Devocionario de los Mínimos Franciscanos del Perpetuo Socorro de María


La Salutación de la Mañana al Divino Amante

Saludemos a Jesús con el nuevo día, dándole gracias por todos sus beneficios.
Yo soy todo de Jesús, por María.
Corazón divino, me consagro a ti, y te consagro a todos los míos.
Oh Jesús, desde el despertar te pertenezco.
Sostenme con tu brazo, poderoso Jesús.
Venid, Jesús, a mi corazón, y tomad posesión de él.
Hacedme tal fiel a vuestro amor, que yo sea una de las almas, que más os amen sobre la tierra.
Que en mi alma sin cesar trabajes y obres, eso te pido, Padre de los pobres.
Fuente de vida, celestial unción, haz que encuentre mi centro en la oración.
Oh palomita divina, oh bien estable, hazme el dolor y el sacrificio amable.
Espíritu de amor y de pureza, infúndeme en la lucha fortaleza.
Ven, Jesús, ven a mí, para transformarme, y transformar a mis almas en ti.
Ven a mi corazón, Dios del dulzura, y hazme humilde, obediente, abnegado, casto y puro.
Madre mía santísima del perpetuo socorro, no permitáis que pierda a mi Dios.
Hacedme perseverar en vuestro santo servicio, y en el de mi Señor Jesucristo.
Enfervorizadme, ayudadme a ser fiel; guardadme para mi Jesús.
Esposa del Espíritu Santo, cúbreme con tu manto.

Oración

¡Oh María Inmaculada, bonísima Soberana mía! ¡Cómo me regocijo en ser vuestro esclavo de amor! Os entrego y consagro mi cuerpo y mi alma, potencias y sentidos, con todos sus bienes, interiores y exteriores, naturales y sobrenaturales, presentes, pasados y futuros. Quiero ganar en este día cuantas indulgencias pudiere, y todas os las entrego.
¡Oh María, mi queridísima Madre! Renuncio a mi propia voluntad, a mis pecados, a todas mis disposiciones e intenciones; quiero lo que Vos queráis. Me arrojo en vuestro corazón, abrasado de amor divino, molde en que debo formarme; y en él me escondo y me pierdo, para rogar, obrar y sufrir, siempre con Vos, en Vos y para Vos, a la mayor gloria del Sagrado Corazón de vuestro divino Hijo. Así sea.

Para Antes de la Meditación

Nos ponemos en la presencia de Dios, haciendo un acto de fe, de esperanza y de amor, llamando a Jesús a nuestro corazón: "Venid, Jesús, a mi corazón, y tomad posesión de él; hacedme tan fiel a vuestro amor, que yo sea una de las almas que más Os amen sobre la tierra."

Pidamos a Nuestro Señor su luz y su gracia, para hacer con fruto esta meditatión.

Oración

Advierte, alma mía, que estás en la presencia de Dios, más íntimamente presente a Su Divina Majestad que a ti mismo. Está mirando el Señor todos tus pensamientos, acciones y movimientos. Lo que eres a los ojos de Dios, eso eres y nada más: pobre, miserable, inmunda, manchada con la abominable lepra de tantas culpas, con que hasta aquí has ofendido a su infinita Bondad; pero el Señor, obligado del peso de su misericordia, desea más que tú misma, darte el perdón general de todas tus culpas y el logro de esta meditatión.
 

¿Qué hicieras, alma mía, si supieras que ésta era la última de tu vida? Piensa cuántos condenados en el infierno se verían libres, si tuvieran uno solo de estos momentos. ¡Alerta pues; no pierdas tiempo tan precioso, por amor de Dios!
¡Divina luz, alúmbrame! ¡Divino fuego, inflámame!
¡Divino Maestro, enséñame!
¡María Purísima, Maestra del universo, instrúyeme!
¡José santísimo, ayúdame!
¡Angel santo de mi guarda, encamíname!
¡Angeles y Santos del cielo, venid (aquí se besa el suelo) y postrados ante el divino acatamiento, adoremos a nuestro gran Dios y Señor, que aquí presente le tenemos!
V. ¡Oh María, concebida sin pecado!
R. ¡Rogad por nosotros que recurrimos a Vos!  (se dice tres veces)
= =

Para Rematar la Meditación de la Mañana

Clementísimo Señor, Dios de mi corazón, dulcísimo Jesús mío Saramentado, Dueño de mi alma: Os doy gracias con todos los afectos de mi corazón, porque me habéis concedido este tiempo para que medite. Perdonad, Señor, todas mis distracciones y negligencias en que he incurrido en esta meditación. Quedo en ella convencido y resuelto; conozco que todos mis pecados, aunque tan enormes, no pueden extinguir el peso de vuestra misericordia y bondad infinita, y en ella espero firmemente el perdón y la gracia. Así sea.

(Alternando con el hebdomadario, dirán:)

V. Pater noster, qui es in cælis, sanctificétur nomen tuum. Advéniat regnum tuum. Fiat volúntas tua, sicut in cælo et in terra.
R. Panem nostrum cotidiánum da nobis hódie. Et dimítte nobis débita nostra, sicut et nos dimíttimus debitóribus nostris. Et ne nos indúcas in tentatiónem: sed líbera nos a malo. Amen.
V. Ave, María, grátia plena; Dóminus tecum: benedícta tu in muliéribus, et benedíctus fructus ventris tui Iesus.
R. Sancta María, Mater Dei, ora pro nobis peccatóribus, nunc et in hora mortis nostræ. Amen.
V. Glória Patri, et Fílio, et Spirítui Sancto.
R. Sicut erat in princípio, et nunc, et semper, et in sæcula sæculórum. Amen.

Luego, el hebdomadario reza como sigue. En días ordinarios, reza él solo en voz alta y los demás en secreto; en días festivos, todos a coro cantan.

AVE  MARIS  STELLA

Ave maris stella,
Dei Mater alma,
Atque semper Virgo,
Felix cæli porta.

Sumens illud Ave
Gabriélis ore,
Funda nos in pace,
Mutans Hevæ nomen.

Solve vincla reis,
Profer lumen cæcis,
Mala nostra pelle,
Bona cuncta posce.

Monstra te esse matrem,
Sumat per te preces,
Qui pro nobis natus
Tulit esse tuus.

Virgo singuláris,
Inter omnes mitis,
Nos, culpis solútos,
Mites fac et castos.

Vitam præsta puram,
Iter para tutum,
Ut, vidéntes Iesum,
Semper collætémur.

Sit laus Deo Patri,
Summo Christo decus,
Spirítui Sancto,
Tribus honor unus. Amen.

Luego, alternando los dos coros, se dirá:

V. Ave María.
R. Sancta María.
V. Glória Patri.
R. Sicut erat.

Acción de Gracias de la Santa Comunión

Ave María. (tres veces)
Salve, Regína, mater misericórdiæ, vita, dulcédo et spes nostra salve. At te clamámus, éxsules fílii Hevæ. Ad te suspirámus geméntes et flentes in hac lacrimárum valle. Eia ergo, advocáta nostra, illos tuos misericórdes óculos ad nos convérte. Et Iesum, benedíctum fructum ventris tui, nobis post hoc exsílium osténde. O clemens, o pia, o dulcis Virgo María.
V. Ora pro nobis, sancta Dei Génetrix.
R. Ut digni efficiámur promissiónibus Christi.
Oración a San Miguel
V. Cor Iesu sacratíssimum.
R. Miserére nobis.   (tres veces)
 
Magnificat:  Se reza a coro, o bien, los días festivos, se canta.

Magníficat * ánima mea Dóminum:
Et exsultávit spíritus meus * in Deo, salutári meo.
Quia respéxit humilitátem ancíllæ suæ: * ecce enim ex hoc beátam me dicent omnes generatiónes.
Quia fecit mihi magna qui potens est: * et sanctum nomen eius.
Et misericórdia eius a progénie in progénies, * timéntibus eum.
Fecit poténtiam in brácchio suo: * dispérsit supérbos mente cordis sui.
Depósuit poténtes de sede, * et exaltávit húmiles.
Esuriéntes implévit bonis: * et dívites dimísit inánes.
Suscépit Israël, púerum suum, * recordátus misericórdiæ suæ.
Sicut locútus est ad patres nostros, * Abraham et sémini eius in sæcula.
Glória Patri, et Fílio, * et Spirítui Sancto.
Sicut erat in princípio, et nunc, et semper, * et in sæcula sæculórum. Amen.

En seguida, el hebdomadario dirigirá, y todos contestarán, una estación, con los brazos en cruz, de tres veces el Padrenuestro, Avemaría y Gloria, abriendo y cerrando la estación con la jaculatoria:

V. Sea alabado y dense gracias en todo momento.
R. Al Santísimo y divinísimo Sacramento

Antes de que se diga por última vez el Padrenuestro, Avemaría y Gloria, dícese la invocación:


Oremos por las intenciones del Romano Pontífice, por toda la jerarquía y los fieles, pidiendo el triunfo de la Santa Iglesia.

