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Dolor
Un anciano maestro
de Zen estaba rodeado por sus discípulos. Uno de los alumnos
se levantó y, muy respetuosamente preguntó: —Maestro, ¿cuál es
la esencia de las cosas? A lo que respondió
el venerable anciano: —Sólo la mente
tiene esencia, porque es lo único que existe. De repente, el
alumno cogió una piedra del suelo y la arrojó con fuerza a la cabeza de su
maestro, mientras le decía: —Pues si esta
piedra no existe, ¿tampoco le provoca dolor? El anciano, tras
lanzar un lastimero alarido, empezó a sangrar copiosamente por la herida
provocada por la pedrada. Acto
seguido, y sin perder la calma, sacó un pañuelo de la manga y lo aplicó a la
brecha sangrante. —Violento discípulo,
aunque el dolor sea inexistente, no por ello deja de ser dolor. |
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