La levedad de ser

Pinturas de Angel Chávez
Por R.A.Y.

Dominical de El Comercio
30 de noviembre de 1997

La nueva muestra de Ángel Chávez Achong corrobora que el joven pintor no se desligó del camino trazado por su padre y maestro, el desaparecido Ángel Chávez López, por quien mantiene celosa admiración. Con excesiva responsabilidad logró madurar su vocación y calidad que hoy muchos reconocen. A él no le disgusta que lo asocien con su progenitor ni con su famoso tío Gerardo. No pretende que los críticos comparen sus obras con las de ellos porque, dice, no existe competencia entre ellos. Al contrario, como alumno y heredero difunde con optimismo el mensaje aprendido. Seguramente por estos motivos dedica a su padre, “con amor y admiración”, la exhibición que inauguró el martes pasado en la Galería Cecilia González de El Olivar.

Al joven Chávez Achong le preocupan los temas relacionados con la condición humana, las preguntas existenciales y el deseo de responderlas. Sus pinturas se olvidan de lo anecdótico y se introducen en las sensaciones y las vivencias de manera minuciosa, aguda y subjetiva. Utiliza las técnicas del óleo, la cera y el barro; prefiere los colores fuertes y vibrantes, y le encanta destacar la textura. Aunque su lenguaje pictórico utiliza elementos contemporáneos, éstos recogen expresiones culturales del Perú y Latinoamérica. Afirma que no necesitamos beber de otras fuentes de riqueza sino de las nuestras. Paradójicamente, sus ańos de estudio en Estados Unidos, Francia y Holanda, además de la Escuela de Bellas Artes de Lima, han fortalecido su identidad nacional y su relación con culturas ancestrales. Sin duda, Ángel Chávez Achong es buen heredero del pensamiento peruanista de su padre.

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