Después de repetir la jaculatoria "Sea alabado…" se añade:

V. Santísimo Sacramento, Hijo del Eterno Padre,
R. Alumbra mi entendimiento, para que mi alma se salve.
V. Santísimo Sacramento, yo te doy mi corazón,
R. Para que estampes en él tu Santísima Pasión.

(El hebdomadario solo y todos en secreto:)

Miradme, oh mi amado y buen Jesús, postrado ante vuestra santísima presencia, Os ruego con el mayor fervor imprimáis en mi corazón los sentimientos más vivos de fe, esperanza y caridad, dolor de mis pecados y propósito firme de jamás ofenderos; mientras que yo, con todo el amor y compasión de que soy capaz, voy considerando Vuestras cinco llagas, comenzando por aquello que dijo de Vos, oh Dios mío, el santo Profeta David: "Han taladrado mis manos y mis pies, y pueden contarse todos mis huesos."  (Todos:)  Amén.

Ofrecimiento

Soberano Señor Sacramentado,Segura prenda de la eterna gloria,Esta estación recibe con agrado,Por ser de tu Pasión tierna memoria.Haz que, destruido el reino del pecado,Tu Iglesia santa cante la victoria,Asistiéndola siempre con tus gracias y tus dones,En todas sus necesidades y aflicciones.  (Todos:)  Amén.

Oración
¡Oh Jesús mío! Por medio del Corazón Inmaculado de María, os ofrezco mis oraciones, obras y trabajos de este día, en reparación de las ofenses que se os hacen, y por todas las demás intenciones de vuestro Sagrado Corazón. Os las ofrezco en particular por la exaltación y propagación de la santa Fe Católica, la conversión de los herejes, vuestro reinado universal en la persona de vuestro Vicario, y el triunfo completo de nuestra santa Madre la Iglesia, así como para que las vocaciones religiosas y sacerdotales, sólidas y perfectas, se multipliquen entre los cristianos.  (Todos:) Así sea.

A la hora de Tercia, se canta el Veni, Creátor.

Veni, Creátor Spíritus,
Mentes tuórum visita:
Imple supérna grátia,
Quæ tu creásti péctora.

Qui díceris Paráclitus,
Altíssimi donum Dei,
Fons vivus, ignis, cáritas,
Et spiritális únctio.

Tu septifórmis múnere,
Dígitus patérnæ déxteræ,
Tu rite promíssum Patris,
Sermóne ditans gúttura.

Accénde lumen sénsibus,
Infúnde amórem córdibus,
Infírma nostri córporis
Virtúte firmans pérpeti.

Hostem repéllas lóngius,
Pacémque dones prótinus:
Ductóre sic te prævio,
Vitémus omne nóxium.

Per te sciámus da Patrem,
Noscámus atque Fílium,
Teque utriúsque Spíritum
Credámus omni témpore.

Deo Patri sit glória,
Et Fílio qui a mórtuis
Surréxit, ac Paráclito
In sæculórum sæcula. Amen.

V. Emítte Spíritum tuum, et creabúntur.
R. Et renovábis fáciem terræ.

Orémus
Deus, qui corda fidélium Sancti Spíritus illustratióne docuísti: † da nobis in eódem Spíritu recta sápere, * et de eius semper consolatióne gaudére. Per Christum Dóminum nostrum.  R. Amen.
= = = = = = =

Al Examen de Conciencia

Nos ponemos en la presencia de Dios, haciendo un acto de fe, de esperanza y de amor, llamando a Jesús a nuestro corazón: "Venid, Jesús, a mi corazón y tomad posesión de él; hacedme tan fiel a vuestro amor, que yo sea una de las almas que más Os amen sobre la tierra." Pidamos a Nuestro Señor su luz y su gracia, para hacer bien nuestro examen.

Comunión Espiritual
Yo creo, Jesús mío, que Vos estáis realmente presente en el Santísimo Sacramento del altar, con vuestro purísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad. Os adoro desde el abismo de mi nada, y Os doy gracias por todos los beneficios que a cada instante me dispensáis, especialmente por haberme ahora llamado a visitaros.
¡Ah Señor!, mi único bien, mi amor y mi todo… Vos sois todo para mí; yo soy todo para Vos. Os amo, Jesús mío, con todo mi corazón, y deseo mucho recibiros ahora dentro de mi alma; mas ya que no lo puedo hacer sacramentalmente, venid, Jesús mío, venid a lo menos espiritualmente a mi corazón (pausa) … Y como si ya Os hubiese recibido, Os abrazo y me uno todo a Vos. ¡Ah Señor! no permitáis que jamás me separe de Vos!

Se reza una estación menor de tres Padrenuestros, Avemarías y Glorias, con los brazos en cruz, abriendo y cerrándola con la jaculatoria:

V. Sea alabado y dense gracias en todo momento:
R. Al Santísimo y Divinísimo Sacramento.

Al fin se reza con la comunidad, alternando con el hebdomadario.

V. Santísimo Sacramento, Hijo del Eterno Padre,
R. Alumbra mi entendimiento, para que mi alma se salve.
V. Santísimo Sacramento, yo Te doy mi corazón,
R. Para que estampes en él Tu Santísima Pasión.

Oración

Miradme, oh mi amado y buen Jesús, postrado ante vuestra santísima presencia; Os ruego con el mayor fervor imprimáis en mi corazón los sentimientos más vivos de fe, esperanza y caridad, dolor de mis pecados y propósito firme de jamás ofenderos; mientras que yo, con todo el amor y compasión de que soy capaz, voy considerando Vuestras cinco llagas, comenzando por aquello que dijo de Vos, oh Dios mío, el santo Profeta David: "Han taladrado mis manos y mis pies, y pueden contarse todos mis huesos." (Todos:) Amén.

Ofrecimiento
En ese tabernáculo sagrado, donde estás mi buen Jesús por mi escondido, mi corazón Te adora muy rendido, y mi fe Te contempla anonadado. Esta estación recibe con agrado, como prenda de un pecho agradecido, por el inmenso amor con que has querido quedar por nuestro Amor Sacramentado.
Remedia nuestros males y aflicciones;Da a Tu Iglesia afligida, paz, consuelo;Al Papa, fortaleza y bendiciones;Extiende Tu fe santa en nuestro suelo,Y unidos en Tu amor los corazones,Vayamos a adorarte en el cielo. Amén.

(Este examen, se acostumbrará diariamente hacerlo sobre uno de los puntos en particular, siguiendo por su orden los siete puntos. Mas, diariamente se examinarán brevemente sobre todos los puntos en general. Se deberá hacer sobre un punto con detenimiento, para notar sus progresos y retrocesos en las virtudes, procediendo según las preguntas de este método:Comenzarán el Domingo con el punto primero, el Lunes con el punto segundo, y así sucesivamente hasta el Sábado, que se examinarán sobre el punto séptimo. Terminarán con el Acto de Contrición.)

Señor mío Jesucristo, Dios y hombre verdadero, Creador y Redentor mío, por ser Vos quien sois, y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón de haberos ofendido. Propongo enmendarme y confesarme a su tiempo, y ofrezco cuanto hiciere en satisfacción de mis pecados, y confío en vuestra bondad y misericordia infinita, que me perdonaréis por vuestra preciosa sangre, y me daréis gracia para nunca más pecar. Amén.

Oraciones por los Agonizantes
(a las 3 de la tarde)

Credo in Deum Patrem omnipoténtem, Creatórem cæli et terræ. Et in Iesum Christum, Fílium eius únicum, Dóminum nostrum: qui concéptus est de Spíritu Sancto, natus ex María Vírgine, passus sub Pontio Piláto, crucifíxus, mórtuus, et sepúltus: descéndit ad ínferos; tértia die resurréxit a mórtuis; ascéndit ad cælos; sedet ad déxteram Dei Patris omnipoténtis; inde ventúrus est iudicáre vivos et mórtuos. Credo in Spíritum Sanctum, sanctam Ecclésiam cathólicam, Sanctórum communiónem, remissiónem peccatórum, carnis resurrectiónem, vitam ætérnam. Amen.

(Luego reza el hebdomadario:)

Oh misericordiosísimo Jesús, abrasado en ardiente amor por las almas, Os suplico por las agonías de vuestro Corazón, y los dolores de vuestra Inmaculada Madre, que lavéis y purifiquéis con vuestra preciosísima Sangre, a todos los pecadores del mundo que se hallen en agonía, y deben de morir hoy. Amén.

