre el arma se apoya un versículo del Corán que dice "Loa, al Partido de Dios, ellos son los victoriosos ". En la caligrafía árabe, la letra "B" de la palabra "Hizb" tiene la forma del púlpito donde se lee el Corán. La letra "A" de la palabra "Allah"(Dios) es el brazo que sostiene el fusil.

--"La venganza vendrá durante Ramadán. Que sea el 17, en la fecha exacta en que se cumple un mes de la muerte de Sayyid Mussawi. Los sionistas entenderán el mensaje", dijo Imad Mughniyeh. Ahora este personaje a quien todos los servicios de inteligencia occidentales sindican como el cerebro de las operaciones terroristas de Hezbollah debía conseguir la aprobación definitiva del Consejo Consultivo de Hezbollah y del Consejo Supremo de Seguridad Nacional de Irán. Ninguna acción en el extranjero se lleva a cabo sin el visto bueno de esas dos instancias. La operación entraba en su fase final.

 

BENDICION EN TEHERAN

 

 

El 2 de marzo de 1992 la prensa iraní y libanesa reportaron que el sucesor de Mussawi como nuevo Secretario General de Hezbollah, jeque Hassan Nasrallah declaró en Teherán que "para nosotros el Gran Satán sigue siendo los EEUU por cuya destrucción abogamos". Al día siguiente, el 3 de marzo de 1992 Nasrallah mantuvo conversaciones con el presidente iraní Ali Akbar Rafsanjani, representante del ala moderada del gobierno, con el ex ministro del Interior Ali Akbar Mohtashemi, considerado "el padrino" de Hezbollah por sus posiciones extremistas, y con el general Vahidi, jefe de los Guardias Revolucionarios. Mientras Rafsanjani recalcó la necesidad de que la organización centrara sus acciones contra Israel en el Líbano, Mohtashemi alentó a escalar la lucha armada no solo contra Israel, sino también contra los EEUU de acuerdo a lo estipulado en un nuevo plan operativo destinado "a convertir el mundo en un infierno para los EEUU, Israel y Occidente", según publicó el semanario libanés Al-Watan Al Arabi (La Nación Arabe).

La discusión de estas dos estrategias continuó unos días después durante una reunión que mantuvo en Teherán el Consejo Consultivo de Hezbollah -o Shura- para discutir la represalia por la muerte de Mussawi. Los doce miembros de la Shura -representantes de los clanes que gobiernan el sur del Líbano-, entre los que se cuentan el jeque Hussein Mussawi -hermano del asesinado y cabeza del Clan Mussawi-, Imad Mughniyeh, y el jeque Mohamed Yazbik, discutieron las alternativas con el subsecretario general Naim Qasemm, bajo la presidencia del jeque Hassan Nasrallah. Allí se aceptó la doctrina de Mohtashemi y se dio la bendición para el primer atentado en Buenos Aires.

Ahora sólo faltaba obtener la bendición del Consejo Supremo de Seguridad Nacional de Irán que debe aprobar todas las operaciones llevadas a cabo en el exterior. En la noche del 14 de marzo de 1992, 72 horas antes de que la Embajada de Israel en Buenos Aires volara en mil pedazos,el Consejo se reunió en la capital iraní. El Consejo Supremo de Seguridad Nacional de Irán está integrado por el presidente Ali Akbar Rafsanjani, el canciller Ali Akbar Velayati, el ayatolla Ali Jamenei -sucesor espiritual de Jomeini-, el ministro de inteligencia Ali Fallahiyan, y el vicepresidente del Parlamento iraní, Hassan Rouhani. En su carácter de secretario del Consejo, Rouhani ha declarado al diario iraní Ettela'at, que su país "no dudaría en destrozar la actividad de grupos contrarrevolucionarios en el exterior".

 

EL COLOR DE LOS TURBANTES

 

En el Consejo de Seguridad Nacional, como en resto de la política iraní, todo se sigue jugando entre turbantes, el blanco de presidente Rafsanjani y el negro del ayatola Ali Jamenei, el guía espiritual de Irán y guardián de las esencias del jomeinismo. Las luchas de clanes no llevan a ninguno de ellos a poner en cuestión el poder que todos comparten. Sin embargo, los clérigos chiitas, encabezados por Ali Jamenei desarrollan una impiadosa batalla contra Rafsanjani a quien consideran "un pragmático" demasiado blando con Occidente y no dudan en utilizar las redes terroristas de Hezbollah en el Líbano con el doble fin de desestabilizarlo y propagar -con las bombas- la Revolución Islámica.

