Resulta difícil conocer, a finales de este siglo,
a un joven pintor con el oficio de Angel Chávez Achong, fascinante aventura
que vivimos desde los primeros diálogos en Barranco hasta la realización de
esta entrevista en su taller del centro de Lima.
M. Angel, ¿desde cuándo pintas?
Ch. A. Desde que tengo uso de razón me
recuerdo garabateando, y el hecho de haber crecido en el taller de mi padre
me permite decir que he 'mamado' pintura.
M. ¿Cómo influyó tu padre, el
reconocido pintor Angel Chávez, en la elección de tu oficio?
Ch. A. Indudablemente ser hijo de un
pintor como mi padre tuvo una influencia decisiva, me atrevería a decir
casi genética. Verlo pintar, aprender a moler pigmentos, templar los
lienzos y ser muchos veces modelo, dibujante y ayudante de pintor, me
convirtieron en un aprendiz del oficio desde muy temprano edad.
M. Háblanos sobre tu proceso y
las diferentes etapas de tu aprendizaje.
Ch. A. Empecé, como era natural, en casa. Luego
ingresé a la Escuela de Bellos Artes de Lima y, como porte de mi loca
búsqueda por aprender el oficio de pintor, complementé mi formación en
otros centros de enseñanza y museos de Europa y América. Así, el Uffitzi de
Florencia, el Prado de Madrid y el National Galiery de Londres fueron mi
segundo escuela durante este tiempo de aprendiz. Después París y luego
Nueva York, hasta sentir la urgencia de retornar a investigar mis fuentes
culturales. Es así que la necesidad anterior por el Louvre se convierte
luego en la necesidad por Chan Chan.
M. ¿Qué puedes decirnos de tu
trabajo profesional?
Ch. A. Profesionalmente me inicié muy
joven pintando bodegones y retratos de diversos personajes, lo que
indudablemente me ayudó a forjar oficio, para después desarrollar mi propia
búsqueda plástica.
M. ¿Qué sentido tiene la
identidad en tu búsqueda?
Ch. A. La
identidad es la clave de mi proceso creativo. Este intento de expresar el
subconsciente colectivo al cual pertenezco a través del lenguaje plástico
contemporáneo es la única manera de sentirme parte de esta necesidad de
diálogo “globalizado” de estos finales de siglo. En estos años
estoy pintando al óleo e investigando técnicas precolombinas, como la
pintura en barro con pigmentos naturales. También estoy desarrollando una
antigua técnica que aprendí de mi padre: la pintura a la cera.
M. ¿Eres disciplinado? ¿Cómo
describirías un día de trabajo?
Ch. A. Bueno, creo que soy más bien
caótico, pero suelo empezar mi trabajo a muy tempranas horas y continuar
hasta al anochecer.
Para mí, el acto de pintar se convierte en una constante necesidad de ser y
estar, lo que en ocasiones me ha traído profundos problemas en mis
relaciones amorosas.
M. ¿Qué papel juega el amor en
tu vida?
Ch. A. Bueno... el amor es la fuerza vital
de la existencia, es la inspiración que me permite enfrentarme todos los
días al lienzo y soñar con un mundo mejor.
M. Y ¿cuál es tu ideal de
pareja?
Ch. A. No tengo un estereotipo, pero lo
ideal es encontrar una mujer que entienda mi trabajo, mis neuras, mis
motivaciones y mis dudas.
M. En alguna entrevista anterior
hablabas de lo "colectivo" en el arte. ¿Qué nos podrías decir
sobre eso?
Ch. A. Es algo muy
cierto. El arte en sus comienzos -y en esencia es una manifestación
colectiva que no se expresa solo individualmente. El arte no es una
competencia de superestrellas del marketing, es una forma de sensibilizarse
para ser cada día más humanos. Particularmente me siento afortunado de
pertenecer al Perú, país que no es una casualidad histórica: durante cerca
de 15 000 años de cultura, las artes populares han tenido –y tienen- una
importancia esencial, Creo que es tiempo de trascender el circuito
artístico limeño y entender nuestra cultura en todo su extensión y profundidad.
M. ¿Cómo ubicas tu obra con
relación a la plástica peruana?
Ch. A. Creo que todos partimos de algo, de
ese algo que de cierta manera nos influencia, ya sea por la cercanía
afectiva, cultural o filosófica. Yo, particularmente, siento que mi obra
está identificada con la pintura latinoamericana contemporánea,
caracterizada por un apasionado manejo del color, donde la forma está
íntimamente ligada a una afirmación de nuestra identidad. Lo importante es
renovar el lenguaje, trascender... y esa es mi lucha.
M. ¿Y cómo ves a los pintores
jóvenes del Perú?
Ch. A. Inteligentes, filosóficos,
sensibles, y con mucha necesidad de aprender a expresarse a través de un
lenguaje pictórico: es decir, ¡pintando!
Me preocupa la confusión actual en lo que se refiere al entendimiento del
lenguaje pictórico. Así como el lenguaje musical se expresa a través del
sonido -ritmo, melodía, armonía y ensamble- la pintura se expresa a través
del manejo del color, de la forma y la composición. Es decir, las buenos
ideas, las sensibles apreciaciones y las filosóficas elucubraciones quedan
en puras especulaciones intelectuales si no se tiene un buen oficio que
permita plasmar lo que se quiere expresar.
M. ¿Cuáles son tus proyectos
inmediatos y futuros?
Ch. A.
En estos momentos estoy desarrollando una serie de pinturas sobre barro
para una próxima muestra en el Museo Antropológico. También estoy
terminando los cuadros de la serie 'Identidad' para mi exposición por el
fin de milenio en Berlín, Alemania.
M. ¿Cuál es tu máxima
aspiración?
Ch. A. Ser feliz y hacer felices a los
demás.
M. ¿Y qué necesitas para
lograrlo?
Ch. A. Más importante que ser pintor, ser
un buen ser humano.
Necesito entenderme y entender a los demás.
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