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EL TANGO COMO FUENTE DE LA HISTORIA ARGENTINA CONTEMPORANEA

(por Fabián Campagne)

 

Género popular por excelencia de la ciudad de Buenos Aires, las letras de tango poseen un valor excepcional para pintar estados de ánimo colectivos, prácticas sociales arraigadas, escalas de valores generalizadas, diferencias y jerarquías sociales, entre otras características profundas de la sociedad urbana. Surgido en arrabales, barriadas periféricas, ambientes bohemios y casas de mala reputación, el tango tenía una capacidad de observación fina y microscópica, que permiten al historiador llegar allí donde otras fuentes históricas no se lo permiten.

 

Proponemos a continuación algunos ejemplos referidos a la peculiar década del '30, la década infame. Tal vez como en ningún otro momento tomó el tango partido a favor de los más débiles, denunció abusos, criticó desigualdades manifiestas, interpeló a los poderosos y aún a la misma divinidad, convirtiéndose en vehículo de protesta contra la generalizada corrupción de la época.

 

Los ejemplos seleccionados hacen énfasis en la violencia de las prácticas electorales, la crisis económica, el delito relacionado con la miseria, y la represión del movimiento obrero.

 

DIOS TE SALVE, M'HIJO

1930

Letra: Luis Acosta García

Música: Agustín Magaldi y Pedro Noda.

 

A diferencia de los ejemplos que reproducimos a continuación, en los que predomina la crítica por la desigualdad social y la crisis de valores, este poema denuncia implícitamente la brutalidad y corrupción del sistema político argentino. La violencia como arma frecuente en la lucha electoral, la agresión física contra adversarios, el fraude generalizado, eran algunos de los males de la política argentina. La escena que el tango describe podía ocurrir con mayor frecuencia en las actos eleccionarios del interior del país, aún cuando en la década de 1930 abusos semejantes se generalizaron en las grandes ciudades, incluida Buenos Aires. El letrista no podía saber que a lo largo de los 13 años posteriores a la caída de Yrigoyen la generalización del fraude patriótico iba a imponer al período el calificativo de "década infame".

 

El texto incluye hasta un monólogo del anciano padre del paisano asesinado en una refriega electoral, fragmento de gran belleza y enorme dramatismo.

 

Este tango fue uno de los grandes éxitos de Agustín Magaldi, pues el tono de la narración se prestaba adecuadamente al perfil sentimental de personalidad artística. Esta primera grabación se llevó a cabo en 1933. Con posterioridad sería registrado por otros intérpretes, entre ellos, Julio Sosa en 1955 y 1964.

 

"El pueblito estaba lleno de personas forasteras,

los caudillos desplegaban lo más rudo de su acción

arengando a los paisanos a ganar las elecciones

por la plata, por la tumba, por el voto o el facón.

Y al instante que cruzaban desfilando los contrarios

un paisano gritó: "¡Viva!", y al caudillo mencionó...

Y los otros respondieron sepultando sus puñales

en el cuerpo valeroso del paisano que gritó.

Un viejito lentamente se quitó el sombrero negro,

estiró las piernas tibias del paisano que cayó,

lo besó con toda su alma, puso un Cristo entre sus dedos

y goteando lagrimones entre dientes murmuró:

"¡Pobre m'hijo, quién diría que por noble y por valiente

pagaría con su vida el sostén de una opinión!

Por no hacerme caso, m'hijo, se lo dije tantas veces

No haga juicio a los discursos del dotor ni del patrón.

Hace frío. ¿ Verdad, m'hijo ? Ya se está poniendo oscuro.

Tápese con este poncho y pa' siempre yeveló.

Es el mismo poncho pampa que en su cuna cuando chico

Muchas veces, hijo mío... muchas veces lo tapó.

Yo vi'a d'ir al Campo Santo, y a la par de su agüelita,

Con mi daga y con mis uñas una fosa voy a abrir".

A las doce de la noche llegó el viejo a su ranchito

Y con mucho disimulo a la vieja acarició

y le dijo tiernamente: "Su cachorro se ha ido lejos,

se arregló con una tropa, le di el poncho y me besó.

Y ahura, vieja, por las dudas, como el viaje es algo largo,

Préndale unas cuantas velas, por si acaso, nada más.

Arrodíyese y le reza, pa' que Dios no lo abandone...

y suplique por las almas que precisan luz y paz".

