Ricardo Fuego
Por qué no necesitamos un partido revolucionario
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Conclusión
"El comunismo no es otra cosa que la cooperación consciente
y autoorganizada de l@s proletari@s contra la alienación de su
autoactividad como seres humanos totales; es poner el desarrollo libre
de los individuos, con todas sus capacidades y necesidades, como condición
del desarrollo de una sociedad sin explotación ni dominación.
En resumen, el comunismo es el movimiento real que anula y supera de
modo efectivo el estado presente de la existencia humana, movimiento
que cobra vida con la tendencia de l@s proletari@s a actuar de modo
autónomo y como clase, o sea, a emprender su praxis revolucionaria
propia y autodeterminada. El desarrollo del comunismo consiste esencialmente
en el desarrollo de la autonomía proletaria más allá
de los límites impuestos por el capitalismo." (Círculo
Internacional de Comunistas Antibolcheviques - Líneas de orientación)
Hoy en la existencia social de l@s proletari@s podemos ver la negación
de la sociedad actual, la negación de la propiedad privada. Podríamos
llenar toda una hoja con datos sobre la concentración de la riqueza
y la extensión de la miseria que es su necesaria contraparte.
La enorme concentración de riqueza en un puñado de monopolios
se refleja de manera inversa en los dos tercios de la humanidad que
viven con menos de dos dólares diarios. La capacidad de producir
alimentos para 12.000 millones de personas por un lado y las 100.000
muertes de hambre por día por el otro.
Contra todo esto hay lucha por parte de l@s explotad@s. Luchas reivindicativas,
luchas políticas, luchas insurreccionales y luchas territoriales.
Algunas luchas son autónomas y otras son recuperadas por el sistema
a través de las instituciones gubernamentales, los partidos o
los sindicatos. No es dentro de las luchas institucionalizadas o subordinadas
a una dirección en las que veremos la verdadera naturaleza revolucionaria
del proletariado.
Es en la lucha radical y autónoma de l@s explotad@s contra las
actuales relaciones sociales donde podemos ver al verdadero proletariado
como sujeto. Pues sólo mediante la autonomía individual
y colectiva los proletari@s se liberan a sí mism@s de la alienación.
Lo vimos en los ensayos de la Comuna de París, los Soviets rusos,
los Consejos Obreros alemanes, las Colectividades agrarias españolas.
Lo vemos hoy mismo en las huelgas salvajes más radicales, donde,
a pesar de no superarse el sindicalismo, se supera la tutela de las
dirigencias sindicales y l@s explotad@s crean sus propios organismos
de debate y decisión. Lo hemos visto fugazmente en la Argentina,
con la creación de las Asambleas Populares surgidas de la insurección
de diciembre del 2001.
El camino a elevar la autoactividad de l@s explotad@s se encuentra
en la formación de los núcleos autónomos de base
y en los círculos de debate y de opinión teórica,
no en el viejo y recuperador binomio partido/sindicato.
Nuestra emancipación será obra de nosotr@s mism@s. No
necesitamos "emancipadores profesionales" que nos vengan a
decir qué hacer. Necesitamos cómplices, necesitamos compañer@s
con l@s que recorrer este camino junt@s, de igual a igual, pensando
y actuando no sólo en función del comunismo,
sino desde el comunismo.
Ricardo
Fuego
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