Alboin, el lombardo (año 568)


Alboin al frente de su ejército invade Italia. Este hombre no sentía ningún respeto por las antiguas civilizaciones, por lo tanto arrasó con cuanta ciudad encontró a su paso. Se portaba con la población romana como un amo despiadado, desolando sus campos y quemando sus casas. Sin embargo no pudo atravesar las fuertes murallas de Roma, pero si destruyó el monasterio de Monte Cassino fundado por Benito de Nursia en el año 529.

La vida de este lombardo estuvo sembrada de toda clase de crueldades: antes de su invasión a Italia había mantenido una guerra con Cunimundo, rey de la tribu de los gepidos, al que asesinó con ensañada fiereza. Este rey tenía una bellísima hija llamada Rosamunda, a quien Alboin obligó a convertirse en su mujer y a la que continuamente hacía objeto de su conducta desquiciada.

Durante un banquete Alboin ordenó a Rosamunda que bebiera vino del cráneo de su padre, que, según la costumbre lombarda, el rey había hecho engarzar en oro para convertirlo en vaso. Parece ser que a partir de ese momento la joven mujer decidió que tendría que librarse de semejante trastornado.

Al cabo de cuatro años de soportar sus atropellos Rosamunda consiguió aliarse con algunos enemigos de Alboin y por fin pudo terminar con la vida de este cruel jefe de los lombardos.

Relato

El poeta Sidonio Apolinar escribió a un amigo una epístola en la que le habla de sus huéspedes germánicos, dice: ¿Cómo puedo yo escribir epitalamios, si me veo obligado a sentarme a la mesa con tipos melenudos, sentir desgarrarse mis oídos con su jerga y elogiar con el rostro más serio del mundo las canciones de un grueso burgundio que alisa sus cabellos con manteca rancia? ¡Dichosos tus ojos y oídos que ni los ves ni los oyes! ¡Dichosa tu nariz que no se ve obligada desde que amanece a respirar un aire apestado a ajo!


Ir al índice


Hosted by www.Geocities.ws

1