Los Campos Cataláunicos (año 451)
La extensa llanura de la Galia era el lugar del encuentro, dos terribles ejércitos se iban a enfrentar, los germanos por un lado, los hunos por el otro. Ambas fuerzas empuñaron sus espadas y combatieron con odio feroz, muchos hombres dejaron su vida en el cruel combate. Los visigodos sintieron el dolor de ver morir a su anciano y valiente rey Teodorico, pero no cedieron, sino al contrario: en medio de la sangrienta lucha izaron al hijo del héroe muerto sobre sus escudos abollados y lo proclamaron nuevo rey.
La batalla duró desde el
alba hasta el anochecer y cuando las sombras se
extendieron sobre los Campos Cataláunicos la fuerza
ofensiva del gran ejército de los hunos había quedado
aniquilada. Los visigodos se sentían extenuados, aunque
victoriosos. Atila, el poderoso jefe de los hunos se
retiró de la batalla a su campamento de carros donde
agrupó al resto de sus tropas y emprendió el camino
hacia las llanuras magiares, donde se refugió.
Tiempo después Atila habría de morir a manos de la bella Hildegunda, hija del rey de los burgundios, a quien había forzado a casarse con él.