El Ángel de Chávez

Revista Caretas, 4 de junio de 1984

Pareciera que Toño Chávez –hijo del pintor Angel Chávez- hubiera hecho todo lo humanamente posible por alejarse de la pintura: primero se matriculó para estudiar Derecho, una carrera que creyó que lo entusiasmaba; pronto se dio cuanta que por ahí no iba la cosa y, bien visto el asunto, pensó que quizá su temperamento creativo se acomodaría mejor en la Literatura, pues como es sabido las leyes no dan margen para expansiones artísticas, así que el muchacho cogió una silla y se sentó a seguir cursos de Letras. Pronto se sintió también incómodo, y luego de razonadas cavilaciones como asistido por el ángel de la guarda, cogió una tijera y se puso a cortar tela, pero de esas que viene encoladas especialmente para pintores. Esta es la verdadera historia de los inicios de Toño Chávez. Y esta vez, parece ser que la decisión no fue pasajera. La prueba de que el muchacho ha perseverado es que la semana pasada realizó el sueño dorado de sabe Dios cuántos artistas jóvenes: inauguró su primera muestra individual en la Galería Sol (Las Lilas 150, San Eugenio). Los que han visto sus pinturas –naturalezas muertas llenas de color y alegría- aseguran que ha empezado con el pie derecho. Quizá la genética tenga algo que ver en el asunto, pues Toño además de su padre tiene otro familiar famoso: uno de sus tíos es el consagrado Gerardo Chávez.
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