TESOROS SUMERGIDOS


Bajo las frías aguas del oceano, entre los arrecifes de corales, yacen los restos de un huracán, el abordaje pirata o el choque contra las rocas ocultas por la marea. Desparramadas sobre la arena del fondo marino, aguardan, en silencio, que les despierten de su letargo. Y a ello est�n dispuestos multiples aventureros que, alentados por documentos históricos y leyendas verosímiles, se zambullen a la busqueda del tesoro sumergido.

Unas mil embarcaciones de todo tipo sucumbieron entre 1550 y 1560 en su ruta hacia las Indias. La mar fue su último puerto. El canal de la Florida fue la tumba de al menos 85 naves, más de 110 se fueron a pique en la costa suroeste de la Península Iberica, entre el cabo de San Vicente y Cádiz. Y el resto quedo disperso, a lo largo del Atlántico, islas Azores, Bermudas, Canarias, Antillas, la costa continental de América, e incluso la costa de Portugal hasta Galcia, en España.

El naufragio de estos buques arrastró, tras ellos, tesoros de incalculable valor almacenados en sus bodegas. No se trata solo de leyendas y habladurías populares. Las esmeraldas, vasijas de metales preciosos y lingotes de oro y plata acarreados en los barcos, quedaron registrados en los legajos del Archivo de Indias de Sevilla, el Archivo de la Marina de Ciudad Real y el Archivo de Simáncas, todas ellas ciudades españolas.

Alimentados por los documentos de la epoca, un puñado de aventureros, caza tesoros y, en el menor de los casos, arqueólogos, se ha empenado desde entonces en destripar el lecho marino hasta dar con el baul de los tesoros. En 1959, el arqueólogo italiano Per Nicola Gargallo, encontró, cerca de Siracusa, el primer galeón español en buenas condiciones. Despues salieron del olvido "Santa Margarita", "El Preciado", "Nuestra Señora de Atocha", "La Merced" y "Nuestra Señora del Rosario".

Pero aun quedan muchos. En 1989 se calculaba que con solo los tesoros de los barcos abandonados por el Imperio Español en la Bahia de Cartagena de Indias, se podría pagar toda la deuda Iberoamericana. Los arrecifes de Cayo Hueso, en Florida, y el Golfo de México, despiertan la codicia de los buscadores de joyas. Y la península española, centro comercial de la época, tampoco se queda atras.

De las dieciocho mil travesias que se realizaron de España a las Indias, entre los años 1504 y 1650, unas cincuenta acabaron en naufragios frente a la costa de Cádiz. Tanto en Cádiz como en Sanlúcar, se han hundido mas barcos que en Veracruz, Bahamas o el Golfo de México y la Florida.

Pero si muchas fueron las monedas y piezas que la corona española perdió en el mar, también es cierto que no fue la única perjudicada por los avatares de la historia. Aún se intenta recuperar el contenido del vapor nortemericano "Central América", que sucumbió frente a las costas de Carolina del Sur, en EEUU, cuando en 1857 transportaba a los mineros que volvín a su hogar con el oro extraído en California.

Otros navíos han corrido peor suerte y, pese a que se conoce su ubicación, las capas de lodo y arena que los cubren hacen imposible su rescate. Así ocurre con el buque Inglés "Lutine", hudido frente a las costas holandesas en 1799 con numerosos lingotes de oro en su interior. Solo su campana de bronce ha sido recuperada, para instalarse en la compañía de seguros Lloyd's de Londres.

Localizar y recuperar el secreto de los mares no es tarea fácil. Aunque no escasean los buceadores aficionados, que aprovechan los veranos para buscar las joyas, el afán aventurero posee también una versión más prosaica: la de las empresas especializadas en el rescate de los buques hundidos.

Veintiún años de su vida empleó Mel Fisher hasta dar, en 1985, con el cargamento de oro, plata, joyas y esmeraldas valorado en 41.000 millones de pesetas de "Nuestra Señora de Atocha". Pero Fisher no jugaba en solitario. "Treasure Salvors" (Salvadores de Tesoros) es el nombre de la empresa que él mismo creó para obtener resplado financiero.

Del mismo modo, la empresa "Marex International", dirigida por Bob Marx, se dedica al rescate de "Nuestra Señora de las Maravillas", hundida en las Bahamas en 1656 y localizada en 1972. Comprar una de las 60 participaciones de la compañía da derecho al 1% del valor de los objetos que se rescaten.


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