ALFASUD TI (1980)

Puede considerarse que el Mini-Cooper S-1 300 fue el primero de la categoría, la cual acabó quedando definida más exactamente con el Gordini 1300. ¿De qué categoría de coches estamos hablando? De una apetecible, pero cuyos ejemplares suelen ser bastante raros, como es habitual entre las piezas codiciadas por los buenos cazadores. Una suma, que podría ser definida de forma un tanto genérica como la de pequeñas berlinas deportivas», y cuyo representante actual más típico y significativo seguramente es el VW Golf-GTI. Por supuesto, que la definición de estas categorías de coches es subjetiva, pero todo buen aficionado sabe bastante bien a lo que nos estamos refiriendo. Otra forma de encuadrar a estos coches seria la de como aquellos a los que un buen conductor, sin duda superior al medio, pero sin veleidades competitivas, puede apurar prácticamente al máximo de su prestación, sin tener por ello que estar padeciendo escalofríos cada cinco minutos. Coches brillantes, de elevada prestación, seguros y fáciles de conducir.

 

Se podrían dar algunos datos objetivos para acabar de encuadrar a estos coches: berlinas de 4 plazas, de no más de 4 metros de longitud ni más de 900 Kg. de peso en vacío, con un motor de 1.300 c.c. como mínimo, que rinda del orden de los 80 CV para arriba, y que sean capaces de hacer bien los 160 reales, con una aceleración adecuada, gracias a una relación potencia / peso que no debe pasar de los 10 kg/CV. Tras de los dos precursores citados llegaron otros; en la línea del Gordini apareció, ya en el ocaso de su carrera, el Simca Rallye 2, un coche que pudo haber tenido un éxito fabuloso de aparecer unos cuantos años antes. De prestaciones y planteamiento similar al del Cooper es el actual Peugeot 104 ZS (con un motor muy poco explotado, de momento), mientras que las diversas variantes de Fiat, Abarth y Autobianchi se quedan un poco cortas, por cilindrada, para entrar de pleno derecho en la categoría. Andan, si, pero en una autopista “echan las muelas"; son coches para carreteras de montaña, y aquí se trata de vehículos capaces de todo; los 1.300 c.c. son por ello un mínimo imprescindible. Por el contrario, coches como el Opel Kadett GTE, el Triumph Dolomita Sprint o el Ford Escort RS ya se salen de la categoría por la otra punta, así Como el prácticamente inasequible Sunbeam-Talbot de motor Lotus 2,2. Son coches de dos litros, estructura clásica, ya un poco grandes, y cuyos ejes rígidos traseros

ya no permiten, en zonas viradas y de no muy buen firme, que un conductor que no sea un auténtico experto pueda “soltarse el pelo” con cierta tranquilidad.

A la espera del ya inminente ritmo-Abarth, hay un par de coches que se unen al mencionado Golf GTI para formar el núcleo de esta categoría: por abajo, en cuanto a tamaño, está el R-5 Alpine (nuestro R-5 Copa en versión “de calle”); y por arriba, ya en la frontera de los 4 metros, el Alfasud TI 1.5, cuya prueba ofrecemos a nuestros lectores, La más potente de las berlinas de la gama Alfasud es el 3 puertas denominado TI con motor de 1,5 litros, tomado directamente del coupé Sprint Veloce. Respecto a los otros motores de la gama, la innovación fundamental consistente en la utilización de dos carburadores de 36 verticales de doble cuerpo, con lo cual la alimentación es mediante un tiro directo por cilindro. El resultado son 95 CV, que se dejan notar conu un sonido que el escape de generoso diámetro emite en la forma de un ronquido un tanto bronco, que va afinando su música según aumenta el régimen, hasta convertirse poco menos que en un pitido por encima de las 6.000 r.p.m. Pero no es la prestación lo más importante de este coche, a nuestro juicio; como nos ocurre siempre que nos sentamos al volante de un Alfa-romeo, sea del tamaño y de la potencia que sea, lo que más nos atrae es el tremendo disfrute de conducirlo en sí, haciendo abstracción de los rendimientos, los consumos y demás magnitudes mensurables. como podrá ver el lector por el cuadro de equipamiento, este TI-1.5 no es precisamente un coche lujoso, ni mucho menos; coches tales como el Ritmo CLX el R-14 GTS, de similar tamaño y cilindrada, tienen un equipamiento mucho más completo. Pero las cosas cambian cuando se sienta uno al volante, ajusta los mandos (altura de volante), apuntala a gusto el pie izquierdo en el magnifico apoyo situado a tal efecto, y sale asfalto adelante. Desde la suavidad no exenta de mordiente del embrague, pasando por la respuesta del motor, y la ligereza del volante (que no obstante se alinea automáticamente en cuanto se le suelta, pero se puede manejar con dos dedos Incluso en una horquilla), todo contribuye a que la conducción sea un placer.

