SOLO SERES HUMANOS

 

La metta :   Una benevolencia, una mirada que no juzga, un gesto que da sin reserva... Como la nieve que se deposita sobre todo sin elegir.

   Se hizo la noche- y una calidad de silencio inhabitual, hasta para este campo tranquilo, un calme suave, redondeado, y en la mañana, descubrimos la última nevada: una decena de centímetros que cubre el suelo, esculpe las piedras del jardín, se apila en un frágil equilibrio sobre las más finas ramas del cerezo...

   Mi lado más pedestre me hace pensar: "Aún! Pies húmedos, rutas bloqueadas...", pero le impongo silencio para poder observar únicamente la belleza de este último regalo de invierno. La nieve recubre, la nieve protege: ella calafatea el techo; evita que la tierra se congele y, en secreto, los jóvenes brotes de la primavera pueden crecer.

 Frente a este paisaje, me vuelve al espíritu un término del vocabulario budista, metta: lo cual significa la afección, la bienaventuranza, la amistad protectora. Yo comprendo esta palabra, de hecho, sobre todo a través del gesto: consolar un niño, darle un vaso de agua a un sediento, sostener la mano de una persona que va a morir.  

 Metta es esa atención benévola, ese calor que se vuelve hacia los otros como hacia si mismo. Es importante, porque somos a veces nuestra crítica más severa, nuestro juez  más severo: "Me encuentro errada  nuevamente, me equivoqué otra vez." Qué tristeza, qué amargura en tales frases! A veces, una nada, un roce, un murmullo nos hacen sufrir, como un gran quemado que no es capaz de soportar un soplo de aire. Y nosotros nos encolerizamos, ora con los otros, ora con nosotros mismos. Metta es como el bálsamo que calma la quemadura, como las palabras susurradas que aplacan  el dolor.

 Un maestro budista contemporáneo dijo: "En lugar de criticar, vale más ayudar." Metta, es aprender a aceptarnos tal como somos, con nuestros lados  buenos y no tan buenos , a soltar un poco nuestros criterios, nuestras evaluaciones, nuestro juicio.

  La nieve recubre todo, sin excluir nada, sin diferenciar el jardín de flores de la pila de compost... y esta pila de compost, formada de todas las cosas inútiles, "sucias", de todos los desechos y las cáscaras, va a macerar bajo la nieve, a descomponerse y transformarse en alimento para el suelo.

  Gracias a la ayuda de esta suavidad, de esta benevolencia, de metta, dejemos transformar las facetas de nuestra vida que nos gustaría descartar. No somos tan perfectos como nos lo imaginamos a veces, ni tan espantosos como queremos creer que lo somos. No somos más que seres humanos, torpes a veces, egoistas, pero también generosos, proclives a la cólera o a los celos, pero también a la admiración y a la amistad. El viento se levanta, la nieve se arremolina suavemente, copos ligeros, copos pesados, que pronto se derretirán bajo el suelo de la primavera...

  Metta: una sonrisa, una mano extendida, un poco de indulgencia.

Jôshin Sensei

 

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