INDICE
Prefacio
I. Una nueva era
• La globalización, primer signo de cambio
• El inglés, el nuevo lenguaje planetario
• Un cambio de escala en la educación
II. La educación y sus circunstancias
• Educación y empresa
• Educación y estado
III. El hábito digital
• La nueva cultura digital
• Proyectos digitales
• El tiempo de asimilación
IV. La escuela expandida
• La educación en un momento crucial
• Una definición de escuela expandida
• Ayer: el conocimiento concentrado
• Hoy: el conocimiento distribuido
• Mañana: el conocimiento conectado
V. Herramientas nuevas y antiguas
• La tiza y el pizarrón
• La Tierra gira
• La vida minúscula
• El pupitre y el trabajo
• El jardín de computadoras
• Transparencias y cristales
• Proyectores y proyecciones
• Copias secas y digitales
VI. La transición digital
• La capacitación permanente
• El intercambio cultural
• El cambio mental
• El pensamiento crítico
• La comunicación interna
• Las aduanas educativas
• La actualización tecnológica
• Creatividad y desregulación
VII. Medios y fines
• Los valores de hoy y de siempre
• Tecnocentrismo y consumismo
• El software de dominio público
VIII. La biblioteca digital
• Atomos versus bits
• El libro dual
• La calidad digital
• Leer y escribir
• Textos e hipertextos
• Consultar y navegar
IX. La computadora hogareña
• ¿Un nuevo mueble o un nuevo instrumento?
• Juegos y juguetes electrónicos
• Robots para armar
• La impresora silenciosa
• La red comunitaria
X. Los nuevos instrumentos del pensamiento
• Procesadores de textos, una nueva forma de escribir
• Un simpático ratón
• Una enseñanza más portátil
• Diseños con computadoras
• El eslabón de oro de las comunicaciones: el modem
• El correo electrónico siempre llega a destino
• El fax, una especie en extinción
• WWW, las tres letras mágicas
• Bases de datos confiables y accesibles
• Tablas, ábacos y planillas de cálculos
• El scanner, un puente entre dos mundos
• Nuevas interfaces y viejos teclados
• Presentadores para llamar la atención
• Los mal llamados multimedios
• Una cámara digital sin película
• Los vídeos digitales en la escuela
• Una música para todos
XI. Presencia y telepresencia
• Características de la educación a distancia
• Las tres generaciones
• Sincronía y asincronía
• Espacios de encuentro
• El aula abierta al mundo
• ¿Cuáles son su ventajas?
• Los nuevos nichos educativos
• Un nuevo tipo de profesor y de alumno
XII. Talento y discapacidad
• El derecho a comunicarse
• El obstáculo del teclado
• El obstáculo de la pantalla
• La expresión del talento individual
Conclusiones

XI. PRESENCIA Y TELEPRESENCIA

Características de la educación a distancia

La educación "presencial", establecida desde hace siglos, ha sufrido recientemente grandes cambios, muchos de ellos provocados por las crecientes exigencias de una población que requiere mayor cultura y capacitación profesional pero que no puede asistir a los cursos tradicionales, por diferentes razones (lejanía, trabajo, costo, etcétera). Todos los días se inauguran cursos a distancia en algún lugar del planeta pero, en general, el público considera la educación a distancia como una educación de segunda clase o a lo sumo supletoria. Seguramente la dificultad reside en una creencia arraigada en el valor intrínsecamente superior de la educación presencial. Este prejuicio, pensamos, proviene de una visión estática del aprendizaje. Ha sido necesario probar la excelencia de algunas propuestas de educación a distancia para cambiar esta imagen negativa.

El tema de la educación a distancia merece ser actualizado a la luz de las nuevas tecnologías. Debemos reconocer que hasta el momento no contamos siempre con buenas tecnologías digitales para ofrecer una educación a distancia de valor. Ante todo nos enfrentamos a un dilema moral: el miedo a la libertad. El maestro o el profesor al frente de la clase aspira a conservar el control del proceso educativo dentro de los límites de un programa impuesto autoritariamente. Fuera de los muros del aula, del laboratorio o taller este control presencial desaparece y el alumno quedaría libre de hacer su voluntad. Esta distinción, empero, es equívoca. Siempre se necesita suficiente autocontrol para convertirse en un alumno responsable, tanto dentro del aula como afuera. Como sabemos la conquista de la autonomía moral es un proceso largo y complejo, pero es exactamente el mismo para un alumno presencial que para un alumno a distancia.

Después, el temor al cambio. Este obstáculo es esencialmente cognitivo. Por ignorancia se prefiere repetir lo conocido. De allí proviene la tendencia de repetir con nuevas tecnologías lo que siempre se ha hecho sin ellas. Por ejemplo, reproducir en la pantalla de la computadora el mismo texto que se encuentra en un manual impreso, el mismo mapa o dibujo, cuando se podría hacer usos de multimedios novedosos creados especialmente por cada profesor para sus propios cursos o utilizar imágenes satelitales on line. Esta tendencia a la repetición se observa también en gran parte del software educativo. En realidad no se cambia nada, sólo se reproduce lo mismo bajo un nuevo formato. Los editores de diarios, por ejemplo, fueron los primeros en superar este estereotipo cuando percibieron que el lector digital no quería simplemente leer el mismo periódico en la pantalla sino otra cosa. Muchos diarios (pero no todos ciertamente) han recorrido un buen trecho en la creación de un nuevo lenguaje digital. Pero eso no es frecuente en el mundo de la educación, que apenas está balbuceando sus primeros bits...

Finalmente, nos enfrentamos a la limitación económica debido al alto costo de las comunicaciones digitales en la mayor parte de los países. De nada vale establecer la red digital más sofisticada si las comunicaciones entre los usuarios, alumnos y profesores están limitadas drásticamente por su costo. Como dijimos, nadie podría aprender a hablar si debiera pagar un arancel para comunicarse. Aquí reside, en la actualidad, la mayor desventaja de la teleeducación respecto de la educación presencial, donde nadie paga por minuto de hablar, escuchar o mirar. Pero sus ventajas son también evidentes, los costos de desplazamiento, el tiempo y el esfuerzo que significa reunirse en un lugar para presenciar una clase, desaparecen en la educación a distancia. Eso no implica que la facilidad de comunicación por sí sola cambie la educación. El obstáculo mayor será siempre el mental.

Por de pronto, el concepto de tarifa plana en Internet, es decir el pago de un canon mensual para comunicaciones durante 24 horas del día sin restricción alguna, configura una modalidad novedosa y reconfortante, propia del nuevo mundo digital. La extensión generalizada de tarifas planas a todas las tecnologías de redes digitales hará posible concretar el sueño de una telepresencia, en una sola red unificada, que hasta el momento sólo se da en contadas ocasiones.

A esto se suman, como dijimos, las ventajas económicas que provienen del ahorro en transporte que significa una educación descentralizada. Este costo considerable de la educación presencial es evidente cuando se comparan los gastos escondidos (tiempo y transporte) y las grandes inversiones inmobiliarias (metros cubiertos de construcción) frente a los gastos computables (tarifas planas) y a las inversiones en equipamientos informáticos y de comunicación, que requiere la educación a distancia. Pero el hábito presencial mantiene sus privilegios en la sociedad actual y sólo una revolución en las mentes acompañada de una explosión en las comunicaciones podrá desequilibrar el panorama educativo y conservador a que estamos acostumbrados. No nos cabe la menor duda de la catástrofe que se avecina para la educación tradicional, centralizada y presencial cuando se confronte con una alternativa digital, globalizada y libre.

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