El reino asturiano (año 800 – 900)


En el norte de la Península Ibérica, entre los pueblos montañeses cantabroastures comienza a surgir espontáneamente la idea de luchar contra los invasores islámicos y reconquistar los territorios ocupados. Los nobles eran los principales interesados en derrocar a estos enemigos. A diferencia de otros reyes europeos, los soberanos españoles poseían virtudes castrenses que los convertían en audaces caudillos militares.

Durante el reinado de Ramiro I, primo y sucesor de Alfonso II, se llevó a cabo una primera conquista de territorios que después de la toma de Calahorra amplió el reino hasta las riberas del río Ebro. Ramiro decidió además poner fin a una costumbre de los árabes que resultaba muy humillante para el pueblo asturiano. Resolvió no pagar a los musulmanes el "tributo de cien doncellas" que éstos habían impuesto para no atacar el reino.

También Ordoño I y Alfonso III, hijo y nieto respectivamente de Ramiro I, continuaron la ofensiva contra los árabes, reconquistando territorios hasta las cercanías del río Duero, que finalmente quedó como línea divisoria entre católicos y musulmanes. De esta manera, quedó recuperada gran parte del territorio peninsular repoblando así las ciudades antes habitadas por los moros.

Una crónica de la época dice: "La guerra contra los moros es muy grande y cruenta. Aquellos hombres se apoderan de los palacios de los nobles, sean éstos reyes o condes, pero éstos se mantienen alerta y luchan con ellos hasta expulsarlos de sus tierras".


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