V. Corazón agonizante de Jesús,
R. Ten compasión de los moribundos.
V. Corazón Inmaculado de María,
R. Rogad por ellos.
V. San José, abogado de la buena muerte,
R. Rogad por ellos.

La Santa Corona Franciscana

Acto de Contrición
Señor mío Jesucristo, Dios y hombre verdadero, Creador y Redentor mío, en quien creo y espero, adoro y amo sobre todas las cosas, y por ser Vos quien sois: me pesa de haberos ofendido; y con vuestra divina gracia propongo morir antes que volver a pecar. Ayudadme, Señor, a fin de poder rezar con fervor la Corona de vuestra Santísima Madre. Amén.

Este acto de contrición rezará solo el hebdomadario y los demás en secreto. Luego, alternando todos con el hebdomadario, se reza lo siguiente:

V. Dómine, lábia mea apéries.
R. Et os meum annuntiábit laudem tuam.
V. Deus, in adiutórium meum inténde.
R. Dómine, ad adiuvándum me festína.
V. Glória Patri, et Fílio, et Spirítui Sancto.
R. Sicut erat in princípio, et nunc, et semper, et in sæcula sæculórum. Amen. Allelúia. O bien, Laus tibi, Dómine, Rex ætérnæ glóriæ.
V. Socorro sois perpetuo, venid pues os imploro.
R. Venid en mi socorro, ¡oh Madre de bondad!

Luego, todos a coro:
Bendita sea la santa e Inmaculada Concepción de la Bienaventurada Virgen María, Madre de Dios.

Se hace el anuncio de cada alegría o misterio de las Siete Alegrías. Después, meditando dicho misterio, la comunidad reza, alternando con el hebdomadario, una vez el Padre nuestro, 10 veces el Avemaría, una vez el Gloria y las jaculatorias Socorro sois (con su responsorio) y Bendita sea… en la forma señalada arriba.

Pater noster, qui es in cælis, sanctificétur nomen tuum. Advéniat regnum tuum. Fiat volúntas tua, sicut in cælo et in terra. Panem nostrum cotidiánum da nobis hódie. Et dimítte nobis débita nostra, sicut et nos dimíttimus debitóribus nostris. Et ne nos indúcas in tentatiónem: sed líbera nos a malo. Amen. 
Ave, María, grátia plena; Dóminus tecum: benedícta tu in muliéribus, et benedíctus fructus ventris tui Iesus. Sancta María, Mater Dei, ora pro nobis peccatóribus, nunc et in hora mortis nostræ. Amen. 
Glória Patri, et Fílio, et Spirítui Sancto. Sicut erat in princípio, et nunc, et semper, et in sæcula sæculórum. Amen.

Primera Alegría
Alabemos y demos gracias a Dios por la primera alegría que tuvo la Santísima Virgen María, cuando le fue anunciado por el Arcángel San Gabriel que había de concebir en sus entrañas y dar a luz a Jesús Nuestro Señor.

Segunda Alegría
Alabemos y demos gracias a Dios por la segunda alegría que tuvo la Santísima Virgen María, cuando fue a visitar a su prima Santa Isabel, a quien por medio de María fue revelada la Encarnación del divino Verbo, y en cuyo vientre fue santificado el Precursor.

Tercera Alegría
Alabemos y demos gracias a Dios por la tercera alegría que tuvo la Santísima Virgen María, cuando en el portal de Belén dio a luz a Jesús Nuestro Señor, sin dolor ni lesión de su virginal entereza.

Cuarta Alegría
Alabemos y demos gracias a Dios por la alegría que recibió María Santísima, cuando vio a su Divino Hijo adorado por los tres Reyes y obsequiado con preciosos dones.

Quinta Alegría
Alabemos y demos gracias a Dios por la alegría que sintió la Virgen Santísima, cuando al tercer día de haber perdido a su Hijo, lo halló en el Templo, disputando con los doctores.

Sexta Alegría
Alabemos y demos gracias a Dios por la alegría que tuvo la Virgen María, cuando fue visitada y consolada por su Divino Hijo, resucitado, glorioso y triunfante.

Séptima Alegría
Alabemos y demos gracias a Dios por la alegría que recibió la Santísima Virgen, cuando, por manos de ángeles, fue llevada en cuerpo y alma al cielo y coronada por la Santísima Trinidad como Reina de cielos y tierra.

Después de rezados los siete misterios o alegrías, y después de haber repetido el Gloria final de cada decena con su Allelúia o Laus tibi, Dómine, Rex ætérnæ glóriæ, y con las jaculatoria Socorro sois… y Bendita sea… por séptima y última vez, el hebdomadario dirá, alternando con la comunidad, dos veces el Avemaría. Seguirá alternando con la comunidad una vez el Padre nuestro y una vez el Gloria. Luego el hebdomadario solo:

Dios te salve, Hija de Dios Padre; Dios te salve, Madre de Dios Hijo, Dios te salve, Esposa de Dios Espíritu Santo; Dios te salve, Templo y Sagrario de la Santísima Trinidad; Dios te salve, Concebida sin la culpa original, en el primer instante de tu ser natural. Amén.

Todos, a coro, la Salve Regína en latín.

Salve, Regína, mater misericórdiæ, vita, dulcédo et spes nostra salve. At te clamámus, éxsules fílii Hevæ. Ad te suspirámus geméntes et flentes in hac lacrimárum valle. Eia ergo, advocáta nostra, illos tuos misericórdes óculos ad nos convérte. Et Iesum, benedíctum fructum ventris tui, nobis post hoc exsílium osténde. O clemens, o pia, o dulcis Virgo María.
V. Ora pro nobis, sancta Dei Génetrix.
R. Ut digni efficiámur promissiónibus Christi.

Luego, el hebdomadario:
Oremus.
Concéde, miséricors Deus, fragilitáti nostræ præsídium; ut qui Coronæ Sanctæ Dei Genitrícis memóriam ágimus, intercéssionis eius auxílio, a nostris iniquitátibus resurgámus. Per eundem Christum Dóminum nostrum. Amen.

Aquí se rezan las Letanías Lauretanas de la Santísima Virgen, con los brazos en cruz.

Kyrie, eléison.
Christe, eléison.
Kyrie, eléison.
Christe, audi nos.
Christe, exáudi nos.
Pater de cælis, Deus, miserére nobis.
Fili, Redémptor mundi, Deus, miserére nobis.
Spíritus Sancte, Deus, miserére nobis.
Sancta Trínitas, unus Deus, miserére nobis.
Sancta María, ora pro nobis.
Sancta Dei Génetrix,
Sancta Virgo vírginum,
Mater Christi,
Mater Ecclésiæ,
Mater divínæ grátiæ,
Mater puríssima,
Mater castíssima,
Mater invioláta,
Mater intemeráta,
Mater immaculáta,
Mater amábilis,
Mater admirábilis,
Mater boni consílii,
Mater de Perpétuo Succúrsu,
Mater Creatóris,
Mater Salvatóris,
Virgo prudentíssima,
Virgo veneránda,
Virgo prædicánda,
Virgo potens,
Virgo clemens,
Virgo fidélis,
Spéculum iustítiæ,
Sedes sapiéntiæ,
Causa nostræ lætítiæ,
Vas spirituále,
Vas honorábile,
Vas insígne devotiónis,
Rosa mýstica,
Turris Davídica,
Turris ebúrnea,
Domus áurea,
Fœderis arca,
Iánua cæli,
Stella matutína,
Salus infirmórum,
Refúgium peccatórum,
Consolátrix afflictórum,
Auxílium Christianórum,
Regína Angelórum,
Regína Patriarchárum,
Regína Prophetárum,
Regína Apostolórum,
Regina Mártyrum,
Regína Confessórum,
Regína Vírginum,
Regína Sanctórum ómnium,
Regína sine labe origináli concépta,
Regína in cælum assúmpta,
Regína sacratíssimi Rosárii,
Regína pacis,
Regína Ordinis Minimórum,
Agnus Dei, qui tollis peccáta mundi, parce nobis, Dómine.
Agnus Dei, qui tollis peccáta mundi, exáudi nos, Dómine.
Agnus Dei, qui tollis peccáta mundi, miserére nobis.

Tota pulchra es, María,
Et mácula originális non est in te.
Tu glória Ierúsalem; tu lætítia Israel;
Tu honorificéntia pópuli nostri;
Tu advocáta peccatórum.
O María, Virgo prudentíssima,
Mater clementíssima,
Ora pro nobis, ad Dóminum Iesum Christum.