Naturalmente, a esto contribuye poderosamente que cuando llega el momento de frenar se sabe que el sistema responde con total eficacia (tan sólo al final de la bajada del puerto del Pontón, realizada a tope, apreciamos los primeros síntomas de «fading»), y que el cambio es de gran suavidad, precisión y eficacia en su sincronizado.La estabilidad del coche es magnífica, y la adherencia ejemplar, ya que el equipo de llantas y neumáticos es más que sobrado; el comportamiento es casi neutro, ligeramente subvirador, pero el oportuno manejo del volante en plan brusco, y la retención o Incluso un ligerísimo toque de frenos sirven para sacar la trasera cuando conviene posicionar el coche en actitud un poco más atravesada.

Los mandos de utilización habitual en la conducción están todos ingeniosamente concentrados en tan sólo dos palancas situadas bajo el volante; con el del Peugeot 505, el sistema más completo y racional que conocemos, y que en este caso. Incluye el mando del ventilador de la climatización. Esto, y la suavidad de dirección, unido a las condiciones básicas de estabilidad y frenada, y sin olvidar la alta prestación, hacen que la conducción del Alfasud TI sea realmente un regalo para el aficionado. Los 95 CV tienen una personalidad curiosísima; en un motor que rinde 64 CV/litro, lo lógico es pensar en una baja inexistente, un medio régimen a trompicones y de pronto, una «patada» cerca de las 4.000 r.p.m.,. y la aguja del cuentavueltas que se dispara hasta la zona roja. Lo último es cieno (si bien un oportuno limitador de encendido se encarga de evitar desafueros 300 r.p.m. por encima del régimen oficialmente autorizado). Pero, desde prácticamente ralentí, se puede aplastar el pedal a fondo y el motor responde sin la menor vacilación, y lo que es mejor, con una curva de par motor que parece ser absolutamente plana, como si de un motor eléctrico se tratase. La verdad es que incluso resulta un poquito decepcionante, y el «ego» del conductor deportivo disfrutaría algo más con un comportamiento un poco menos civilizado. Eso sí, la eficacia de este tipo de respuesta es tremenda; nunca se queda uno colgado a mitad de una curva sin potencia disponible. Por otra parte, el cambio es realmente modélico, tanto en cuanto al escalonamiento, bastante cerrado, como a los desarrollos, en los que la 5 no es una marcha de economía, sino de utilización, como ya es tradicional en Alfa-Romeo. Las prestaciones cantan: por debajo del litro y medio, lo más brillante que habíamos probado en cuanto a aceleración y reprís era el Ritmo CLX, que resulta batido de forma clarísima por el TI (hay 20 CV de diferencia, y esto se nota). En cuanto a velocidad, este coche sin duda responde a los 175 que le confiere el fabricante, cuando nos ha hecho casi 173 a casi 700 metros de altitud, y con el calor del verano. Cerremos el comentarlo diciendo que los consumos son muy razonables para la prestación y el tipo de conducción que el coche parece pedir “en ciudad no pudimos resistirnos a la tentación de hacer una exhibición casi en cada semáforo, pues siempre surgía algún cliente” que quería tantear al pequeño coche blanco con adhesivos). Y en cuanto al confort, sin ser precisamente un Citroën, la suspensión es razonablemente suave, aunque el coche tiene muy poco balanceo lateral

¿Defectos? Sobre todo, y de momento, el precio. La línea es llamativa, pero no puede decirse que sea bella; y el equipamiento se queda francamente corto, especialmente teniendo en cuenta el precio. Pero Alfa-Romeo está aplicando una política comercial bastante agresiva, y sus precios son de los más razonables dentro de los de Importación. Buena prueba de ello es la ampliación de su red, de la que da fe el nuevo servicio montado en la calle Blasco de Garay, a cuyo frente se halla ese buen aficionado que es Julio de Santiago, por cuyos oficios hemos podido disponer de esta unidad de pruebas.

 

Arturo de Andrés Autopista 1114 1980, José Antonio Rey, 21 Julio 2001

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