Campanas

Cierta narración nos cuenta, que un laborioso herrero tenía por costumbre llegar hasta el río en busca de agua para su fragua, y para ello debía atravesar un extenso campo. Su pequeña hija solía acompañarlo y mientras él llenaba la vasija en el río, la niña correteaba de un lado a otro cortando las bonitas flores que por allí crecían. De campanillas como todos las llamaban, eran los ramilletes con los que la chiquilla volvía a su casa. Pero con la llegada del invierno las bellas campanillas desaparecieron del campo y así fue que la niña comenzó a preguntar a su padre, donde se hallaban las preciosas florecillas. El herrero con gran paciencia le decía que para la próxima primavera habría muchas por toda la campiña. En verdad aquella respuesta no conformaba para nada a la pequeña, que en cuanto tenía oportunidad volvía a inquirir acerca del asunto. Tanto insistió que el buen herrero decidió poner manos a la obra y empleando todo su ingenio hizó a su hija una hermosa campanilla de metal...

Posiblemente haya sido de esta manera como se creó la primera campana o quizás bien puede haber sido de esta otra:

En el libro bíblico de los Números 10, 1, 2, Yavé hace indicaciones a Móises diciéndole: "Hazte dos trompetas de plata batida a martillo, que te sirvan para convocar la congregación y hacer mover el campamento..." Después, el relato continúa con una serie de reglas que indican a Móises como debía hacer tocar las trompetas, según fuera el caso en que las utilizara. Esto nos recuerda que en la iglesia occidental, durante el oficio religioso, en cierto momento cuando se leen los salmos, se bendice la sal y el agua con la que se lava una campana. El oficiante hace una cruz sobre dicha campana y relata una oración que refiere a las trompetas convocadoras del pueblo de Móises. Por último se bendice la campana alabando el poder de los metales en que fue hecha para así contrarrestar las fuerzas del mal.

Otras versiones atribuyen a la región de Campania (Italia) el origen de las campanas, por el hecho de haberlas comenzado a fundir de tamaño más grande y con más cantidad de bronce, y a las que acostumbraban a usar en misteriosos rituales.

Sea como sea, las campanas se echaron a vuelo en todas partes de este mundo. Su repicar sirvió para convocar acontecimientos festivos y otras veces, como ocurría en la Edad Media, enterar con su tañido a la población del paso de los condenados rumbo al cadalso. Con el correr de los tiempos, en los pueblos y ciudades, las torres de distintos edificios se convirtieron en el principal albergue de tan original instrumento, sobre todo en las iglesias católicas. Aquí varios ejemplos de los mas interesantes:

En Italia, el campanario de la catedral de Florencia, Santa María del Fiore fue iniciado por el arquitecto Giotto en el año 1334, que debido a su muerte dejó inconclusa la obra.

La Torre de Pisa cuya construción comenzó en 1172 es un campanario lleno de misterios. Su campana fue colocada hacia el año 1350.

En Roma, en la colina Sacra se encuentra una campana llamada María Dolens hecha en el año 1924 con el bronce fundido de los cañones que los aliados hicieron retumbar en la Primera Guerra Mundial.

En Francia, desde el campanario gótico de Nuestra Señora de París brota el tañido de una campana llamada Emmanuele.

En la ciudad de Londres,( Inglaterra ) desde la torre del palacio del Parlamento la campana conocida como Big Ben ajusta diariamente los relojes de los habitantes de la capital inglesa.

En Sevilla, (España) La Giralda, un antiguo minarete arabe se convirtió en el campanario de la catedral gótica del siglo xv.

Otra campana famosa es la de Saint Gall (Suiza) que fue hecha a pedido del emperador Carlomagno. Encargado de fundirla fue el monje Tancho, quien se valió de todo su talento para hacer la mejor campana del imperio. Sin embargo resultó un fiasco, pues jamás logró hacerla tañir.

En América, parece ser que las primeras que se fundieron fueron hechas con los cañones que Hernán Cortés usó en la conquista de México. Más al sur, en Argentina, los cañones de la batalla de Salta trepidan en el campanario de la iglesia de San Francisco en la bella ciudad salteña.

Se dice, que la mayor campana del mundo es la del Kremlin (Rusia) llamada Tzar Kolocol que se halla en la Torre Iván. Y se cree que la campana más antigua es la de "Saufang". Su nombre quiere decir "hallada por una cerda", pues al parecer una guarra la desenterró allá por el año 613. Se trata de una campana pequeña de unos cincuenta centímetros de altura y se la puede ver en el Museo de Colonia (Alemania).

La campana envuelta en mayor misterio se halló en España, en la región de Aragón, en el poblado de Velilla perteneciente a la baronía de Quinto. Los habitantes de este pueblo la conocían por su inigualable sonido y porque además solía tañir sola anunciando desgracias y calamidades. La leyenda dice que esta campana se construyó en Oriente y en su fundición habrían entrado parte de las treinta monedas que recibió Judas Iscariote como pago la noche que vendió a su Maestro.

Al parecer esa campana fue traída a bordo de una barca a través de los mares y después de navegar por el río Ebro, de algún modo fue a parar a la ermita de San Nicolás. Justamente en esta capilla se puede ver un antiquísimo retablo en el cual está pintada la campana. En la misma escena también hay un grupo de pequeñas figuras puestas de rodillas en actitud de reverencia hacia la campana. Todas ellas están vestidas al estilo godo, lo cual hace suponer que esta campana y su leyenda son en verdad muy antiguas.


Imagen del notable campanario de la catedral de Asunción en Paraguay


Volver

Hosted by www.Geocities.ws

1