V. In conceptióne tua, Virgo, immaculáta fuísti.
R. Ora pro nobis Patrem, cuius Fílium peperísti.

Orémus
Deus, qui per Immaculátam Vírginis Conceptiónem dignum Fílio tuo habitáculum præparásti: quæsumus; ut, qui ex morte eiúsdem Fílii tui prævísa, eam ab omni labe præservásti, nos quoque mundos, eius intercessióne, ad te perveníre concédas. Per eundem Dóminum nostrum Iesum Christum Fílium tuum, qui tecum vivit et regnat in unitáte Spíritus Sancti, Deus, per ómnia sæcula sæculórum. Amen.

Hymnus

O gloriósa vírginum,
Sublímis inter sídera,
Qui te creávit, párvulum
Lacténte nutris úbere.

Quod Heva tristis ábstulit,
Tu reddis almo gérmine:
Intrent ut astra flébiles,
Cæli reclúdis cárdines.

Tu Regis alti iánua
Et aula lucis fúlgida:
Vitam datam per Vírginem,
Gentes redémptæ pláudite.

Iesu, tibi sit glória,
Qui natus es de Vírgine,
Cum Patre, et almo Spíritu,
In sempitérna sæcula. Amen.

V. Diffúsa est grátia in labiis tuis.
R. Proptérea benedíxit te Deus in ætérnum.

Orémus
Concéde nos fámulos tuos, quæsumus, Dómine Deus, perpétua mentis et córporis sanitáte gaudére: et, gloriósa beatæ Maríæ semper Vírginis intercessióne, a præsénti liberári tristítia, et ætérna pérfrui lætítia. Per Dóminum nostrum Iesum Christum Fílium tuum, qui tecum vivit et regnat in unitáte Spíritus Sancti, Deus, per ómnia sæcula sæculórum. Amen.

En La Adoración del Santísimo Sacramento

V. (El que entra para relevar): Sea alabado y dense gracias en todo momento,
R. (El que es relevado): Al Santísimo y Divinísimo Sacramento.

Se reza el Avemaría de costumbre, pidiendo la bendición a la Virgen Patrona.Se reza una estación menor, con los brazos en cruz, de tres veces el Padre nuestro, Avemaría y Gloria, por las intenciones del Romano Pontífice, añadiendo:

Soberano Señor Sacramentado,
Segura prenda de la eterna gloria,
Esta estación recibe con agrado,
Por ser de tu Pasión tierna memoria.
Haz que, destruido el reino del pecado,
Tu Iglesia santa cante la victoria,
Asistiéndola siempre con tus gracias y tus dones,
En todas sus necesidades y aflicciones. Amén.

Se sigue el tiempo de adoración.

Para Antes de la Meditación de la Tarde

Nos ponemos en la presencia de Dios, haciendo un acto de fe, de esperanza y de amor, llamando a Jesús a nuestro corazón: "Venid, Jesús, a mi corazón y tomad posesión de él; hacedme tan fiel a vuestro amor, que yo sea una de las almas que más Os amen sobre la tierra."Pidamos a Nuestro Señor su luz y su gracia, para hacer con fruto esta meditación.

Oración
Advierte, alma mía, que estás en la presencia de Dios, más íntimamente presente a Su Divina Maestad que a ti misma. Está mirando el Señor todos tus pensamientos, acciones y movimientos. Lo que eres a los ojos de Dios, eso eres y nada más; pobre, miserable, inmunda, manchada con la abominable lepra de tantas culpas, con que hasta aquí has ofendido a su infinita Bondad; pero el Señor, obligado del peso de su misericoria, desea más que tú misma darte el perdón general de todas tus culpas, y el logro de esta meditación.¿Qué hicieras, alma mía, si supieras que esta era la última de tu vida? Piensa cuántos condenados en el infierno se verían libres, si tuvieran uno solo de estos momentos. ¡Alerta, pues, no pierdas tiempo tan precioso, por amor de Dios!
¡Divina luz, alúmbrame! ¡Divino fuego, inflámame!
¡Divino Maestro, enséñame!
¡María purísima, Maestra del universo, instrúyeme!
¡José santísimo, ayúdame!
¡Angel santo de mi guarda, encamíname!
Angeles y Santos del cielo, venid (se besa el suelo) y postrados ante el divino acatamiento, adoremos a nuestro gran Dios y Señor, que aquí presente le tenemos!
V. ¡Oh María concebida sin pecado!
R. ¡Rogad por nosotros que recurrimos a vos! (se dice tres veces)

Para Rematar la Meditación de la Tarde

Clementísimo Señor, Dios de mi corazón, dulcísimo Jesús mío Saramentado, Dueño de mi alma: Os doy gracias con todos los afectos de mi corazón, porque me habéis concedido este tiempo para que medite. Perdonad, Señor, todas mis distracciones y negligencias en que he incurrido en esta meditación. Quedo en ella convencido y resuelto; conozco que todos mis pecados, aunque tan enormes, no pueden extinguir el peso de vuestra misericordia y bondad infinita, y en ella espero firmemente el perdón y la gracia. (Todos:) Así sea.

(Alternando con el hebdomadario, dirán:)

V. Pater noster, qui es in cælis, sanctificétur nomen tuum. Advéniat regnum tuum. Fiat volúntas tua, sicut in cælo et in terra.
R. Panem nostrum cotidiánum da nobis hódie. Et dimítte nobis débita nostra, sicut et nos dimíttimus debitóribus nostris. Et ne nos indúcas in tentatiónem: sed líbera nos a malo. Amen.
V. Ave, María, grátia plena; Dóminus tecum: benedícta tu in muliéribus, et benedíctus fructus ventris tui Iesus.
R. Sancta María, Mater Dei, ora pro nobis peccatóribus, nunc et in hora mortis nostræ. Amen.
V. Glória Patri, et Fílio, et Spirítui Sancto.
R. Sicut erat in princípio, et nunc, et semper, et in sæcula sæculórum. Amen.

La siguiente oración se reza por el hebdomadario solo:

Eterno Dios y Señor de mi corazón, yo, vilísima criatura, postrado ante vuestro divino acatamiento, Os suplico me ayudéis a reconocer lo mucho que os he ofendido, especialmente desde mi último examen hasta la hora presente.

(Se hace una pausa, en que todos, sentados, harán un breve examen de conciencia. Terminada la lectura de los punto del examen, o bien el breve examen, todos estarán de rodillas para las últimas oraciones):

(Todos a coro:) Miserére mei, Deus, secúndum magnam misericórdiam tuam. Aplius lava me. Tibi soli peccávi, tibi soli peccávi, tibi soli peccávi, et malum coram te feci. Miserére mei, Deus, secúndum magnam misericórdiam tuam.

Oración  (El hebdomadario solo:)

Señor y Dios mío, reconocido de mis faltas, confieso mi soberbia ante tu Majestad sacratísima, anonadada en el Sacramento de la Sagrada Eucaristía por mi amor (se besa el suelo), lo cual tan mal he sabido corresponder hasta hoy. Confieso, oh mi Jesús, que mis obras desdicen por completo del amor que te he jurado; que soy ligero para juzgar a mis hermanos, y lleno de tinieblas para mirar mis defectos; que no he cumplido como debo mi Santa Regla, Costumbres y Constituciones; que no he estado en el coro con la reverencia debida a tu Soberana Majestad; que he dado mal ejemplo a los demás con mi poca modestia e imperfecciones; que aún, en fin, estoy muy lejos de cumplir mi obligación de víctima en unión contigo. Lo confiesto, oh mi Jesús; y, ruborizado, pido me perdones, y me des gracia para cumplir con fidelidad mis propósitos de hoy en adelante, por el tiempo que me resta de vida. Te lo pido por la Santísima Virgen del Perpetuo Socorro, tu Inmaculada Madre, Patrona y Madre nuestra. (Todos:) Así sea.

V. Ave Maria.
R. Santa María.

(Todos a coro:)
Válganos el patrocinio del Arcángel San Miguel,
Y con toda su milicia nos venga a favorecer,
Y quebrante la cabeza del soberbio Lucifer.

Se reza una vez la Salve. 

Salve, Regína, mater misericórdiæ, vita, dulcédo et spes nostra salve. At te clamámus, éxsules fílii Hevæ. Ad te suspirámus geméntes et flentes in hac lacrimárum valle. Eia ergo, advocáta nostra, illos tuos misericórdes óculos ad nos convérte. Et Iesum, benedíctum fructum ventris tui, nobis post hoc exsílium osténde. O clemens, o pia, o dulcis Virgo María.
V. Ora pro nobis, sancta Dei Génetrix.
R. Ut digni efficiámur promissiónibus Christi.

Después de la Salve, se reza el Señor mío Jesucristo.

Señor mío Jesucristo, Dios y hombre verdadero, Creador y Redentor mío, por ser Vos quien sois, y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón de haberos ofendido. Propongo enmendarme y confesarme a su tiempo, y ofrezco cuanto hiciere en satisfacción de mis pecados, y confío en vuestra bondad y misericordia infinita, que me perdonaréis por vuestra preciosa sangre, y me daréis gracia para nunca más pecar. Amén.