El presidente Rafsanjani combina el pragmatismo con una cierta autoridad religiosa para poder enfrentar al ayatola Ali Jamenei y puede por lo tanto arriesgarse a la reforma económica y la aperturas diplomáticas hacia Occidente. Según la Constitución iraní, Rafsanjani que es un alto clérigo aunque no un ayatola, no puede postularse nuevamente cuando expire su segundo mandato en 1997. Entre los sus más probables sucesores se cuentan el alcalde de Teheran, Gholam Hossein Karbashi; el canciller Ali Akbar Velayati, apoyado por los sectores más aperturistas; el clérigo Ali Akbar Nategh Nouri, que se desempeña como presidente del Parlamento; y Hassan Rouhani, vicepresidente del Parlamento y secretario del poderoso Consejo Supremo de Seguridad Nacional. Numerosos diplomáticos en Teherán predicen que independientemente de si la elección recaiga en Nategh Nouri, en Gholam Hossein Karbashi o en Ali Akbar Velayati, el sucesor de Rafsanjani puede ser aún mas cerrado y más hostil hacia Occidente.

 

RAFSANJANI NO SONRIE

 

Esgrimiendo una críptica sonrisa de autodefensa con la que permanentemente parece estar pidiendo disculpas, el presidente Rafsanjani, se mantuvo en silencio a lo largo de toda la sesión del Consejo Supremo de Seguridad Nacional. En julio de 1989, un par de semanas después de la muerte del ayatola Jomeini, "el nuevo rostro de la revolución islámica" fue criticado por "sonreir demasiado" y desde entonces ha mantenido esa mueca indescifrable en los labios. Rafsanjani es un sobreviviente que se las ha arreglado para avanzar en el campo minado de la política iraní. En junio de 1981 se salvó por milagro en un atentado explosivo en el que murieron media docena de ministros y el ayatola Behesti, la figura política más influyente en la revolucón islámica, después de Jomeini. En 1986 sobrevivió a las consecuencias del escándalo Irán-Contras, que demostró que Teherán estaba negociando bajo cuerda con el mismo país al que llamaba "el gran Satán". En 1988 cuando se desempeñaba como comandante en jefe de las Fuerzas Armadas, Rafsanjani consiguió convencer a Jomeini de que pusiera fin a la guerra con Irak abandonando la pre-condición de que Saddam Hussein se retirara del poder.

El canciller Ali Akbar Velayati, que carece de peso propio en el gobierno, explicó que a partir de la Guerra del Golfo, Argentina se había alineado incondicionalmente con el Gran Satán y con el pequeño Satán y había cancelado unilateralmente un embarque de máquinarias y herramientas fabricadas por la empresa INVAP (Investigaciones Aplicadas) de Bariloche y destinados a la Atomic Energy Organization of Iran (AEOI). El embarque debió remitirse el 13 de diciembre de 1991 a bordo del buque Fathulkair, pero debido a la presión que estaban ejerciendo funcionarios norteamericanos, se dispuso enviar la carga el 25 de ese mes en la nave Ibn-Tufail que operaba con la empresa naviera United Shipping Co. En represalia por el incumplimiento argentino, Irán amenazó con reducir las importaciones de granos argentinos de 600 a 300 millones de dólares en 1992.

--"En ese antro se habla demasiado, se promete demasiado y se confraterniza demasiado con el enemigo", dijo el ministro de Inteligencia Ali Fallahiyan y agregó:"Quienes intriguen contra los musulmanes serán considerados enemigos" . Durante los primeros años de la revolución iniciada por el ayatola Jomeini en 1979, Ali Fallahiyan, miembro de una familia religiosa proveniente de la ciudad de Qom, se ganó el apodo del "juez de la horca". Más tarde, desde 1988 cuando se hizo cargo del MInisterio de Inteligencia y Seguridad iraní (VEVAK), el clerigo ha sido responsable de dos docenas de atentados cometidos contra disidentes políticos en distintas partes del mundo con apoyo logístico y cobertura proporcionadas por la Cancillería, el ministerio de Comunicaciones y la cadena estatal de Televisión (IRIB).

 

EL CASTIGO Y LOS EMISARIOS

 

Los atentados son llevados a cabo por la brigada Quds (Jerusalén) que es una rama especial de los Guardias de la Revolución y está dirigida por el general Ahmad Vahidi. El juez de instrucción suizo Roland Chatelain que tuvo a su cargo la investigación del asesinato del opositor irani Kazem Rajavi establece una clara diferencia entre "los mercenarios enviados por el régimen para matar" y las misiones de reconocimiento. El juez sostiene que "existe una clara coordinación entre la Brigada Quds, el ministerio de Inteligencia y Seguridad dirigido por Fallahiyan, la Cancillería iraní y los embajadores. De acuerdo a los resultados de su pesquisa, la lógica funciona de la siguiente manera:"La Brigada Quds asume las operaciones terroristas, la embajada brinda la base logística y el ministerio de Inteligencia distribuye las informaciones recabadas luego de las misiones de reconocimiento". En un reportaje concedido a la televisión iraní en agosto de 1992, cinco meses después de aquella reunión del Consejo de Seguridad, Fallahiyan se jactó de los logros del ministerio de Inteligencia para acallar a los opositores:"También los rastreamos en el exterior", dijo."El año pasado tuvimos éxitos en dar golpes fundamentales a sus principales representantes". La referencia de Fallahiyan a 1991, no fue casual ya que ese año en que fue asesinado en Paris, el ex premier iraní Shapur Bajtiar.