 

AL MUNDO LE FALTA UN TORNILLO

1932

Letra: Enrique Cadícamo

Música: José María Aguilar

 

Al igual que Cambalache, unos años posterior, este célebre poema de Cadícamo describe las consecuencias sociales de la crisis mundial de 1929-30. La mishiadura, la miseria extrema, la marginalidad, el hambre y la falta de techo propio, se convierten en tema de las letras de tango por derecho propio. La poesía popular adquiere así, como en muchos otros momentos, como en la Edad Media o el Renacimiento, carácter de denuncia social. El humor ácido que campea a lo largo de la letra no puede ocultar la profunda amargura que caracteriza a los individuos fulminados por la crisis económica. De todas formas, no es sólo la escasez material el objeto de la ira del poeta, sino el abandono de viejos códigos morales, el egoísmo y el "sálvese quien pueda", el individualismo exacerbado que impulsaba soluciones individuales a la crisis económico-social.

 

Este tanto fue grabado por Carlos Gardel en 1933 y por Julio Sosa en 1957.

 

"Todo el mundo está en la estufa

Triste, amargao, sin garufa,

neurasténico y cortao...

Se acabaron los robustos...

si hasta yo que daba gusto

¡cuatro kilos he bajao!

 

Hoy no hay guita ni de asalto

Y el puchero están tan alto

que hay que usar un trampolín...

si habrá crisis, bronca y hambre

que el que compra diez de fiambre

hoy se morfa hasta el piolín

 

Hoy se vive de prepo

y se duerme apurao

Y la chica hasta Cristo

se la han afeitao

Hoy se lleva a empeñar

al amigo más fiel,

nadie invita a morfar...

todo el mundo en el riel,

Al mundo le falta un tornillo,

¡que venga un mecánico!

pa'ver si lo puede arreglar.

 

¿Qué sucede? Mama mía...,

se cayó la estantería

o San Pedro abrió el portón...

La creación anda a la piñas

y de puro arrebatiña

apoliya hasta el colchón...

El ladrón hoy es decente,

y la fuerza se ha hecho gente,

ya no tiene a quién robar...

Y el honrao se ha vuelto chorro

porque en su fiebre de ahorro

él se "afana" por guardar

Al mundo le falta un tornillo,

¡que venga un mecánico!

pa'ver si lo puede arreglar. "

 

PAN

1932

Letra: Celedonio Flores

Música: Eduardo Pereyra

 

La letra de este poema es una de las más dramática de todo el repertorio tanguero. La miseria, tema central de Al mundo le falta un tornillo, se ha agudizado de tal manera en la letra de Celedonio Flores que ha dado lugar al delito, el robo por hambre. Agotadas la búsqueda de trabajo y la mendicidad, sólo queda al protagonista el robo. El patetismo con el que se muestra al padre de familia, que cae en manos de la ley en su primera incursión delictiva, posee una fuerza dramática inusual, aún para el tango-denuncia de la década del '30.

 

Gardel graba este tanto en 1932. Más tarde Edmundo Rivero y Robert Goyeneche, entre otros, hicieron lo propio.

 

"El sabe que tiene para un rato largo,

la sentencia en fija lo va a hacer sonar.

Así, entre cabrero, sumiso y amargo,

la luz de la aurora lo va a saludar.

Quisiera que alguna pudiera escucharlo

en esa elocuencia que las penas dan,

y ver si es humano querer condenarlo

por haber robado un cacho de pan.

 

Sus pibes no lloran por llorar

ni piden masitas

ni dulces, ni chiches, ¡Señor!

Sus pibes se mueren de frío

y lloran hambrientos de pan.

La abuela se queja de dolor,

doliente reproche que ofende a su hombría.

También su mujer,

Escuálida y flaca,

en una mirada

toda la tragedia le ha dado a entender.

 

¿Trabajar? ¿Adónde? Extender la mano

pidiendo al que pasa limosna ¿por qué?

Recibir la afrente de un "perdone, hermano"

 

él que es fuerte y tiene valor y altivez...

Se durmieron todos. Cachó la barreta,

se puso la gorra resuelto a robar

Un vidrio, unos gritos, auxilio, carreras,

un hombre que llora y un cacho de pan."