 

Despedida Que Se Hace Todas las Noches Ante el Sagrario

Oh Jesús, solitario por las noches, en tantos tabernáculos, sin quien te visite ni te adore; yo te ofrezco mi solitario corazón, y deseo que cada una de sus pulsaciones sean otros tantos actos de amor tuyo. Tú estás siempre vigilante bajo los velos sacramentales; tu amor nunca duerme, y no te cansas de velar por los pecadores. ¡Vela, oh amante Jesús! Vela, divino y sacramental Centinela; vela por el dormido mundo, por las almas extraviadas, y por tu pobre y solitario hijo. Yo bien comprendo, que los sufrimientos presentes, nada son en comparación de la gloria venidera, que nos será revelada.¡Paciencia por hoy, alma mía! El día de mañana será como Dios quiera; pero entretanto, hagamos su santísima voluntad.

El día de hoy ya pasó, y todo lo que ha pasado, pasó también. Nada me queda sino el mérito ganado, si he llevado mis sufrimientos con mérito. Después de todo, los días son muy cortos. Ojalá, mi divino Jesús, que todo lo que tenga que pasar mañana, sea todo por tu amor. Amén.

Cordero mío inmaculado,
te dejo aquí mi corazón;
que encerrado esté contigo, 
como Tu estás por mi amor.
¡Sea yo lámpara encendida;
mi sangre aceite, Señor!
Mi corazón sea la mecha,
y Tú la enciendas, mi Dios,
para que, abrasado siempre
en el fuego de tu amor,
seamos una sola cosa:
Jesús y mi corazón.

Y ahora, Amado de mi alma, aunque me separe de Ti con el cuerpo, dejo mi corazón encadenado a tus pies, para que incesantemente te adore, (se besa el suelo) en el Santísimo Sacramento.

Apéndice

Ofrecimiento a la Divina Justicia en Unión del Verbo Encarnado

Esta fórmula, deben rezarla los religiosos, ya en privado o en común, como acto de desagravio, siendo obligatorio recitarla entera en la emisión de votos perpetuos y en la renovación de dicha profesión. Por devoción, se aconseja aún a los postulantes que la recen, y especialmente se la aconseja al Quinteto de Amor.

No me elegisteis vosotros a mí; mas yo os elegí a vosotros, y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca, para que todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, El os lo dé."  (Jn. 15, 16)

"En esto hemos conocido la caridad de Dios, en que puso El su vida por nosotros; y nosotros debemos poner nuestra vida por los hermanos."  (1 Jn. 3, 16)

¡Señor Dios mío, Trinidad beatísima! Dios Padre, que estáis en los cielos desde la eternidad; permite que este gusano vil de la tierra te llame a presenciar el ofrecimiento de su alma.

¡Jesús amadísimo, Redentor de mi alma! Mediador entre el cielo y la tierra, desde los siglos de los siglos, que por mi amor permaneces crucificado en la Eucaristía: no te desdeñes de venir a este tu miserable hermano, que aún va por el camino escabroso del mundo.

¡Espíritu Santo, ven! Ven a mi corazón, y unido íntimamente a mi alma, presentémonos ante la Justicia Divina de tu mismo ser.

¡Oh Trinidad beatísima! ¡No me arrojes de tu sagrada presencia!

Muéveme, Dios de mi alma, un deseo ardiente, inefable, de servirte para darte gloria; pero, ¿qué puede hacer una criatura tan mezquina como yo?

Hiere hondamente mi corazón el espectáculo tristísimo del mundo, que, doblegado por el peso de las tentaciones, se hace víctima del demonio.

Tú, Señor, que escudriñas los corazones, sabes como ardo en deseo de ayudar a mis hermanos; mas ¿qué puede hacer una criatura, como ellos miserable?

Yo no sé, Amor mío, sino recurrir a la Fuente inagotable de todo bien, que, cuanto quiere, puede.

Tú eres, Jesús divino, esa Fuente reparadora, en la cual nunca puede agotarse el manantial de tesoros infinitos de amor y de perdón. A ti pues recurro, recordándote aquellas consoladoras palabras que dijiste: "Venid a mí, todos los que andáis agobiados con pesadas cargas, que yo os aliviaré."

¡Me ves, Jesús mío dulcísimo? Hoy traigo encima la carga pesadísima de todos los pecados de mis hermanos, con que tienen agraviada a tu Divina Justicia; tómalos como míos y castígalos. ¡Sí! ¡Yo te lo ruego! Castígalos en mí, con tal de que perdones y bendigas a mis hermanos. Pero... mira, que vengo sintiendo en lo más íntimo del alma el sincero arrepentimiento que te desagravia y borra el pecado.

Yo me ofrezco a Tí, Dios mío, por las manos santísimas de María Inmaculada del Perpetuo Socorro, para sufrir la pena de estos pecados. Dígnate aceptarme como tu pequeña e insignificante víctima. Y no atiendas a mi grande miseria, sino a los ardientes deseos que tú mismo me inspiras. Y dígnate, Señor, de no desdeñar mi súplica.

Ahora bien, Jesús dulcísimo, si esta inspiración es tuya, y te dignas aceptarme, no detengas tu mano, y haz de mi lo que te agrade, con tal de que me des tu fuerza divina, y así pueda yo sufrir dignamente, para que sean fructuosas, con tu ayuda, mis pequeñísimas obras.

Te entrego, desde este momento, mi voluntad completamente rendida a la tuya, mis deseos, depuestos a tus pies divinos para que en ellos, si te place, y es necesario, me sacrifiques. Todos mis gustos y anhelos -- ya humanos, ya espirituales -- te los entrego; y no quiero en adelante más que padecer, y padecer lo que tú quieras. Una sola cosa te pido para mí, con toda mi alma: que me quites la vida, antes de que yo te sea infiel, ni jamás te ofenda voluntariamente.

¡Que te ame yo, Señor, por los que te aborrecen!

¡Que tenga un perfecto conocimiento de tu Divinidad, con todos sus atributos y encantos, por los que te desconocen!

¡Que lleve yo tu sacrosanta Cruz, por los que la desprecian y solo buscan placeres en el mundo!

¡Que sea yo todo para ti sólo, por los que te posponen a sus gustos o cariños humanos y conveniencias!

En una palabra, ¡que no haya en mí, de hoy en adelante, algo que no sea para ti sólo! Soy únicamente tuyo, Dios de mi alma: ¡tómame, te lo ruego!

En cambio, ¿qué te pediré, Dios remunerador? No creo tener derecho alguno para pedirte una pequeñísima gracia siquiera; pero me consuela recordar, que los méritos infinitos de la divina Humanidad de mi Señor Jesucristo pueden alcanzarlo todo: "Cuanto pidiereis al Padre en mi nombre, os lo concederá."

Cubierto pues, con el refulgente velo de los méritos de Nuestro Señor Jesucristo, me atrevo a pedirte... ¡oh Majestad Omnipotente! ante todo, para México, mi Patria, la bendición de Nuestra Santísima Madre, Santa María de Guadalupe: que sea este rinconcito del mundo la tierra de María.

¡Mira nuestra lamentable situación en estos momentos de prueba! y ayúdanos y conforta nuestras almas, para que no deserten de tus filas; pero permite, Señor, que pronto sea apartada la cizaña del trigo, ¡para que no inficione más a la buena semilla!

¡Convierte, Dios mío, a los herejes y pecadores; justifica a los Cristianos, y concede la perseverancia a los justos, y... danos Sacerdotes santos!

¡Que triunfe tu santa Iglesia en todo el orbe, y que brille por todas partes el sacrosanto lábaro de tu Cruz!

He aquí, Jesús, en síntesis, el objeto de mi donación.

Te doy gracias, devolviéndote la honra por la virtud que así me mueve; porque estoy cierto de que, a no ser por ti, yo no me sentiría movido a cosa buena alguna; por esto, a la vista de tus misericordias con que me tratas, y de mi indignidad, en mi provecho sólo te pido: el perdón de mis pecados, y que no me prives de amarte para siempre. Así sea.

Oraciones del Quinteto de Amor

El religioso debe vivir solamente para Dios y las almas. La santa adoración, ante todo, es el momento de darse a Dios. Sus pensamientos, sus palabras, su alma toda, debe liquidarse a los pies de Dios. Ni carne ni sangre debe anteponer en sus oraciones, sacrificios y acciones; sino exclusivamente debe buscar los intereses divinos. Todas las almas son amadas de Dios. El religioso debe mostrarse amante y padre de todas las almas.

