Conquistadores Destruyen Itzá

La luna, el viento, el año, el día; todo camina, pero pasa también. Toda sangre llega al lugar de su reposo, como todo poder llega a su trono. Estaba medido el tiempo en que se alabaría la grandeza de Los Tres. Medido estaba el tiempo de la bondad del sol, de la celosía que forman las estrellas, desde donde los dioses nos contemplan. Los buenos señores de las estrellas todos ellos buenos. Ellos tenín la sabiduría, lo santo, no había maldad en ellos. Había salud, devoción no había enfermeded, dolor de huesos, fiebre o viruela, ni dolor de pecho ni de vientre. Andaban con el cuerpo erguido. Pero vinieron los conquistadores y todo lo deshicieron. Enseñaron el temor, marchitaron las flores, chuparon hasta matar la flor de otros porque viviese la suya. Mataron la flor de Nacxitl. Ya no había sacerdotes que nos enseñaran. Y asi se asentó el segundo tiempo, comenzó a señorear, y fue la causa de nuestra muerte. Sin sacerdotes, sin sabiduría, sin valor y sin vergũenza, todos iguales. iLos conquistadores sólo habín venido a castrar al sol! Y los hijos de sus hijos quedaron entre nosotros, que sólo recibimos su amargura. -- Chilam Balam de Chumayel (1541)
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