Textos del CICA

Terminó la Cumbre de las Américas, sigue la guerra social

La Cumbre

Los distintos gobiernos de los países americanos, sponsors oficiales del sistema en cada país, han tenido su Cumbre de las Américas donde se ratificó oficialmente lo que ya se había arreglado previamente sin intermediarios: la continuidad y profundización de la forma actual del capitalismo. Ahora los presidentes y los mass-media tienen que contribuir al espectáculo de convertir a esta Cumbre en un evento importante que marcará las políticas económicas y sociales de los gobiernos del continente de los próximos años.

Tienen que resaltar por un tiempito (mientras dé rating) las discusiones teatrales y las oposiciones formales entre los distintos presidentes para hacernos creer que algo de lo que se habló allí fue realmente novedoso, que la intervención en ese espacio puede hacer una diferencia en las políticas de gobierno que se implementan a nivel local y continental, que los destinos de millones son decididos en ese lugar y que si los proletarios de los países latinoamericanos tuviéramos los voceros correctos, no sufriríamos la opresión extra del imperialismo.

El trabajo de los actuales gerentes del capitalismo y sus principales mass-media es reforzar las ilusiones en el actual modelo económico y social.

La anti-Cumbre

Las diversas organizaciones, individualidades y funcionarios que respaldan al Capital y al Estado desde distintos gobiernos latinoamericanos han tenido su anti-Cumbre, una copia del Forro Sucial Mundial, donde nos dicen y nos dicen hasta que lo repitamos como zombies que "otro capitalismo es posible", ya sea con canciones nostálgicas o con discursos pretendidamente incendiarios y revolucionarios que no le mueven ni un pelo al Capital, porque son ultra-superficiales: jamás hacen énfasis en la explotación misma sino en la distribución de la riqueza, tampoco hacen énfasis en la existencia misma de las fuerzas represivas sino en el hecho de que "se han vuelto contra los pueblos porque los yanquis les llenaron la cabeza".

El Capital reconoce como suya a toda esa bazofia reformista (reformista de palabra), porque contribuye a que los explotados nos quedemos en el círculo vicioso de reacción/reformismo o derecha/izquierda y que no pensemos ni actuemos por este simple hecho: el Capital y el Estado nos impiden ser libres, para ser libres hay que superar al Capital y al Estado.

El trabajo de este "reformismo blando" y sus principales mass-media (que a veces son los mismo que los de la reacción) es reforzar las ilusiones en un capitalismo distinto al actual, en un "capitalismo humano". Pero sobre todo, en el caso de los países latinoamericanos, en el reformismo anti-imperialista1.

La "izquierda revolucionaria"

Después está la "izquierda revolucionaria", opositora por afuera de la anti-Cumbre únicamente porque se sabe muy débil para hacer la propia o para disputar la hegemonía dentro de la original. Esta izquierda está compuesta por las distintas variantes de leninismo (troskismo, izquierda nacional, guevarismo, etc.) que practican una política de oposición contra los gobiernos y no contra el Estado, simplemente porque ellos interpretan al socialismo no como la abolición del Capital y el Estado, sino con la llegada de ellos al gobierno, cuando le quitan a la clase dominante el control sobre el Estado.

Cuando ellos lleguen al gobierno (por elecciones o por insurrección, la social-democracia siempre tuvo esas dos variantes) entonces "gobernarán los trabajadores y el pueblo" y nos prometen reformas (capitalistas) como la estatización del aparato productivo bajo control obrero: o esa, nuestros nuevos amos del Partido-Estado planificarán la economía y nosotros "controlaremos" que ellos lo hagan bien, ya que seguimos siendo obreros, es decir: explotados, esclavos asalariados. Cuando nuestra vanguardia revolucionaria llegue al gobierno gestionará el capitalismo reemplazando la economía de mercado por una economía planificada desde el "Estado socialista", pintando de rojo a la policía, al ejército permanente, la burocracia, las cárceles, los servicios de inteligencia y los manicomios. Proponen armar "milicias obreras" y "tribunales revolucionarios" que, por supuesto, no pueden ser independientes del Partido ya que es solamente éste, en su sabiduría divina y por lo tanto incuestionable, el que puede decidir quien es fiel y quien es hereje, quien es un "obrero revolucionario" (o sea, un buen esclavo que no cuestiona el poder del Estado-Partido) y quien es un "agente del imperialismo" o "pequeñoburgués" al que hay que reprimir o eliminar.