Ejercicio de Oración Reparadora

Después de recitar la fórmula de ofrecimiento de víctima, o en su lugar la siguiente oración, se hará lo que vendrá en continuación.

Compendio del Ofrecimiento

Señor, bendice al mundo; y aplica en gracias a mis hermanos los pecadores lo que en mi te cause complacencia. Haz suya la satisfacción que yo ofrezco a tu justicia por sus pecados.

"Perdónalos, que no saben lo que hacen."

Puesto que me uno a Cristo, tu Hijo muy amado, clavándome con él en su cruz de víctima, míos son sus méritos, y él prolonga en mi su victimado, y yo sufro en él y por él y para tu gloria.

"Padre, glorifica a este su Hijo, para que tu Hijo te glorifique a ti.
Santifícalos en tu verdad.Por ellos yo me santifico, para que ellos sean también santificados.
Padre santo, guarda por tu nombre a aquellos que me diste, para que sean una sola cosa, como tú y yo somos.
No te pido que los quites del mundo, sino que los guardes del mal.
Yo en ellos y tú en mí, para que sean consumados en la unidad."

Hágase intención de visitar todos los sagrarios de la tierra; y, a sus pies, recítese el siguiente ejercicio: Comunión espiritual. Récese una estación menor de tres veces el Padrenuestro, Avemaría y Gloria, todo con brazos en cruz, añadiendo la siguiente oración:

Abridme vuestro Sagrado Corazón, oh Jesús; mostradme sus encantos y unidme a él para siempre. Que todas las palpitaciones de mi corazón, aun durante mi sueño, os repitan mi amor y os digan sin cesar: Sí, Jesús mío, yo os amo.

Recibid el escaso bien que ejecuto, y hacedme la gracia de reparar el mal que he hecho, para que os alabe en el tiempo y os bendiga en la eternidad. Amén.

Una estación menor se reza aquí, en cruz.

Oración

Abridme vuestro Sagrado Corazón, oh Jesús; mostradme sus agonías místicas de amor y unidme a él para siempre. Que todas las palpitaciones de mi corazón, aún durante mi sueño, os repitan mi amor y os digan sin cesar: Sí, Jesús mío, yo sufro con vos los olvidos de los hombres, que tanto amáis.

Recibid, oh Jesús, el ansia inmensa que tiene mi corazón de consolaros, visitaros y honraros en todos vuestros sagrados Tabernáculos y de recibiros Sacramentado, para ofreceros mi alma por morada llena de amor.

¡Venid pues, Jesús! Venid a mi corazón y tomad posesión de él; hacedme tan fiel a vuestro amor, que yo sea una de las almas que más os amen sobre la tierra. Amén.

Una estación menor se reza aquí, en cruz.

Oración

Abridme vuestro Sagrado Corazón, oh Jesús; mostradme sus agonías místicas de amor y unidme a él para siempre. Que todas las palpitaciones de mi corazón, aún durante mi sueño, os repitan mi amor y os digan sin cesar: Sí, Jesús mío, yo lloraré contigo toda mi vida las ofensas que recibes de aquellos que te niegan en el Sacramento amoroso de la Sagrada Eucaristía. Yo viviré siempre alabando y bendiciendo tu divino amor por nosotros, que te ha obligado a quedarte anonadado como víctima eterna entre el cielo y la tierra. Yo confesaré este misterio de amor.

Me uno contigo, Amor de mis amores, para interceder ante el Padre Celestial y consolar tu Corazón, herido por tan negra ingratitud, y alcanzar gracias abundantes y luces a las almas que yacen en las sombras de la muerte, a fin de que seas de todos conocido y amado. Amén.

Récese aquí una estación menor, en cruz.

Oración

Abridme vuestro Sagrado Corazón, oh Jesús, mostradme sus martirios y unidme a él para siempre. Que todas las palpitaciones de mi corazón, aún durante mi sueño, os repitan mi amor y os digan sin cesar: Sí, Jesús mío, yo aligeraré el peso de tu cruz, compartiendo su carga en el camino de mi vida. Yo, consagrándome todo a tu solo servicio, seré víctima contigo para desagraviar a la Justicia Divina, por los hombres todos, que manchan su alma con la iniquidad y la herejía y que se obstinan en alejarse de ti y de tu doctrina por pecado. Yo pelearé, ayudado de tu gracia, hasta vencer a los enemigos jurados de tu gloria, y conquistaré virtudes para santificarme y santificar a las almas.

Yo seré, amor de mis amores, fiel operario de tu viña, para que triunfes tú, tú solo, oh Rey de reyes, ahora y en la eternidad. Amén.

Récese aquí una estación menor, en cruz.

Oración

Abridme vuestro Sagrado Corazón, oh Jesús; mostradme sus agonías místicas de amor y unidme a él para siempre. Que todas las palpitaciones de mi corazón, aún durante mi sueño, os repitan mi amor y os digan sin cesar: Sí, Jesús mío, yo seré sumiso a tus mandatos; yo cumpliré siempre tu santa voluntad. No quiero resistirme jamás a tus designios; antes, en ellos solamente quiero servirte para proporcionarte digna gloria en mis servicios.

Yo vengo a tí, Jesús mío, para pedirte, con todas las veras de mi corazón, en reparación de todos los que se resisten a tu acción santísima:
¡Fiat volúntas tua, sicut in caelo et in tierra! Amén.

Himno

Lo recitarán a coro, o bien, cantarán, alternando una voz y el coro.

Coro

Tus víctimas venimos
Jesús Sacramentado,
Esposo siempre amado, 
Venimos a adorar.

1. Queremos ofrecerte
amores y consuelos,
al Padre hasta los cielos,
venimos a impetrar.

2. Perdón, perdón, pedimos
rendidos y contigo;
Oh nuestro dulce Amigo,
ayúdanos a orar.

Coro: Tus víctimas

3. Tus llagas nos escuden;
y en tu costado abierto,
muéstranos el puerto
de próxima mansión.

4. Donde morar podamos,
Al fin, siempre contigo,
oh nuestro dulce Amigo,
muriendo en tu Pasión.

Coro: Tus víctimas..

5. Jesús, por los pecados
que ofenden tu justicia,
recibe la milicia
de nuestro pobre amor.

6. Queremos ser las víctimas
por ellos castigadas;
y que sean perdonadas
sus almas con amor.

Coro: Tus víctimas..

7. Perdón, perdón, pedimos
por los que rescataste
y por quienes derramaste
tu sangre divina!

8. Que ninguno se pierda;
que todos, perdonados
y en tu pecho encerrados,
tengamos el perdón.

Coro: Tus víctimas..

9. Jesús, Víctima pura,
Cordero inmaculado,
Jesús Sacramentado:
venímoste a adorar.

10. Te amamos, Rey divino,
y somos víctimas todas tuyas,
para que aquí concluyas
tu santa Redención.

Coro: Tus víctimas..

11. Ven, vive en nosotros,
nuestras obras alienta,
para que el mundo sienta
el soplo de tu amor.

12. Ve pues, Jesús,
tus víctimas seremos;
y así conquistaremos
al mundo con tu amor.

13. Para que eternamente
cantemos: ¡Alelyua!
por los siglos
de los siglos. Amén.

Coro: Tus víctimas..

FIN

Imagen Simbólica de la Justicia Divina y del Corazón Víctima de Cristo en la Sagrada Eucaristía

"Llegará un tiempo en que bajo esta imagen sea venerada la Divina Justicia, y se rinda culto de amor a mi Corazón Víctima." (1932)

Tres son los rayos de la Divina Justicia, por razón de la Trinidad de Dios, los cuales, al descargarse sobre el mundo como una saeta terrible de santidad inmensa, pasan por el Corazón del Verbo, medianero entre el cielo y la tierra, que en estado de Víctima permanece crucificado en la Sagrada Eucaristía.

Y este Corazón, manantial de dulzuras, los convierte en su misma esencia, para derramarlos sobre las almas, como lluvia bienhechora, que hace germinar flores de sagrado perfume (rosas, pasionarias y azucenas: caridad, penitencia y pureza).

Y a pesar de tanto amor, el mundo le corresponde con la mayor de las ingratitudes, huyendo de los fulgores de sus rayos y de la suavidad de su amor, aumenta sus dolores místicos, lanzándole flechas de ignominia (los pecados).

Oración

¡Oh Padre Eterno! Postrados delante de ti, te rogamos que no veas nuestros pecados, sino la pureza de tu Divino Hijo, clavado en la cruz por nosotros desde hace viente siglos, como Hostia pacífica, fiador nuestro.

No nos castigues como lo merecemos, ¡oh Padre nuestro que estás en el cielo!

