Angel Chávez Achong

Entrevista por 
Marisol Hamann

Mystique, N 10.Julio 99 

Resulta difícil conocer, a finales de este siglo, a un joven pintor con el oficio de Angel Chávez Achong, fascinante aventura que vivimos desde los primeros diálogos en Barranco hasta la realización de esta entrevista en su taller del centro de Lima.

M. Angel, ¿desde cuándo pintas?

Ch. A. Desde que tengo uso de razón me recuerdo garabateando, y el hecho de haber crecido en el taller de mi padre me permite decir que he 'mamado' pintura.

M. ¿Cómo influyó tu padre, el reconocido pintor Angel Chávez, en la elección de tu oficio?

Ch. A. Indudablemente ser hijo de un pintor como mi padre tuvo una influencia decisiva, me atrevería a decir casi genética. Verlo pintar, aprender a moler pigmentos, templar los lienzos y ser muchos veces modelo, dibujante y ayudante de pintor, me convirtieron en un aprendiz del oficio desde muy temprano edad. 

M. Háblanos sobre tu proceso y las diferentes etapas de tu aprendizaje.

Ch. A. Empecé, como era natural, en casa. Luego ingresé a la Escuela de Bellos Artes de Lima y, como porte de mi loca búsqueda por aprender el oficio de pintor, complementé mi formación en otros centros de enseñanza y museos de Europa y América. Así, el Uffitzi de Florencia, el Prado de Madrid y el National Galiery de Londres fueron mi segundo escuela durante este tiempo de aprendiz. Después París y luego Nueva York, hasta sentir la urgencia de retornar a investigar mis fuentes culturales. Es así que la necesidad anterior por el Louvre se convierte luego en la necesidad por Chan Chan.

M. ¿Qué puedes decirnos de tu trabajo profesional?

Ch. A. Profesionalmente me inicié muy joven pintando bodegones y retratos de diversos personajes, lo que indudablemente me ayudó a forjar oficio, para después desarrollar mi propia búsqueda plástica.

M. ¿Qué sentido tiene la identidad en tu búsqueda?

Ch. A. La identidad es la clave de mi proceso creativo. Este intento de expresar el subconsciente colectivo al cual pertenezco a través del lenguaje plástico contemporáneo es la única manera de sentirme parte de esta necesidad de diálogo “globalizado” de estos finales de siglo. En estos años estoy pintando al óleo e investigando técnicas precolombinas, como la pintura en barro con pigmentos naturales. También estoy desarrollando una antigua técnica que aprendí de mi padre: la pintura a la cera. 

M. ¿Eres disciplinado? ¿Cómo describirías un día de trabajo?

Ch. A. Bueno, creo que soy más bien caótico, pero suelo empezar mi trabajo a muy tempranas horas y continuar hasta al anochecer.
Para mí, el acto de pintar se convierte en una constante necesidad de ser y estar, lo que en ocasiones me ha traído profundos problemas en mis relaciones amorosas.

M. ¿Qué papel juega el amor en tu vida?

Ch. A. Bueno... el amor es la fuerza vital de la existencia, es la inspiración que me permite enfrentarme todos los días al lienzo y soñar con un mundo mejor.

M. Y ¿cuál es tu ideal de pareja?

Ch. A. No tengo un estereotipo, pero lo ideal es encontrar una mujer que entienda mi trabajo, mis neuras, mis motivaciones y mis dudas.

M. En alguna entrevista anterior hablabas de lo "colectivo" en el arte. ¿Qué nos podrías decir sobre eso?

Ch. A. Es algo muy cierto. El arte en sus comienzos -y en esencia es una manifestación colectiva que no se expresa solo individualmente. El arte no es una competencia de superestrellas del marketing, es una forma de sensibilizarse para ser cada día más humanos. Particularmente me siento afortunado de pertenecer al Perú, país que no es una casualidad histórica: durante cerca de 15 000 años de cultura, las artes populares han tenido –y tienen- una importancia esencial, Creo que es tiempo de trascender el circuito artístico limeño y entender nuestra cultura en todo su extensión y profundidad.

M. ¿Cómo ubicas tu obra con relación a la plástica peruana?

Ch. A. Creo que todos partimos de algo, de ese algo que de cierta manera nos influencia, ya sea por la cercanía afectiva, cultural o filosófica. Yo, particularmente, siento que mi obra está identificada con la pintura latinoamericana contemporánea, caracterizada por un apasionado manejo del color, donde la forma está íntimamente ligada a una afirmación de nuestra identidad. Lo importante es renovar el lenguaje, trascender... y esa es mi lucha.

M. ¿Y cómo ves a los pintores jóvenes del Perú?

Ch. A. Inteligentes, filosóficos, sensibles, y con mucha necesidad de aprender a expresarse a través de un lenguaje pictórico: es decir, ¡pintando!
Me preocupa la confusión actual en lo que se refiere al entendimiento del lenguaje pictórico. Así como el lenguaje musical se expresa a través del sonido -ritmo, melodía, armonía y ensamble- la pintura se expresa a través del manejo del color, de la forma y la composición. Es decir, las buenos ideas, las sensibles apreciaciones y las filosóficas elucubraciones quedan en puras especulaciones intelectuales si no se tiene un buen oficio que permita plasmar lo que se quiere expresar.

 M. ¿Cuáles son tus proyectos inmediatos y futuros?

Ch. A. En estos momentos estoy desarrollando una serie de pinturas sobre barro para una próxima muestra en el Museo Antropológico. También estoy terminando los cuadros de la serie 'Identidad' para mi exposición por el fin de milenio en Berlín, Alemania.

M. ¿Cuál es tu máxima aspiración?

Ch. A. Ser feliz y hacer felices a los demás. 

M. ¿Y qué necesitas para lograrlo?

Ch. A. Más importante que ser pintor, ser un buen ser humano.
Necesito entenderme y entender a los demás.

 

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