El cordobés (años 20 – 65)


Lucio Anneo Séneca pertenecía a una de las familias más ricas y refinadas de Córdoba (España). El joven Lucio viajó a Roma alrededor del año veinte para perfeccionar sus estudios de filosofía y retórica. Este hombre, de bello aspecto y distinguido porte, fue rápidamente captado por la corte romana.

Pero la vida de Lucio habría de complicarse en más de una oportunidad: su atractivo físico y su elevada inteligencia provocaban la envidia de muchos de los más altos dignatarios de la corte.

El emperador Calígula lo odiaba tanto que en una ocasión ordenó su muerte, mas Séneca salvó su vida gracias a la astucia de unos amigos suyos que convencieron al césar de que el filósofo padecía tuberculosis y le quedaba poca vida por delante.

Años después, cuando Claudio era emperador de Roma, su esposa, la fatal Mesalina, trató de arrastrar a Séneca a sus orgías y maquinaciones políticas. El filósofo, que era un hombre de gran finura espiritual, evitaba elegantemente a la emperatriz, pero ésta se sintió despreciada y acusó a Séneca de tener relaciones sospechosas con otra mujer de la corte. Claudio se vio en la obligación de mandar al filósofo a la isla de Córcega para alejarlo de Roma. Finalmente, después de algún tiempo, Claudio se deshizo de Mesalina y entonces Séneca pudo regresar a Roma donde fue nombrado para un alto cargo.

Años después otro emperador llegaría al trono de Roma. Nerón era un joven inexperto de apenas diecisiete años y Séneca sería el encargado de enseñarle como conducir el imperio. Al filósofo lo alentaba ver a este joven simpático interesarse en los caminos virtuosos. Por desgracia Séneca pronto habría de sufrir un buen desengaño. Las intrigas de palacio cambiaron rápidamente el carácter del emperador y comenzó a alejarse de su maestro, rechazando su influencia. Para colmo en sus correrías nocturnas por la ciudad conoce a Popea Sabina, una conocida y poco recomendable mujer de la que se enamora locamente.

Séneca decidió entonces abandonar la corte, retirándose a vivir en paz en su lujosa villa.

Pero el hacha del verdugo amenazaba al filósofo nuevamente. Popea, que le profesaba un odio feroz, codiciaba su fortuna, entonces junto a un cómplice acusó al filósofo de conspiración contra el emperador. La influencia de esta mujer sobre Nerón terminó desencadenando el final de Séneca, que murió desangrado al haberse cortado las venas a los sesenta años de edad.

"Yo no alcancé aún la sabiduría;

me contento con ser cada día algo mejor

y un poco mas sabio".

Lucio Anneo Séneca


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