Llévanos contigo a todos los seres que quisiste crear a tu imagen y semejanza, y no permitas que el enemigo gane las almas redimidas con la Sangre redentora de Cristo.
¡Defiende la Iglesia que él vino a fundar! ¡Líbranos del anticristo y sus secuaces! ¡Bendice a nuestro Santísimo Padre el Papa, Vicario muy amado de tu divino Hijo! ¡Que triunfe en todo el mundo la verdadera Iglesia, la Católica, apostólica romana!

¡Oh Jesús, amador de los hombres y cuya pasión te tiene clavado en una cruz para ser ofrecido a la Justicia Divina en rescate de nosotros los pecadores hijos de Eva! ¡Oh Jesús, divino y humano! Principio y fin de todas las cosas, porque eres Dios antes de ser hombre, Unigénito del Padre Celestial, Hijo de la Virgen María Purísima. ¡Oh Jesús, que habitas silencioso y escondido en los sagrarios como hostia pacífica! ¡Por tu Madre Santísima, que nos ama como tú y que nos la diste al pie de la cruz del Calvario! ¡Danos la gracia de que todos podamos venir a ti, desagraviar contigo, ofrecer sacrificios en penitencia de nuestros pecados, arrepentirnos, y así pagar a la Divina Majestad tan ofendida!

Queremos ofrecerte, nosotros, los que te dirigimos esta plegaria, nuestros sacrificios diarios, nuestras enfermedades, nuestras penas, pobrezas y cuanto podamos, para alcanzar esa primera gracia santificante gratuita, que necesita el mundo actual.

Queremos, pero no podemos. ¡Tú, Jesús divino, envíanos pronto esa gracia primera de conversión, que haga el milagro tan ansiado de que muchos se salven! ¡Que todos vengan a ti, a la fe y a la práctica de tu doctrina santa! ¡Ayuda nuestra fragilidad! ¡Impide la malicia diabólica!

¡Ven, Jesús, ven pronto, y no tardes más! ¡Ven como lo tienes prometido! ¡Te adoramos! ¡Te reconocemos como nuestro Rey y Redentor! ¡Creemos tu doctrina y queremos practicarla fielmente! ¡Perdónanos, y enséñanos a pedir perdón y a perdonar!

¡Enséñanos a amar la cruz, el dolor, el sacrificio, y a aborrecer los placeres de este mundo, que son pura vanidad y perdición. Amén.

Fórmula para los Votos Privados

Yo,..........., ante Dios todopoderoso, y con aprobación de nuestro Padre confesor y de nuestro Reverendo Padre, hago voto privado de ........., por el término de ............., para ejercitarme en la vida de los pobres Hermanos Mínimos Franciscanos del Perpetuo Socorro de María, prometiendo observar fielmente en este punto la Santa Regla en la(s) virtud(es) de ........... (pobreza, castidad, obediencia). Y deposito desde hoy mis propósitos, por manos de la Virgen Patrona y Madre General de la Orden, en el Divino Corazón del Verbo Encarnado. Y pido la asistencia celestial e intercesión de nuestro glorioso Padre San Francisco y de nuestro Protector San José, invocando se me conceda la gracia del espíritu propio de la Orden.

Fórmula para la Profesión Temporal

Yo, Hermano José ............ del Perpetuo Socorro, hago votos a Dios todopoderoso, en el Corazón sacratísimo de Jesús Sacramentado, en el seno virginal de la Bienaventurada Virgen María, Nuestra Señora y Madre la Inmaculada del Perpetuo Socorro, y en las manos de Nuestro Glorioso Padre San Francisco, y Nuestro Protector San José, y de todos los Santos, y de Vuestra Reverencia mi Padre, todo el tiempo de mi profesión temporal, de guardar la vida y regla de los pobres Hermanos Mínimos Franciscanos del Perpetuo Socorro de María, viviendo en obediencia, sin propio y en castidad.

Fórmula para la Profesión Perpetua y Solemne

Yo, Hermano José ........... del Perpetuo Socorro, por la gracia de Dios, religioso de votos temporales en esta santa Religión y Orden Mínima Franciscana del Perpetuo Socorro de María, puesto en el Corazón Sacratísimo de Jesús Sacramentado, en el seno virginal de la Bienaventurada Virgen María, Nuestra Señora y Madre la Inmaculada del Perpetuo Socorro, y en las manos de Nuestro Glorioso Padre San Francisco, Nuestro Protector San José, de todos los Santos, y de Vuestra Reverencia, mi Padre, hago votos perpetuos y solemnes a Dios todopoderoso, de pobreza, castidad, y obediencia, de sujeción al Papa y a la Iglesia Romana, y de entrega total a la Divina Justicia, como víctima con Jesús, prometiendo ser fiel hasta la muerte en la observancia de las reglas de esta nuestra Santa Orden del Desagravio.

El Santo Rosario

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.Señor mío Jesucristo, Dios y hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío, por ser Vos quien sois y porque Os amo sobre todas las cosas, a mi me pesa, Señor, de todo corazón de haberos ofendido. Yo propongo firmemente enmendarme y confesarme a su tiempo. Ofrezco cuanto hiciere en satisfacción de mis pecados; confío en Vuestera bondad, piedad y misericordia infinitas, me perdonaréis por Vuestra preciosa Sangre, y me daréis gracia para nunca más pecar. Amén.

V. Abrid Señor mis labios, Dios eterno y alabado.
R. Para alabar y bendecir Vuestro Santísimo Nombre y el de Vuestra Purísima Madre.
Para que atentos y devotos recemos la devoción de Vuestro Santísimo Rosario, y merezcamos ser oídos ante el acatamiento de Vuestra Divina y Soberana Majestad, en donde vives y reinas con Dios Padre, en la unidad del Espíritu Santo, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya. Socorro sois perpetuo..........

Los misterios que vamos a considerar son los gozosos.

Primer misterio: La anunciación del ángel y la encarnación del Hijo de Dios.
Segundo misterio: La visitación de la Sma. Virgen a su prima Santa Isabel.
Tercer misterio: El nacimiento del Niño Jesús en el portal de Belén.
Cuarto misterio: La presentación del Niño Jesús en el templo y la purificación de la Sma. Virgen.
Quinto misterio: El Niño Jesús perdido y encontrado en el Templo.

V. En tu corazón, oh María, como en divino sagrario,
R. Deposito estos misterios hasta concluir tu rosario.

Los misterios que vamos a considerar son los dolorosos.

Primer misterio: La oración de Nuestro Señor en el huerto.
Segundo misterio: La flagelación de Nuestro Señor.
Tercer misterio: Jesús es coronado de espinas y sentenciado a muerte.
Cuarto misterio: Jesús llevando la cruz al Calvario encuentra a Su Santísima Madre.
Quinto misterio: La crucifixión y muerte de Nuestro Señor Jesucristo.

Los misterios que vamos a considerar son los gloriosos.

Primer misterio: La triunfante resurrección de Nuestro Señor.
Segundo misterio: La gloriosa ascensión de Nuestro Señor.
Tercer misterio: La venida del Espíritu Santo sobre los Apóstoles.
Cuarto misterio: La gloriosa asunción de la Sma. Virgen al Cielo.
Quinto misterio: La coronación de la Sma. Virgen como Reina de cielos y tierra.

V. Oh Soberano Santuario, sagrario del Verbo eterno.
R. Libra, Virgen, del infierno los que rezamos tu rosario.
V. Emperatriz poderosa de los mortales consuelo.
R. Abrenos Virgen el Cielo con una muerte dichosa.
V. Y dadnos pureza de alma, pues eres tan poderosa.

Pater noster.

Dios te salve, María Sma., Hijo de Dios Padre, Virgen Purísima, en tus manos ponemos nuestra fe para que la ilumines, llena eres de gracia, El Señor es contigo,.....

Dios te salve, María Sma., Madre de Dios Hijo, Virgen Purísima, en tus manos ponemos nuestra esperanza para que la alientes, llena eres de gracia, el Señor es contigo.....

Dios te salve, María Sma., Templo, Trono y Sagrario de la Sma. Trinidad, Virgen concebida sin la culpa original, alcánzanos, Madre mía, la perseverancia final.

Salve Regína.

(Aquí se reza la letanía.)

Bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios. No desprecies las súplicas que Te hacemos en nuestras necesidades. Antes bien, líbranos de todos los peligros, oh Virgen gloriosa y bendita.
V. Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios.
R. Para que seamos dignos de las promesas de N. S. Jesucristo.

Tota pulchra es, etc.