El trabajo de este "reformismo duro" y de sus "medios de comunicación alternativos" es combatir las ilusiones en el capitalismo actual y el que ofrece el "reformismo blando", pero sólo para ofrecernos otra ilusión de socialismo que no es más que un capitalismo de Estado-Partido pintado de rojo.

Las distintas variantes de reformismo y su relación con el status quo

Desde todos esos lados nos quieren vender algo ajeno a nuestros intereses individuales y de clase. Desde la Cumbre nos dicen "este capitalismo es el único posible". Desde la anti-Cumbre nos dicen "otro capitalismo es posible". Desde la social-democracia más radicalizada nos dicen "sólo nuestro socialismo es posible". Básicamente: el capitalismo actual nos dice "no te pongas en mi camino" y todas sus alternativas reformistas nos dicen "vení a apoyarnos, sacrificate por nuestra causa".

¿Cual es el grado de diferencias entre estas alternativas? Superficial, porque ninguna cuestiona radicalmente la lógica representativa, todos protegen al Estado en la práctica y en la teoría, desde el poder o en competencia por él. Sus diferencias se encuentran dentro del terreno de interacción entre Estado y sociedad civil, a lo sumo hablan de participación y control ciudadano sobre las instituciones del Estado o del reemplazo de algunas instituciones estatales por otras, pero jamás cuestionan la existencia de estas. Sus diferencias también son superficiales ante la explotación, porque se encuentran dentro del terreno de la distribución de la riqueza social, sin cuestionar como esa riqueza social es producida. Entonces vemos que cuando se trata de las relaciones de explotación económica y de dominación política, la discusión entre reacción y reformismo, entre derecha e izquierda, siempre se centra en dejar las cosas como están o hacer unos cambios aquí y allá. Y en estas condiciones esto es cada vez más insoportable.

Porque si la decadencia del capitalismo como modo de producción significa que el Capital no puede reproducirse sin empeorar las condiciones de vida de cada vez más gente, también implica la bancarrota de toda alternativa reformista. Es por esto que el ala moderada del reformismo, que hoy es gobierno o principal oposición en varios países latinoamericanos, sólo difiere con la reacción “neoliberal” en el discurso, ya que en la práctica son lo mismo: sirvientes del capital financiero internacional, represores del proletariado, cómplices de la estrategia militar del imperialismo yanqui.

Pero también es por esto que el ala radical del reformismo, en la misma medida en que sus propuestas políticas y económicas se encuentran técnicamente dentro del capitalismo (keynesianismo bajo control obrero y nacionalismo pintado de rojo), son cada vez más una utopía reaccionaria, porque intentan volver a una forma de capitalismo ya superada, donde los obreros recibían una parte mayor de su producto y el Estado nacional tenía más soberanía que ahora.

Los gerentes actuales del capitalismo nos dicen que esta esclavitud es justa, los reformistas se muestran indignados ante la esclavitud actual pero su proyecto no es otro que una esclavitud "más justa". Ni los gerentes actuales del capitalismo ni los que quieren serlo tienen una respuesta verdadera que dar a los millones de explotados y oprimidos, y eso es porque las únicas respuestas útiles para nosotros se encuentran en lo que nosotros mismos podamos hacer, como individuos y como clase.

¿Tiene sentido participar de este circo de Cumbres y anti-Cumbres?

Algunos compañeros que no se encuadran en ninguna de estas formas de reformismo creyeron que ir a Mar del Plata era útil para una confrontación contra las fuerzas represivas en un escenario de movilización masiva. Les preguntamos ¿qué avance ha significado esta escaramuza en la auto-actividad y la conciencia proletaria? ¿Qué sentido tiene aparte de satisfacer el sentimiento de venganza puramente individual o grupal contra la policía y la propiedad privada?

El Capital no es una fortaleza a la que podamos asediar, sino una relación social presente en nuestra vida cotidiana. Centralizar al enemigo solamente es funcional para quienes quieren centralizar la resistencia contra ese enemigo. Centralizar nuestro rechazo al Capital en nuestro rechazo o ataque a personas sólo contribuye a quienes simplemente quieren cambiar a los actuales gerentes del sistema y reemplazarlos por otros.