 

AL PIE DE LA SANTA CRUZ

1933

Letra: Mario Battistella

Música: Enrique Delfino

 

La denuncia social adquiere en este tango ribetes más precisos. Ya no se trata de una genérica e indefinida crisis económica, ni la imperiosa necesidad de robar para comer. Este tango rebela una conspiración entre el poder político y el poder económico para encerrar a los líderes obreros que propiciaban huelgas y otras formas de protestas sindicales. De todas formas, para lograr una mayor identificación de su pública con el desdichado protagonista, el poeta dedica la mayor parte del texto a describir las consecuencias familiares del injusto encierro y posterior traslado en barco a algún lejano penal. El humor que campeaban en el tango de Cadícamo, o la ironía que se percibe en Pan, dan lugar en este ejemplo a la mayor desolación. El mal, encarnado en los poderosos, aplasta a los débiles sin contemplación.

 

Gardel graba este tango en 1933. Carlos Dante hizo lo propio en 1946 y Héctor Mauré en 1967.

 

"Declaran la huelga,

Hay hambre en las casas.

Es mucho el trabajo

y poco el jornal

y en ese entrevero

de lucha sangrienta

se venga de un hombre

la ley patronal.

Los viejos no saben

que lo condenaron

pues miente piadosa

su pobre mujer,

quizás un milagro

le lleve el indulto

y vuelva en su casa

la dicha de ayer.

 

Mientras tanto,

al pie de la Santa Cruz

una anciana desolada

llorando implora a Jesús:

"Por tus llagas que son santas,

por mi pena y mi dolor

ten piedad de nuestro hijo.

¡Protégelo, Señor!"

Y el anciano, que no sabe ya rezar,

con acento tembloroso

también protesta a la par:

"¿Qué mal te hicimos nosotros

pa'darnos tanto dolor?"

Y a su vez dice la anciana

"¡Protégelo, Señor!".

 

Los pies engrillados,

Cruzó la planchada...

La esposa lo mira,

quisiera gritar. Y el pibe inocente

que lleva en los brazos

le dice llorando

"Yo quiero a papá".

Largaron amarras

y el último cabo

vibró al desprenderse

en todo su ser.

Se pierde de vista

la nave maldita

y cae desmayada

la pobre mujer."

 

¡QUÉ SAPA, SEÑOR!

1931

Letra: Enrique Santos Discépolo

Música: Enrique Santos Discépolo

 

A diferencia del más conocido Cambalache, este tango anterior de Discépolo recurre plenamente al lunfardo, para desarrollar una temática prácticamente idéntica. Fiel al existencialismo constante que atraviese las letras del gran poeta, el texto interpela a la divinidad desde el mismísimo título.

 

Aunque se perciben ecos claros de la crisis económica de comienzos del '30, la denuncia del autor trasciende la crítica de las desigualdades sociales: es la crisis moral el objeto de la preocupación de Discépolo. También se percibe cierta preocupación por los problemas internacionales, como el derrocamiento de la monarquía de Alfonso XIII en España y la instauración de la República. La duda final sobre la utilidad de la educación formal ("ya nadie comprende si hay que ir al colegio") revela uno de los síntomas profundos de la crisis de la civilización burguesa decimonónica: la puesta en duda del ascenso social a partir del esfuerzo y del mérito individuales.

 

En 1931 fue grabado por Tania.

 

"La tierra está maldita

y el amor con gripe en cama...

Le gente en guerra grita,

bulle, mata, rompe y brama.

Al hombre lo ha mareao

el humo al incendiar.

Y ahora entreverao

no sabe adónde va....

 

Voltea lo que ve

por gusto de voltear

pero sin convicción, ni fe...

¡Qué sapa, Señor...que todo es demencia!

Los chicos ya nacen por correspondencia

y asoman del sobre sabiendo afanar...

Los reyes temblando remueven el mazo,

Buscando un yobaca para disparar...

 

Y en medio del caos que horroriza y espanta

la paz está en yanta y el peso ha bajao...

Hoy todo Dios se queja,

y es que el hombre anda sin cueva...

Voltió la casa vieja

antes de construir la nueva.

Creyó que era cuestión

de alzarse y nada más...

Romper lo consagrao,

matar al que adoró.

 

No vio que a su pesar

no estaba preparao

y él solo se enredó al saltar...

¡Qué sapa, Señor...que ya no hay Borbones!

Las minas se han puesto peor que los varones

Y embrollan al hombre que tira boleao.

Lo ven errar tejos a un dedo del sapo

y en vez de ayudarlo lo dejan colgao...

Ya nadie comprende si hay que ir al colegio,

¡o habrá que cerrarlos para mejorar!"

 

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