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COMUNICACIÓN ACADÉMICA Nº 1551

Del Académico de Número
don José Gobello, acerca de


EL ENTIERRO DE GARDEL EN MEDELLÍN


Señor Secretario:

No es mucho lo que ha trascendido entre nosotros acerca de lo que ocurrió con el cadáver de Carlos Gardel después del accidente aéreo de Medellín. El mayor historiador gardeliano, Simon Collier, dedica no más de una página a recordar aquellos episodios. Por esta circunstancia, me parece interesante comunicar a la Academia lo que, a propósito de ellos, registra Aquiles Echeverri M. en su libro Gardel. Su historia y causa de su muerte, impreso recientemente en Medellín, aunque sin fecha de edición.

Según este autor, los cadáveres de Gardel, Celedonio Palacio, Lepera, José C. Moreno y Barbieri, después de una medio necropsia, fueron velados en la residencia del presbítero y doctor Enrique Uribe Ospina, situada en “La Playa”, en donde actualmente se encuentra el edificio “La Ceiba”. Agrega que a quince metros está la esquina en donde se levantaba el hotel Europa, lugar de hospedaje de Gardel catorce días antes de su muerte.

Es de agregar que aquella noche que se velaba el cadáver de Gardel, apareció un grupo de masones, con el argumento de que Gardel era masón. De inmediato, monseñor exigió pruebas contundentes, pero como vieron la erguidez y la templanza del religioso, falló el intento, como lo aclaró más tarde el mismo canónigo. Una vez el cantante en la sala de la casa de monseñor Uribe Ospina, a las pocas horas de haberse colocado en su féretro, fue cambiado por otro metálico, para ser llevado el día siguiente a la iglesia de la Candelaria y, después de los actos de liturgia, fue conducido al cementerio de San Pedro en hombros por cuatro artistas de la compañía de comedias españolas de Marina Uguetty, quienes por esos días estaban de temporada en la ciudad. Cien automóviles llenos de flores fueron el conjunto con sus gentes. Todo esto fue organizado por la agencia mortuoria de Villa, mediante pago por la Gobernación de Antioquia. Al llegar el féretro al cementerio de San Pedro, fue depositado en el local 34 de la galería de San Pablo Norte, bóveda N° 2, con la orden 8557 del 25 de junio de 1935, según libro página 157.

El mismo día de la tragedia, desde la ciudad cinematográfica de Hollywood, dirigieron un cablegrama en el que solicitaban la preparación del cadáver de Carlos Gardel, para que fuera enviado a los EE.UU., acto este imposible de lograrse, ya que los requisitos para esto no se podían llenar, una vez que las autoridades estaban en proceso de investigación sobre el accidente. (…) El 25 de junio por la noche, la gran radiodifusora Schenectady de Nueva York dedicó a la memoria de Gardel los discos más recientes de impresión y las canciones de su última película, “Tango Bar”.

No sobra agregar que el ofrecimiento del canónigo Uribe Ospina obedeció a que el gerente del teatro Junín aquel 24 de junio brindó el vestíbulo de su sala de cine para velar a Gardel y demás compañeros; al llegar el cadáver a aquel sitio, el presbítero Uribe Ospina, que acababa de escuchar por La Voz de Antioquia tal ofrecimiento, procedió de inmediato a prestar su residencia, por quedar ésta contigua al teatro, a más de pensar que podía existir una falta de consideración y respeto con el fallecido en tan público lugar.

Hasta aquí el señor Aquiles Echeverri M., miembro de las Academias de Historia, Antioqueña, Bolívar, Magdalena, Nariño, Santander (N.), Sucre y Falcón.

Con relación al presbítero Uribe Ospina, el boletín arquidiocesano (de Medellín) reprodujo en su oportunidad una completa reseña biográfica debida al presbítero Jesús Mejía Escobar, miembro de número de la Academia Antioqueña de Historia, fechada el 15 de junio de 1947. Mediante su lectura es posible informarse de que Uribe Ospina nació en Caldas el 15 de junio de 1882 y murió en Medellín el 8 de junio de 1947. Cursó la carrera sacerdotal en el seminario de Medellín, fue profesor en ese mismo seminario y en la Universidad de Antioquia, se ordenó sacerdote el 8 de julio de 1906, fue designado para trabajar junto al arzobispo de Medellín y entró a servir como canónigo en aquella arquidiócesis el 17 de noviembre de 1934. Cuando ocurrió la muerte de Carlos Gardel, ocupaba el cargo de canónigo penitenciario y disfrutaba de un gran prestigio por sus dotes de predicador y por la santidad de sus costumbres. Al morir, se desempeñaba como presidente arquidiocesano de la Acción Católica.


Buenos Aires, 5 de septiembre (Día del Lunfardo) de 2001

JOSÉ GOBELLO

Académico de Número

Titular del sillón “Benigno B. Lugones”


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