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Vuelo en pareja (1)
Mientras
más diverso, rico y complejo es un sistema, más inestable se vuelve, y es justamente
esta inestabilidad lo que lo hace ir evolucionando, transformándose, en
procesos que van de la crisis al equilibrio para retornar a la crisis y desde
allí generar estados más comprehensivos. Los
seres humanos vivimos al borde del caos, caminando en una cuerda floja tanto
psíquica como biológicamente y es justamente esto lo que nos da una
potencialidad enorme de ir gestando creatividades inesperadas y de
dispararnos evolutivamente hacia manifestaciones crecientes de nuestro Ser en
el mundo. El cambio es, por tanto, algo que debemos aceptar como parte del
juego, no podemos esperar que nosotros ni los otros sean estables y por tanto
tampoco nuestras relaciones. Inevitablemente viviremos la vida haciendo
procesos, cambiando. Lo que ayer era mi verdad y aquello hacia lo cual
dirigía mi vida, hoy, que he descubierto visiones más integrales y profundas,
ya no lo es. No es sano tener la expectativa que la persona con que
establecimos el compromiso de recorrer juntos la vida siga siendo la misma
con el correr de los años: inevitablemente ambos mutaremos; si no lo hacemos
es porque no estamos respondiendo al pulso interno, a la impronta del alma
que nos impulsa a hacer procesos, aprendizajes, entregas, creaciones, ni
tampoco a los desafíos que nos presentan las circunstancias de la vida que
nos llevan a cuestionarnos, a ampliarnos, a cambiar nuestras posturas. En el
camino irán apareciendo nuevas inquietudes, crecimientos hacia zonas que no
conocíamos, interés por estudios, En
realidad es imposible dar la connotación de inmovilidad a cualquier relación
de nuestros tiempos a no ser que ella se funde en la represión y la
obligación como posiblemente lo hacen muchos: obligarse, forzar, reprimirse,
postergarse o postergar con tal de mantener la imagen ante sí mismos y los
demás de "pareja perfecta", esto no puede sino responder al miedo
de la imagen ante los otros, o de la crisis personal o familiar que supondría
mirar de frente la situación. La posibilidad de que una pareja haga el vuelo
de la vida con todos sus cambios, crisis, devenires, pasa por estar
dispuestos a aceptar que todo irá mutando, mientras la conciencia se afinca
en el sentido profundo del pacto que hicimos en algún momento de caminar
juntos en la realización mutua de nuestro Ser para el bien personal, de la
pareja, hijos, familia y el mundo en general. En la inestabilidad es importante ser flexible, ser
equipo, estar dispuesto a cambiar roles, vivir sin muchos esquemas de género,
ir posicionándose de distintas maneras de acuerdo a las inquietudes y
situaciones laborales, familiares y personales que va presentando la
vida. En un mundo cambiante ya no es
posible tener roles o posiciones fijas ni en las empresas, instituciones,
grupos ni en la vida de pareja y/o familia. Así, podemos entender la relación
de pareja como una danza en que nos alejamos y acercamos, en que nos
coordinamos y nos tensamos, encontramos y desencontramos sin perder de vista
que sólo en la medida en que estemos dispuestos a revisarnos, a cambiar de
acuerdo a nuestras necesidades internas y circunstanciales y a apoyar el
cambio y las crisis de la otra persona, es que podremos encontrar sentido a
seguir juntos en una época que llama a soltar todos los compromisos en pos de
la satisfacción inmediata de los impulsos egocéntricos. La pareja
"estable" es, en suma, profundamente dinámica, la muevan las
fuerzas de la vida, como a la naturaleza; o la muevan los impulsos venidos de
mundos no conscientes que nos llaman a Ver, a Destapar, a ir más allá, a
trascender nuestro estado actual, es decir, a Vivir. Patricia May 25/6/2005 |