--"Si el Estado iraní decidiera tomar represalias contra la Argentina por la cancelación de los contratos deberíamos enviar una advertencia. De otro modo, las consecuencias políticas, diplomáticas y comerciales podrían ser serias", advirtió el canciller iraní.

--"Nunca hemos castigado a ninguna comunidad sin haber mandado antes un emisario", interrumpió Ali Fallahiyan citando uno de los preceptos del Corán. No mentía. Casi todos los actos de terrorismo iraní, incluyendo la condena a muerte de Salman Rushdie, han estado precedidos por alguna forma de negociación, advertencia o chantaje y en varias oportunidades fue Ali Fallahiyan quien mantuvo tratativas secretas con sus colegas europeos ofreciendo poner fin a los actos de terrorismo chiita en los respectivos países a cambio de concesiones comerciales o en el pago de la deuda externa. "Si un país no coopera internacionalmente, se producen crímenes en su territorio", dijo Fallahiyan al diario alemán Die Welt .

Pese a que los franceses se vanaglorian de "librar una guerra en las sombras" contra el terrorismo, Fallahiyan sabe mejor que nadie que durante la década de los 80, la política antiterrorista alternó de manera confusa entre la represión y la tolerancia. Muchos inmigrantes ilegales que no estaban vinculados a los movimientos violentos fueron perseguidos mientras que se hacían tratos con los verdaderos terroristas. El propósito francés no era eliminar las fuentes del terrorismo sino llegar a un entendimiento con las organizaciónes o los Estados que lo propiciaban.

 

EL FUEGO DE LOS INFIERNOS

 

--"Los argentinos no van a hacer nada. Uno los soborna y se mantienen a distancia", dijo Ali Fallahiyan. Según consta en informes de inteligencia de tres países occidentales, la garantía de impunidad era particularmente atractiva para el jefe de la inteligencia iraní porque en otras latitudes las investigaciones de la justicia no sólo habían permitdo identificar, detener y condenar a los culpables de los atentados, sino también desentrañar la metodología del terrorismo iraní, lo cual era mucho más grave.

En Francia, el juez Jean-Luis Bruguiere, quien investigó el asesinato del premier Shapur Bajtiar, acuchillado en Suresnes el 6 de agosto de 1991, demostró que el atentado fue posible gracias a una cadena de errores de la policía francesa, que concedió visados a los asesinos pese a estar recomendados por un ex representante de la televisión iraní en Paris, sobrino del ayatola Jomeini, que había sido expulsado de Francia en otras dos oportunidades. Según las conclusiones del expediente que ocupa 18 volúmenes, los ejecutores de la fatwa (decreto religioso) del ayatola Jomeini, Ali Rad Vakili (arrestado) y Mohamed Azadi (prófugo), fueron introducidos en la residencia de Bajtiar por Faridun Boyerhamadi, secretario del ex primer ministro. Los dos esbirros efectuaron un asesinato ritual; tajo mortal en la garganta, amputación de ambas manos y robo del reloj de la victima, como prueba de que el encargo había sido cumplido.

Esa mañana, horas antes de que se conociera la noticia, la inteligencia iraní dirigió un mensaje codificado a un agente en Suiza, pidiendo confirmación de la muerte de Bajtiar. El mensaje fue interceptado y descifrado por agentes británicos y estadounidenses, y es la prueba más sólida de la participación de los servicios secretos iraníes. Uno de los asesinos, Azadi, fue recogido en Suiza por agentes iraníes y puesto a salvo en su país. El otro, Vakili, fue detenido en Ginebra y condenado a cadena perpetua. Además de Vakili, fue condenado a diez años de cárcel Masud Hendi (empresario, sobrino de Jomeini, protector de los asesinos en Francia) mientras el organizador de la huída Zeinal Abein Sarhadi (funcionario de la embajada iraní en Suiza y sobrino del presidente Rafsanjani, fue absuelto. Otros seis prófugos fueron procesados en rebeldía. A Ali Fallahiyan no se le escapa que detrás de todos ellos, se juzgó simbólicamente a los servicios secretos iraníes.

Pese a todas la diferencias, en la reunión del Consejo Superior de Irán hubo acuerdo en la fecha y el blanco: Argentina había pasado a ser considerada, como una aliada incondicional del Gran Satán y del pequeño Satán . Merecía conocer el fuego de los infiernos.

 

 

NOTAS

 

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