Corrido de Benito Canales

An~o de mil novecientos, en el trece que paso', murio' Benito Canales, el Gobierno lo mato'. Andaba tienda por tienda, buscando tinta y papel, para escribir una carta a su querida Isabel. Dijo Benito Canales, saliendo de Villachuato, -- Mejor vere' a mi querida que se quedo' en Surumuato. Contesto' Jesus Ibarra: -- Vete con mucho cuidado, man~ana a las diez nos vemos en l'Ojo de Agua mentado. Al llegar a Surumuato, su querida le aviso': -- Benito, te andan buscando, eso es lo que supe yo. Don Benito contesto', con sin igual arrogancia: - Aunque fueran cien rurales, yo los espero con ansia. Regreso' para su casa, con mucha resolucion, preparo' muy bien sus armas y espero' a la comision. Cuando el Gobierno llego', todos venian preguntando: - Donde se encuentra Canales, que lo venimos buscando. Una mujer tapatia fue' la que les dio' razon: - Orita acaba de entrar, vayanse sin dilacion. Cuando la tropa eso oyo', pronto rodearon la casa. Esa ingrata tapatia fue causa de su desgracia. Despues marcaron el alto, gritando los federales: - iViva el Supremo Gobierno! iMuera Benito Canales! Les respondio' don Benito: - Ahora, diablos del infierno, iviva Benito Canales! iMuera el Supremo Gobierno! Salio' Benito Canales en su caballo retinto, con sus armas en las manos, peleando con treinta y cinco. Principio' a tirar balazos a todos los federales, matando hombres y caballos y haciendo barbaridades. Decia Benito Canales: - Entren, _pelones_ malvados, que yo no les tengo miedo, aunque vengan bien armados. Dijo el padre capellan: - Yo lo voy a apaciguar; ya no _pelien_ con Canales, pues lo voy a confesar. Al pobrecito del padre le contesto el coronel: - Si no le quitas las armas hoy mueres junto con el. Se fue andando de rodillas a encontrar a don Benito: - Hijo de mi corazon, apaciguate tantito. Dijo Benito Canales: - Padrecito de mi vida, iComo es posible que venga a encontrarme de rodillas! Le contesto' el capellan: - Yo te vengo a confesar, quiero que dejes las armas, pues al fin te han de matar. "Tambien deberias hacer un acto de contricion, a ver si por ese medio de Dios alcanzas perdon." Se bajo' de su caballo todo muy arrepentido; nomas se puso a pensar en tanto muerto y herido. Pa' poderlo confesar primero lo desarmo', le quito' las carrilleras, y luego lo confeso'. Decia Benito Canales, ya despues de confesado: - Quiero pelear otro rato, _ora_ que estoy descansado. Pero el padre capellan no le dejo mas decir: - Hijo, si tomas las armas, yo tambien debo morir. Le respondio' don Benito: - Por mi no se ha de perder, por rescatarle su vida ya no hare' yo mi deber. Luego Benito Canales dijo al cercano soldado: - Hagan de mi lo que _queran_ ahora que estoy desarmado. Se atusaba y sonreia y le decia a la Acordada: - Soy de puro Guanajuato, pero ahora no valgo nada. Los rurales lo apresaron llevandolo a Surumuato, y al despedirse del padre envio a Isabel su retrato. Luego formaron el cuadro y no quiso ser vendado; a la derecha del padre quedo' al fin bien fusilado. Decia Benito Canales cuando se estaba muriendo: - Mataron a un gallo fino respetado del Gobierno. Cuando sus fuerzas llegaron al Ojo de Agua mentado, ya a don Benito Canales lo encontraron sepultado. Decian que cargaba el diablo en una caja de bronce, y el mero diablo que_traiba_ era su fusil del once. Aqui termina el corrido de don Benito Canales, una mujer tapatia lo entrego' a los federales. Ya con esta me despido al pie de bellos rosales, aqui se acaban los versos de don Benito Canales. -- Higinio Vazquez Santa Ana
img src=../mus_bar.gif>
more Corridos © 1996-2000 VMG
Hosted by www.Geocities.ws

1