Benito de Nursia (años 480–547)


Benito había nacido en medio de una rica familia de Roma. Durante sus estudios comenzó a sentir una profunda repulsión por las costumbres romanas; así fue que decidió renunciar a las riquezas y se retiró a las montañas a una gruta casi inaccesible. Así permaneció por largo tiempo como sepultado vivo en su retiro, pero unos pastores lo descubrieron y corrieron a contar el hallazgo a sus vecinos.

Su nombre se divulgó rápidamente por la región y pronto acudieron a su ermita grandes multitudes para escuchar su palabra.

Los clérigos del contorno lo envidiaban, entonces lo calumniaron y hasta intentaron envenenarlo. Luego lo persiguieron junto a sus discípulos. Benito decidió entonces buscar un refugio más seguro y lo encontró en Campania, en el abrupto Monte Cassino, donde se elevaba un antiguo templo de Apolo.

Benito evangelizó a los habitantes de la región, demolió el templo y en su lugar erigió un convento (año 529). Muchos monjes se retiraron a vivir en este convento donde hacían votos de castidad y pobreza. Además no podían permanecer ociosos pues, como decía Benito: "El ocio es el mayor enemigo del alma".


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