Letanías de la Santísima Virgen María

Señor, ten misericoria de nosotros.
Cristo, ten misericoria de nosotros.
Señor, ten misericoria de nosotros.
Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos.
Dios, Padre celestial, ten misericordia de nosotros.
Dios, Hijo, Redentor del mundo, ten misericordia de nosotros.
Dios, Espíritu Santo, ten misericordia de nosotros.
Santísima Trinidad, que eres un solo Dios, ten misericordia de nosotros.
Santa María, ruega por nosotros.
Santa Madre de Dios,
Santa Virgen de las vírgenes,
Madre de Jesucristo,
Madre de la Iglesia,
Madre de la divina gracia,
Madre purísima,
Madre castísima,
Madre sin mancha,
Madre incorrupta,
Madre amable,
Madre admirable,
Madre del buen consejo,
Madre del Perpetuo Socorro,
Madre del Creador,
Madre del Salvador,
Virgen prudentísima,
Virgen venerable,
Virgen laudable,
Virgen poderosa,
Virgen clemente,
Virgen fiel,
Espejo de justicia,
Trono de la sabiduría,
Causa de nuestra alegría,
Vaso espiritual,
Vaso de honor,
Vaso insigne de devoción,
Rosa mística,
Torre de David,
Torre de marfil,
Casa de oro,
Arca de la alianza,
Puerta del Cielo,
Estrella de la mañana,
Salud de los enfermos,
Refugio de los pecadores,
Consuelo de los afligidos,
Auxilio de los cristianos,
Reina de los ángeles,
Reina de los patriarcas,
Reina de los profetas,
Reina de los apóstoles,
Reina de los mártires,
Reina de los confesores,
Reina de las vírgenes,
Reina de todos los santos,
Reina concebida sin la culpa original,
Reina elevado al cielo,
Reina del santísimo Rosario,
Reina de la paz,
Reina de la Orden de los Mínimos,

Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, perdónanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, óyenos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, ten misericordia de nosotros.

Dolores y Gozos del Señor San José

1. ¡Glorioso San José, esposo purísimo de María Santísima! A la manera que fue grande la angustia y el dolor de vuestro corazón en la duda de abandonar a vuestra purísima Esposa, así fue inexplicable la alegría cuando os fue revelado por el Angel el misterio soberano de la Encarnación. -- Por este dolor y gozo, Os rogamos nos consoléis en las angustias de nuestra última hora, y nos concedáis una santa muerte, despues de haber vivido una vida semejante a la Vuestra en medio de Jesús y María.

2. ¡Felicísimo Patriarca San José, elegido para cumplir los oficios de padre cerca del Verbo humanado! Grande fue vuestro dolor al ver nacido a Jesús en tan extremada pobreza; pero súbitamente se trocó en júbilo celestial al oír las angélicas armonías y contemplar el resplandor de tan luminosa noche. -- Por ese dolor y gozo, Os suplicamos nos alcancéis la gracia de que, después de haber seguido vuestro camino en la tierra, podamos oír las armonías angélicas y gozar con vos de la gloria celestial.

3. ¡Glorioso San José, ejecutor obedientísimo de la Ley de Dios! La Sangre Preciosísima que en la circuncisión derramó el Divino Redentor os traspasó el corazón; pero el nombre de Jesús que le fue impuesto lo llenó de consuelo. -- Por este dolor y gozo, Os rogamos que nos obtengáis la gracia de que, quitado de nuestro corazón todo vicio en la vida, tengamos la dicha de morir con el Santísimo Nombre de Jesús en los labios y en el corazón.

4. ¡Fidelísimo San José, que tan gran parte tuvisteis en los Misterios de nuestra Redención! Grande dolor tuvisteis y sentisteis al saber, por la profecía de Simeón, que Jesús y María estaban destinados a padecer; mas este dolor se convirtió en gozo al saber que los padecimientos de Jesús y de María habían de ser ocasión de la salvación de innumerables almas. -- Por este dolor y gozo, os rogamos que seamos del número de aquellos que, por los méritos de Jesús y de María han de resucitar gloriosamente.

5. ¡Vigilantísimo San José, Custodio y familiar íntimo del Hijo de Dios encarnado! Cuan grande fue vuestro sufrimiento para alimentar y servir al Hijo del Altísimo, sobre todo en la huida a Egipto, otro tanto fue grande vuestro contento y alegría de tener siempre en vuestra compañía al mismo Dios, y ver como caían en tierra los ídolos de los Egipcios. -- Por este dolor y gozo Os rogamos que nos alcancéis la gracia de que teniendo lejos de nosotros al tirano infierno, mediante la huida de las ocasiones, caiga de nuestro corazón todo ídolo de terrenas aficiones, y ocupados totalmente en el servicio de Jesús y de María, vivamos solamente por ellos y tengamos una muerte feliz.

6. ¡Oh Angel de la tierra, glorioso San José, que visteis con admiración sujeto a vuestras órdenes al Rey del cielo! Si fue turbada vuestra satisfacción de regresar de Egipto por el miedo a Arquelao; al ser asegurado por el Angel vivisteis tranquilo con Jesús y María en Nazaret. -- Por este dolor y gozo alcanzadnos la gracia de vernos libres de temores nocivos, y gozando de la paz de conciencia, vivamos seguros con Jesús y María, y muramos en su compañía.

7. ¡Oh glorioso San José, ejemplar de toda santidad! Grande fue vuestro dolor al perder sin culpa al Niño Jesús, debiendo buscarle con gran pena por espacio de tres días, pero mayor fue vuestro gozo cuando, al cabo de ellos, hallasteis al que era vuestra vida, en el Templo en medio de los doctores. -- Por este dolor y gozo, os suplicamos nos alcancéis la gracia de no perder jamás a Jesús por el pecado mortal; mas si desgraciadamente lo perdiésemos, que lo busquemos con gran dolor para vivir siempre en Su amistad, hasta que con Vos logremos gozar de El en la gloria y cantar allí eternamente sus divinas misericordias.

Llave de Pronunciación de Latín

ae    e    beatae Maríae (beate Maríe)  saecula saeculórum (sécula seculórum)
ce    che  sanctificétur (sanctifichétur) lucem (luchem)  dicent (dichent)
cae   che  caelis (chelis)
coe   che  coelis (chelis)
ci     chi  princípio (princhipio)  ancíllae suae (anchile sue)
cha   ca   Michaelis Archángelo (Micaelis Arcandzelo)
ge     dye  gente (dyente)  generatónes (dyeneratsiones) 

qua   cua   quando (cuando)
que   cue   quisque (cuiscue)
qui    cui   quis (cuis)  quibus (cuibus)
quo   cuo   quoniam (cuoniam)

tia   tsia  gratia (gratsia)  
tio   tsio  generátio (dzeneratsio)  tentatiónem (tentatsionem)

AVE  MARIS  STELLA (español)

Salve, estrella del mar,
Madre de Dios santa,
Y siempre Virgen, 
Feliz puerta del cielo.

Tú, que recibiste el Ave
Del ángel Gabriel,
Afiánzanos en la paz,
Y trueca el nombre de Eva.

Desata los lazos de los reos,
Alumbra a los ciegos,
Ahuyenta nuestros males,
Y alcánzanos todos los bienes.

Muéstrate Madre nuestra,
Y por ti acoja nuestras súplicas,
El que naciendo por nosotros,
Se hizo Hijo tuyo.

¡Oh Virgen incomparable,
Dulce como ninguna!
Librándonos de la culpa,
Haznos mansos y castos.

Haz pura nuestra vida;
Seguros los caminos;
Para que viendo a Jesús,
Siempre nos alegremos.

Loor a Dios Padre,
Gloria a Cristo soberano,
Y al Espíritu Santo,
Y a todos los Tres un mismo honor. Amén.

Santa Corona Franciscana (español)

V. Señor, abre mis labios
R. Y cantará mi boca tus alabanzas.
V. Ven, ¡oh Dios! en mi ayuda.
R. Apresúrate, Señor, a socorrerme.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Como era en el principio, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.

O Gloriósa Vírginum (español)

¡Oh Virgen la más gloriosa,
Sublime entre las estrellas!
Que al Creador, hecho niño,
Con tus pechos alimentas.

Por tu fruto, el más bendito,
Nos vuelves lo que perdió Eva;
Y las puertas de los cielos
A tus hijos nos franqueas.

Tú eres puerta del Rey sumo
Y mansión de luz espléndido;
Agradeced, redimidos,
La Vida que Ella nos diera.

A Ti, Jesús, damos gloria,
Que de una Virgen nacieras,
Con el Padre y Santo Espíritu,
Por edades sempiternas. Amén.

V. En tus labios se derrama la gracia.
R. El Señor te bendice eternamente.

Oración
Concédenos, Dios y Señor nuestro, a nosotros, tus siervos, gozar de perpetua salud de alma y cuerpo; y por la gloriosa intercesión de la bienaventurada siempre Virgen María, vernos libres de las tristezas presentes, y disfrutar de las alegrías eternas. Por nuestro Señor.

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