El Capital no necesita de Cumbres o reuniones del G8 o el Banco Mundial para seguir con sus planes. Estas reuniones sólo sirven para formalizar u oficializar las decisiones que ya fueron tomadas de antemano y para vender a los explotados distintas alternativas reformistas. Por lo tanto, aun si existiera la posibilidad de interrumpir estas Cumbres mediante la violencia de masas, esto no pondría ningún obstáculo real a los planes del capitalismo.

Además, las fuerzas represivas encuentran de gran utilidad a las "insurrecciones" y "disturbios" pre-anunciados porque tienen meses para prepararse para la represión y ésta les sirve como entrenamiento para enfrentar las insurrecciones y explosiones sociales espontáneas, que son las que realmente cuentan desde una perspectiva revolucionaria. Estas insurrecciones “pactadas” y su represión preanunciada también le sirve a toda la maquinaria propagandística del sistema para difundir el discurso de que la alternativa al estado de sitio y las calles repletas de vallas y policías son los negocios y comercios en llamas, las vidrieras de los bancos rotas; y que a todo el que quiera manifestarse contra el abuso del sistema le esperan gases, palos y balas.

El sentido de esta crítica

Esta crítica no va dirigida solamente en el sentido anti-sustitucionista de que la violencia de pequeños grupos tiende a reemplazar a la de la clase ni tampoco en el sentido anti-especialista de que la violencia contra las instituciones no debe ser monopolizada por grupos de revolucionarios.

Esta crítica va dirigida en el sentido de que la acción basada en el "hay que ir a donde van ellos"2 simplemente nos convierte en su comparsa predecible, en la justificación de su discurso. Nos convierte en los laderos radicalizados de los que organizan las anti-Cumbres. Nos ata a sus tiempos, a sus escenarios, y no nos permite elegir dónde, cuándo y cómo debemos atacar.

Hay escenarios genuinamente insurreccionales como el del 19 y 20 de Diciembre o como en la estación de Haedo recientemente donde la acción insurreccional de grupos revolucionarios sí puede servir como complemento de vanguardia para la acción insurreccional de las masas, siempre que el accionar de los grupos revolucionarios sea la expresión más conciente y organizada de la violencia de masas actual o de su estadio inmediatamente superior. Es en estos escenarios de insurrección social donde es necesaria la presencia de los revolucionarios. No para liderar lo espontáneo y subordinarlo a una dirección política, moral o ideológica; sino para que su acción sea al mismo tiempo su libre expresión como proletarios en revuelta y ejemplo de lo que las masas mismas deben hacer para auto-liberarse.

Ricardo Fuego, 06.11.2005.
[email protected]

1 Así como la peor creación del fascismo del reformismo anti-fascista, la peor creación del imperialismo es el reformismo anti-imperialista. El primero defiende a la democracia contra el fascismo o las dictaduras militares, y el segundo defiende la soberanía económica y política de un Estado-nación contra su subordinación a centros de poder extranjeros. Estos reformistas coinciden en ofrecernos una esclavitud democrática y patriótica. Por mí pueden metérsela en el culo.

2 Esta lógica a menudo -pero no siempre- se justifica con moralina militante sobre la abnegación y los "huevos" que parece motorizada por la culpa o el deseo de venganza. Quienes usan estos argumentos revelan que en vez de tener como fin inmediato el incremento de la auto-actividad y conciencia del conjunto de los proletarios en vistas de nuestra auto-emancipación simplemente les interesa tranquilizar su conciencia diciendo "algo hice, puse el cuerpo y demostré que soy revolucionario en los hechos y no sólo de palabra". A estos compañeros les decimos que el combustible de la lucha revolucionaria nunca puede ser la culpa o la venganza sino el deseo y la práctica de la libertad tanto individual como colectiva. Enfrentar a las fuerzas represivas como parte de la libre expresión y rebelión de los oprimidos es una cosa, hacerlo porque "¡hay que hacer algo ahora!" o para satisfacer un ansia puramente destructiva es otra. Lo primero es generalizar la rebelión hacia el sistema, lo segundo significa entrar dentro de la lógica militante-abnegada de sacrificarse por una causa y reclutar a otros para que también lo hagan, lo tercero es egoísmo puro y simple en nombre de la revolución.


Círculo Internacional de Comunistas Antibolcheviques

[email protected]

Hosted by www.Geocities.ws

1